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En el autobús

El sol brillaba en lo alto y su calor hacía que transpirase mi camisa nueva.
Era una prenda adquidira el día anterior en una tienda de moda, un lugar al que no suelo concurrir con frecuencia.
Muy costosa, por cierto. Era celeste, aunque no era del todo de ese color. También era verde, aunque no era del todo de ese color. De acuerdo a la amable vendedora, quien consideraba que todo lo que me probaba me quedaba de pintón, el color era turquesa.

-Te resalta tus ojos verdes- dijo -Que, por cierto, son muy bellos- agregó, dirigiendóme una sonrisa.

En ese punto ya desconocía si fue un verdadero cumplido o solamente uno más de sus artilugios de venta.

-Con esa camisa, conquistarás a cualquier chica- me dijo, guiñando su ojo derecho de color ambar.

Accedí a llevarla, no solo por las palabras de la bella vendedora, sino porque realmente era una linda camisa. Al pagar, me di vuelta para despedirme de mi musa de camisas pero ya se había ocupado de conquistar a su siguiente víctima. Me habían quedado claras las intenciones de su labia. A pesar de todo, estaba conforme con la prenda, me gustaba.

Al día siguiente, decidí estrenarla, acompañada por el flamante perfume importado que me habían regalado para mi cumpleaños y que, hasta ese momento, permanecía cerrado en el armario.

El calor aumentaba, mientras que el maldito autobús no se asomaba.
Como cada mañana, esperaba al mismo transporte para llegar al mismo lugar y a la misma hora.

Esta era mi rutina diaria. Esperar durante varios minutos, para subir y pasar entre la gente que se amontona en el sector delantero del vehículo, para finalmente poder respirar en la parte de atrás. Todo esto era ya un movimiento automático del cuerpo, era parte del ritual diario para llegar al trabajo. Vestido distinto al promedio de la gente, perfumado, incluso escuchando música, intentaba distraer mi mente del recorrido.
A menudo fijaba la vista en una persona e imaginaba cómo sería su vida. Aunque también lo hacía con gente que caminaba por la calle; Las demás personas me servían de distracción y así, el viaje de media hora de duración se acortaba.

Luego de un rat de espera vislumbré al enorme vehículo acercándose hacía mí. Deseaba que sea de las nuevas unidades con aire acondicionado, aunque lo que más deseaba era que frene y permita mi ingreso, debido a que muchos choferes, cuando el transporte colma de gente, deciden no frenar, dejando a los usuarios olvidados en el sector de la parada.

A menos de una calle de distancia, extendí el brazo derecho y apunté con el dedo indicé en dirección perpendicular al vehiculo, señalando a un negocio que se situaba en la calle de enfrente, pero con la vista clavada en quien manejaba el autobús.
Esta era la forma más común de indicarle al conductor, que pare y me permita subir.

La señal funcionó y el chofer encendió las luces del transporte, en señal de respuesta a mi seña, indicándome que ya podía descender el brazo.
El vehículo fue frenando su marcha, hasta que se detuvo completamente frente a mí.
Lamentablemente no tenía aire acondicionado, pero para mi suerte no había mucha gente. Decidí sentarme en el segundo de los dos asientos disponibles de la «fila solitaria». Prefería ese lugar, para poder imaginar tranquilamente sin ser molestado.

El autobus continuó su marcha y fue detenido pocas calles después por un hombre anciano, de esos que, no importa que tempratura hiciera, siempre estaban elegantes.
A lo lejos, una mujer corría, intentando con todo su aliento subir al autobús antes de que este parta. Luego la vi recuperar el aire poco a poco al lograr subir.

El paisaje por la ventana era el mismo de todas las mañanas, nada fuera de lo normal y nada lo suficientemente interesante para llamar mi atención.
Una nueva parada, esta vez frente a una plaza. Ingresaron una mujer de 30 y pico de años, aunque por su atuendo, parecía mucho más mayor y detrás de ella, una muchacha de no más de 24 años, con un vestido floral, acorde al calor del día. Una muy fresca elección de vestimenta.

La bella joven se dirigió hacia mí mientras que yo seguía paralizado por su figura y se detuvo en el primero de los asientos de la fila solitaria, justo delante mío.

Se sentó apresuradamente y el recogido pelo hizo movimientos bruscos, luchando por desprenderse de su cruel prisión. Al lograrlo, fue liberada parte de la hermosa e intoxicante fragancia que llevaba puesta.
Mis sentidos se alertaron y mis ojos no podían desprenderse de su blanco y largo cuello.
A medida que la fragancia disminuía y me volvía a concentrar en la gente de la calle, mi joven vecina hacía un movimiento y mi ser quedaba nuevamente petrificado por aquel olor. Parecía que lo tenía todo calculado para no quitarla de mi mente.

Mi cabeza comenzó a trabajar y en mi mente aparecieron decenas de situaciones involucrándonos a ambos.

Su pelo semi recogido, su cuello blanco y desnudo, sus orejas con sus pendientes, encajaban perfectamente en su contorno. Cada tanto, giraba la cabeza en dirección a la ventana y me permitía ver el perfíl de su rostro. Bello, pero no tanto cómo la parte que más veía en ese momento.

El vehículo se detuvo nuevamente y un joven alto, musculoso y mucho mejor candidato que yo, subió lentamente. Pude ver cómo mi musa de bella fragancia, alzó la cabeza en vista del recien llegado.
Era la primera vez que lo hacía desde que se había sentado.
«¿Habría hecho lo mismo por mí?» me pregunté e inmediatamente me respondí que no.
Ella no le quitaba los ojos de encima y allí sentí derrumbarse toda mi historia.
Nos imaginé batiéndonos a duelo por su mano, destruyendo a mi enemigo y alzándome con la victoria.

El muchacho pasó frente a ella sin dirigirle la mirada y mi musa, visiblemente ofendida por lo ocurrido, retornó a su antigua posición, girando la cabeza un poco más de lo normal hacia la ventana, permitiéndome ver mejor su rostro.
«Te gané señor de los músculos» pensé.

El chofer se apresuró en doblar en una esquina antes de ser alcanzado por el semáforo y detuvo su marcha pocos metro adelante. Una joven menor de 20 años, subió y se sentó en la fila posterior de asientos enfrentados, asientos que miran hacia la parte trasera del vechiculo.
Por algún motivo que desconozco, no pagó el boleto como todos los demás presentes.

-¿Nadie le dirá nada?- dije en voz baja, sabiendo que no sería escuchado.

Aquella joven no había abonado el boleto del transporte y su actitud estaba incomodando a más de uno, especialmente a los miembros más ancianos.
Mi furia iba en incremento, cuando un movimiento hizo que nuevamente se desprendiera fragancia de la bella cabellera de mi musa. ¡Ah!, la amnesia selectiva, una bendición.

El calor nuevamente sofocaba, mientras que el autobús frenaba en mi parada.

Era tiempo de volver a la realidad.

 

Sueño: Los viajes

Parados en la puerta de un centro comercial, en los Estados Unidos, nos dirigimos al subsuelo donde se encontraba un supermercado perteneciente a una cadena multinacional.

El permanente movimiento de personas en el recinto daba la sensación de que el lugar estaba abarrotado de gente, no obstante, decidimos entrar ya que quería encontrar algo que venía buscando desde hacía ya mucho tiempo, un juego de cartas coleccionables.

Yo sabía, que en caso de venderse, el juego de cartas se encontraría en la línea de cajas, sin embargo, desde mi posición no podía verlo.

Finalmente decidí entrar, aunque antes de hacerlo, uno de los 2 amigos con los que había viajado me detuvo.

-No puedes entrar- Dijo.

Al preguntarle el por qué, me señaló unos detectores en la entrada del supermercado y añadió:

-Esos son detectores de almas puras y solo los que posean almas sucias pueden entrar.

Me quedé petrificado por esa declaración y decidí comprobarlo.

Al aproximarme al detector, este comenzó a emitir un pequeño ruido que se hacía más fuerte a medida que avanzaba.

Finalmente mi otro amigo dijo que si quería, podía entrar, pero para eso mi alma se oscurecería para siempre.

Por un momento dudé si el juego de cartas valía la pena y luego de pensarlo brevemente, decidí que sí, lo valía.

El ruido proveniente del detector era muy fuerte, hasta que al atravezarlo, cesó y el detector emitió una luz de color roja, permitiendome el acceso. La luz simbolizaba el fin de mi alma pura.

Una vez dentro, me dirigí a las cajas en donde soñaba con encontrar el tan deseado producto….lamentablemente ya se habían terminado.

Acto seguido regresamos al bus donde un guia nos informó que el resto del viaje se compondría de 4 días con actividades relacionadas a la comida y luego 7 días en un hotel all-inclusive.

Detestaba la idea de las actividades ya que me volví a encontrar solo, pero al finalizar estas, me enteré que en realidad, las actividades consistian en ir a un restaurante distinto cada noche.

Finalmente llegó el turno de la mejor parte, el descanso en el hotel que tenía todo incluido.

La desesperación se produjo al bajar del vehiculo y mostrarnos las habitaciones que eran ocupadas a medida que los integrantes del viaje se peleaban por ocupar cada cama con sus pertenencias.

Habían varias habitaciones, algunas nuevas y otras viejas, pero todas poseían un horno eléctrico.

Por el camino perdí una fuente para horno que contenía un corte de carne condimentado (era el proyecto final del viaje) y la ví en el horno de otra habitación.

Decidí ir a reclamarla luego de haber encontrado una cama en donde dejar mis cosas.

En uno de los pasillos encontréa un viejo amigo a quien no había visto desde hacía tiempo.

Estaba sin remera, intentando hacer funcionar una especie de proyector.

Luego de un enfático abrazo, me comentó que estaba intentando capturar un fantasma.

Mi cara fue de asombro, pero permanecí a su lado mientras que veía cómo mi proyecto final era alejado de mi alcance.

Por un momento me deprimí, pero todo se desvaneció cuando mi amigo logró hacer funcionar el proyector y allí, frente a nuestros ojos, apareció un fantasma.

Se trataba de una muchacha de 20 años aproximadamente, que brillaba con un color blanco y flotaba en el aire.

Su cara reflejaba cortadas profundas, seguramente la causa de su muerte.

Lentamente se nos acercó hasta que la tuve frente mío y gritó.

El gritó era inentendible y muy fuerte, tanto que me despertó…

…era una canción que sonaba en la fm del despertador y me desagradaba mucho. Deberé cambiar la emisora.

El pétalo

«Te has desprendido de mí.

Oh mi bello pétalo, ¿ya has madurado y por eso te separas de tu madre?

Vete, vuela con el viento y cumple tu destino.»

La madre lloraba al ver a su pétalo volar.

-Y ahora…¿qué será de mí sin mi madre que me cuide?

¿Cúal es mi proposito en esta vida? ¿A donde iré?.

Oh dulce viento que me acaricias y reconfortas, llevame a donde pueda opacar mi infinita tristeza.

El viento accedió y juntos viajaron.

Una lagrima brotó en el ojo derecho de ella. Era una lagrima de dolor y soledad.

La gota de llanto se formó alrededor de su iris de un hermoso color azul.

Se sentía sola y triste.

Tenía amigas y disfrutaba de cada salida. Sin embargo, cuando la adrenalina se agotaba y ella volvía a su cama, notaba lo grande que esta era y que no tenía a nadie con quien compartir ese gran espacio.

Ella no era una persona mayor, pero la amistad que le rodeaba ya había formado familia y eso acrecentaba sus apenas 27 años de vida.

Era el mediodia de un día Lunes y ella estaba sentada en un banco de una plaza.

El sol brillaba en un hermoso día sin nubes y su calor caía suavemente sobre su larga y hermosa cabellera rubia. Ella era una mujer de gran e indiscutible belleza.

Se había tomado un descanso durante su trabajo y había decidido pasarlo sentada en la plaza para disfrutar del día.

Aunque en realidad lo que ella quería era ver a las parejas caminar de la mano e imaginarse a ella en reemplazo de la desconocida. Esto lo hacía por necesidad, para no derrumbarse. Aunque, a causa de esto, una lagrima brotó de su ojo.

-¿Pétalo amigo, logras ver a esa chica sentada sola en aquel banco de la plaza?-. Preguntó el viento.

-Si, la puedo ver. Se la ve triste y una lágrima brota de su ojo.- Respondió el pétalo.

-Bueno amigo pétalo, eh allí tu misión. Caé sobre ella y atrapa sobre tu lomo la lágrima antes de que esta caiga sobre su mejilla.-

-Pero…¿Qué debo hacer después?.- Preguntó preocupada.

-Debes lograr darle felicidad.- Dijo el viento, agitándose

-¿Yo? ¿Y como puedo hacer eso si solamente soy un pequeño pétalo de rosa…?-

Ya era demasiado tarde. El viento había dejado caer el pétalo  y este hizo su mejor esfuerzo para que la lágrima de la triste mujer caiga sobre su lomo. Lo logró, aunque con mucho esfuerzo.

La lágrima se había deslizado por el cachete derecho y estaba a punto de caer al regazo cuando fue atajada.

-Gracias por atraparme.- Dijo la lágrima.

-El viento me ha dicho que debía atraparte para luego darle alegría a quien fuera tu dueña, aunque no se como debo hacerlo.

-Solo deja que ella te agarre y no te resistas. Luego, cuando te suelte, pídele nuevamente ayuda al viento y vuela hacia su otro ojo, entra suavemente en el y tu misión será completada.- Respondió la lágrima, antes de desaparecer.

Ella agarró al pétalo y éste, orando ayuda a su amigo, logró llegar a su ojo izquierdo.

Con una mueca de dolor, ella intentó quitarse el pétalo de su otro ojo, pero no pudo al primer intento.

Un hombre que pasaba por allí, vió toda la situación.

-Dejame ayudarte.- Le dijo.

Él, con delicadeza, removió el pétalo del ojo izquierdo, provocando así que una lagrima brotará de ese.

-Gracias.- Dijo ella, levantando la vista para ver quien le ayudó.

-Parece que aquel pétalo provocó que brotará una lagrima en tu ojo. ¿Sabes? A veces, este y el viento se confabulan para molestarnos un poco.-

Ella rió, secandose la lagrima.

El hombre la miró y luego vió su relój.

-Tengo un poco de tiempo disponible, que te parece si cambiamos esa lagrima por un rico café.- Preguntó una leve sonrisa.

Al interpretar aquella sonrisa como sincera, ella aceptó, se levantó y por primera vez en mucho tiempo su corazón sonrió.

Al ver la escena desde el suelo, el pétalo fue nuevamente atrapado por el viento.

-Misión cumplida.- Le dijo, volando hacia su nuevo destino.

Sueño: Fútbol Americano

La patada inicial dió comienzo al encuentro.

En un equipo estabamos nosotros, amigos de toda la vida, y en el otro, rivales desconocidos.

El estadio era un poco diferente al habitual. En lugar de un recinto, nos encontrabamos en un espacio abierto, parecido a la selva, con arboles a los costados y en lugar de los palos de anotación, había un arco al estilo del clasico fútbol.

El partido comenzó, más yo no conocía muy bien las reglas. Sabía que el balón se pasaba hacia atrás y que se le podía pegar con el pié si se quería lanzarlo hacia adelante.

Durante los primeros minutos me dediqué a correr y patear el balón hacia adelante.

Lamentablemente mi estrategía para anotar no surtió efecto y por el contrario, nos convirtieron varios goles.

En ese momento decidí ir a defender la portería y fui realmente muy efectivo.

Los disparos llegaban con fuerza, pero los atajaba sin muchos problemas. Era bastante bueno.

También continué mi estrategia de patear el balón, ya que, como o podía pasarlo hacia atrás, intentaba dejarlo lo más cerca de la portería rival.

Después de varios intentos de gol fallidos, concluyó el primer tiempo y cambiamos de estadio para la segunda mitad.

El nuevo estadio era aún más salvaje que el anterior. Los árboles ya no se encontraban a un costado, sino que estaban repartido por todo el estadio.

Animales también recorrian el suelo.

El partido continuó con normalidad hasta que derrepente algo ocurrió.

Un cisne había caído de su vuelo. Ruidos de dolor emanaban de este mientras que movía su largo cuello de forma desesperada.

Finalmente el atacante se dejó mostrar. Se trataba de una serpiente, bastante colorida, aferrada a un sector del cuello de su presa.

Los gritos del ave eran desesperantes.

-¿¡Qué pasa!?- Pregunté a uno de mis compañeros de equipo.

-Estamos en la selva y hay muchos animales peligrosos- Respondió con total calma.

Luego levanté la vista y pude ver a varios animales más, todos observándonos.

En ese momento dí por concluido el partido e intenté irme de allí lo más rápido posible, pero los gritos de dolor del cisne me paralizaron.

Cada vez se hacían más y más fuertes.

Mis oídos ya no aguantaban tanto ruido…y me terminaron despertando.

En la radio sonaba una ópera y en el cielo, el agua caía a borbotones.

Un día más va a comenzar.

El hostel movil

«¡Bienvenidos a la primer casa rodante hostel del mundo!

Un lugar lleno de fiesta y diversión. Aventúrate a entrar en ella y anímate a despertar en un lugar desconocido. Te garantizamos que pasarás la mejor noche de tu vida…»

Por suerte había grabado la publicidad de aquel misterioso albergue. Lucas me la había pedido como prueba para su juicio, o por lo menos así se lo había sugerido su abogado.

A veces, en el deseo por conseguir fama, uno traspasa todos sus limites impuestos.

Tal fue el caso de esta empresa de entretenimientos que ofrecía una «alocada» noche en un ‘motor-home’  (o casa rodante).

La propuesta era la siguiente: Un grupo compuesto por 10 mujeres y 10 hombres, eran seleccionados al azar entre todos los postulantes para pasar una noche en un vehiculo con 20 camas con la condición de que todo lo que pase sería filmado y utilizado en distintos comerciales de la empresa.

Dentro del albergue movil encontrarían todo tipo de bebidas alcoholicas y entretenimiento (juegos de mesa, juegos electrónicos y libros), además de una  selección de comidas estilo tapas españolas.

Los participantes abordarían el vehiculo en el centro de la ciudad y en algun momento de la noche, un chofer se subiría y los llevaría hasta otro punto donde estacionaría hasta  que pase la noche y desciendan todos.

El vehiculo llevaba los vidrios pintados de negro, para que los participantes no pudieran ver al exterior y la musica, con sus vibraciones, ocultarían la marcha del vehiculo.

En otras palabras, los participantes serían trasladados, sin que ellos se den cuenta, a otro punto de la ciudad y serían filmadas tanto sus actividades durante la noche como sus reacciones al bajar.

Mi amigo Lucas fue uno de los seleccionados y cuando me lo contó, quedé sorprendido.

Siendo el una persona bastante tímida, nunca se había animado a conquistar a una mujer.

Incluso no recuerdo haberle visto dandole un beso a una.

Me costó mucho trabajo convencerlo, aún más de lo que me costó que acepte filmar un video de un minuto para anotarlo al concurso. Si, lo anoté yo.

Decidí anotarlo por varios motivos. El primero y principal era que el necesitaba relajarse un poco más con la vida y perder esa timidez.  Él no quería, pero logré convencerlo diciendole que seguramente no sería seleccionado, así que no haía nada de que preocuparse.

Esto Lucas lo tomó como una buena señal y antes de que se conozcan a los seleccionados, fue presumiendo a sus conocidos que se había anotado, ganando confianza en si mismo. Mi plan estaba resultando.

Finalmente llegó el día del sorteo y la mañana posterior con los resultados publicados en la página de internet de la empresa de entretenimientos.

Para sorpresa de Lucas -y mía-, el había quedado seleccionado entre los 20 participantes.

Ninguno de los dos lo creía y Lucas, casi llorando, exclamó que no iría.

Sangre, sudor y algunas lagrimas, pero logré persuadirlo.

Juntos revisamos el perfil del resto de los participantes. Otros 8 hombres eran realmente muy bellos y con un fisíco trabajado. El último tenía un claro sobrepeso.

Por el lado de las mujeres, ocho de ellas eran las mujeres mas hermosas que jamás haya visto. A las otras dos no se les distinguia ni la cara ni el cuerpo.

Finalmente había llegado el día y Lucas estaba muy nervioso. El había preparado una mochila con varios articulos, entre los cuales había un rollo de papel (para el baño), apósitos, auriculares y otras cosas más.

Yo, sin que se diera cuenta, logré introducir en su mochila una pequeña caja con tres condones.

Me pidió que lo acompañase a donde partirian y con gusto acepté (quería conocer a las participantes, claro está).

Cuando llegamos, estaban ya varias de ellas esperando para subir.

Lucas seguía con miedo, verguenza, timidez y un sin fin de otras emociones, pero todo cambió en un abir y cerrar de ojos.

Cuando uno de los organizadores lo reconoció, lo tomó del brazo y le presentó a los otros concursantes.

Todos muy amables lo saludaron con un apretón de manos, salvo Lucía -una de las bellezas que participaban- que le dijo algo al oído y acto seguido le dió un gran beso en los labios.

Desde ese momento Lucas cambió drásticamente y por fín relajó. Fue corriendo a subir al hostel movil. Ni siquiera se dió vuelta para saludarme.

Yo volví a casa. Estaba sólo y no tenía planes para esa noche.

«Irónico». Pensé.

Al día siguiente, Domingo, Lucas apareció en mi casa, cerda del mediodía.

Me contó que le haría una demanda a la empresa y no me quiso contar el por qué.

Me quedé preocupado.

«¿Qué había pasado allí adentro? ¿Por qué quería hacerle un juicio a la empresa?.» Me pregunté.

Sin embargo, estas quedaron sin respuestar y Lucas solo se limitó a pedirme que salga de testigo durante el juicio.

Por supuesto que acepté y esperé hasta que sea el día.

A raiz de la demanda, la empresa de entretenimientos no podía comercializar el material de su concurso hasta que no dicte sentencia.

Llegado el día del juicio me dirigí al recinto donde se llevaría acabo y me senté en la quinta fila de asientos. Lucas ya se encontraba allí, junto a su abogado. Los representantes de la empresa también estaban presentes y faltaba solo que entre el jurado y luego el juez.

Una hora mas tarde el juicio dió comienzo y Lucas fue invitado a declarar al estrado.

-Me habían prometido la mejor noche de mi vida ¡y me la dieron! y es por eso que estoy presente;
Estoy presente aquí, señor juez, porque  ‘los descarados’ me la quitaron. Me la arrebataron.
Me dieron la mejor noche de mi vida y luego, cuando amaneció, me la quitaron y me dejaron solo y desnudo frente al mundo.-

El «solo y desnudo» era de caracter espiritual y no literal, segun me contó desupés.

Apenas minutos después, el juez desestimó el caso e impuso una multa al demandante para que afronte las costas del juicio.

Luego del fallo, Lucas se acercó hasta los dueños del hostel movil y una sonrisa se dibujó en su rostro.

-Por cierto…¿Cuando puedo inscribirme nuevamente?.

Los ojos

Una vez más, sentía que lo miraban.

A pesar de no haber hecho nada malo, tenía esa sensación.

Vaya a donde vaya, le pasaba lo mismo, ojos atentos a él, mirandolo fijamente hasta que estuviera fuera su alcance.

Marco se sentía acongojado, a pesar de ya haber pasado por esto anteriormente.

En realidad, desde hace casi 10 años, desde el día en que su cuerpo cambió a los 18 años.

Poco después de cumplir la mayoría de edad, Marco comenzó a sentir fuertes dolores en su cabeza, más precisamente, en sus ojos.

El dolor de cabeza no era algo inusual en él y muchas veces le dolía por cansancio en la vista, por el uso prolongado de los anteojos y de la computadora.

Por lo genenral, esto lo solucionaba facilmente. Descansar la vista unos minutos o refregarse los ojos con agua fría bastataba para calmarlo.

Habían ocaciones en que el dolor era más agudo y las soluciones anteriores no bastaban. Para esos momentos Marco tenía unas gotas especiales recetadas por su ocúlista que afirmaban que eran casí «milagrosas».

Pero, para su desgracia, no siempre eran efectivas y para esos momentos utilizaba su último recurso, el ibuprofeno.

La combinación de las gotas y del medicamento era infalible.

Sin embargo, estos eran nuevos dolores, más agudos que los anteriores.

Sus ojos se cansaban con facilidad, su vista se nublaba y ni sus remedios le podían ayudar.

Al paso de unos días, Marco le contó a sus padres lo que le estaba sintiendo y estos, levemente preocupados, lo llevaron a su oculista.

En un primer exámen, el médico no pudo ver nada raro en su paciente. No obstante, lo derivó a otro colega, un especialista en el análisis interno de los ojos.

Ya en su consultorio, el médico le colocó unas gotas a Marco, que se mantenía firme ante el exámen cual soldado frente a su comandante.

-Estás gotas te van a teñir las lagrimas de amarillo…- Dijo.

Marco se mantenía inmovil mientras que el doctor hablaba.

-…pero no te preocupes, es normal. Son gotas especiales para que yo pueda exáminarte tus ojos, que por cierto, son muy lindos. Es más, a Cintia la has cautivado un poco.

Marco se ruborizó. Cintia era la asistente del médico, una hermosa joven de 25 años estudiante de psicología.

A pesar de no ser el chico más atractivo, los ojos de Marco resaltaban. Eran de un color azul intenso, un color dificil de encontrar.

El exámen duró escasos minutos y Marco debió esperar en recepción mientras que los padres hablaban con el doctor.

-Bueno…- dijo el médico, sosteniendo una hoja de papel con sus anotaciones. – Creo que hemos descubierto la causa de los dolores de cabeza de su hijo.

-¿Está bien él, doctor?- Preguntó la madre.

-Lo va a estar- Respondió y añadió – El exámen reveló mucha presión en los ojos de Marco. Esta presión se está haciendo cada vez mayor hasta que llegue el momento en que sus ojos no lo aguantarán más y perderá la vista.

La preocupacion de los padres se hizo evidente.

-Quedense tranquilos- Los calmó. – Deberemos someterlo a una pequeña intervención para alivianar la presión y de paso, mejorarle la vista. Es probable que el uso de anteojos esté relacionado a este problema.

Sin tener más opción y sin tiempo de cosultar con otro especialista, Marco fue programado para cirugía.

Dentro de pocos días se le haría la intervención.

Esta, según les explicó el médico, consistia en localizar los focos de presión y liberarlos. Luego de eso venía la parte más preocupante para los padres, ya que al liberar los fotos, los residuos que quedaron atrapados desde hacía años afectarán a su hijo y le provocará mucho dolor. Por tal motivo, lo pondrían en un coma inducido por unos días, para que no sufra.

Aunque le aseguraban que todo estaría bien, los padres de Marco no podían evitar sentirse angustiados.

La operación se llevó a cabo un Viernes por la mañana. Marco ingresó temprano a su habitación, donde le fue inyectado un tinte especial.

-Con este tinte, tu cuerpo va a brillar como una lamparita y con eso los médicos podrán descubrir donde está el problema para que se te vayan los dolores.

Las palabras de la enfermera calmaron al paciente, quien se sentía emocionado por tener un cuerpo que brille.

Llegado el mediodía, el tinte estaba haciendo efecto y fue el momento en que Marco fue sedado y llevado al quirófano.

La operación duró 30 minutos y al cabo de una hora fue devuelto a su habitación, donde esperaban sus padres. El cirujano llegó con el paciente para hablarle a los padres.

-Bueno.- Comenzó. -La operación salió bien. No hubo problemas y desbloqueamos los focos obstruidos, los cuales fueron menores a los que esperabamos. Confiamos en que mañana lo despertaremos y veremos los resultados. Confiamos en que podrá recuperar la vista.

Los padres se abrazaron y despidieron al doctor con palabras de agradecimiento.

Al cabo de poco más de un día, Marco fue despertado de su sueño y luego de varios intentos para abrir sus ojos, se sorprendió que podía ver tan bien sin usar sus anteojos.

Sin embargo, sus padres, lejos de estar alegres, estaban preocupados.

Los ojos de su hijo brillaban, literalmente brillaban con un tono azulado como el de sus ojos.

No obstante, Marco no sentía nada de esto. Él estaba contento con poder ver tan bien y con no sufrir más los dolores de cabeza.

Después de los analisis, la conclusión del médico fue que, al cerrarse ciertos conductos, el tinte quedó atrapado, lo que ocaciona que sus ojos resalten tanto.

-Esto no le puede traer ninguna consecuencia física a su hijo ni lo afectará en nada y a menos que quiera que lo operemos nuevamente, no vale la pena hacer nada. Por el contrario, esto podría significarle un gran beneficio anímico.

Marco salió del hospital con unos nuevos y mejorados -y brillantes- ojos.

Ahora, luego de casi 10 años, aún seguía sintiendose avergonzado cuando le miraban.

Muchas veces usaba lentes oscuros para pasar desapercibido.

Aunque, es conveniente decir, que su situación la aprovechaba en muchas circunstancias.

A veces se sacaba los anteojos frente a una mujer, simplemente para conquistarla con sus ojos.

También aprovechaba su «regalo» para conseguir trabajos en publicidad muy bien rentados.

Con el tiempo, Marco se había convertido en un hombre muy atractivo, eso sin contar sus brillantes joyas.

Gracias a esto, llevaba una buena vida con trabajos cortos, pero muy bien remunerados.

Tenía el mundo a sus pies y podía conseguir todo lo que quisiese, salvo una cosa, a una verdadera pareja que no se rinda ante su visual.

Caminando un día, con sus lentes oscuros, la vió. También llevaba puestas gafas de sol y con su mano derecho agarraba la correa de un muy lindo perro.

Era su oportunidad y no la desaprovecharía.

S.T.; La segunda ronda (llave izquierda)

Gente del publico: ¿Qué les pareció nuestra selección de combates? ¿Les entretuvo? ¿Les divirtió? ¿Los emocionó? ¿NO? ¿¡Cómo que no!? Bueno, lo que sigue es mas o menos parecido, así que no se quejen…

1) Thor vs 3) Capitán America

Nuevamente 2 de los vengadores se enfrentan.

«Oye Capitán, crees que puedes ganarle a ¿UN DIOS?»

«Por supuesto que…»

Thor se eleva y oculta tras unas nubes negras. Con un movimiento de su martillo magico atrae a muchos rayos y los dirige directamente hacia su rival quien intenta escudarse, pero la violencia del ataque lo lanza fuera de la plataforma.

Thor le tiende la mano a su rival caido y le pide disculpas si es que lo lastimo.

«Me atacaste sin dejarme completar la oración…¿Si puedo ganarle a un dios? Por supuesto que…NO»

1) THOR GANA

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6) Ciclope vs 7) Spiderman

«Ciclope, ¿crees que tenemos alguna oportunidad de ganar?»

«No, no lo creo. Se ve que en otras realidades hay mutantes mucho mas poderosos que Apocalipsis»

«¿Entonces para qué combates?»

«En este momento para mejorar mis habilidades, toma esto»

Una rafaga de rayos opticos golpean al hombre araña quien nota que su unico traje se ha roto por el poder mutante del hombre x.

«Me rindo, me rindo»

«¿¡Eh!?»

6) CICLOPE GANA!

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9) La Mole vs 11) Leon-O

«¿Así que tu tambien sufriste transformaciones por los rayos gamma del espacio exterior?»

«¿De qué hablas?»

«Pareces un felino, tienes cuerpo de hombre y gato»

«Yo soy un THUNDER THUNDER THUNDERCAT OHHHH»

(De fondo se escucha la musica de la presentación del programa…nadie sabe de donde sale)

Leon-O ataca con su espada con una fuerza sobrehumana y sorbefelina. Su rival solo puede defenderse mientras que retrocede mas y mas, hasta que…

«¡FUERA!» La Mole cayó fuera del ring.

11) LEON-O GANA

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14) Magnetto vs 15) He-Man

«Los jueces me comentaron sobre los poderes de tu espada, principe Adam. ¡Demuestramelos!»

«Con gusto malechor. POR EL PODER DE GREYSKULL…YA TENGO EL PODER»

«Quiero ver esa espada»

Con un movimiento de la mano, la espada de He-Man cae en manos de su rival.

«Impresionante, es muy pesada y se siente un aura a su alrededor».

«Me las pagarás»

He-Man embiste hacia Magnetto, el cual no puede detenerlo (al no llevar metal) y tampoco puede manipular la espada contra su amo.

Es una pelea de puños. Magnetto es debil con las manos, pero es habil con su mente. Se protege con una esfera formada con un campo magnetico, pero los golpes de He-Man son muy poderosos.

He-Man salta sobre la esfera protectora y comienza a golpearla. Magnetto se eleva e intenta sacarlo del ring, pero nada surte efecto en el heroe.

Finalmente, las fuerzas de Magnetto se agotan y cae desmayado.

«Ya estoy viejo para esto…»

15) HE-MAN GANA

S.T.: La segunda ronda

Bienvenidos nuevamente a este super torneo denominado SUPER TORNEO

Vamos a comenzar en breves momentos con la segunda ronda.

Les recordamos como quedó la tabla de combates para esta nueva etapa:

Llave Izquierda                                                                     Llave derecha

1) Thor                                                                                   17) Superman

vs                                                                                               vs

3) Capitan America                                                         19) Linterna Verde

 

6) Ciclope                                                                           21) Donatello

vs                                                                                            vs

7) Spiderman                                                                  23) Seiya

 

9) La Mole                                                                           25) Fenix

vs                                                                                             vs

11) Leon-O                                                                        27) Dante

 

14) Magnetto                                                                   29) Goku

vs                                                                                            vs

15) He-Man                                                                       31) Gohan

 

¡COMIENCEN!

E.F.: Parte 3

Las lágrimas perduraron durante unos minutos más.

Por fin había caido en la situación de haberse quedado solo en el mundo. No solo eso, sinó que todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos para él.

El sol brillaba en lo alto cuando la última lágrima fue limpiada de su rostro. Las grises nubes habían sido completamente desplazadas por el viento y no luchaban por retornar.

Leo se puso de pie y dejando atrás a la escuela, emprendió un viaje a pie por las calles de la ciudad.

A su paso, el único ruido que lograba escuchar era el de la basura atrapada por el viento.

Todo rastro de vida humana ajena a él había desparecido.

Aunque, observando bien, tampoco podía ver a ningún ave volando el cielo, a ningún gato callejero caminando y a ningún perro perdido ladrando.

«¿Qué habrá pasado?» Se preguntó mientras que recorría las calles. Ahora estaba más calmado.

Muchos negocios tenían sus puertas abiertas, invitando a pasar a los invisibles clientes, aunque no haya nadie para recibirlos.

«¿Será una broma?». Volvió a preguntarse.

Rapidamente se respondió a sí mismo con un rotundo no.

Mientras que caminaba por las desiertas calles, notó una rara sensación en el cuerpo.

Había algo que no lo hacía sentir bien y le hacía respirar con dificultad.

Por un momento, Leo se preguntó si su mala sensación sobre aire tenía algo que ver con lo sucedido.

De pronto el aire escaseaba, no podía respirar.

Su vista se nublaba poco a poco mientras que pensaba que se iba a desmayar.

En su desesperación, entró al mercado cerca de él buscando agua. Atravesó las cajas y llegó a las heladeras, aunque no logró su objetivo y desmayado, cayó.

– o –

Leo se levantó. Estaba mareado y le costaba mucho pensar.

-¿Qué pasó?- Preguntó, sin obtener respuesta.

«Es cierto». Pensó. Estaba solo. Misteriosamente se había quedado solo en este mundo y no pudo contener el grito de desesperación.

-¡AAAH!- Gritó. Gritó con todas sus fuerzas.

Unos pasos se escucharon  a lo lejos y se apresuraron hacía él.

-Leo, ¿¡QUÉ PASA!?- Se escuchó una voz preguntar.

Una mujer estaba parada frente a él.

-¿…Claudia..?

Sueño: El espectador

Siendo un espectador de lo ocurrido, puedo relatar las acciones de lo sucedido con este sujeto.

Era de noche y él caminaba tranquilamente por las calles de la ciudad.

Parecia que nada lo perturbaba, ni las personas, ni los autos, nada. Es más, parecía que era invisible para el resto del mundo.

Aunque en este caso era literal y gracias a un dispositivo que llevaba en la mano izquierda, él era realmente invisible.

Este era un aparato metálico redondo, de unos 10 centímetros de diametro y con una luz roja en el centro.

Gracias a esto, él se volvía completamente invisible para los demás y así había vivido durante muchos años.

Su modo de vida era bastante reprochable y siempre tomaba ventaja de esta situación.

Los alimentos, la comidas y la bebidas, las tomaba del lugar que deseaba, al igual que con el dinero que quería, además de espiar a las mujeres que le parecían atractivas.

Con el paso del tiempo se había vuelto muy habilidoso para estas cosas.

Era de noche y él estaba cocinando, había preparado los ingredientes para hacer una salsa para las pastas, pero al darse cuenta de que no tenía más harina, decidió ir a buscarla.

El supermercado a donde iba a «comprar» otrora había sido un hotel de lujo.

Su entrada en forma de puerta giratoria había sido bien bienvenida cuando el hotel funcionaba.

Al pasar por la puerta, se dirigió hacia las estanterías repletas de productos sin darse cuenta de que la policia se encontraba en el lugar.

Ellos querían capturarlo y para eso habían dispuesto varias camaras que captaban el calor y habían esparcido por casi todo el suelo un producto muy resbaloso.

Sin embargo, estas trampas eran los métodos comunes que utilizaba la policia para intentar atraparlo, siempre sin éxito.

Con una gran habilidad, logró subirse a las gondolas y caminó sobre ellas buscando la tan necesitada harina.

Al encontrarla, estiró el brazo para tomarla pero esta se encontraba demasiado lejos para su alcance y no le quedo otra opción mas que ir al suelo y tomarla desde abajo.

Al tocar el suelo, el producto resbaloso no surtió efecto en él y esto era gracias a que llevaba puesto una especie de medias negras especiales, inmunes a este tipo de producto.

Con la harina en mano, salió tranquilamente por la puerta cuando la alarma comenzó a sonar.

No se había percatado de que una camara lo detectó e instantaneamente aparecieron varias patrullas que lo esperaban a la salida.

En total eran 5, pero él las logró traspasar sin ningun problema y se detuvo a ver como los policias se disparaban entre ellos.

Todo esto le causó gracia y emprendió el rumbo de vuelta.

Estando ya cerca de su casa se cruzó con 2 mujeres que caminaban abrazadas.

Una de ellas lo miró y se desprendió de su amiga quien prosiguió su camino.

-¡Ey! Tú.- Dijo ella.

-¿Eh? ¿Cómo es que me puedes ver?- Respondió él.

-¿Acaso piensas que eres el único con el dispositivo?.

La charla prosiguió por un tiempo largo. Tanto que el sol comenzaba a asomarse cuando un auto se frenó delante de ellos. De este bajó un hombre alto y de aspecto atemorizante. Llevaba puesta una gabardina marrón y un sombrero pequeño para su cabeza.

La mujer se volvió hacia su compañero y le tomó de la mano.

-CORRE- Gritó

-¿Pero qué pasa? ¿acaso nos puede ver?- Pregunto él.

-¡SI!- Volvió a gritar, tomando la mano de su compañero – El es un cazador.

El mensaje estaba claro. Ese sujero «cazaba» a los humanos que poseían el dispositivo de invisibilidad.

La mujer corrió despavorida, dejando a los dos hombres solos.

La pelea comenzó sin palabra mediante.

Allí, en la mitad de una concurrida avenida, comenzó el intercambio de golpes.

El cazador poseía fuerza sobrehumana y sus golpes eran muy destructivos. La pelea continuó con una clara desventaja para el protagonista.

En un momento, el cazador abrazó a su oponente y mediante un increible salto, lo llevó al redondo techa de una casa de la misma forma, la casa de este hombre invisible.

La lucha prosiguió allí arriba, con el mar de fondo y el sol que se levantaba.

Gracias a que estaba sobre su casa, pudo sorprender al cazador logrando quitarle su gabardina y su somprero, dejando en evidencia unos tirantes rojos que apretaban una remera blanca sin mangas.

Luego de eso, la pelea fue sencilla. El cazador perdió su fuente de poder y ahora solo era un hombre muy mayor, muy viejo para luchar.

Al final, el protagnosita había resultado airoso, aunque había perdido el paquete de harina en el proceso.

Contemplando el mar, este no estaba calmo y unas gotas caían sobre su rostro…

…y las malditas me habían despertado. Habia una gotera en el techo. Deberé llamar a un plomero.