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El argentum de los templarios

La discusión profundizaba y los gritos dominaban la antes pacífica conversación.
Los 6 hombres sentados alrededor de la vieja mesa de madera astillada no se ponían de acuerdo.
Habían formado monedas con la plata que encontraron en unas cuevas en las montañas y ahora debían acuñarlas.
Por una parte, no podían dar a conocer su procedencia, y por la otro, querían dar homenaje a ta bella -y salvaje- tierra.

-Secretum templi- dijo uno finalmente.

-¿Secretum templi? ¿Acaso somos mujeres de chimentos?

Los demás se rieron, salvo el jefe de la expedición, quien jugaba con la moneda con la vista distraida.

Corría el año 1160 y la posición del género femenino en esa epoca era muy distinta a la actual.

-Secretum templi…- murmuró y al hacerlo, los demas callaron. -Me agrada. Si, me agrada bastante. Será un secreto de la órden y así permanecerá. De paso, llamaremos a esta región con el nombre de Argentum, cuyo significado como sabrán, es plata. Este lugar será reconocido como la tierra de la plata, como Argentópolis.

Así habló el hombre a cargo, el capitán, y así se terminó la discusión.
Las monedas fueron acuñadas y en los planos de navegación fueron añadidos los nombres de las tierras llenas del precioso mineral plateado.
Aquellos hombres regresaron a Europa para ayudar con la custodia de la tierra sagrada en medio oriente. Pero ahora podrían convertirse en los líderes de la órden, en los máximos caballeros. Ahora poseían una fuerte economía capaz de comprar más soldados y así tomar el control de los Templarios. El viaje había salido bien y nadie sospecharía de que sus monedas fueron extraídas de la actual América, desconocida ante la mayoría de la humanidad.

Los navíos emprendieron el regreso, el largo viaje y el comienzo de su destino y con ellos, el secreto de su tesoro, su secreto que fue pasando de generación en generación, de padre a hijo y de este a sus hijos y así durante siglos. Sin embargo, con el pasar de los años, el secreto se fue perdiendo y tan solo perduró en los descendientes del capitán, hasta que uno tuvo la oportunidad de regresar a las tierras reclamadas por sus ancestros y de buscar la famosa tierra de plata.
Enviado por la corona española, este descendiente de Templario fue enviado al nuevo continete para conocer su existencia al público.
La corona británica, la corona portuguesa y muchos otros imperios ya conocían la existencia de aquella tierra y todos la saqueaban en secreto. Aquella tierra conocida por los fenicios, los vikingos, los chinos y otras culturas, fue ocultada de la mirada del resto del mundo hasta que los saqueos fueron intolerados por los españoles y decidió reclamarla -formalmente- para su corona.
Fue así que Colón partió para establecer una base de operaciones y delimitar todo el territorio que pudiera y gracias a las cartas de navegación que solo él conocía, lo pudo hacer rápidamente y además conseguir un gran botín de plata y oro a su regreso.
Aquel fue el comienzo de la época de oro para Madrid y de la presentación en sociedad del continente americano al mundo.

Colón, a su regreso, cargó consigo varias monedas de plata que las acuño con la leyenda, «Secretum revelatur».

Cientos de años después, Argentina anunció su independencia utilizando el nombre que le dio aquella órden templaria, sin embargo, en su interior ya no contenía aquel preciado metal. Un trágico origen de la tierra más próspera jamás encontrada.

Agente encubierto

«La hipocresía de la gente…»

<< Si, es un buen comienzo para el libro>>

«La hipocresía de la gente no deja de asombrarme. Quieren seguridad pero no respetan las leyes. Quieren limpieza y utilizan las calles como sus cestos de basura personales.  Se quejan de los altos impuestos desde sus teléfonos de última generación…
Hoy se cumplen 10 años desde que comencé a trabajar en la fuerza. Desde un principio me asignaron como agente encubiero para rondar las calles en busca de maleantes e infractores y hoy, a punto de retirarme, se me vienen a la mente los recuerdos de aquellas primeras veces, primeros momentos en que me enfrenté al mundo, en el que arriesgué mi vida sin saber a lo que me enfrentaba. Que tan distinto del arresto que hice ayer. Arresto que puso el punto final a mi carrera a pie y dio comienzo a mi retiro.»

El espejo admiraba la sonrisa arrugada del hombre. Treinta años no eran muchos, pero el tiempo no estaba de su lado. A diferencia de su pareja, que a medida que cumplía los años, rejuvenecía, en él se denotaba el pasar del relój.

«Ayer realmente me divertí. No solo por haber sido mi último trabajo de campo sino porque por fin pude notar el cambio en la gente. Por primera vez en tantos años, la gente estuvo apoyándome y brindándome congratulaciones a montones. Por fin la gente cambió. Se tardaron mucho, pero al sentir el hiel de las víctimas, algo les movió por dentro.
El autobús venía a media ocupación cuando subí. Esta vez sería un viaje corto. Mi ropa era un intermedio entre elegante y deportivo, algo bien visto para ir a trabajar o para asistir a una comida con amigos.  Llevaba un morral negro, simulando ser un empleado común y corriente.
Encontré un asiento muy cercano a mis objetivos. Eran dos jóvenes de 18 años (con suerte) con pintas bastante llamativas. Aquellas vestimentas eran un símbolo de estatus entre sus colegas. Con el pasar del tiempo lo fui notando. Los aritos clavados en la cara, el tipo de zapatillas, los colores de la vestimenta deportiva y hasta el peinado estaban en condordancia con la posición que tenían dentro de su grupo de malvivientes.
Estos dos, particularmente, estaban en un escalón alto, de los más listos de la manada. «Listos» es una forma de decir, pero digamos que estaban un poco más despabilados que el promedio de este tipo de malandra.
Evitaban hacer escándalo en público  y planeaban sus golpes con una pizca de disimulo. Se mandaban mensajes entre ellos para evitar hablar y mirarse. Incluso se sentaban separados uno del otro. Muchas veces hacían de cuenta que escuchaban música con unos auriculares inservibles o hasta comían alguna botaba mirando distraidos por la ventana.
Como dije, listos es una forma de decir. Al no asistir al colegio, toda su capacidad se basaba en la experiencia, en la prueba y error, pero sus métodos eran facilmente detectables por el grueso de la gente. El principal problema es que nadie actuaba. El miedo, el temor y  el pavor les dominaban y no podían ser culpados. Nadie quería perder su integridad física por algo material, por más impotencia que les genere.»

Un movimiento de la mano, un chasquido de dedos, burbujas de aire explotando por dentro liberaban la tensión al presionar tanto el teclado. Unos minutos de luz del día, alejado del brillo del monitor para calmar a los cansados y desacostumbrados ojos.

«Me senté cerca de ellos y esperé hasta que dieran el primer paso. Ya había arreglado con un amigo militar para que me ayudara en el arresto. Todo era cuestión de mover la reina y hacer jaque mate con la torre. Todo era cuestión de esperar y relajar.
No pasó mucho tiempo desde que ingresé al transporte hasta que hice contacto con ellos.
A los pocos segundos de sentarme, una fuerte y desagradable música comenzó a resonar en el autobús. Al darme vuelva, vi que provenía de los sospechosos de siempre. Todos los presentes del transporte público lo sabían, pero nadie decía nada. Ese último arresto sería rápido y mis días de campo terminarían en escasos minutos.

-¡Ey!- Dije, para llamárles la atención.

Sus caras de perdidos en la vida se situaron en mi.

-El volumen- Les dije, en tono imperativo.

Se miraron entre ellos y con una sonrisa uno respondió.

-Pero si yo tengo los cascos, amigo.

Típica respuesta sin sentido.

-Bajen el volumen- Les volví a imperar.

-Tranquilo, amigo- fue su respuesta antes de apagar la música.

Volví a mi posición y observé como la gente me miraba con una sonrisa. Pero no debían de tener confianza, porque en pocos segundos más, la música volvería, en un segundo asalto, más fuerte que antes.
Tomé mi celular y le mandé una alerta a mi colega militar que nos seguía desde su propio vehículo.
La paz duró unos dos o tres minutos aproximadamente y la música regreso más molesta que nunca. Si tan solo se hubieran quedado callados, todo hubiese sido menos humillante para ellos, pero no. Tenían que demostrarse que nadie los haría callar, que tenían más aguante que cualquiera. En fin, su tontería solo anticipó el arresto.
Me volví a dar vuelta y les volví a comandar que apagaran la música, pero ahora su respuesta fueron solo burlas y risas.

-No molestes, amigo.

Como me irribaba que acaben una frase con la palabra amigo. Eso me sacaba.

-Apaguen la música- Les volví a decir.

Quería extenderlo antes de llevarlos detenidos. Quería divertirme.
Los dos malvivientes se levantaron. Poseían cuerpos pequeños, incapaces de dar golpes duros, sin embargo, si desprecio hacia su propia vida les hacía poner el alma en cada piña que soltaran.

-¿O qué?- Me respondieron, con un tono más amenazante.

La gente miraba la situación en silencio y vi como el chofer comenzó desesperádamente a buscar a un policia.
Con un rápido movimiento tomé el móvil del que provenían los ruidos molestos y lo arrojé al suelo con fuerza. El aparato se partió, pero eso no me bastó y lo pisé, provocando un daño ya irreparable. Luego miré al muchacho. Sin saberlo, mis labios sonreían y al ver su cara de, «te voy a matar», no pude contener más las risas. Estallé en un mar de carcajadas ante la mirada de desaprobación de los pasajeros.

-¿Qué mierda hicistes?- Me dijo.

-Hiciste, se dice, sin la s al final y lo que hice fue apagar la música, tal cual te lo imperé en varias oportunidades.

-Sos un hijo de pu…-

-Epa. Palabras así no que hay niños presentes- Le interrumpí.

Se había terminado el tiempo de mediar palabras y ellos actuarían con las manos.
El primero intentó pegarme, pero con un rápido movimiento me agaché y le bajé el pantalón deportivo. Al quedar en ropa interior, perdió estabilidad y cayó al suelo.
El colectivo se había detenido y sentí la presencia de mi respaldo. Por suerte nadie, salvo el colectivero, había notado su presencia. Yo continué riéndo mientras que la gente comenzó a desaprobar mi conducta.
Luego vino el segundo de los cacos y también le manoteé el teléfono, pero esta vez lo guardé en mi morral. Con un movimiento preciso, les junté las cabezas logrando que se besaran involuntariamente y así las mantuve mientras que me sorprendía del amor oculto que se tenían.
La estaba pasando bien, pero la gente estaba en desacuerdo y lo comenzaron a gritar.
Me ordenaban que me detuviera, que estaba yendo demasiado lejos por un poco de música.
Había llegado el momento de presentarme y de hacer el arresto.
Esposé a los hombres y los até para que continúen con sus labios pegados y luego le hablé a la gente.

-Amigos, disculpen la molestia. Soy oficial de policía y trabjo encubierto. Bueno, trabajaba ya que hoy es mi retiro oficial- Mostré mi placa a la gente que continuaba desaprobando mi accionar.

-Estos muchachos que ven acá, no fueron apresados por este simple tema de música, sino por delitos más grandes. Les ruego que me escuchen antes de continuar hablando mal sobre mi.
Por razones personales, no voy a decirle los nombres de los jovénes aquí presentes, pero el que guste leer el expediente y ver todos sus datos, puede pasar por la comisaría. Pero sepan que no son nada inocentes. Al primero, al de porta la gorra, cometió tres asesinatos comprobados y muhos otros que yo creo que si, pero hasta ahora no se pudo demostrar y su compañero ha violado a más niñas que personas aquí dentro.- Hice una pausa y miré como las caras de las personas cambiaban a odio hacia los arrestados.

-Imaginen a su pobre hija, sobrina, nieta o conocida de vista ser tocada contra su voluntad por este asqueroso remedo de persona. ¿Ahora entienden por qué disfruto verlos ser humillados?.

La gente estaba murmurando, no sabiendo como expresarse.

-Ahora, junto con mi amigo militar- Dándose cuenta por primera vez de la presencia del soldado- Los vamos a llevar detenidos y los vamos a hacer trabajar día y noche hasta que estén agotados para mejorar la vida de quienes dañaron. Y luego, cuando ya estén cansados y arrepentidos de sus actos, los haremos trabajar aún más, hasta que den su último aliento y desaparezcan de este mundo.

Miré a mi alrededor y todos estaba sorprendidos.

-Claro que todo esto es extra oficial, pero quiero saber con su voto verbal si están de acuerdo con el castigo que les quiero imponer. Un castigo en el que agoten su vida ayudando a la gente que dañaron. ¿Qué les parece? ¿Están de acuerdo o simplemente los llevamos a la carcel para que sean liberados a los pocos días?

La gente aplaudió y uno a uno comenzaron a estrecharme la mano. No hubo ni un solo reproche.

«Que distinto a la primera vez cuando esperaba a que los maleantes bajaran del vehículo para intentar aprenderlos solo. Sufrí golpes de todo tipo, incluso balas que perforaron mi piel hasta que aprendí a manejarme y llegar a la situación de ayer. Decenas de malvivientes se escaparon por mi falta de experiencia, pero eso es el pasado y mañana comienza un nuevo trabajo, donde la computadora será mi vida. Que triste y aburrido será, pero todo sea por la familia. Mi mujer y mi hija ahora por fin dejarán de temer por mi y sabrán que regresaré a casa cada día. Todo sea por ellas. Todo sea por las sonrisas. Todo sea…por amor.»

El hombre se unió a las mujeres en la mesa. La mayor y la pequeña de 3 años estaban comiendo. El hombre las vio y sonrió. Durante muchos años creyó que hacía lo correcto al limpiar las calles de criminales, pero ahora, por fin comprendió lo equivocado que estaba. Lo correcto no era su trabajo. Lo correcto era estar con su familia y ahora por fin, ya lo entendía.

 

El Apocalipsis tras bastidores

-Hoy, día siete del mes siete del año 7777 según mi calendario, según el calendario de dios. Año 5777 hebreo y año 2017 cristiano. Hoy la luna se vuelve roja por 666ava vez y hoy ha llegado el día más esperado por mi.

Toda la gente del mundo estaba espectante.  El angel caido había teñido el cielo de rojo y los terremotos y temblores habían comenzado al caer la noche.

-El número 7…le encuentro cierto misticismo a aquel número.  Dios creó al mundo en 7 días. ¡Por favor! Vosotros os tragais sus mentiras como un fámelico a un ternero asado. Que faciles sois. Siete iglesias, siete candelabros, siete sellos, siete trompetas. Mente débil, mente temerosa. Humanos ingenuos que han vivido eras sin comprender la verdad. Con poner un simple número y repetirlo y repetirlo lo consideran como algo sagrado. ¡Engaños! Engaños por doquier y yo les he controlado y engañado por milenios y centurias.  ¿Jesús diráis? Jesús los condenará a todos. Verá la deforestación y verá la contaminación. Comerá alimentos genéticamente modificados y sufrirá males. Se atemorizará ante el poder de las armas nucleares que yo mismo creé. Yo fui el 1ero, el 2ndo y ahora el Mabus.
Dios no existe. Dejó de existir al momento de crearnos. Se dividió y vive en nosotros. Vive en Jesús, en los ángeles y arcángeles. Vive en cada uno de ustedes. Vive en el padre, en el hijo y en el espiritu santo. Y sobre todo, vive en mi.
Dios no formó más parte de la existencia. Ya no tiene ni fuerza ni poder para gobernar ni mandar. Eso nos lo dejó a nosotros. YO. Si, yo he ayudado al hombre a crecer y convertirse en lo que es hoy. Su hijo predilecto, Adán, está muy lejos y no se entromete. ¿Abraham? Está liquidado y su espíritu desaparecido. ¿Alá? ¿Buda? ¿Zeus? ¿Ra? ¿Él? ¿Mardúk? ¿Anu? Todas invenciones mías. Toda la historia fue hecha bajo mi designio y hoy ha llegado el día de completar las revelaciones.

Otro hombre alado, un ángel, apareció en el cielo. Portaba consigo una trompeta que se dispuso a tocar.
Un hombre, en medio de la confusión, sacó un arma de su escondite y disparó contra el ángel que cayó al piso con la sangre brotando de su hombro.
Inmediatamente el hombre que disparó se prendió fuego de forma extraña, al igual que los que estaban a su alrededor. Sus cuerpos calcinados cayeron al sueño ante la desesperación del resto.
El hombre alado se repuso poco a poco. La sangre aún brotaba de su frágil cuerpo.
Las gotas rojas se evaporaban al tocar el suelo y en en ese lugar florecían mandrágoras. Al nacer la planta, unas 7000 personas perdían su hálito vital.

El ángel remontó vuelo y se posicionó al lado de su señor, temeroso de algún otro disparo. Finalmente suspiró y tocó la trompeta.
El agudo ruido producido abrió una grieta en el rojizo cielo y de este espacio blanco brillante emergió un cordero con deformidades en sus extremidades. El animal cayó suavemente al suelo en medio de la multitúd y comenzó a caminar sin rumbo. Sobre su lomo había enganchado un libro con siete sellos.

Minutos después, el ángel volvió a tocar la trompeta. La sangre aún emanaba de él y las mandrágoras continuaban apareciendo y consumiendo almas.
Con el segundo toque de trompeta una nueva grieta surgió en el cielo y una mesa cuadrada apareció junto con 24 sillas de madera adornadas con oro. Sobre ellas estaban sentados 24 ancianos vestidos de traje negro.
La mesa con las sillas permanecieron flotando en el aire hasta y minutos más tarde sus ocupantes se levantaron al mismo tiempo y hablaron al unísono:

-Salve al poderoso cordero. Salve al poderoso dios que ha creado al poderoso cordero.

Sus voces retumbaban a lo largo y ancho del planeta.

El diablo, al escucharlos, sonrió. Su plan estaba saliendo según lo previsto.

-Vean. Vean al poderoso cordero que abrirá los 7 sellos. ¡Véanlo!- Exclamó el demonio.

La gente miraba hacía todos lados, buscando al animal mitológico que comenzaría la destrucción del mundo y de su gente.

-Pero…¿DÓNDE ESTÁ? Maldición.

El diablo, visiblemente enojado, levantó a todos los presentes y los mantuvo flotando en el aire. Todos, salvo el mítico cordero y un grupo de 6 personas experimentaban el vuelo.
Una pequeña fogata iluminaba la noche y el extraño animal se encontraba dando vueltas en su interior. Las 6 personas estaban disfrutando de un banquete como nunca. La cara de satanás se puso pálida.

-¿SE COMIERON AL CORDERO DE LAS REVELACIONES?

El grupo se miró, no sabiendo que responder y finalmente levantaron todos la mirada, sonriendo al ángel caído y ofreciéndole una pierna cocida.
El señor de las moscas vomitó al ver la situación y de su desperdicio salieron 500 guerreros alados y fuertemente armados que acabaron con los hombres que provocaron tal profanación y con las familias de estos y con las familias de sus familias hasta un tercer tramo de relación.

Belcebú se detuvo a pensar como seguir. No creía que el cordero sufriría tal destino.
Ahora los cuatro jinetes continuarían atrapados y nada podría hacer para liberarlos.
El fin del mundo se le había escapado de las manos por culpa de unos hombres hambrientos.

-MALDICIÓN- Exclamó lleno de ira.

Concentrándose, logró crear cuatro imitaciones de los proféticos jinetes. Los llamó el hambre, la guerra, la muerte y la peste. La sonrisa retornó a su rostro.

-Sucumban ante su poder.

Lamentablemente para el ángel caído, la evolución de las armas iba más allá de su poder y las imitaciones cayeron fulminadas antes las -más pequeñas» armas del ejército.

Ahora estaba atrapado y los ejércitos del mundo estaban dispuestos a acabar con él. Sin importar que fuese un ser bíblico, había ya acabado con la vida de cientos de miles de personas desde su aparición hace apenas 10 horas.
Todos sus planes habían fracazado y la humanidad ya no sería diezmada para poder crear un nuevo mundo a su conveniencia.

-¡Malditos sean todos. Condeno sus almas para toda la eternidad!.

-CALLATE, ÁNGELITO DE PACOTILLA.

Los gritos descolocaron al ser alado que ya estaba más rojo que el cielo.
Las burlas y el murmullo hacia el ser alado estaban a la órden del día.

-No me queda otra opción. Les traeré a JESÚS.

Satán desapareció con una sonrisa en su rostro mientras que la gente vitoreaba.
Por fin verían a su salvador, al hijo de dios.

Minutos más tarde, el otro ángel volvió a tocar la trompeta y una nueva raja se abrió en el cielo. De esta, un hombre apareció. Se trataba de un hombre de unos 30 años, con barba negra y espesa, con la cabellera larga y enrulada de color marrón y vestido con una túnica blanca y sandalias.
Junto a él estaba el diablo. Ambos flotaban en el cielo.
La gente, al verlo, comenzó a gritar.

-JESÚS, JESÚS, JESÚS.

Aquel hombre, el hijo de dios, estaba confundido y no entendía lo que sucedía.
Se dio media vuelta y miró al hombre alado.

-Ba’al, ¿qué sucede aquí?

La gente se sorprendió al conocer el verdadero nombre del diablo.
El diablo lo miró, con una sonrisa en su rostro.

-Mirá, Jesús, en que estado está el mundo gracias a los humanos. Mirá la deforestación de los árboles, mira la contaminación de las aguas, mira las armas que han construido y mira el dolor de sus almas. Debe de caer sobre ellos el gran castigo. Velo con tus propios ojos y siéntelo con tu propio ser.

El ángel volvió a tocar la trompeta, la cuarta vez y una nueva raja apareció en el cielo. De esta emergió el libro con los siete sellos que llevaba el cordero.

Jesús recibió el libro en sus manos y se dirigió a la mesa de los sabios quienes afirmaron las palabras de Ba’al.
Luego miró al ángel quien volvió a levantar la trompeta. Se lo veía agitado, respirando fuerte.
Una nueva raja volvió a abrirse en el cielo y Jesús entró en ella, antes dejando el libro sagrado al cuidado de los sabios.

-SE LOS DIJE. AHORA JESÚS COMPROBARÁ MIS PALABRAS Y CAERÁ SOBRE USTEDES LA DAMNACIÓN. YA VERÁN, SOLAMENTE ESPEREN.

Los segundos pasaron, luego le siguieron los minutos y las horas.
El diablo se estaba impacientando y la gente ya comenzaba a reirse de él. Incluso el cansado ángel trompetista se rió de uno de los chistes provenientes de la población espectante.
Finalmente, luego de varias horas de espera, Jesús apareció. Su mirada era fría.

-Gente del mundo. Los dichos de Ba’al son ciertos…

Satanás rio con vehemencia. Esta era el fin.

-..merecen ser destruidos por lo que le hicieron al planeta. La raza humana debe recomenzar.

El diablo estaba a punto de estallar de la alegría.

-Sin embargo- Jesús hizo una pausa y la sonrisa del otro desapareció. -Sin embargo, merecen tener una oportunidad de ser escuchados. Por eso es que convoco a los 23 hombres más importantes entre los que habítan el mundo para que se sienten a mi lado en la mesa de los sabios.

Los viejos se levantaron de los asientos y desaparecieron ante el murmullo de la gente. Solo uno quedó, pero su figura se desvaneció ya que ese sabio no existía sino que ocupaba el lugar del hijo de dios.
Segundos más tarde, la mesa fue ocupada con 23 distintas personas y Jesús, quienes comenzaron a conversar lejos de los oídos de la gente en general.

-Han destrozado los bosques y han construido monumentos por doquier.- acusó.

La gente estaba temblorosa, pero respondían con soltura.

-Señor, ha pasado mucho tiempo y en el mundo hay miles de millones de personas más que en su tiempo. Esos monumentos son edificios y la gente vive allí. No hay lugar.

Jesús pensó en esas palabras.

-Ya veo…-dijo, intentando comprender la situación.

-Es mi error. Para mi fue un segundo. Morí en la cruz y debía de renacer a los 7 días, pero evidentemente renací dos mil años más tarde…me preguntó por qué será.

Jesús luego miró a Ba’al y comprendió que fue todo un plan de él.

-Ya comprendo todo- Le dijo a los líderes del mundo. -Quiero que me cuenten que pasó mientras que yo estuve dormido, apresado por mi hermano.

-Los líderes relataron la historia del mundo. Las guerras, las conquistas, la construcción y el ingenio. Lo bueno y lo malo. Y así hablaron durante horas hasta que finalmente Jesús se levantó de la mesa y se dirigió al mundo.

-He comprendido que fui engañado por quien creí que era mi hermano. Más ahora estoy despierto y comenzará un nuevo mundo para todos.

El hijo de dios levantó una mano y el ángel tocó su instrumento.
Una grieta en el cielo apareció y succionó al diablo mientras que este maldecía a Jesus.

-He de partir.- Anunció Jesús, provocando llanto entre la multitud. -Pero sepan que siempre estaré con ustedes.

Y el ángel volvió a tocar la trompeta. Esta era la séptima y última vez que se escucharía su sonido. Jesús ya se había ido, retornado al cielo para cumplir su papel de heredero de dios.
El ángel tocó y el tiempo regreso 24 horas atrás, antes de la aparición pública del ya desaparecido Ba’al. El diablo había desaparecido, Jesús finalmente se deshizo de él y la vida en la tierra continuaba gracias a unos simples hombres con hambre de cordero asado.

Cerrado por vacaciones

-¿Cuando regresas, tío?
-En Octubre.
-Joder. ¿Un mes entero de vacaciones?
-Si.
-¿Qué pasará con el boliche? ¿A quién dejarás a cargo?
-¿Qué boliche? ¿De que estáis hablando, Juan Cruz?
-Del boliche, de este mamotreto lugar donde escribes cuentos.
-No pasará nada. Lo cerraré y volveré más descansado.
-¿Y tus seguidores? ¿No has pensado en ellos?
-Tienes razón, defraudaré a mis millones de lectores…Por Dios, ¿qué cojonadas dices?
-No puedes irte.
-Ya en serio, Juan Cruz. Vete cagando leches a conseguir un taxi que se me hizo tarde y perderé el vuelo.
-¿No vas en coche?
-A donde voy no hay carreteras.
-Joder, no me digas que te vas al África.
-¿Pero que coña?
-Y claro, un lugar sin carreteras, o sea, el medio de la selva.
-Pero no, Juan Cruz. Es una expresión, chaval. Lo que quise decir es que voy a cruzar el océano, por eso no hay carreteras. Me voy a Sudamérica.
-¿América? Eso ni de coña. Tu te quedas aquí y nos vamos a un lugar más civilizado, como el país vasco o Sevilla.
-Pero no, hombre. Te aseguro que son civilizados.
-¿Cómo van a ser civilizados esos, Federico? No te das cuenta que nosotros no lo somos.
-Si, ¿y con eso qué?
-Pues que ellos se independizaron de nosotros, entonces son más bestias. Es ciencia básica.
-El bestia eres tú, Juan Cruz. Hay lugares con mejor calidad de vida que en España. Venga, ayúdame con las maletas.

Federico colocó un cartél en la puerta y luego salió, cerrándo con llaves.

En el cartel se leía:

«CERRADO POR VACACIONES. REGRESO EN OCTUBRE»

Una sociedad podrida (parte 1)

Era una bella mañana de sol. La primavera por fin había aparecido y el clima era más que agradable. Era un día en el que la temperatura era perfecta para hacer cualquier cosa.
Para comer pastas o tomar helado, para andar con abrigo o sin.
Además, añoro estos días de sol plácido porque tienen un efecto mágico en mis ojos y los vuelven negros brillantes. No lo puedo negar, era para atraer mujeres.
Me agradaba caminar por la calle y sentir las miradas de todas sobre mis órbitas.
Soy un casanova, lo sé y lo disfruto. Una conquista por semana era mi objetivo y lo cumplía sin problemas.
Volvía a la oficina y no pude evitar pasar por aquel lugar. Me producía rechazo, sin embargo, siempre me salía de mi camino para pasar por la puerta. Quería ver si estaba ocupado o no.

Cuando llegué, miré para arriba y vi que el cartel gigante anunciaba que se estaba en proceso.
Era obligatorio por ley informar que estaba siendo utilizado y, aunque la mayoría de estos lugares se encontraba lejos de la ciudad, aún quedaban unos pocos en pie. Pequeños y modestos lugares donde uno podía matarse sin consecuencias…

Pero claro, no todo era tan sencillo y habían ciertas reglas a cumplir.
Primero se debía acordar de palabra y uno de los dos (o más) involucrados debía reservar el alquiler de alguno de los lugares autorizados para tal fin.
Con el tiempo, estos lugares pasaron de ser meros rectángulos sellados, simples habitaciones pequeñas donde un hombre con un arma es dificil de esquivar, hasta complejos lugares donde decenas de personas podían someterse «jugando» en diferentes arenas. Por supuesto que el tamaño del bolsillo dependía mucho y, en menor medida, las ganas que se desee a la otra persona que pase a la otra vida.
Luego de reservar el lugar, se debe pagar por adelantado. El pago se realizaba de forma electrónica y el dinero debía de estar debidamente justificado. Si una persona retaba a otra y la otra aceptaba, el que inició la propuesta debía de hacerse cargo de todo el proceso. En cambio, si fue de mutuo acuerdo entonces el pago se realizaría en partes iguales. Lo mismo sucedía hasta el máximo permitido por ley, 20 personas dentro de la sala.
La persona que decide retar a otra, debe notificarle mediante un escribano su intención, debiendo afrontar los costes de las notificaciones legales tanto del envío como de la respuesta.
Si el retado aceptaba, se procedía a reservar la sala que se quisiera, con el método que quisiera (aunque esto debería figurar en la primera notificación y luego ser acordado mediante notificaciones legales). Al vencedor no se le levantaban cargos por asesinato, sin embargo, no podría ejercer cargos públicos durante dos años.
Por el contrario, si no se aceptaba, al retador se le negaba por ley acercarse o hablar con su adversario frustrado durante un periodo de dos años. El retado podía exigir la expulsión del trabajo de su compañero en caso que quisiera, por sentirse amenazado por él.
Luego de alquilar, se notifica el día y la hora en que se llevará a cabo el asunto. En el lugar, mediante la presencia de otro escribano, se debía firmar un acuerdo legal, en el que ellos se someten por su propia voluntad y otras miles de cuestiones en letra chica que nadie se molesta en analizar. Supongo que en esas circunstancias uno quiere llegar al grano, al fondo y concluir lo más rápìdo posible.
El vencedor luego debía poner su firma en la última hoja del escrito declarándose como tal y si no lo hacía, tenía serias consecuencias.
Los familiares y amigos, por otro lado, debían de mantener y respetar la decisión tomada y contener las ganas de tomar «justicia» por mano propia frente al vencedor.

Al principio esto fue severamente criticado. Interminables manifestaciones, marchas, reclamos de organizaciones de derechos humanos y de distintos tipos de movimientos independientes cortaban las calles para impedir tremenda salvajada. Hasta recuerdo una conferencia de exégetas discutiendo si aquel acto estaba aprobado o no por el santo libro.  Fueron eternos meses para los gobernantes, sin embargo, se mantuvieron firmes con su accionar y al cabo de un año florecieron los resultados optimistas. La sociedad se mostraba menos tensa, el aire en las calles se volvía más cordial. Los problemas se arreglaban entre privados y nadie discutiría a menos que quisiera accionar en contra de otro, situación en que la mayoría evitaba.
Poco a poco fuimos volviéndonos mejores personas, no solo con nosotros mismos, sino con el prójimo. El miedo y el temor nos mantenían controlados. Las críticas aún permanecen, pero el método sirve. Después de todo, si sirvió para la religión, podría servir para esto también.
Sin embargo, a pesar de volvernos más tranquilos, aquella ley nos convirtió en potenciales asesinos, en personas que podrían matarse porque si y salir de aquella situación con sangre en las manos pero sin castigo.
Por suerte algunos podemos controlar nuestros impulsos y mirar a todos desde afuera. Los problemas de los demás no parecían tan importantes como para batirse a duelo.
Sin embargo, Julián me hacía perder el juicio. Su sola presencia me era irritable. Lo detestaba. Su andar, su sobrada forma de hablar y su altruismo eran molestos. Creía que hacía el bien, porque le daba una ayuda a los pobres cada tanto, todo el mundo lo consideraba un santo. El santo Julián le decía. Lo odio, lo desearía ver muerto. Estoy pensando en mandarle la intimación a duelo. Allí está, regresó de su almuerzo con el jefe. Seguro le da un nuevo aumento, el que a mi tanto me niegan. Odio esa sonrisa, no quiero verla más.
Hablaré con el jefe para pedirme el día. Debo organizar los pasos para el duelo.

El discurso del ángel

Era un día normal, un Martes cualquiera. Caminaba por el centro de mi ciudad. Como cada día, estaba trabajando. Me encargo de repartir correspondencia. Si, muchos me dirán repartidor, pero el término de ejecutivo de reparto de documentación me suena mejor, por lo menos para mi dignidad.
Se acercaba la hora de comer y mies pies pedían un descanso. Mis talones estaban cuestionando su trabajo y las plantas se negaban a dar otro paso sin un previo parate.
Caminando buscando una hamburguesería, noté que habían muchas personas reunidas en círculo. Siendo eso algo extraño, me acerqué. Un chico estaba tirado en el suelo, desmayado. Seguramente por el calor extremo que hacía. Estaba bien vestido, con un lindo pantalón y una elegante camisa.
Sin embargo, nada nos pudo preparar para lo que sucedió a continuación.
Una luz muy fuerte cubrió al joven y su cuerpo se elevó por los cielos y quedó clavado en una posición, con los brazos extendidos como si hubiese sido crucificado. Lz luz irradiaba de él y todo aquel que se encontraba allí, lo vio.
Un truco de magia bastante bueno, aunque luego nos dimos cuenta que era una verdad.

-ESCÚCHENME, HABITANTES DE ESTE PLANETA. ESCUCHEN MIS PALABRAS. ESCUCHEN AL ÁNGEL QUE LES HABLA.

Nos quedamos sorprendidos, duros en nuestros lugares. Yo era un cobarde y tenía miedo a lo desconocido y en ese momento, nada me pareció más extraño y ajeno a mi que eso.
Luego de un silencio, el ángel volvió a hablar.

-YO SOY UN ENVIADO DE DIOS. YO SOY QUIEN TRAERÁ PAZ AL MUNDO. MI LEY ES ÚNICA. MI LEY ES LA LEY. TIEMBLEN. TIEMBLEN AQUELLOS QUE DAÑAN. LA DAMNACIÓN DE LOS MALDITOS ES INESCAPABLE.

Sus palabras resonaban en todo el cielo y muchas personas enormemente distanciadas juran haberlo escuchado.
Aquel discurso estaba siendo transmitido en vivo y traducido al instante en cientos de idiomas.

-SE HA TERMINADO SU DECADENCIA. EL OCASO DE SUS VIDAS DEBE LLEGAR. ESTÁN ADVERTIDOS. TEMAN AQUELLOS QUE HAN HERIDO. TEMAS AQUELLOS CORAZONES OSCUROS.

Tanto a mi, como a todos los que le pregunté, el corazón les latía a mil por hora. Acelerado, frenético, temía. Temía porque yo no era bueno. No lastimé a nadie a proposito, pero tampoco ayudaba a los pobres. Pero el ángel estaba decidido y si según su criterio yo sufriría la damnación, nada podría hacer para evitarlo.

-NO HAY PALABRAS. YA NO QUEDA NADA PARA EVITAR VUESTRO DESTINO. NO HAY CIELO. NO HAY NIRVANA NI VALHALLA. NO EXISTIRÁN LOS ELÍSEOS NI LAS VÍRGENES ESTARÁN ESPERANDO.  NO HAY TRONO DE DAVID NI DE JESÚS. EL REINO DE DIOS ESTARÁ SELLADO PARA USTEDES, PARA LOS QUE ABUSARON DE SUS LÍMITES. CON EL ALBA COMENZARÁ LA VORÁGINE Y EL MUNDO VOLVERÁ A BRILLAR. LOS CONDENADOS ESTÁN ADVERTIDOS Y SU JUICIO CULMINARÁ EN 30 LUNAS CONTANDO DESDE LA QUE LLEGARÁ EN ESCASAS HORAS.

Han pasado 29 días desde aquel momento, casi finalizando el ciclo de purga y las palabras del ángel siguen estando vivas. Las televisoras decidieron recortar el discurso y ponerlo a las 12 hs de cada día luego de que suene el hímno nacional. Supongo que como recordatorio de lo que estamos viviendo.
Los niveles de audiencia nunca fueron tan altos. Todos estábamos atentos a las noticias. Cada minuto, cada segundo, cada instante podía resultar un momento único. Gente que era inexistente para nosotros era capturada y asesinada por el ángel.
Pero aquel ser no se limitó solamente a la captura de personas. Por las mañanas dedicaba su tiempo a limpiar ciertas zonas del mundo consideradas peligrosas. Zonas donde se produjeron desastres. Se llevó, quien sabe donde, los desperdicios nucleares, las armas nucleares, las armas biológicas, las armas químicas que la mayoría desconocíamos. Limpió lugares contaminados de radiación y mares y lagos contaminados por desechos industriales. El mundo estaba siendo limpieado y creo que desde que apareció, el aire se siente más fresco.
El cierre de las centrales nucleares afectó negativamente a muchos paises cuyas energías eléctricas dependían en gran parte de aquel proceso.
Falta poco para que concluya el tiempo que dio el ángel y estamos todos reunidos donde comenzó todo para despedirlo.
Aún sentía miedo de que me llevará, pero me tranquilizó el saber que los que fueron tomados, eran realmente unos malnacidos y yo, como tantos otros, estabamos lejos de eso.
Viviremos con miedo de nuestros pasos, pero a sabiendas que hay alguien que nos cuida, sin importar la religión.
Al cumplirse el plazo, el ángel volvió a aparecer. Se encontraba flotando en el cielo con los brazos estidaros para recibir un abrazo. Sus ropas eran las mismas con la que apareció la primera vez. Un pantalón elegante y una camisa arremangada hasta los antebrazos. Era la forma de vestir del joven quien sirvió de huésped del enviado de dios.

-SE HA CUMPLIDO EL TIEMPO Y HE CUMPLIDO MIS DICHOS. LA TIERRA FUE LIBRADA DE SUS PEORES MALES. HE DE PARTIR PERO ANTES DE HACERLO LES DEJO DICHO ALGO QUE DEBEN TENER SIEMPRE EN CLARO. NO HAY VIDA POSTERIOR. NO HAY CIELO. ESTA ES LA VIDA. ESTA VIDA ES LA QUE DEBEN DISFRUTAR. DISFRUTEN DE LOS PLACERES SIN DAÑARSE. DISFRUTEN DE LA COMIDA Y DEL SEXO SIN CAUSAR MAL AL OTRO. ESTÁN AQUÍ PARA DISFRUTAR NO PARA SUFRIR. ESTÁN AQUÍ PARA APRECIAR EL MILAGRO DE LA VIDA. SIN IMPORTAR LA RELIGIÓN, SIN IMPORTAR LAS RESTRICCIONES. SI QUIEREN VIVIR SIN COMER CERDO O SIN COMER CARNE, HÁGANLO. SI QUIEREN PASAR SU VIDA SIN MANTENER RELACIONES SEXUALES, HÁGANLO. DISFRUTEN A SU MODO SIN DAÑAR NI LASTIMAR A LA HUMANIDAD. VIVAN. ESE ES MI DESEO.

El sol brilló con mucha intensidad y el ángel desapareció. El muchacho que fue usado como vasija despertó en el suelo. Estaba muy confundido y le esperaría una gran lucha para comprender lo que le sucedió.

Por supuesto que no demoraron los chistes más clásicos. Después de todo, al parecer es verdad lo que decían, dios es Argentino.

El cosechador de almas

A simple vista, se trataba de un granjero común y corriente. Una persona de campo como cualquier otra. Aislado de la sociedad, refugiado en una casa solitaria en medio de un inmenso terreno donde todo tipo de frutas y verduras eran cultivadas.
Cada domingo, la radiante y siempre sonriente esposa quitaba limones de uno de sus propios árboles y preparaba limonada para los tres miembros de la familia.
El padre de familia se había vuelto, con el tiempo, un experto en el arte del cultivo. Tanto así que todo lo que sembraba, crecía, incluso las frutas y verduras que no podían crecer, teóricamente, en aquel suelo, con aquel clima o en aquella región del mundo.
El hombre se había convertido en una leyenda del cultivo. Nadie sabía como, pero toda semilla se convertía en magia en sus manos.
Una vez por año, el hombre realizaba una feria en un galpón que rentaba donde exhibía y vendía los productos más extraños que había cultivado. Desde frutillas blancas hasta rosas multicolor, nada era imposible para él.
Pero todo cambió cuando su familia pereció. El motivo es aún incierto, pero algo les afectó el corazón.
Desde aquel entonces, el hombre se volvió más retraido y su granja quedó más aislada que nunca.
Las ferias anuales se habían cancelado y con el tiempo la gente no volvió a saber de él.
Finalmente, luego de una década, el granjero volvió a estar en boca de todos.
Al cumplirse el décimo aniversario de la muerte de su familia, el hombre salió de su casa y colocó en la entrada de su propiedad un pequeño cartel clavado en la tierra.

«Cosecha de almas»

Aquel mensaje había cautivado al público y el hombre fue entrevistado por televisión nacional.

-¿Qué quieres decir con cosecha de almas?- Preguntó el entrevistador.
-Eso mismo. Cosecho almas.-Respondió
-¿Puedes explicarlo un poco más?
-No hay mucho más que decir. Puedo cosechar las almas de quienes me pidan, siempre y cuando se reunan ciertos requisitos y un pago por todo el labor que conlleva. En un año tendrán el alma de la persona que deseen.
-¿Está diciendo que puede hacer crecer el alma de cualquier persona?
-Si. Siempre y cuando se cumplan los requisitos.
-¿Y a donde van esas almas?
-A donde uno desea. Pero si se obtiene un cuerpo recientemente fallecido, el alma puede disponer de él y poco a poco se transformará en aquel ser querido nuevamente.
-¿Qué es lo que intenta vender realmente? Nadie va a creer esto sin una prueba.
-De acuerdo- Respondió el granjero y se levantó.

Caminó hacia la entrada de su casa y abrió la puerta. De ella (y para sorpresa de todos), salió su familia, que habían perecido hacía 10 años.
Parecían intactos, como si nada les hubiese ocurrido, como si el paso del tiempo no los hubiese afectado.

-Ahí tiene su prueba- Dijo el granjero, volviendo a su lugar frente al periodista.
-No comprendo. Se ven jóvenes, llenos de vida. ¿Es su familia?
-Si lo es- respondió el hombre con una sonrisa en su rostro. -Es como le decía antes. Cultivé sus almas y las puse en el cuerpo de un recientemente fallecido. El proceso fue duro. No sabía en cuanto tiempo sus cuerpos cambiarían y se volverían como los de mi familia. Ahora puedo decir que fueron 9 largos años de espera.
-Todo esto es imposible de creer, pero allí está su familia. ¿Cómo lo pudo hacer?-El entrevistador estaba temblando, casi llorando.
-Al cosechar las almas, las introduje en el cuerpo fallecido y esperé. A la mañana después, la voz de mi esposa me preguntaba que quería desayunar. Estaba confundida, creía que había muerto pero creía que fue un sueño. Era la voz de mi esposa, en el cuerpo de otra. Lo mismo que les pasó a mis hijos. Les costó mucho entender la situación, como un año. Pero el tiempo lo cura todo y depsués nos fuimos acostumbrando a los nuevos cuerpos. Finalmente, sus físicos cambiaron drásticamente hasta volver a ser aquellos quienes eran al momento de su muerte.
-¿Todos tardaron nueve años en cambiar?
-No. Los nenes tardaron mucho menos. Creo que a menor edad el cambio es más rápido. supongo que si una madre pierde a su bebé o a su infante, lo pueda recuperar en menos tiempo.
-Todo esto es increible- El entrevistador ahora lloraba, pensando en su difunta prometida.
-Lo era. Ahora es posible y ofrezco el servicio a todos quienes quieran y puedan pagarlo.
-¿Es usted dios?

El hombre dudó por un momento.

-No. Solo soy un simple granjero.

Exploración urbana catastrófica

La cueva se cerró hace casi medio siglo. Otrora completamente vigilada, al pasar los años, el coste de la seguridad iba en aumento y el personal fue reemplazado por una mera cámara de seguridad. El gobierno alemán así lo dispuso. La crisis por la que atravezaba era tan grande como la sufrida luego de la segunda guerra. La seguridad y estabilidad financiera que gozaban a principios del siglo se esfumó en un segundo. Su liquidez, su producto bruto interno, sus reservas, todo decayó. Esaban sorprendidos, inmersos en un mar de dudas y el dinero cambió de destinatarios rápidamente. Las ayudas sociales reemplazaron a los proyectos de investigación y el mantenimiento para el estado fue tanto, que varios controles de seguridad desaparecieron, entre los cuales había uno de mucha importancia, una cueva que no debía ser olvidada.
Una antigua mina de hierro cerrada en el siglo XVIII, que fue luego reabierta como depósito de material nuclear procedente de Ucrania, de una vieja central nuclear.
Contando, en un principio, con los más altos estándares de seguridad a nivel de almacenaje nuclear, la mina ocultaba decenas de tanques de uranio que debían ser tratados y «apagados» para luego ser almacenado de forma permanente. Su gran tamaño volvía a la cueva un sitio ideal para tales fines. Pero, con el correr de los años, el gobierno de Ucrania entró en crisis y dejó de pagar la cuota de almacenamiento.
Alemania lo secundó en el problema económico y después de tanto tiempo, se decidió que esos residuos eran ya inofensivos y ya no requerían tantos cuidados.

La tumba de los barriles llenos de combustible nuclear fue olvidada, al igual que su -secreta- historia. El contenido de la cueva era solo conocido por los altos cargos del gobierno, pero nunca era mencionado. Poco a poco fue pasando a un plano inferior hasta ser consumido de la historia.
Una cueva solitaria, sin cuidados, con el potencial de convertirse en un peligro para la humanidad se encontraba allí, a merced de casi cualquier cosa que atente contra ella.

Los hermanos Wolf eran aventureros. Crecidos en el seno de una familia de clase baja, los hermanos nunca recibieron los estudios necesarios para comprender los peligros de la vida.
Se dedicaban a entrar en sitios abandonados y luego relatar su experiencia.
Esto lo hacían por dos motivos, el primero era que, a diferencia de la mayoría de la población, se animaban a hacerlo y el segundo era por dinero.
Lugares de mitos y leyendas había por montones. La crisis provocó que muchos edificios, muchas casas, muchos comercios e incluso bancos, hopitales, cárceles y comisarías quedasen abandonados en todo el territorio nacional, en especial en los pueblos del interior.
Las leyendas creadas a traves de los años sobre cada uno de estos lugares eran perseguidas (y desmentidas) por los hermanos, hasta que se toparon con el «santo gríal» de sus exploraciones.
La historia de la cueva abandonada llegó a sus oídos y a los hermanos se le ofreció una gran cantidad de dinero por entrar y documentar su interior.
Para ese entonces la historia de aquel lugar era muy distinta a la realidad.
Una antigua mina de hierro que fue cerrada durante la crisis del hierro cientos de años atrás. Aunque otras versiones relataban como fue clausurada debido al derrumbe que sufrió, atrapando a miles de trabajadores dentro. La segunda era una versión más aceptada debido a que no se tienen registros de una crisis de hierro, ni siquiera hoy en día.

Por primera vez, los hermanos tuvieron temor de entrar. Aunque no eran muy brillantes, el tiempo los volvió precavidos y les gustaba estudiar la historia del sitio que visitarían. Lamentablemente para ellos (y para el resto de nosotros), no hubo historia en esta ocasión.
Dudaron en adentrarse pero el dinero se acumuló y era mucho. Con el botín podrían vivir cómodamente durante mucho tiempo. Finalmente aceptaron y tres días después, dio comienzo el fin del mundo.

La entrada estaba abandonada, tapiada con un cartel de advertencia y una cámara de vigilancia de adorno. Luego de retirar los tablones de madera, un fuerte olor invadió sus fosas nasales. Era un olor nunca antes sentido por ellos. Humedad, mezclada con cloro era lo que podían identificar. La nariz comenzó a arderles y no tuvieron más remedio que ponerse las máscaras de purificación de aire que llevaban en sus mochilas.
La oscuridad del lugar era pesada, sin embargo, ellos estaban bien equipados y llevaban consigo varias decenas de bengalas de distintos colores.
Se encendieron dos bengalas, una roja y una azul, para crear un mayor efecto de luz.
Al hacerse la luz, los hermanos se miraron, sorprendidos por la visual. Aquella no era na cueva normal, se trataba de una base militar. Atravezaron una gran puerta metálica abierta y entraron en una especie de hangar. El suelo y las paredes, todo tenía un revestimiento de metal. Dentro, todo lo que podían ver eran decenas de barriles cerrados, ordenados, dispuestos por todo el lugar.
Era un lugar lleno de calma y los hermanos se permitieron el lujo de bromear.
Quitaron las tapas de algunos de los barriles y vieron en su interior. El líquido contenido no les llamó la atención y continuaron su recorrido durante algunos minutos más, explorando el interior de las instalaciones. Finalmente, una hora después, emprendieron su retirada aunque antes uno de los hermanos volvió a observar el contenido de los barriles. Acercó su bengala roja para ver en su interior cuando algo lo asustó y la dejó caer.
Su hermano, haciéndose el gracioso le brindó un sobresalto al otro dejando caer la luz dentro del líquido.
El barril comenzó a temblar, asustando a los hermanos que salieron corriendo del lugar.
Luego explotó, precedido por otro ruido más. Los temblores provocados incrementaban su magnitud con cada explosión.
Los hermanos corrieron, sin decirle a nadie y sin saber que habían ocasionado el fin del mundo.

**********

Hubo un movimiento en el suelo y la tan temida «Pata de Elefante» se movió. Su centro líquido comenzó a burbujear, rompiendo la superficial capa sólida.
La temperatura del combustible aumentaba sin contról y dentro del sarcófago, todo comenzó a temblar. El monitoreo constante que velaba por la estructura fue invadido por una radiación extrema y las cámaras y robots de vigilancia, perdieron su utilidad. Rápidamente la corrosión destruyó casi todo esqueleto.
Las alarmas de radiación volvieron a activarse luego de décadas de aparente calma.
Creían que finalmente habían contenido el desastre, creían que el nuevo «super acero» frenaría la radiación. Creyeron muchas cosas y dieron por olvidadas otras.
El «super acero» o acero bajo cero, resultó realmente efectivo y el sarcófago permaneció intacto. Enfriar con Hidrógeno líquido al acero cementado, creó un cambio en el orden de las móleculas del Carbono, creando una unión «perfecta» a nivel celular entre sus átomos y los del hierro. Costoso pero eficiente.
Sin embargo, el problema no fue la estructura externa, sino el mismo soporte de la abominación que se encontraba en el interior. Las toneladas de combustible líquido sólidificado que formaba la «Pata de Elefante» estaba apoyado sobre un suelo debilitado por los años.
El temblor producido en la mina por los hermanos aventureros, rompió el delicado equilibrio del gigante que comenzó a derretir todo a su paso, mientras que descendía hacia el centro de la tierra. El suelo se movía a su paso y nada ni nadie podía detenerlo.
Los científicos se reunieron para buscar una solución, aunque simplemente se resignaron y anunciaron la terrible situación al mundo.

Nos dieron 10 semanas de vida antes de que el nucleo del a tierra se vea afectado y sufra un duro golpe. La presión que se produciría debastaría el planeta pocos días después. Se estimaba que el 99,99% de todos los seres vivos perecerían y los que sobrevivan, habitarían un mundo extraño, con huecos de kilómetros de diámetro y rios de tierra fundida. Por lo menos eso era lo que decían pero no podían asegurar nada.

De aquel anuncio pasaron dos meses y la tierra comenzó a temblar. El fin se acerca y se están lanzando varias cápsulas al espacio para que sea encontrada por vida inteligente y sepan nuestra historia.
Debo terminar esta nota ahora porque la última de las cápsulas que lanzará nuestro pais despegará en una hora y me deben de estar esperando para entregar mis papeles.
Aquellos que nos encuentren, sepan que no fuimos todos sino unos pocos los que arruinaron al planeta azul, al tercero desde el Sol. Al planeta lleno de vida, de amor, paz y unos pocos malnacidos que nos destruyeron a todos.

Una historia sin sentido

El cielo se abrió y la Luna quedó al descubierto. Una piedra lanzada desde una gomera le había producido una hendidura y ahora la grieta se hacía cada vez mayor.
Poco tiempo pudo aguantar y la herida terminó por matarle. El hoyo producido se fue extendiendo y el contenido que rellenaba la roca blanca se vertió sobre el planeta.

En la Tierra, la gente brillaba con distintos colores, cada uno reflejando sus sentimientos.
Pero, al mirar al cielo, todas cambiaron y se mantuvieron en dos colores, el del miedo y el de la preocupación.

La gente corrió en una vorágine extrema. Era un mar de luces naranjas que se movían por doquier, intentando escapar de su destino. De negras a naranjas fueron alternando, produciendo un espectáculo hermoso visto desde el espacio.

La Luna se seguía vaciando, su líquido blanco, espeso e inodoro caía en forma de catarata a la tierra y cubría el suelo deborando todo a su paso.
Sin embargo, al ser tragadas por el contenido del satélite, las luces cambiaron de color de negro o naranja a un blanco más brillante que el propio medio donde se encontraban.
Sorprendidos porque sus luces no se habían apagado, estaban como flotando en aquella sustancia. Podían ver y respirar dentro de ella y para moverse debían nadar, pero si no lo hacían, no se hundían.
Algunas personas cambiaron su luz y comenzaron a brillar con un tono amarillento que nunca habían experimentado. Al tener ese tono, sus cuerpos descendieron al suelo y pudieron moverse libremente.
No pasó mucho hasta que entedieron lo que sucedía. El Sol, al observar la situación, se mutiló para que parte de su escencia caiga a la Tierra y salve a las personas.
El Sol se fue apagando poco a poco, a medida que la Tierra volvía a la normalidad.
Muchos perecieron, incluyendo aquel que provocó la herida a la Luna.

El maná del astro fue desaparecieron hasta que la estrella perdió todo su color. Sin embargo, no se perdió, sino que pasó a todos los humanos del planeta que ahora brillaban la intensidad del Sol.
Los hermanos habían desaparecido físicamente, pero sus escencias se fusionaron con las almas de los supervivientes.
Cada uno ahora poseía el poder de hacer crecer los cultivos, de dar calor y frio, de dar brillo y oscuridad, de reconfortar el día y de deslumbrar a su alrededor. En mayor y menor medida, cada ser humano poseía la magia del Sol y de la Luna en su interior.
El brillo y los colores continuaban, pero ahora alternaban entre dos, el blanco y el amarillo.
Los sobrevivientes no fueron muchos, sin embargo, gracias a lo sucedido, los cultivos, la ganadería, la pesca, la calidad de vida en general, aumentó para los que permanecieron de pie.
Cada persona se había convertido en un Sol y en una Luna en si mismos, no solo eso, sino que la mismísima Tierra, el propio planeta, también comenzó a brillar dándo origen a nuevas posibilidades, nuevos frutos, nuevos animales, nuevas comidas y nuevas ideas.

El brillo los mantenía con vida, era su esperanza y su alegría. Aquella era comenzó desde aquel día y se la conoció como la «Era de la grandeza».

Una hermosa realidad

Un pájaro vuela por el cielo. Sus alas se extienden y son envueltas por el viento.
Aquella majestuosa corriente de aire es implacable en su camino y el pájaro no tiene más remedio que obedecer.
Lejos está de ser una de aquellas aves todopoderosas con alas tan potentes que pueden superar la tempestad. Aquel es un simple pájaro que debe ceder ante su destino, uno más del montón.
Sin embargo, el ave es ingenua y no comprende lo que en verdad le está sucediendo.
Piensa que sus alas son las que lo guían, sin ningún tipo de traba ni barrera. Se cree libre y feliz. Cree que es dueño de su propio camino.
No se da cuenta que algo más fuerte lo está llevando, lo conduce al camino que más cree conveniente sin preguntarle a las alas si es que allí desean ir. El ingenuo pájaro vuela todos los días en una dirección que no conoce y sin embargo piensa que es la correcta.
Por el camino se van sorteando obstáculos y diversos problemas que el pájaro debe afrontar.
Algunos los supera y otros no, debiendo pedir ayuda constante al viento, el cual siendo todopoderoso, siempre lo pudo ayudar.
Por cada problema que el viento resolvía, la vida del ave fue mejorando, afianzándo el vínculo entre ambos. Era un síndrome de Estocolmo permanente, donde el viento mantiene cautivo ser alado y éste último cree que su captor le está haciendo un bien. Lo cierto es que el viento considera eso y cree que está actuando de la mejor manera por el bienestar de su protegido, sin llegar a entender la realidad.

Los días pasan y el viento no cesó.
El pichón fue creciendo hasta convertirse en adulto ante la mirada de su guardían que estaba más que orgulloso de su protegido.
Un día el pájaro vio a otra ave, de color rosado, delante de él. Volaba hacia su dirección, pero por algún motivo no pudo esquivarla. Sus alas no respondían sus órdenes y las dos aves chocaron.
El enojo del ave de color se pasó rápidamente al ver el rostro de tristeza del otro pájaro. Se lo notaba arrepentido y ese sentimiento provocó una revolución en su interior.
Pasaron un rato juntos, pero no podían mantener el paso. El ave rosa fluía con el viento mientras que la otra volaba de forma estática y siempre con la misma velocidad.
Discutieron. El ave rosa le dijo que no sabía volar y que dependía del viento para moverse.

Se separaron, ambos con el corazón roto. Sin embargo, las palabras de la bella rosada permanecían en su interior.
Tiempo después, quiso tomar otro camino, volar en otra dirección de la que ofrecía el viento y notó que no pudo hacerlo.
Finalmente entendió que no estuvo volando durante estos años sino que fue el viento quien lo empujó todo este tiempo. Las alas del ave se mantuvieron siempre abiertas, simulando el vuelo, pero era aquel elemento primordial el que realizaba todo el trabajo.

La realidad es que el pájaro nunca voló y al querer soltarse del viento, cayó. Sus alas no sabían como mantenerse en el aire.
Estaba cerca del suelo cuando pensó que se estrellaría y perdería la vida. Sin embargo, algo le detuvo la caída.
Una bella ala rosada le salvó. Un ala conocida para él, perteneciente a un ave a la cual creía que no volvería a ver.
Estaba equivocado. Aquella ave colorida nunca lo dejó. Permaneció en las sombras, día y noche hasta que él entendiera que debía comenzar a volar por su cuenta. Confiaba en él y lo esperaría para ayudarle a volar cuando cayera.

Al verlos, el viento los levantó en el aire y les dijo que sus torbellinos no los llevarán a menos que ellos así lo deseen.

Desde aquel entonces, aquella ave voló en libertad, buscando un nuevo camino, volviendo a empezar, aunque esta vez, con el ave rosada a su lado, sonriéndole por toda la eternidad.

 

Vos sos mi bella rosada, quien me mostró que hay otro camino por seguir, uno según mis propios deseos.
Vos sos quien me ayudó a comenzar nuevamente, a poner en funcionamiento mis oxidadas alas y enseñarme a usarlas.
Vos sos la que me esperó a que yo mismo me diera cuenta de mi realidad, de la falsedad con la que vivía, de la burbuja que era mi mundo al que creía falsamente pefecto.
El haberte conocido me cambió la vida, me hizo ser mejor ave. Me hizo crecer y madurar. El haberte conocido me mostró que hay otras realidades, más duras, pero más satisfactorias, donde el camino puede ser más dificil, pero la travesía es más reconfortante.

Vos sos mi bella rosada.