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E.F.: Parte 3

Las lágrimas perduraron durante unos minutos más.

Por fin había caido en la situación de haberse quedado solo en el mundo. No solo eso, sinó que todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos para él.

El sol brillaba en lo alto cuando la última lágrima fue limpiada de su rostro. Las grises nubes habían sido completamente desplazadas por el viento y no luchaban por retornar.

Leo se puso de pie y dejando atrás a la escuela, emprendió un viaje a pie por las calles de la ciudad.

A su paso, el único ruido que lograba escuchar era el de la basura atrapada por el viento.

Todo rastro de vida humana ajena a él había desparecido.

Aunque, observando bien, tampoco podía ver a ningún ave volando el cielo, a ningún gato callejero caminando y a ningún perro perdido ladrando.

«¿Qué habrá pasado?» Se preguntó mientras que recorría las calles. Ahora estaba más calmado.

Muchos negocios tenían sus puertas abiertas, invitando a pasar a los invisibles clientes, aunque no haya nadie para recibirlos.

«¿Será una broma?». Volvió a preguntarse.

Rapidamente se respondió a sí mismo con un rotundo no.

Mientras que caminaba por las desiertas calles, notó una rara sensación en el cuerpo.

Había algo que no lo hacía sentir bien y le hacía respirar con dificultad.

Por un momento, Leo se preguntó si su mala sensación sobre aire tenía algo que ver con lo sucedido.

De pronto el aire escaseaba, no podía respirar.

Su vista se nublaba poco a poco mientras que pensaba que se iba a desmayar.

En su desesperación, entró al mercado cerca de él buscando agua. Atravesó las cajas y llegó a las heladeras, aunque no logró su objetivo y desmayado, cayó.

– o –

Leo se levantó. Estaba mareado y le costaba mucho pensar.

-¿Qué pasó?- Preguntó, sin obtener respuesta.

«Es cierto». Pensó. Estaba solo. Misteriosamente se había quedado solo en este mundo y no pudo contener el grito de desesperación.

-¡AAAH!- Gritó. Gritó con todas sus fuerzas.

Unos pasos se escucharon  a lo lejos y se apresuraron hacía él.

-Leo, ¿¡QUÉ PASA!?- Se escuchó una voz preguntar.

Una mujer estaba parada frente a él.

-¿…Claudia..?

El ajedrez del tiempo

Debo reconocer que no rival más dificil que el tiempo.
Sus movimientos son erráticos e impredecibles y siempre causan desorientación, pero a fin de cuentas sus planes siempre resultan. Yo jugué con él y perdí. Fui derrotado cuando creía que estaba ganando la partida.
Pasó hace mucho tiempo, muchos años atrás, cuando yo era más ingenuo y solitario, un muchacho que gastaba sus horas jugando al ajedréz por Internet.
Jugar en línea a juegos de mesa hoy en día se consideraría extraño, pero en el auge de los juegos virtuales, las damas y el ajedréz eran reinas y las salas, lugares donde los usuarios se reunían para buscar adversario, estaban a tope de capacidad.
Mal no me iba, modestias aparte, y en particular en esa noche ya había derrotado a más de una decena de adversarios, rompiendo mi propia marca de victoria en un partido al obtener la victoria en menos de un minuto.

Tan confiado y relajado me sentía jugando en la oscuridad de mi habitación, la antípoda de mis verdaderas emociones. Solo, triste y deprimido, me consolaba con victorias ante desconocidos desde mi anonimato.
Aquello era la droga, el antidepresivo que tomaba para escapar de mi solitaria realidad.
Una novia era todo lo que deseaba y rezaba antes de dormir.
Me sentía muy solo, tanto que, si no fuera por mis juegos en línea, no me levantaría de la cama.
Es un círculo, la soledad te vuelve triste, la tristeza te hace perder las ganas y la falta de ganas te deja solo. En ese ciclo infinito me encontraba.

Finalmente, luego de casi una veintena de encuentros, los últimos cinco ya con lágrimas en los ojos, di por concluida la noche para continuar con el llanto acostado en la cama, cuando recibí un aviso de desafío.

«El Tiempo te ha desafiado a una partida. ¿Aceptas?»

El nombre de usuario me extrañó. Los nombres de usuario en esa época o eran nombres en el caso de mujeres o eran frases sexuales en el caso de los hombres. El tiempo no era un nombre de usuario común y corriente.
Creo que ese fue el único motivo por el cual decidí aceptar y permanecer un poco más en la computadora.
Gané el sorteo y pude optar por el lado del tablero. Elegí ser las negras, regalándole a mi compañero el primer movimiento. Sin embargo, no hubo reacción alguna.

«Se habrá desconectado» Pensé y decidí mandarle un mensaje antes de desconectarme.

-¿Estás? ¿Vas a mover?. Es tu turno- le dije sin recibir respuesta inmediata.

Estaba a punto de cerrar el programa cuando la respuesta apareció: «Espera y verás» fue todo lo que dijo.
Dos minutos más fue todo lo que esperé antes de cerrar el programa y apagar la computadora.
Me acosté a dormir, sin olvidarme de realizar mi plegaria nocturna para acabar con mi soledad.

-Por favor- Oraba cada noche.

(El peón se mueve, su objetivo es atrapar a la custodiada reina. Sabe que sus posibilidades de éxito son casi nulas y que caería primero en la batalla, recuerda siempre que es tan solo un peón. Pero entiende que su deber es seguir adelante y enfrentar todos los obstáculos.
Su camino será largo, una odisea con enemigos muy poderosos, pero debe hacerlo. Todo sea por su rey, por la victoria. Es la primera fila, carne de cañón, pero nadie dice que la suerte no lo puede acompañar. Un milagro era todo lo que necesitaba, eso y que se acomoden el resto de las piezas para lograr su avance).

Al día siguiente regresé a mi casa más tarde que lo usual. Hubo demoras en el transporte público y termine llegando a mi casa a la noche, en horas de la cena.
Entré a mi cuarto, cansado por el día y me extrañó que la computadora esté encendida.
Mis padres y mi hermano mayor no se encontraban, todos habían salido, como de costumbre, todos tenían sus vidas salvo yo, que tenía mi página de juegos.
Al abrirla me encontré con una alerta, un mensaje que mi rival de la noche anterior, el muy misterioso y lento «El tiempo» había movido y que era mi turno de jugar.

Había movido un peón, clásico comienzo que duraba menos de un segundo en cualquier partida, salvo en esta que había demorado casi un día.
Hice el mismo movimiento de mi lado, moviendo el espejo de la misma pieza y esperé.
Nuevamente mi rival se había perdido y mi aguante había llegado a su fin.
Volví a mi cama, volviendo a mi rezo diario para acabar con mi soledad.

(Un segundo peón se mueve. Igual en condiciones que el primero, cree que mientras más sean, mejor les irá)

Un nuevo día vino y se fue. Había roto un record al casi no haber hablado con nadie en todo el día. Regresé a mi casa temprano, luego de un día aburrido de trabajo y decidí esperar a la noche jugando a mi juego favorito.
Nuevamente al abrir el programa, una advertencia apareció. Mi compañero, el jugador más lento del mundo, había realizado su segundo movimiento. Un segundo peón cambió su posición. Movimiento que copié y esperé. Era un comienzo básico, pero extremadamente lento.

(Después de los peones, es el turno de las grandes piezas. Dueñas de movimientos especiales, las grandes piezas vienen solamente de a pares, salvo los reyes.
Los alfiles son a veces los primeros en avanzar. Capaces de alcanzar grandes distancias, atacan a escondidas y son tricioneros. Suelen ser letales, en ocaciones destronando al rey, pero su misión principal es acabar con la reina. Orgullosos, sus movimientos son el primer paso hacia la victoria).

Un ruido molesto me despertó. Era la bocina de un auto que sonaba desde la puerta de mi casa. Me había quedado dormido.  Mi primera salida en mucho tiempo y no estaba listo. Me vestí lo mas rapido que pude y salí.
No pasaron muchas horas hasta regresar a mi casa y encender el ordenador para ver el avance de mi partida.
Un movimiento por día, en el mejor de los casos, pero la partida avanzaba.
Un alfíl de mi rival se había posicionado en jaque a mi rey. Una jugada muy tonta, demasiado ingenua, siendo una amenaza sin protección y facilmente destruida por el monarca.

(Los caballos son listos. Se mueven de forma errática pero calculada. Son siempre visibles pero nunca se sabe cuando atacarán. Es una terrible amenaza, un peligro latente que observa todas las jugadas. Dificil es hacer que caigan, emboscarlos requiere habilidad al poder sortear obstáculos facilmente con sus largos y extraños movimientos. Los caballos son de temer).

Había pasado mas de un mes desde que comencé la partida mas lenta del universo, pero con cada movimiento, mi interés en acabarla aumentaba. Sus jugadas eran distintas a todo, extrañas por momentos, caóticas por otros y varias veces suicidas, pero de alguna forma lograba agarrarme por sorpresa.
Sacrificó a un alfíl para hacer salir a mi rey, mandó al frente a un caballo para mover a mi reina. No tenía miedo de sacrificar sus piezas por el bien común.

Luego de realizar mi movimiento de la noche, me llegó un correo electrónico. Una invitación a un cumpleaños a celebrarse dentro de casi un mes.
Por su puesto que no quería y no pensaba hacerlo, pero casi al instante, me llamó un amigo que había leido el correo y que quería que lo acompañe. Me negué en un principio pero me rendí ante su insistencia. Faltaba un mes y aún podía inventar una excusa. Me acosté, orando como siempre.

(La torre es la gran protectora de la familia real. Es la última linea de defensa y es siempre fiel. Fría y conservadora, se mueve únicamente cuando los monarcas son amenazados.
No desea la gloria, su único objetivo es servir. Incorruptible y letal, muchas veces es enviada a cortar el escape del enemigo. La torre es respetada y temida, la más calculadora de las piezas).

Mi amigo no paraba de hablar de la fiesta. Tenía más ganas de que llegue el día que el propio homenajeado. Faltaba poco y no se me había ocurrido ningún pretexto para faltar.

-Será una gran fiesta y buscaremos muchas chicas- me decía continuamente. -Te conseguiré una muy linda, no te preocupes.

-¿Por qué no te ocupás de tus cosas y me dejás a ocuparme de las mías?- le recriminé.

-Porque no soy yo el que necesita una alegría, amigo mio- respondió con una sonrisa.

Finalmente a la noche regresé a mi habitual soledad y luego de realizar mi plegaría diaria al cielo, era mi turno de mover.
La partida, aunque larga, se había hecho interesante.
Mi rival seguía siendo impredecible y eso es lo que me mantenía expectante.

Se podría decir que en este punto yo llevaba una clara ventaja. Aunque había perdido a la reina, poseía mayor cantidad de piezas restantes. No lo quería admitir, pero no había podido anticipar la jugada. Su caballo, en acción conjunta con un simple peón planearon el ataque desde las sombras, luego de que mi rival sacrificara a su último alfíl, mi reina cayó en la trampa.

(La reina. La pieza mas importante de las dieciseis. Sin ella el rey caería sin remedio y la partida finalizaría. La reina es la protectora de la familia real. Siempre dispuesta y servicial, ataca sin piedad. Embiste y protege, siempre en movimiento. Ella dictamina el éxito o el fracazo. Su perezoso marido no puede moverse como ella. ‘Para ganar una partida de ajedréz, la reina siempre debe sucumbir’).

Finalmente llegó el día mas esperado. La partida de ajedrez estaba a punto de terminar y ya me había declarado vencedor. Después de dos meses a mi rival le quedaba solamente un peón, una torre, un caballo, a la reina y al rey. Era mi turno de jugar y su caballo estaba a punto de retiarse al establo.

-Jaque mate- dije en voz alta cuando escuché el timbre de la puerta.

También era el día más temido, el día del cumpleaños en el que pasaría varias horas parado en un rincón viendo como los demás la pasan bien. Ya iba con mala actitúd, lo sabía pero no podía evitarlo.
No se si creo en la suerte ni en el destino, pero al entrar, choqué contra una persona que venía distraida con un trago alcoholico en la mano. La persona fue a parar al piso, mientras que el trago a mi camisa nueva.
La chica caída me pidió disculpas y la ayudé a reincorporarse. Cuando lo hizo, me miró a los ojos y quedé hipnotizado frente a su belleza. Me quedé casi mudo cuando me preguntó si estaba bien. Con voz rota le dije que estaba bien y que le recuperaría el trago que mi camisa había perdido.
Con una simple risita me dio un sorpresivo beso en los labios y me dijo que me acompañaba a la barra de tragos así yo también le tiraba uno en el vestido.
Recuerdo que nos reímos durante toda la noche y durante mucho tiempo más, al volvernos inseparables desde ese momento.
Aquella fue una noche en que mi vida cambió por completo. Una noche en que mis plegarias noctunas habían sido respondidas y en la que mi soledad había terminado.
Más grande fue mi sorpresa al regresar a mi casa y ver que mi partida de ajedréz había terminado.
Mi rival había salido victorioso al declararme un jaque mate con su reina y su torre. No podía creer que había perdido, después de estar seguro de haber ganado.

Un cartel grande brillaba en la pantalla:

«El tiempo ha vencido»

BTHA: Parte 3

«¿Cómo han osado arrestarme? ¿Bajo que cargos? ¡¿DESPUÉS DE TODO LO QUE HE HECHO POR VOSOTROS?!»

La voz de Marcus se hacia sentir, mas no era atendida por la guardia que hasta hace poco le obedecía ciegamente. Pasó de ser el alcalde, el hombre mas importante, influyente y respetado, a ocupar la única celda del pueblo.

Ahora yacía en el suelo de la prisión, esperando que alguien le libere, pero su espera fue en vano.

Nadie vino, ni el juez, ni Damián – «la voz del pueblo»-, ni su ayudante cuando era alcalde, ni Claudio, ni siquiera su mujer, Isabel.

La única visita que tenía era el comisario del pueblo quien volvió a portar un arma en su cinturón y este no era del todo charlatán.

Sin nadie que lo escuchase, sin nadie que le diera un juicio justo, sin nadie a su alrededor, Marcus permaneció solo, en la celda.

Varios días después, Marcus calculó que había pasado un mes, otra persona fue encerrada en misma celda que el.

Marcus lo reconoció como Esteban, uno de los obreros del molino. No era el mas listo, pero era una buena persona.

«¡ TU ! Todo esto es por tu culpa, ‘alcalde’. MALDITO SEAIS». Las palabras de Esteban se clavaron directo en el pecho de su compañero de celda.

«Yo no he hecho nada, Esteban»

«Mientes»

«Estoy diciendo la verdad. He sido acusado injustamente» Replicó Marcus.

«No te creo maldito Inglés» Respondió el otro recluso.

Esa fue toda la conversación que tuvieron por una semana, hasta que por fin un día se rompió el silencio.

«Hoy es mi cumpleaños» Dijo Esteban.

«Feliz cumpleaños. ¿Has de recibir visitas?

«…» Esteban hizo un largo silencio. «No, no recibiré»

«¿Cúal es el crimen por el cual te condenaron?» Preguntó Marcus mientras veía como se volvía sombría la cara de su compañero.

«Robo y asesinato. Me acusan de haber matado a mi propia familia.»

«¿Qué ha pasado?» La voz de Marcus denotaba sinceridad.

Esteban dudó un momento y al final decidió abrirse ante el anterior alcalde:

«Como sabrá…». Parece que había vuelto el respeto al hablar. «Yo trabajaba en el molino que usted contruyó. Fueron épocas muy buenas para mi hijo, para mi esposa y para mí. Teníamos suficientes ingresos para vivir y nos sobraba lo suficiente para darnos algun que otro regalo. Pero todo se terminó cuando derrumbó el molino.»

Marcus pensó en detenerlo y aclarar que el no lo hizo, pero consideró que para ganarselo como aliado, debía seguir escuchando la historia, sin meterse.

«Desde ese momento todo fue miseria. No teníamos dinero para comprar comida y no había trabajo. Al poco tiempo debí salir a robar -comida- para alimentar a mi familia. Siempre robé lo minimo, pan, agua, lo basico para sobrevivir. Hasta que una vez, uno de los dueños de los negocios debió que cerrar debido a los crecientes robos y cegado de ira me siguió hasta mi casa y…»

El llanto de Esteban hizo que sea imposible continuar su relato, pero no fue necesario. Marcus había comprendido lo que pasó después. El dueñó del negocio asesinó a la esposa e hijo de su compañero de celda y este se vengó con el. Pero aún no le quedaba claro por qué fue condenado.

«Pero, ¿por qué te han condenado?» Preguntó Marcus.

«Porque no le pude matar, a pesar de haber hecho lo que hizo, no pude y le dejé con vida, aunque muy mal herido y me acusó. El juez consideró que en mi locura había asesinado a mi familia y casi matado al dueño de la panadería. Fui centenciado a 10 años en prisión….yo robé, pero nadie cree que ese fue mi único delito».

«Yo te creo» dijo Marcus, abrazando al hombre derrumbado por sus lagrimas.

Marcus ahora tenía un nuevo amigo, quien lo ayudaría a recuperar su vida.

El disparo

«¿Qué había pasado?»

No podía recordar..todo fue muy rapido.

Había mucho ruido y se que estaban viniendo por mí.

¿Qué debía hacer? ¿Debía correr? ¿Debía esperar a que los otros me alcancen?

Quedaba poco tiempo, ya podía sentir su respiración en mi cuello. Aún así, mis piernas no respondían.

«Vamos,  ¡ muevanse!» Les dije. Pero seguían sin moverse.

Igualmente aunque corra, ellos me alcanzarían, me tirarían al suelo y me dejarían inmóvil hasta que llegase la autoridad.

Todo había sucedido tan rapido.

Mi intención no fue disparar. Pero estaba solo frente a ese enemigo que me provocaba y me provocaba.

Entonces no me quedó otra y lo hice, disparé.

Creanme que cuando ví que el disparo fue efectivo y mi enemigo había sido abatido, me puse feliz.

Me alegré mucho y fue realmente el mejor momento de mi vida.

Les confieso que ese había sido mi primer disparo efectivo en todo el año y que aquel enemigo tampoco era cualquiera. Era mi mayor enemigo.

Entonces maté 2 pajaros de un tiro, como dice el dicho.

«¡Oh, no!» Ya los siento llegar.

Habían pasado escasos segundos del hecho que encima fue presenciado por una cantidad incontable de personas, todas y cada una testigas de lo sucedido.

Seguramente al día siguiente sería tapa en casi todos los diarios.

Seguramente van a haber notas en los canales de noticias sobre lo aquí ocurrido.

Seguramente me van a querer entrevistar.

«¡Que lindo día!» pensé. Cuando de golpe se me tiraron encima, inmovilizandome.

«GOOOL» Gritó el relator de la radio.

«¡Pero que gran gol, señores! Gracias a este gol, estamos en presencia de los NUEVOS CAMPEONES»

La inflación

Mi estimado:

Nos conocemos desde hace mucho.

Eras muy pequeño cuando te vi por primera vez.

¿Recordás el miedo que tenías al tocarme?
¿Recordás que pensaste que no eras merecedor de mí?

Recuerdo que la primera vez que nos vimos te hice muy feliz.
Nunca voy a olvidar tu cara llena de alegría.

Lamentablemente después de la felicidad viene el dolor.
Nos separamos. Te cambié por otro, lo admito. Vos eras feliz y ya no me necesitabas.

Un mes después nos volvimos a encontrar.
Me dijiste que habías luchado durante todos estos días por tenerme de nuevo.

Estabamos contentos, pero algo era distinto y no pude hacerte tan feliz como la primera vez.
Estaba mal y nuevamente me tuve que marchar.

Mes a mes vos luchabas por mí, por tenerme.
Mes a mes, al lograrlo, tu sonrisa desaparecía.

Mes a mes tu felicidad aumentaba y la mía disminuía.
Cada vez que nos veíamos te hacía menos y menos feliz..

Pasaron unos años y hoy seguís luchando por mí como aquel primer día.
Pero ya solo luchas por tenerme y no porque confiás en que te haga feliz.

Lo cierto es que hoy ya no soy lo que era antes.
Por eso decidí escribirte esta carta.

Gracias por tu esfuerzo.

Gracias por luchar por mí y que quieras tenerme siempre.

Entendeme, no es culpa mía no poder hacerte feliz como antes.
Otros me quieren al igual que vos y mi valor depende de ellos.

Aunque cada día menos, siempre tuyo.

El billete de 100 pesos.

El falso jarrón de la abuela

El jarrón de la abuela es una antigüedad. Este está guardado en un armario diseñado únicamente para él.

Es un regalo de su casamiento hace ya incontables años.

Su valor monetario es incalculable, tanto así que los nietos piensan que si lo venden, la abuela podrá disfrutar sus últimos momentos viviendo como una reina. Y su valor sentimental es aún mayor (al menos, eso pensaban).

Aunque, lo cierto es que, ese ese jarrón ya no es el jarrón de antaño y esto solo la abuela lo sabe y calla.

Hace ya muchos años, la abuela (sin haber obtenido ese titúlo aún) limpiaba el jarrón, que estaba apoyado sobre un pedestal, recordando el día de su casamiento. Su mente estaba enfocada en ese día y con un descuido de su mano derecha, empujó al jarrón que cayó al piso.

Para su buena suerte, la alfombra amortigüó la caída, aunque no evitó que un pedacito del jarrón se desprendiera, arruinando su perfecta figura.

La abuela se entristeció, había cuidado tanto a ese jarrón y por un simple descuido ahora ya no sería el mismo.

La abuela pegó el pedacito de jarrón y ante la mirada de un tercero el jarrón se veía sublime, intacto. Pero para la abuela, el jarrón ya no era el mismo. Después del hecho, su vida prosiguió, aunque ahora con menos alegría.

Fueron pasando los días, los meses y los años y durante ese tiempo el jarrón había sufrido varias caidas y roturas. Sin importar donde se lo coloque, el jarrón siempre buscaba una forma para aterrizar en el piso de alfombra y romperse.

La habilidad de la abuela para repararlo era maravillosa, tanto así que nadie se daba cuenta lo roto que estaba en realidad. Y por sobre todo, nadie se daba cuenta que ahora era mas pegamento que jarrón.

Es por esto que la abuela mandó a hacer un armario de vidrio destinado para velar por siempre por el jarrón y así,pensaba, que este permanecería entero hasta el último momento de su vida.

Pero lo cierto es que la abuela ya no tenía sentimientos por este falso jarrón y se entristecía aún mas cuando pensaba en todo el tiempo que pasó a su lado, cuidandolo.

Pero…¿por qué no se deshacía de el?

La respuesta era sencilla. La abuela le tenía miedo al que dirán. Que dirán sus hijos al haber hablado tan bien de una mentira y por sobre todo, que pasará con sus nietos los cuales solo iban a visitarla, para ver a su «invaluable» reliquia…

Así es el falso amor, como el falso jarrón de la abuela.

Al principio es nuestro mas valioso objeto, el cual sacamos a relucir, y, ¿por qué no?, a presumir.

Pero lo cierto es que en algún momento se caerá. Sin importar la causa y el motivo, el amor falso se caerá al suelo y se romperá.

Nosotros somos capaces de arreglarlo para que aparente seguir perfecto ante los ojos de terceros, aunque por dentro sabemos que no es lo mismo y que algo cambió.

El falso amor, como el jarrón, se seguirá cayendo y nosotros lo seguiremos reparando hasta que llegue el momento en que ya no quede nada de ese primer sentimiento.

Nos preguntaremos continuamente, ¿por qué seguir?

E inmediatamente nos responderemos. Porque…¿Qué va a ser de nosotros sin el jarrón?.

BTHA: Parte 2

Marcus y Claudio habían sido condecorados con medallas, honores y mucho oro por su gran y heróico esfuerzo durante la guerra.

Sus nombres se habían vuelto importantes dentro de la comunidad.

Habían pasado varios años desde que los amigos conocieron a su amor, Isabel y Claudio pasó gran parte de esos días en idear un plan para separarlos, aunque sin exíto.

En casi todos los aspectos Marcus era una persona con buen corazón.

 

Aunque todo cambió una mañana en la que Claudio fue invitado a la casa de su amigo. Este aceptó y Marcus le contó que quería ser candidato al puesto de alcalde, que recientemente se acababa de desocupar. Le contó a su amigo que quería hacer algo mas por el pueblo que tan gentilmente lo trató.

Con una falsa pero muy bien fingida sonrisa, Claudio felicitó a Marcus mientras que este se dirigía a la bodega para traer una botella de vino para brindar.

En el momento que quedó solo, Claudio tuvo tiempo de ver -sin emociones- las cartas de felicitaciones de parientes lejanos. Aunque una de esas cartas le llamó la atención…

Esa carta estaba escrita en inglés y la firma decía «With love, Mom & Dad» (con amor, mamá y papá).

Claudio se apuró a guardar la carta en uno de los bolsillos de su saco mientras que la sonrisa en su rostro se hacía real y cada vez más y más grande…

Claudio sabía que la ley establecía que para tener un cargo público era necesario ser descendiente de españoles.

Gracias a la torpeza de su «amigo», ahora tendría lo que estuvo esperando y deseando desde hace tanto tiempo, a Isabel.

Marcus fue electo como gobernador.

El tiempo pasó y el pueblo creció a pasos agigantados.

Durante el periodo de permanencia en su flamante cargo, las cosas en el pueblo mejoraron mucho y gracias a su inteligencia, había desarrollado el molino mas grande del imperio español, dandole trabajo a la gran mayoría de los habitantes del pueblo.

Aunque fue precisamente en el día de la innaguración el momento en que Claudio decidió llevar a cabo su plan.

Cluadio se ocupó de correr el rumor de que el nuevo alcalde no era descendiente de españoles y -como los rumores fluyen mas rapido que el agua- pronto los dichos llegaron a los oídos de Marcus.

Al principio estos no tomaron mucha fuerza ya que las obras de Marcus por el pueblo eran tan importantes (y visibles), que hacían opacar a cada repetidor.

Por su parte, Claudio no lograba ocultar su frustración y sus sirvientes eran los principales receptores de su mal humor. ¿Cómo podía hacer para lograr fortificar el rumor? Se preguntaba.

Días despues de pensar y pensar, la respuesta le vino a la cabeza. El rumor no se fortalecía porque la ímagen de su «viejo amigo» era muy grande. Entonces debía bajarla. Y ¿cómo lo lograría? «Muy facil» se respondió.

Derribaría la torre del molino, el simbolo del progreso de Marcus y la principal fuente de trabajo de muchos de los habitantes del pueblo.

«Si el molino cae, Marcus también lo hará». Se decía Claudio por las noches antes de acostarse.

Gracias a Marcus, el pueblo había logrado la paz y todas las armas habían sido entregadas y destruidas. Gracias a eso, en el pueblo se generó una gran confianza entre sus habitantes hasta el punto en que el comisario del pueblo era el único representante de la ley (aunque sin armas).

Pero no todos estaban desarmados. Durante un tiempo, Claudio obtuvo de contrabandando unas nuevas armas traidas del oriente. Estás eran unos artefactos que contenían una gran cantidad de polvora y gracias a ello, producian una devastadora explosión a distancia.

Eso era justo lo que necesitaba para destruir el molino…

Luego de 3 días de pruebas efectivas, el plan de Claudio se llevó a cabo y logró explotar -a distancia- los cimientos del molino, el cual se derrumbó con un fuerte estruendo.

La caída del molino fue la primera ficha  del dominó en caer. No pasó mucho hasta que surgieran varias teorías de la culpabilidad de Marcus en la caída de su fuente de trabajo. En el dinero que el obtuvo y en que esto lo hizo para que el pueblo quede pobre y bajo su merced.

Inmediatamente las acusaciones fueron hacia el lado de su sangre británica,

De ahí en más, Claudio solo se sentó a observar como las cosas tomaban su rumbo. Al poco tiempo los miembros del consejo del pueblo se reunieron y decidieron acusar a su alcalde de traición a la patria sin un juicio justo ni derecho a replica.

Marcus había sido capturado por ser hijo de Ingleses. Nada importó que el era Español y que había servido al ejercito y dado su vida por su nación. Tampoco importó que gracias a el, el pueblo había crecido como nunca y todos los habitantes poseían uno de los mas altos niveles de calidad de vida de todo el imperio español. Nada de eso importó…

El plan había surtido efecto. Isabel lloraba desconsoladamente en los brazos de Claudio mientras este miraba como se llevaban al que algúna vez llamó amigo.

Entre gritos y llantos, Marcus maldijo su destino y juró que volvería a buscar a su amada y tomar venganza del culpable de su situación.

Claudio solo sonrió mientras que Marcus era detenido. Al fín tenía a Isabel en sus brazos y ahora nada ni nadie iba a poder separarlos.

Historias de causalidades

Javier se había perdido.

Estaba oscureciendo y no conocía el camino de regreso al hotel.

Había dejado el mapa en el restaurante donde tomó unas cervezas y no se dió cuenta hasta ya haber caminado varias cuadras en una dirección determinada.

Había llegado hasta un barrio recidencial y no se vislumbraba a nadie por el camino. No había nadie a quien preguntarle el regreso a su pequeño hotel de una estrella y Javier se estaba comenzando a preocupar.

 

 

Lucia estaba nerviosa.

Ese día debía presentar su tesis para recibirse.

Había pasado toda la noche en vela, estudiando. Poseía todos los temas en la cabeza, sin embargo, la magnitud del evento era tan grande que le hacía dificil concentrarse.

Como ya era tarde, salió de su casa apresurada. Quería llegar con tiempo a la universidad, pero para su mala suerte el tráfico era un caos. Luego de varios minutos de espera sin avances, decidió bajar del táxi e ir corriendo. Sabía que no llegaría a tiempo.

 

 

Juan estaba cansado.

Salió de la oficina mas tarde de lo que debía y debía apurarse a llegar a su casa.

Decidió tomar un taxi y bajarse a dos calles de distancia para que su esposa no descubra que volvió sin su auto, aunque no sabía como iba a poder disimular el olor a alcohol que tenía impregnado.

Cuando bajó, tropezó con un joven nervioso que estaba perdido, buscando el camino de regreso.

A pesar de estar apurado, Juan le ayudó. Él conocía donde quedaba aquel pequeño hotel.

Su dueño y Juan eran amigos y en esa noche estaban tomando unas copas en la oficina del último.

Fueron unas cuantas copas que obligó al personal de limpieza permanecer horas extra en la oficina.

Entró por la puerta trasera de la cocina y su mujer no se encontraba. Al ver una botella de vino, la abrió y se dispuso a servir dos copas.

 

 

Leo se estaba poniendo el casco.

Había decidido ir en moto. No estaba con ganas de ir, pero igual tenía que hacerlo, se lo había prometido a su primo, el dueño del restaurante, debido a que uno de sus mozos no iria a trabajar.

Para su buena suerte la única mesa de la tarde fue ocupada por un turista que ordenó un par de cervezas y las pagó por adelantado.

Luego de atenderla, el primo de Leo le agradecio la ayuda brindada y lo dejó en libertad.

Como aún era temprano, decidió aprovechar el tiempo y adelantar los trámites para que le otorgen el título, aunque el tráfico que había casi lo hizo cambiar de parecer.

Al estar con la moto, sorteaba el alboroto de autos con bastante facilidad y llegaría en muy poco tiempo a su destino.

En un momento una chica bajó de un táxi en plena calle y Leo estuvo a punto de arrollarla.

Él la reconoció, era una compañera de la universidad que estaba entre nerviosa y desesperada por llegar para presentar su tesis.

Leo se ofreció a llevarla.

 

 

Claudia tenía todo listo.

Su marido le había prometido que la ayudaría a cocinar la cena, pero ya se había retrasado.

Le prometió que saldría mas temprano de la oficina y que iría a su casa para que juntos cocinen, como lo solían hacer.

Había ido a comprar todos los ingredientes, junto a un par de botellas de vino. La idea de cocinar juntos le emocionaba mucho.

La espera continuaba y la preocupación aumentaba cuando una sirena se escuchó a lo lejos y su sonido se hizo cada vez mas y mas fuerte.

La ambulancia se había detenido a dos casas de distancia y olvidandose completamente su marido, decidió ir a contemplar la situación.

Minutos mas tarde fue sorprendida por su marido quien le dió un gran abrazo mientras que ella seguía contemplando la escena. Claudia sonrió y volteó para besarlo.

Su marido tenía mucho olor a alcohol. El había abierto una de las botellas de vino y como torpe que es, se le había caído y el contenido se derramó en su ropa.

 

 

Julián decidió cerrar mas temprano su negocio y decidió ir a tomar un café.

El restaurante estaba vacío y una sola mesa tenía rastros de haber sido ocupada. Sobre ella se encontraban un par de cervezas vacías y un mapa turístico.

Julián pudo elegir el lugar que mas le guste para sentarse y eligió uno frente a la ventana.

Por primera vez en el día se estaba relajando.

Se dispuso a leer el diario, intentando concentrarse a pesar del ruido proveniente de la calle.

Una ambulancia se hacía paso entre los autos para luego frenarse en la puerta del restaurante.

Julián vió como el conductor entró apresurado pidiendo direcciones. Debían llegar a una residencia y el GPS se había estropeado.

Viendo hacía la otra mesa, recordó que sobre ella había un mapa, aunque turístico, serviría y se lo entregó al chofer.

Este último, agradecido, retornó al vehículo y le entregó el mapa al medíco que viajaba en el otro asiento.

 

 

Todos estos son meros ejemplos de que nuestra vida está guíada por las causalidades y todo lo que pasa y pasará, es por algún motivo y para el beneficio de otros (y a veces, del nuestro).

E.F.: parte 2

Nadie.

Nadie más que él.

Hasta donde alcanzaba la vista estaba solo.

Ningún auto circulaba por la calle. Ningún niño jugaba en el jardín de su casa. Ningún vecino cortaba el cesped.

Jack, su vecino, tampoco se encontraba presente y esto le sorprendió por sobre todo.

Jack era un jubilado, jardinero retirado y pasaba casi todo el día en su patio frontal arreglando plantas y que no esté presente, simbolizaba que algo le había pasado. No solo a él, sino también a su antes perfecto jardín.

Leo volvió a entrar a su casa. Su preocupación era evidente.

Se digirió a la sala de estar donde estaba el único teléfono inalambrico de la casa.

Lo tomó y marcó el numero del móvil su mujer. Mientras que llamaba, una voz le indicó que la bateria estaba próxima a acabarse.

Leo miró la base y parecía todo normal.

«Por ahí lo dejaron mal conectado» Pensó.

El tono de espera continuaba al teléfono y su mujer no lo respondía. Su llamada no solamente no era respondida, sino que el contestador del móvil tampoco aparecía.

Al cabo de varios intentos sin respuesta, cortó el teléfono y salió nuevamente de su casa.

Esta vez, prestó más atención al panorama.

Las nubes grises y espesas ya estaban siendo barridas por el viento y el sol brillaba cada vez más fuerte en el cielo.

Cerrando la puerta con su llave, salió y se dirigió a su coche.

Encendió el motor y se puso en marcha. Iría a la escuela a buscar a su mujer y a su hija.

Nuevamente no había nadie más que él.

-Gracias a dios que llené el tanque. Dijo, aunque en realidad no podía recordar cuando lo hizo.

La aguja del medidor de combustible marcaba que el tanque estaba lleno, aunque su camioneta lo consumía más rapido que casi cualquier otro auto.

El camino a la escuela se volvió más complicado de lo que pensaba.

Autos cochados obstaculizaban el camino y arboles caídos le impedían el paso. Esto sumado a que los semafóros dejaron de funcionar repentinamente le complicaron el viaje hacia el colegio.

Más allá de eso, la ciudad parecía intacta, cómo si hubiese sido abandonada de repente.

Al cabo de algunos minutos, estacionó el auto.

Las puertas de la escuela estaban abiertas, invitandolo a entrar.

Leo entró, aunque temeroso, y buscó a alguien que le pueda indicar donde se encontraban su mujer y su hija.

-HOLA- Gritó.

-¿HAY ALGUIEN ALLÍ? ¿ALGUIEN ME ESCUCHA?.

La única respuesta que recibió fue el eco de sus palabras resonando por todo el lugar.

Recorrió un poco el lugar, ya más nervioso que antes.

Comenzó a correr, buscando aula tras aula señales de su familia, señales de cualquier persona.

Doblando en un pasillo, encontró la oficina del rector. Estaba cerrada con llave.

Golpeó la puerta con su mano cerrada. Golpeó una, dos, tres, cuatro veces, pero nadie le respondió.

Corrió por los pasillos, el nerviosismo y la desesperación invadieron su corazón.

-ALGUIEN QUE ME RESPONDA, POR FAVOR.

Nadie.

Nadie más que él.

Una lagrima se asomó en su ojo derecho. Quería salir de allí, el aire lo agobiaba.

Aún le quedaban aulas que buscar y pasillos que recorrer, pero sentía que iba a explotar y se dirigió a la puerta principal.

Saliendo del colegio, se desplomó sobre el seco cesped y comenzó a llorar.

Finalmente se había dado cuenta de que… ESTABA SÓLO EN LA CIUDAD.

 

T.C.U.: parte 2

Continuando en la T.C.U. se habla sobre los pensamientos de Adán. Este, al ver el lento progreso de la Tierra, medita sobre si debe o no ayudarlos aún mas.

Luego de mucho meditar, decide que lo correcto sería ayudarlos. Después de todo, seguían siendo sus decendientes.

Despues de una breve charla con Dios, este aceptó la idea de Adán y varias naves de la nueva Tierra fueron envíadas al viejo planeta. En cada una de esas naves, viajaron cien mil (100.000) habitantes del nuevo planeta, todos ellos considerados como de los mejores seres de su mundo.

Decidieron aterrizar en el polo norte. En realidad, sabían que aterrizar allí sería muy perjudicial, pero era el único lugar deshabitado en donde la humanidad no pondría un pie hasta dentro de muchos años y así tendrian el tiempo suficiente para construir un habitat y vivir eternamente sin ser descubiertos.

Después de realizar unos estudios, los fisícos e ingenieros de la nueva Tierra determinaron que bajo el polo norte no había nada mas que agua, por lo que si una de sus naves se apoyara sobre el, provocaría que el nivel del oceano aumente y si todas las naves se apoyasén, la tierra (con excepción del porpio polo) quedaría completamente cubierta con agua.

Al enterarse de esta noticia y sabiendo que las naves llegarían a la tierra en poco tiempo, Adán corrió a decirselo a Dios.  Este, consternado, le preguntó a su creación cuanto tiempo estaría la tierra bajo el agua.

Adán le respondió que una vez que lleguen al polo norte, les tomará 40 días y 40 noches regular el nivel del agua y durante ese tiempo la tierra estaría inundada.

Dios tomó cartas en el asunto y se manifestó ante un joven llamado Noé, quien fue advertido de la inminente inundación (mal traducida como «diluvio») y se le fue otorgada la misión de contruir un arca.

Finalmente las naves llegaron a la vieja Tierra y debieron aterrizar en un un campo abierto (donde ahora es Inglaterra) debido a un problema mécanico, otorgando así, mas tiempo a Noé.

Una vez solucionados los desperfectos, continuaron su viaje hacia el polo norte.

Cuando las naves remontaron vuelo, algúnos de los viajeros advirtieron sobre las marcas que dejaron en el campo, dando origen a los «Circulos de las Cosechas», aunque no le dieron mucha importancia.

Cuando aterrizaron en el polo norte, se produjo lo que todos esperaban. El gran bloque de hielo que es el polo se hundió en las frias aguas oceanícas y el nivel del agua creció de una forma desmesurada.

Por suerte, Noé ya estaba preparado y logró mantener su arca a flote durante todo el tiempo previsto.

Pasadas las 40 noches, los habitantes de la nueva Tierra lograron eliminar el exceso de peso producido en su aterrizaje y el bloque de hielo del polo volvió a la superficie, bajando el nivel del agua en todo el planeta.

Cuando pasó la inundación, el arca de Noé quedó varada en la cima de una montaña, conocida ahora como la montaña Aratat, ubicada en Turquía.

Los habitantes de la nueva tierra, decidieron contruir su nuevo habitat debajo de la corteza terrestre, osea, en la superficie del manto superior en donde crearon una «tierra dentro de otra tierra».

La T.C.U. luego habla sobre la influencia de estos nuevos habitantes en la historia que todos conocemos.