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La sopa de cuentos

El siguiente es una mezcla absurda de los cuentos más populares llevados a la pantalla grande, pero en sus versiones -casi- originales según los escritos de sus autores (con algunas variaciones, claro está).
Se trata de una sopa de letras de los personajes de los cuentos en donde sus historias se entrelazan y conforman esta maraña de relato.

 

Caperucita, perdida por las indicaciones del malvado lobo, busca ayuda, desesperadamente.
Caminó sin rumbo hasta que se a lo lejos pudo vislumbrar a varias personas, caminando en fila.
Corrió hacia ellos con todas sus energías y vio que la fila estaba compuesta por niños. Les llamó desde lo lejos pidiendo ayuda pero su pedido no fue respondido. Los pequeños poseían la mirada fija hacia adelante, hacia el rio que se encontraba frente a ellos.
Su andar no se detenía y ahora, la niña de la capucha roja temía por ellos.
Comenzó a gritarles que se detengan, pero sus gritos no fueron escuchados.
Luego salió de entre los árboles e intentó frenarlos, pero nada servía. Los niños continuaban su andar hacia el agua y no tenían intención de desviarse.
De pronto, Caperucita sintió como una tonada penetraba en sus oídos y dominaba sus sentidos. La niña permeció inmovil hasta que la fila avanzó y ella se puso al final de ésta.
Había sido una víctima más  de la flauta.
Uno a uno los niños se adentraron en el agua para no volver a emerger, pero, al llegar el turno de la niña de rojo, el lobo que la había envíado a aquel camino salió de su escondite y atacó de forma letal al flautista. Sus garras desgarraron su cuello y el hechizo que dominaba a la niña se rompió. La niña despertó de su conmoción y echó a correr, sin embargo, el lobo, cansado de la espera, decidió adelantar sus planes de cena.
Luego del festín, se recostó sobre el suelo, a orillas del agua y durmió plácidamente.

A lo lejos, un niño, el último de la fila de los hijos de Hamelin, se acercaba al río. Caminaba apoyado en un bastón al ser una de sus piernas más corta que la otra. Maldición que había aborrecido desde que nació, ahora le había salvado la vida.
Sin el control del flautista, había podido ver la escena de lo ocurrido desde lo lejos y ahora planeaba venganza contra el lobo.
En su lento andar, se topó con un niño de madera que podía andar y hablar. Ambos eran distintos para el resto de la gente y eso hizo que se hicieran amigos rápidamente.
Pinocho, como decía que se llamaba, le contó al otro niño que su padre había sido arrestado por la policia y el planeaba rescatarlo. Pero para hacerlo, necesitaría de la ayuda del otro niño.
El cojo aceptó, con la condición de que primero acaben con el malvado lobo que engulló a la bella niña vestida de rojo.
Ambos se miraron y asintieron con la cabeza. Debían planear el fin del animal pero no se les ocurría hasta que miraron a un costado como un leñador apoyaba su hacha sobre un árbol talado y se disponía a devorar unas manzanas que les fueron obsequiadas por una señora de negras vestimentas.
Mientras que disfrutaba de tan suculento manjar, los niños aprovecharon la distracción para robarle su herramienta de trabajo y correr hacia donde estaba el lobo.
Lamentablemente para ellos, el leñador se dio cuenta del robo con bastante rápidez y comenzó a perseguirlos mientras que gritaba una voz de alto que provocó el despertar de su presa.
El lobo yacía de pie, esperándolos en la orilla con la boca abierta. Ahora el sería el cazador y aquellos niños sus presas.
Los niños corrían portando el hacha hacia el animal que los esperaba impaciente y el leñador se les acercaba cada vez más. Algo sucedería y sucedió.
Una nube de polvo se levantó al producir el choque y al cabo de unos segundos se disipó.

La imagen vista a continuación se puede describir de la siguiente manera:
Pinocho se encuentra en el suelo, partido al medio, muy cerca de la orilla. El lobo se encuentra flotando en el agua con el hacha clavada en su espalda mientras que el leñador se encuentra en acostado en la orilla, con la boca abierta y un líquido negro emanando de ella.
Más en el agua, flotando, se encuentran dos cuerpos sin vida, uno es el del pobre niño cojo de Hamelin y el otro es el de una sirenita, mitad mujer mitad pez.

Una mujer vestida de negro y portando unas manzanas en una canasta, fue testigo de la situación y se reía descaradamente.
Luego relató lo sucedido:
«Los niños corrían hacia el lobo. El leñador les seguía de cerca. Pinocho portaba el arma y tropezó a causa de una piedra. El filo le atravezó el cuerpo.
El otro niño tomó el hacha y llegó hasta el lobo quien le quitó el arma rápidamente y lo arrojó al agua. Luego se dispuso a perseguirlo al grito de que lo comería de postre como había comido a la otra niña. El leñador llegó, tomo su herramienta de trabajo y la arrojó con todas sus fuerzas al lobo. El arma se clavó en la espalda del famélico y allí quedó.
El hombre intentó ayudar al niño salir del agua sin embargo no lo logró. La sirenita había decidido quitarse la vida arrojándose de un gran puente y el niño tuvo la mala suerte de ser el amortiguador de la caída. La sirenita sobrevivió, pero no aguantó mucho fuera del agua. Finalmente, el leñador también cayó gracias a mis manzanas envenenadas. Me rio del maldito leñador quien se burló de mi al no aceptar ser mi esposo.»

La mujer fue encerrada, junto al hombre creador del muñeco de madera que poseía vida mientras que el oficial que los encerró regresó a su escritorio y continuó su búsqueda del flautista que secuestro a los niños de Hamelin.

El discurso del ángel

Era un día normal, un Martes cualquiera. Caminaba por el centro de mi ciudad. Como cada día, estaba trabajando. Me encargo de repartir correspondencia. Si, muchos me dirán repartidor, pero el término de ejecutivo de reparto de documentación me suena mejor, por lo menos para mi dignidad.
Se acercaba la hora de comer y mies pies pedían un descanso. Mis talones estaban cuestionando su trabajo y las plantas se negaban a dar otro paso sin un previo parate.
Caminando buscando una hamburguesería, noté que habían muchas personas reunidas en círculo. Siendo eso algo extraño, me acerqué. Un chico estaba tirado en el suelo, desmayado. Seguramente por el calor extremo que hacía. Estaba bien vestido, con un lindo pantalón y una elegante camisa.
Sin embargo, nada nos pudo preparar para lo que sucedió a continuación.
Una luz muy fuerte cubrió al joven y su cuerpo se elevó por los cielos y quedó clavado en una posición, con los brazos extendidos como si hubiese sido crucificado. Lz luz irradiaba de él y todo aquel que se encontraba allí, lo vio.
Un truco de magia bastante bueno, aunque luego nos dimos cuenta que era una verdad.

-ESCÚCHENME, HABITANTES DE ESTE PLANETA. ESCUCHEN MIS PALABRAS. ESCUCHEN AL ÁNGEL QUE LES HABLA.

Nos quedamos sorprendidos, duros en nuestros lugares. Yo era un cobarde y tenía miedo a lo desconocido y en ese momento, nada me pareció más extraño y ajeno a mi que eso.
Luego de un silencio, el ángel volvió a hablar.

-YO SOY UN ENVIADO DE DIOS. YO SOY QUIEN TRAERÁ PAZ AL MUNDO. MI LEY ES ÚNICA. MI LEY ES LA LEY. TIEMBLEN. TIEMBLEN AQUELLOS QUE DAÑAN. LA DAMNACIÓN DE LOS MALDITOS ES INESCAPABLE.

Sus palabras resonaban en todo el cielo y muchas personas enormemente distanciadas juran haberlo escuchado.
Aquel discurso estaba siendo transmitido en vivo y traducido al instante en cientos de idiomas.

-SE HA TERMINADO SU DECADENCIA. EL OCASO DE SUS VIDAS DEBE LLEGAR. ESTÁN ADVERTIDOS. TEMAN AQUELLOS QUE HAN HERIDO. TEMAS AQUELLOS CORAZONES OSCUROS.

Tanto a mi, como a todos los que le pregunté, el corazón les latía a mil por hora. Acelerado, frenético, temía. Temía porque yo no era bueno. No lastimé a nadie a proposito, pero tampoco ayudaba a los pobres. Pero el ángel estaba decidido y si según su criterio yo sufriría la damnación, nada podría hacer para evitarlo.

-NO HAY PALABRAS. YA NO QUEDA NADA PARA EVITAR VUESTRO DESTINO. NO HAY CIELO. NO HAY NIRVANA NI VALHALLA. NO EXISTIRÁN LOS ELÍSEOS NI LAS VÍRGENES ESTARÁN ESPERANDO.  NO HAY TRONO DE DAVID NI DE JESÚS. EL REINO DE DIOS ESTARÁ SELLADO PARA USTEDES, PARA LOS QUE ABUSARON DE SUS LÍMITES. CON EL ALBA COMENZARÁ LA VORÁGINE Y EL MUNDO VOLVERÁ A BRILLAR. LOS CONDENADOS ESTÁN ADVERTIDOS Y SU JUICIO CULMINARÁ EN 30 LUNAS CONTANDO DESDE LA QUE LLEGARÁ EN ESCASAS HORAS.

Han pasado 29 días desde aquel momento, casi finalizando el ciclo de purga y las palabras del ángel siguen estando vivas. Las televisoras decidieron recortar el discurso y ponerlo a las 12 hs de cada día luego de que suene el hímno nacional. Supongo que como recordatorio de lo que estamos viviendo.
Los niveles de audiencia nunca fueron tan altos. Todos estábamos atentos a las noticias. Cada minuto, cada segundo, cada instante podía resultar un momento único. Gente que era inexistente para nosotros era capturada y asesinada por el ángel.
Pero aquel ser no se limitó solamente a la captura de personas. Por las mañanas dedicaba su tiempo a limpiar ciertas zonas del mundo consideradas peligrosas. Zonas donde se produjeron desastres. Se llevó, quien sabe donde, los desperdicios nucleares, las armas nucleares, las armas biológicas, las armas químicas que la mayoría desconocíamos. Limpió lugares contaminados de radiación y mares y lagos contaminados por desechos industriales. El mundo estaba siendo limpieado y creo que desde que apareció, el aire se siente más fresco.
El cierre de las centrales nucleares afectó negativamente a muchos paises cuyas energías eléctricas dependían en gran parte de aquel proceso.
Falta poco para que concluya el tiempo que dio el ángel y estamos todos reunidos donde comenzó todo para despedirlo.
Aún sentía miedo de que me llevará, pero me tranquilizó el saber que los que fueron tomados, eran realmente unos malnacidos y yo, como tantos otros, estabamos lejos de eso.
Viviremos con miedo de nuestros pasos, pero a sabiendas que hay alguien que nos cuida, sin importar la religión.
Al cumplirse el plazo, el ángel volvió a aparecer. Se encontraba flotando en el cielo con los brazos estidaros para recibir un abrazo. Sus ropas eran las mismas con la que apareció la primera vez. Un pantalón elegante y una camisa arremangada hasta los antebrazos. Era la forma de vestir del joven quien sirvió de huésped del enviado de dios.

-SE HA CUMPLIDO EL TIEMPO Y HE CUMPLIDO MIS DICHOS. LA TIERRA FUE LIBRADA DE SUS PEORES MALES. HE DE PARTIR PERO ANTES DE HACERLO LES DEJO DICHO ALGO QUE DEBEN TENER SIEMPRE EN CLARO. NO HAY VIDA POSTERIOR. NO HAY CIELO. ESTA ES LA VIDA. ESTA VIDA ES LA QUE DEBEN DISFRUTAR. DISFRUTEN DE LOS PLACERES SIN DAÑARSE. DISFRUTEN DE LA COMIDA Y DEL SEXO SIN CAUSAR MAL AL OTRO. ESTÁN AQUÍ PARA DISFRUTAR NO PARA SUFRIR. ESTÁN AQUÍ PARA APRECIAR EL MILAGRO DE LA VIDA. SIN IMPORTAR LA RELIGIÓN, SIN IMPORTAR LAS RESTRICCIONES. SI QUIEREN VIVIR SIN COMER CERDO O SIN COMER CARNE, HÁGANLO. SI QUIEREN PASAR SU VIDA SIN MANTENER RELACIONES SEXUALES, HÁGANLO. DISFRUTEN A SU MODO SIN DAÑAR NI LASTIMAR A LA HUMANIDAD. VIVAN. ESE ES MI DESEO.

El sol brilló con mucha intensidad y el ángel desapareció. El muchacho que fue usado como vasija despertó en el suelo. Estaba muy confundido y le esperaría una gran lucha para comprender lo que le sucedió.

Por supuesto que no demoraron los chistes más clásicos. Después de todo, al parecer es verdad lo que decían, dios es Argentino.

El cosechador de almas

A simple vista, se trataba de un granjero común y corriente. Una persona de campo como cualquier otra. Aislado de la sociedad, refugiado en una casa solitaria en medio de un inmenso terreno donde todo tipo de frutas y verduras eran cultivadas.
Cada domingo, la radiante y siempre sonriente esposa quitaba limones de uno de sus propios árboles y preparaba limonada para los tres miembros de la familia.
El padre de familia se había vuelto, con el tiempo, un experto en el arte del cultivo. Tanto así que todo lo que sembraba, crecía, incluso las frutas y verduras que no podían crecer, teóricamente, en aquel suelo, con aquel clima o en aquella región del mundo.
El hombre se había convertido en una leyenda del cultivo. Nadie sabía como, pero toda semilla se convertía en magia en sus manos.
Una vez por año, el hombre realizaba una feria en un galpón que rentaba donde exhibía y vendía los productos más extraños que había cultivado. Desde frutillas blancas hasta rosas multicolor, nada era imposible para él.
Pero todo cambió cuando su familia pereció. El motivo es aún incierto, pero algo les afectó el corazón.
Desde aquel entonces, el hombre se volvió más retraido y su granja quedó más aislada que nunca.
Las ferias anuales se habían cancelado y con el tiempo la gente no volvió a saber de él.
Finalmente, luego de una década, el granjero volvió a estar en boca de todos.
Al cumplirse el décimo aniversario de la muerte de su familia, el hombre salió de su casa y colocó en la entrada de su propiedad un pequeño cartel clavado en la tierra.

«Cosecha de almas»

Aquel mensaje había cautivado al público y el hombre fue entrevistado por televisión nacional.

-¿Qué quieres decir con cosecha de almas?- Preguntó el entrevistador.
-Eso mismo. Cosecho almas.-Respondió
-¿Puedes explicarlo un poco más?
-No hay mucho más que decir. Puedo cosechar las almas de quienes me pidan, siempre y cuando se reunan ciertos requisitos y un pago por todo el labor que conlleva. En un año tendrán el alma de la persona que deseen.
-¿Está diciendo que puede hacer crecer el alma de cualquier persona?
-Si. Siempre y cuando se cumplan los requisitos.
-¿Y a donde van esas almas?
-A donde uno desea. Pero si se obtiene un cuerpo recientemente fallecido, el alma puede disponer de él y poco a poco se transformará en aquel ser querido nuevamente.
-¿Qué es lo que intenta vender realmente? Nadie va a creer esto sin una prueba.
-De acuerdo- Respondió el granjero y se levantó.

Caminó hacia la entrada de su casa y abrió la puerta. De ella (y para sorpresa de todos), salió su familia, que habían perecido hacía 10 años.
Parecían intactos, como si nada les hubiese ocurrido, como si el paso del tiempo no los hubiese afectado.

-Ahí tiene su prueba- Dijo el granjero, volviendo a su lugar frente al periodista.
-No comprendo. Se ven jóvenes, llenos de vida. ¿Es su familia?
-Si lo es- respondió el hombre con una sonrisa en su rostro. -Es como le decía antes. Cultivé sus almas y las puse en el cuerpo de un recientemente fallecido. El proceso fue duro. No sabía en cuanto tiempo sus cuerpos cambiarían y se volverían como los de mi familia. Ahora puedo decir que fueron 9 largos años de espera.
-Todo esto es imposible de creer, pero allí está su familia. ¿Cómo lo pudo hacer?-El entrevistador estaba temblando, casi llorando.
-Al cosechar las almas, las introduje en el cuerpo fallecido y esperé. A la mañana después, la voz de mi esposa me preguntaba que quería desayunar. Estaba confundida, creía que había muerto pero creía que fue un sueño. Era la voz de mi esposa, en el cuerpo de otra. Lo mismo que les pasó a mis hijos. Les costó mucho entender la situación, como un año. Pero el tiempo lo cura todo y depsués nos fuimos acostumbrando a los nuevos cuerpos. Finalmente, sus físicos cambiaron drásticamente hasta volver a ser aquellos quienes eran al momento de su muerte.
-¿Todos tardaron nueve años en cambiar?
-No. Los nenes tardaron mucho menos. Creo que a menor edad el cambio es más rápido. supongo que si una madre pierde a su bebé o a su infante, lo pueda recuperar en menos tiempo.
-Todo esto es increible- El entrevistador ahora lloraba, pensando en su difunta prometida.
-Lo era. Ahora es posible y ofrezco el servicio a todos quienes quieran y puedan pagarlo.
-¿Es usted dios?

El hombre dudó por un momento.

-No. Solo soy un simple granjero.

Una historia sin sentido

El cielo se abrió y la Luna quedó al descubierto. Una piedra lanzada desde una gomera le había producido una hendidura y ahora la grieta se hacía cada vez mayor.
Poco tiempo pudo aguantar y la herida terminó por matarle. El hoyo producido se fue extendiendo y el contenido que rellenaba la roca blanca se vertió sobre el planeta.

En la Tierra, la gente brillaba con distintos colores, cada uno reflejando sus sentimientos.
Pero, al mirar al cielo, todas cambiaron y se mantuvieron en dos colores, el del miedo y el de la preocupación.

La gente corrió en una vorágine extrema. Era un mar de luces naranjas que se movían por doquier, intentando escapar de su destino. De negras a naranjas fueron alternando, produciendo un espectáculo hermoso visto desde el espacio.

La Luna se seguía vaciando, su líquido blanco, espeso e inodoro caía en forma de catarata a la tierra y cubría el suelo deborando todo a su paso.
Sin embargo, al ser tragadas por el contenido del satélite, las luces cambiaron de color de negro o naranja a un blanco más brillante que el propio medio donde se encontraban.
Sorprendidos porque sus luces no se habían apagado, estaban como flotando en aquella sustancia. Podían ver y respirar dentro de ella y para moverse debían nadar, pero si no lo hacían, no se hundían.
Algunas personas cambiaron su luz y comenzaron a brillar con un tono amarillento que nunca habían experimentado. Al tener ese tono, sus cuerpos descendieron al suelo y pudieron moverse libremente.
No pasó mucho hasta que entedieron lo que sucedía. El Sol, al observar la situación, se mutiló para que parte de su escencia caiga a la Tierra y salve a las personas.
El Sol se fue apagando poco a poco, a medida que la Tierra volvía a la normalidad.
Muchos perecieron, incluyendo aquel que provocó la herida a la Luna.

El maná del astro fue desaparecieron hasta que la estrella perdió todo su color. Sin embargo, no se perdió, sino que pasó a todos los humanos del planeta que ahora brillaban la intensidad del Sol.
Los hermanos habían desaparecido físicamente, pero sus escencias se fusionaron con las almas de los supervivientes.
Cada uno ahora poseía el poder de hacer crecer los cultivos, de dar calor y frio, de dar brillo y oscuridad, de reconfortar el día y de deslumbrar a su alrededor. En mayor y menor medida, cada ser humano poseía la magia del Sol y de la Luna en su interior.
El brillo y los colores continuaban, pero ahora alternaban entre dos, el blanco y el amarillo.
Los sobrevivientes no fueron muchos, sin embargo, gracias a lo sucedido, los cultivos, la ganadería, la pesca, la calidad de vida en general, aumentó para los que permanecieron de pie.
Cada persona se había convertido en un Sol y en una Luna en si mismos, no solo eso, sino que la mismísima Tierra, el propio planeta, también comenzó a brillar dándo origen a nuevas posibilidades, nuevos frutos, nuevos animales, nuevas comidas y nuevas ideas.

El brillo los mantenía con vida, era su esperanza y su alegría. Aquella era comenzó desde aquel día y se la conoció como la «Era de la grandeza».

Una hermosa realidad

Un pájaro vuela por el cielo. Sus alas se extienden y son envueltas por el viento.
Aquella majestuosa corriente de aire es implacable en su camino y el pájaro no tiene más remedio que obedecer.
Lejos está de ser una de aquellas aves todopoderosas con alas tan potentes que pueden superar la tempestad. Aquel es un simple pájaro que debe ceder ante su destino, uno más del montón.
Sin embargo, el ave es ingenua y no comprende lo que en verdad le está sucediendo.
Piensa que sus alas son las que lo guían, sin ningún tipo de traba ni barrera. Se cree libre y feliz. Cree que es dueño de su propio camino.
No se da cuenta que algo más fuerte lo está llevando, lo conduce al camino que más cree conveniente sin preguntarle a las alas si es que allí desean ir. El ingenuo pájaro vuela todos los días en una dirección que no conoce y sin embargo piensa que es la correcta.
Por el camino se van sorteando obstáculos y diversos problemas que el pájaro debe afrontar.
Algunos los supera y otros no, debiendo pedir ayuda constante al viento, el cual siendo todopoderoso, siempre lo pudo ayudar.
Por cada problema que el viento resolvía, la vida del ave fue mejorando, afianzándo el vínculo entre ambos. Era un síndrome de Estocolmo permanente, donde el viento mantiene cautivo ser alado y éste último cree que su captor le está haciendo un bien. Lo cierto es que el viento considera eso y cree que está actuando de la mejor manera por el bienestar de su protegido, sin llegar a entender la realidad.

Los días pasan y el viento no cesó.
El pichón fue creciendo hasta convertirse en adulto ante la mirada de su guardían que estaba más que orgulloso de su protegido.
Un día el pájaro vio a otra ave, de color rosado, delante de él. Volaba hacia su dirección, pero por algún motivo no pudo esquivarla. Sus alas no respondían sus órdenes y las dos aves chocaron.
El enojo del ave de color se pasó rápidamente al ver el rostro de tristeza del otro pájaro. Se lo notaba arrepentido y ese sentimiento provocó una revolución en su interior.
Pasaron un rato juntos, pero no podían mantener el paso. El ave rosa fluía con el viento mientras que la otra volaba de forma estática y siempre con la misma velocidad.
Discutieron. El ave rosa le dijo que no sabía volar y que dependía del viento para moverse.

Se separaron, ambos con el corazón roto. Sin embargo, las palabras de la bella rosada permanecían en su interior.
Tiempo después, quiso tomar otro camino, volar en otra dirección de la que ofrecía el viento y notó que no pudo hacerlo.
Finalmente entendió que no estuvo volando durante estos años sino que fue el viento quien lo empujó todo este tiempo. Las alas del ave se mantuvieron siempre abiertas, simulando el vuelo, pero era aquel elemento primordial el que realizaba todo el trabajo.

La realidad es que el pájaro nunca voló y al querer soltarse del viento, cayó. Sus alas no sabían como mantenerse en el aire.
Estaba cerca del suelo cuando pensó que se estrellaría y perdería la vida. Sin embargo, algo le detuvo la caída.
Una bella ala rosada le salvó. Un ala conocida para él, perteneciente a un ave a la cual creía que no volvería a ver.
Estaba equivocado. Aquella ave colorida nunca lo dejó. Permaneció en las sombras, día y noche hasta que él entendiera que debía comenzar a volar por su cuenta. Confiaba en él y lo esperaría para ayudarle a volar cuando cayera.

Al verlos, el viento los levantó en el aire y les dijo que sus torbellinos no los llevarán a menos que ellos así lo deseen.

Desde aquel entonces, aquella ave voló en libertad, buscando un nuevo camino, volviendo a empezar, aunque esta vez, con el ave rosada a su lado, sonriéndole por toda la eternidad.

 

Vos sos mi bella rosada, quien me mostró que hay otro camino por seguir, uno según mis propios deseos.
Vos sos quien me ayudó a comenzar nuevamente, a poner en funcionamiento mis oxidadas alas y enseñarme a usarlas.
Vos sos la que me esperó a que yo mismo me diera cuenta de mi realidad, de la falsedad con la que vivía, de la burbuja que era mi mundo al que creía falsamente pefecto.
El haberte conocido me cambió la vida, me hizo ser mejor ave. Me hizo crecer y madurar. El haberte conocido me mostró que hay otras realidades, más duras, pero más satisfactorias, donde el camino puede ser más dificil, pero la travesía es más reconfortante.

Vos sos mi bella rosada.

 

La desgracia de saberlo

Lo supe antes que todos lo demás y no porque era el más listo ni podía ver el futuro, sino porque miré por la ventana en el momento justo.
Pasó hace un mes y el recuerdo permanece imborrable en mi.
Fue durante mi casamiento. Luego de una tanda de baile, la comida estaba siendo servida. Era de día y el salón contaba con unos grandes ventanales que abarcaban todo su perímetro, permitiendo una vista inmejorable a la ciudad. El salón se encontraba en el piso 40 del edificio más alto del país.
Era un momento de calma en el que todos disfrutábamos de la comida, cuando me asomé a ver el exterior y lo vi. Un avión. No, una nave, de esas que se utilizan para viajar al espacio estaba volando muy cerca nuestro casi en una posición vertical al cielo. Algunos llegaron a verla quedando sorprendidos por aquel espectáculo.
Luego fue seguida por otra, de distinto color al blanco y negro de la primera. La nave de color verde, le seguía los pasos a la anterior, sin embargo no la pudo alcanzar al salir humo de su interior y precipitárse al suelo ante la mirada de terror de mis invitados.
Mi flamante esposa me miraba, incrédula por lo que sucedía en el exterior.

-¿Qué pasa?- Me preguntó.

«¿Qué pasa?». Esas palabras aún siguen en mi mente. Lo último que le escuché decir, la última vez que oí su voz. «¿Qué pasa?» Me volví a preguntar, intentando decirlo con su tono, con su bello timbre armónico.

Algo en mi pensó rápido y respondió.

-Una bomba atómica viene y ellos están escapando de la tierra.

Su cara fue de terror y mi menté quedó en la nada mientras nos cubría con una tela militar que se encontraba en nuestra mesa, separada del resto de la gente. Cuando ví la bomba caer del avión, miré a los invitados. La mayoría permanecía ajeno a lo que estaba por suceder y continuaba deleitándose con el platillo principal, con el lomo al champignon. Otros seguían mirando a las naves como volaban, pero ninguno, nadie salvo yo supuso lo que sucedería.
Vi caer en cámara lenta aquel artefacto del día del juicio. Era redondo, como un tambór, con una cola, como la de un pez. Un pequeño aparato que entraría en el baúl de mi automovil y que era capáz de eliminar todo rastro de vida en kilómetros de radio. Luego me escondí, junto a mi esposa y esperé el fin. No podía pensar en nada. No pudimos decir nada. Solo nos miramos y unos segundos después, ella dejó de hacerlo y cerró los ojos. La vida, su alma, todo su ser abandonó el vehículo que utilizaba para la vida y su cuerpo cayó inherte sobre mi.
Yo me salvé, gracias a que la manta me llegó a cubrir el total del cuerpo, pero un sector del de ella quedó al descubierto. El tobillo, aquel que fastidió al mismo Aquileo, causó las mismas desgracias a la mujer que amé.
Fui el único sobreviviente de mi familia, amigos y conocidos.

Hoy, 30 días después, sigo soñando con aquel día mientras que me hacen pruebas de laboratorio.
Permanezco encerrado por el solo hecho de estar vivo, de haber sobrevivido a semejante exlosión con tan solo una tela de protección.
Algo hay en mi, dicen y por eso me mantienen prisionero en este lugar.
Aún sigo sin poder despedirme de todos y ni siquiera se si los han enterrado o cremado. Tan solo me dicen que yo no puedo salir, por el bien del resto de los ciudadanos.
Mis brazos ya no sienten los pinchazos de las agujas que extraen sangre. Mis pies están pálidos por la falta de glóbulos rojos y mi cabeza da vueltas constantemente. Viví, pero ahora estoy confinado a un hospital militar, donde no me dejan irme ni me dejan morir. Nadie siente piedad por mi, por lo que viví. Tan solo quieren saber como lo hice, como superé la explosión sin ningún tipo de repercusión negativa en el cuerpo. El haber sobrevivido era un castigo aún mayor al haber desaparecido aquel día. Me dicen que soy un milagro, que soy la clave para la supervivencia en el espacio y otras muchas tonterías. Lo cierto es que no me dejan ir, aunque me lo hayan prometido.

-Una vez que terminemos, podrás irte. Además, por tu cooperación, te haremos acreedor de una importante suma de dinero. Suficiente como para que comiences tu vida de nuevo.

Hasta ahí, sonaba bien y esperaba con ansias ese momento. Sin embargo, el militar no concluyó su discurso allí.

-Sin embargo- Continuó. -Al salir, deberás someterte a varias cirugías estéticas.

Mi cara fue de asombro.

-Si, entiendo como te sientes, pero debes comprender que aquí estás seguro. Si sales, es probable que de otros gobiernos o laboratorios te secuestren. Aunque la noticia de tu supervivencia no fue revelada por los medios masivos de comunicación, la historia de tu rechazo a la muerte fue filtrada por espías y la información de tu vida fue vendida a los mejores postores. Muchos te están buscando para hacerte pruebas. Si, al igual que las pruebas que nosotros te hacemos, pero ten algo por seguro. Tu eres de los nuestros y nosotros no te dejaremos morir, aunque no pueda afirmar lo mismo si otros te capturasen.

Desde ese aviso pasaron incontables días de dolor y sufrimiento. Al militar no lo volví a ver y desde hace tiempo considero que mi vida terminaría aquí.
No, me equivoco. Mi vida terminó cuando a un malnacido se le ocurrió disparar la bomba. Cuando un adefesio de ser humano jugó con la vida de los demás. Cuando un loco de mierda tuvo acceso al poder de causar tanto daño. Mi vida terminó en aquel día en que un hijo de puta se encabronó como a un nene que le negaron el juguete y quiso demostrar quien tenía los huevos más grandes.
Aquí, en mi celda, en cerrado, pienso. ¿Cuantos hijos de puta así quedarán libres?

En el más allá

Aún recuerdo como comenzó todo.
Era un día Martes y el pronóstico anunciaba que sería un día de mucho calor, con temperaturas máximas cercanas a los 35ºC.
Como todas las mañanas, me dirigía hacia el trabajo. Por la mañana el clima era agradable y las funestas temperaturas se harían presente al mediodía.
Al bajar del autobús, comencé a sentir un malestar en el pecho. Sin previo aviso y sin posibilidad de defenderme, caí al suelo ante la mirada de los otros transeuntes.
Éstos no reaccionaron y muchos siguieron de largo. Solamente un muchacho joven, de mi edad (aunque yo ya no me considere de tan corta vida), se agachó y me intentó hacer reaccionar.
No vestía mal, no llevaba mala pinta ni tampoco tengo una cara de pocos amigos o marcas amenazantes en el cuerpo. Era una persona común y corriente que sufrió un ataque al corazón en el medio de la calle y solamente una persona se acercó a ayudar.
Luego del primer movimiento, se acercaron otros tantos, aunque la mayoría miraba con curiosidad más que queriendo aportar  algo útil. Hubo mucho murmullo alrededor y la gente se hizo más presente al aparecer la ambulancia.
El joven muchacho sintió mi falta de respiración e intentó practicarme resucitación. Desconozco si sabía lo que hacía, pero su accionar era meritorio de una medalla. Igualmente era tarde y mi alma ya había abandonado el cuerpo que pasé tantos años en tonificar.
Tanto tiempo perdido en el gimnasio, tantas horas de esfuerzo y noches de hambre para poder tener un cuerpo agradable a la vista. Al morir, solo pude reir.
Los paramédicos tapaban mi cuerpo sin vida con una sábana blanca y lo colocaron en la camilla, ya dispuestos a retirarse de la escena. No había nada más para hacer.
El muchacho insistió en ir en la ambulancia y permanecer junto al cuerpo hasta que alguien lo reclame. Había tomado mi mochila con mi billetera y mi teléfono celular y se disponia a esperar recibir algún llamado para informar la noticia. Nuevamente, su actitúd era digna de mérito y reconocimiento.
Las horas pasaron y el teléfono sono mil veces. Lamentblemente eran todos mensajes y, al no saber la clave de desbloqueo, no se podían responder. Finalmente el móvil sono. Se trataba de mi prometida. No se si fue bueno o malo que ella sea la primera en enterarse de la noticia, pero así ocurrió.
Al principio no lo creía y pensaba que me habían robado el celular. Sin embargo, al final fue puesta al oído de un médico y cayó. Pocos minutos después llegó, desesperada y a los gritos, preguntando por mi. Una mujer mayor la recibió en brazos y la abrazó mientras que ella lloraba. La llevó hasta mi cuerpo sin vida en donde mi prometida lloró hasta desmayarse.
El muchacho que me había acompañado lagrimeó al ver la triste escena.
Al cabo de una hora, ella recobró el conocimiento y comenzó a preguntarme que pasó. Estaba triste pero ya no le salían lágrimas. Sus lagrimales se habían secado.
El joven le explicó lo que pasó y se ofreció a llamar a los conocidos para informarles de la noticia. Sin fuerzas ella le mostró el código de desbloqueo del teléfono y le susurró los nombres de quienes llamar. Mis padres fueron los primeros. Al llamarlos, el muchacho les dijo que yo estaba internado en el hospital. Ellos no lo creyeron y supusieron que era algo peor lo que sucedió. Llegaron por separado. Primero mi padre, quien dejó su auto estacionado en un lugar propenso para ser llevado por la grua y minutos más tarde, mi madre, que no esperó a recibir el cambio al bajar del taxi.
Ambos vieron a mi prometida aferrada a mi cuerpo y comenzaron a llorar. Es la primera vez que los veía así y mi alma comenzó a temblar. Se abrazaron fuertemente mientras que se preguntaban cómo había pasado. Ninguno de los tres lo podía creer.
El otro joven finalmente se retiró, al sentir que ya no era necesitado, pero antes llamó a una última persona, a mi tía para que comunicara la noticia.
Mis hermanos llegaron desesperados. Los llantos hacían eco en gran parte del piso del hospital. Incluso las enfermeras y el personal de limpieza y administrativo se unieron a las lágrimas al comprender que mi vida, en muchos casos normal, se había esfumado en un segundo, sin previo aviso y sin cuartel.
Luego llegaron mis primos y mis tíos. Todos, sin excepción, lloraban mi deceso.
Mi alma temblaba. Sus vibraciones me causaban malestar a pesar de haberme separado de aquel cuerpo que vivió apenas 30 primaveras.
Uno de mis tíos se ocupó de planear el velatorio y luego el funeral. Sería enterrado junto a mis abuelos, aunque hubiese preferido ser cremado. El entierro conlleva gastos exuberantes y una carga pesada a aquellos quienes aún permanecen en este mundo.
Apenas tuvo voz para hablar, mi prometida llamó a uno de mis amigos y le contó la noticia.
Él no lo podía creer, al igual que cada uno de los otros que se enteraron antes.
Un rato después, mi cuerpo fue retirado de la sala del hospital y fue llevado a la sala de velación donde esperaba impaciente mientras era vestido y maquillado.
Durante el viaje mi alma fue succionada por «algo» y llegué a un lugar donde por fin dejó de temblar. Un clima agradable, lejos del extremo calor anunciado por el servicio meteorológico y un cielo despejado fue lo primero que vi.
Me sentía en paz, relajado. como si mi cerebro hubiese liberado una gran cantidad de endorfinas. Lástima que mi cerebro ya no se encontraba conmigo y ahora solo era «algo», llevado por la situación.
En medio del cielo, una voz resonó en todo lo que quedaba de mi ser.

-Aún no es tú tiempo. Ve y disfrútalo. Elimina aquellos pensamientos de la cabeza. Eres amado aunque no lo admitan. Ve y disfruta de todos los placeres que te negaste que para eso fuiste creado.

Aquella voz se parecía a la mía cuando me hablaba para dentro, cuando pensaba, pero más solemne, con más fuerza.
Nuevamente «algo» me succionó y desperté en mi cuerpo mientras que me acomodaban para el velatorio. Estaba dentro del cajón cuando abrí los ojos y dejé helado al personal de la funeraria.
Nadie lo podía creer, ni yo mismo.

De esto han pasado casi dos meses y ahora, por fin, me siento capaz de disfrutar de los placeres de la vida. Mi apareciencia física me importa, pero no tanto. Mi trabajo me importa, pero no tanto. Quienes estuvieron llorando mi pasar, ahora me importan mucho más.
No se cuanto me durará este sentimiento, esta nueva vida, pero se que debo disfrutarla lo más que pueda.

 

Los dos caminos 2

Un auto frenó unos metros más adelante. Sin embargo, esto no era problema para Gastón y su moto.
Juntos, sorteaban una gran cantidad de obstáculos y fluían por el tráfico esquivando auto por auto. Esta vez, tenía una bicicleta a su lado que también quería pasar, pero él, al estar motorizado, elegiria primero por donde pasar al auto.
Gastón decidió pasar al auto que frenó, por la izquierda, por el lugar donde se sienta el conductor. Fue la desición correcta y al pasar, pudo ver como el andar de la bicicleta fue interrumpido por la puerta que se abrió de improvisto. El muchacho que manejaba el rodado fue expulsado de su asiento y su cabeza chocó contra el pavimento.
Gastón decidió pasar al auto que frenó, por la derecha, por el lugar donde se sienta el acompañante. Fue la desición incorrecta y al abrirse la puerta del acompañante del auto, Gastón fue despedido de su moto y su cabeza, sin casco, chocó contra el pavimento. El golpe no fue letal, pero las consecuencias serían permamentes.

 

Sol caminaba por las calles de la ciudad en busca de un lugar donde comer.
Era mediodia y la panza le rugía. Aquel mediodía se cumplía un año desde que había abandonado la comida chatarra para comenzar a cuidarse. Después de unos primeros días y meses en el que la adicción le insistía en que vuelva a aquellas comidas, su cuerpo comenzó a demostrar su agradecimiento y Sol se veía y sentía más sensual y llena de vida que nunca. Pensó que podía darse aquel capricho sin caer en la adicción. Sus piernas se frenaron en la entrada del restaurante.
Sol decidió pasar de largo y buscar una opción más saludable. No quería caer en la tentación de aquella comida y la mejor forma era evitarla. Entró al siguiente restaurante y pidió una opción más sana. Al entrar, su sonrisa fue admirada por varios de los comensales.
Sol decidió entrar y darse un gusto. Después de todo, una simple hamburguesa no la volvería a ser adicta. Lamentablemente, su increible sabor le recordó aquella nostalgia de antaño. Sol continuó comiendo sin reparar que volvía a su anterior y desdichado ser.

 

Ludovico estaba temblando por primera vez en su vida. Siempre había sito un tipo rudo, pero ahora, los investigadores tenían el poder y el lo sabía. Fue cuestionado y torturado psicológicamente. El objetivo era romper el omertá de su banda y confesar todos y cada uno de los crímenes de los que fue cómplice. Para eso, le ofrecieron un trato de protección a testigos.
Ludovico aceptó el trato y rompió el código de silencio.  Contó todos los planes en lo que estaba implicada la banda y dio nombres y datos reveladores. Los investigadores utilizaron la información y por fin pudieron apresar a todos los miembros de la banda más buscada del lugar. Ludovico permaneció ileso gracias al plan de protección a testigos.
Ludovico no aceptó el trato y mantuvo silencio. Temía lo que le pudiera suceder y por eso decidió callar. Los investigadores no tuvieron más opción que dejarle ir y él regresó al lado de su banda. Al llegar, fue asesinado sin piedad. A pesar de saber que no había dicho nada, el haber sido capturado era motivo suficiente como para silenciarlo para siemre.

El nombre de la mentira

En una sala, varios hombres discutían.

-¿Qué nombre le ponemos?- Preguntó el primero.
-¿Acaso importa?- Repreguntó el hombre que se encontraba a la derecha del anterior.

El segundo hombre recibió una bofetada.

-ESTÚPIDO- Gritó – El nombre lo es todo.

El hombre golpeado se reincorporó y continuó su opinión.

-Vamos a implementar un impuesto, no hay que disimularlo.

El hombre fue ignorado mientras los demás tenían una tormenta de ideas.

-Debemos llamarlo «Proyecto de claridad de riqueza para los pobres».
-No, que se llame «Plan de ayuda popular para el beneficio de los que menos tienen»
-Es muy largo. Mejor que sea «Sistema de ayuda universal».

La discución se acentuaba mientras que lo único que se discutía era el nombre.

– «Recurso de igualdad para los más carenciados»
-«Plan nacional de coperación voluntaria»
-«Proyecto de recaudación transparente»
-«Plan nacional de la verdad y la justicia a favor de los sectores carenciados y vulnerables.

Una vez más, la discución se centraba en lo más -según su opinión- trivial, el nombre.

-De nuevo lo hicieron- Le dijo el hombre que fue ignorado a su esposa, durante la cena.
-No puedo creer que sean así, tan tontos.
-Les importa poco y nada el país y su verdadero bienestar.
-¿No puedes hacer nada?

El hombre negó con la cabeza. Se lo notaba triste.

-Se esmeran en tapar con un bache el error que hicieron y acusan a otros de tener que recurrir a esto….
-En lugar de hacer las cosas bien- le interrumpió su esposa.
-En lugar de hacer las cosas bien- Repitió el hombre.

Se hizo un silencio incómodo. Ambos compartían el mismo pensamiento y se sentían peces fuera del agua.

-¿Qué pasó con ese tonto proyecto de armar a la población para combatir la delincuencia?
-¿Te refieres al «Plan de defensa de la comunidad para la paz»?. Ya está a medio camino de ser aprobado.
-Oh, dios mío. Se va a poner muy feo todo.
-¿Más de lo que está ahora? Discutí para armar un plan de defensa, de leyes y de educación, pero no. El desastre que armaron parece que fue culpa de otro y ahora buscaron un plan tonto con un nombre que lo hace parecer la salvación.
-Por lo menos te mantienen allí, en las altas esferas.
-Mi amor- suspiró -No me dejan ir. Estar allí es como estar en una convención de física donde los disertantes solo sepan de fotografía y busquen el lado «bonito» de las cosas.
-No puedes seguir así.
-Algún día habrá gente que piense. Ese día, descansaré.

Al día siguiente, un nuevo problema tomaba impulso.
Un grupo de jueces, en unión con fiscales y abogados, habían llenado los tribunales con denuncias al primer mandatario.
Rápidamente, las denuncias fueron archivadas y la orden del nuevo plan de remoción y persecución de los cómplices fue traido para que se le ponga el nombre.
De nada sirvió pedir que se lean y revisen las denuncias. Todo lo que importaba era el absurdo nombre. Esas personas, los denunciantes, desaparecerían de la vista del público mientras que el pueblo aplaudiría la medida con el exagerado e irreal título.

-«Plan contra el terrorismo y a favor de los pobres».
-«Plan de lucha popular para la creación de un país feliz».
-«Proyecto de paz y justicia verdadera y real»

La discusión continuó por unos minutos y finalmente el nuevo nombre fue votado.

El ganador fue el «Proyecto de liberación de terroristas para garantizar la paz, la verdad y la justicia popular».

El día de trabajo había terminado y el hombre que nunca era escuchado salió del edificio del gobierno, resoplando.

-Un día más en la oficina…-dijo mientras subía a su auto.

La granja del futuro

«Bienvenidos sean a la granja del futuro donde tus deseos pueden cultivarse.
¿Quiere un corazón nuevo? ¿Por qué no?. ¿Se siente poco másculino con su miembro actual? Tenemos la solución.
Nuestros animales son 100% naturales y saludables, alimentados con granos y cereales y destinados a llevar una vida placentera sin corrales ni confinamientos. Esto garantiza que los cultivos salgan con la mejor calidad.
Los cultivos demoran hasta un plazo máximo de 2 años para órganos importantes y de 3 a 6 meses para cultivos estéticos.»

Parecía un cuento de alguna página relatos de humor, pero era la mera realidad.
Se trataba de una pauta publicitaria que se presentó por primera vez hace casi 5 años y que al día de hoy la seguían transmitiendo sin modificaciones.
La granja es tan real que daba miedo el solo pensarlo.
Al principio fue rechazada por organizaciones de derechos humanos y de animales de todo el mundo. Luego sufrió varios escraches y boicots. Finalmente, luego de superar las trabas legales y técnicas de operatoria y salubridad y las públicas de manifestaciones, debió enfrentarse al miedo de la gente a este nuevo proceso.
La granja estaba predestinada a desaparecer, sin embargo, todo cambió con una maniobra publicitaria de su flamante jefe de prensa.
La empresa invirtió millones en una jugada que podría haberle costado el fin pero que, por suerte para ellos, logró el efecto deseado y fue su pie de entrada hacia el cohete que estaba apunto de despegar.
Mediante manipulación genética, lograron crear una raza de vacas que produjeran leche materna humana. Miles de vacas fueron creadas y ordeñadas según las especificaciones del plan y su leche fue repartira en contenedores con el logotipo de la granja a todo el mundo.
Millones de bebés recibieron encantados la leche idéntica a la que sus madres podrían producir pero que, por algún impedimento, les era imposible.
A partir de ese momento, la demanda de leche fue en aumento y la empresa generó miles de millones en ganacias, otorgándole la credibilidad que tanto necesitaban.
Teniendo el abismal mercado lacteo, decidieron continuar con su verdadero objetivo.
El siguiente paso fue «regalar» partes del cuerpo que muchas personas tenían dañadas.
Un corazón humano fue criado en un cerdo y donado a un hombre Noruego de avanzada edad.
Por su vejéz, no era candidato para la lista de transplantes y él, rodeado de amorosos nietos, se reusaba a abandonar la vida.
Su caso fue recogido por el jefe de prensa de la granja y al hombre se le ofreció, gratuitamente, tanto el pasaje de ida y de vuelta como el alojamiento, la intervención quirúrgica y todo lo que necesitara.
El hombre tuvo dudas y decidió rechazar la oferta. A pesar de que le quedaban pocas semanas de vida, daría hasta su último aliento para jugar con sus hijos y nietos.
Luego de pensar el plan de acción, al brillante publicitario se le ocurrió una idea imposible de rechazar para el hombre. Se le prometió que si fallecía a causa de ellos o del corazón, su familia recibiría una suma de dinero tan grande que podrían vivir como reyes el resto de sus vidas.
El hombre, cada vez más endeudado por los gastos médicos que demandaba su debilitado corazón, accedió y la operación se llevó a cabo pocos días después.
El cerdo fue sacrificado para extraer el corazón humano cultivado en él y su cuerpo fue dado a una familia pobre donde su carne sirvió de alimento.
Por su parte, el hombre recibió un nuevo corazón y la vitalidad que recibió fue tan grande que la noticia hizo eco en todo el mundo.
El jefe de prensa lo había logrado una vez más y ahora los pedidos se amontonaban.
La empresa creció a niveles insospechados y luego de años de lucha y desprecio, habían sido reconocidos con el premio nobel de la paz.
A pesar de que cobraban dinero por cada pedido, el monto era bastante inferior al de los tratamiento médicos tradicionales. La gran demanda que tenían les hacía mantener los precios bajos.
En la granja se crian mayoritariamente cerdos, aunque el negocio de leche materna ordeñada de las ubres sigue dando sus réditos.
Según una revista médica de prestigio, por año se salvaban más de 10 mil personas que hubiesen muerto al no ser candidatas a recibir transplantes de órganos.
Luego de la muerte de los animales, estos eran procesados y limpiados. Su carne era empaquetada y enviada a diferentes comedores comunitarios. Nada del animal se desperdiciaba.
Sin embargo, las manifestaciones continúan. Muchos opinan que están criándo animales para matarlos mientras que otros reclaman en lo poco ético que resulta todo. «Están yendo contra la naturaleza del señor» era el mensaje más común que se escuchaba.

Lo cierto es que, a pesar de todos los comentarios y pensamientos en contra, la granja hacía más bien que mal y poco a poco la gente se fue acostumbrando a la ídea de tener órganos humanos criados dentro de animales en su interior.
Muchos lo usaron para prolongar su vida mientras que otros para mejorar la nuestra.
¿Por qué una mujer puede aumentar su busto con una sustancia anti natural y yo no puedo mejorar mi hombría con un modelo idéntico al mío pero más grande?

La máquina en la sala de espera anunciaba el siguiente turno, el 17.
Tengo el número 43 y me espera un largo día por delante.