Leyendas de un amor perdido

¿En dónde estás, corazón mío?
Te he perdido y nunca más estarás acá.
He errado, pues soy joven. Me confundí y te dejé ir.
Un anhelo quedó en mi interior.
Añoro volverte a ver y besarte por primera vez, pero eso es imposible.
Por lo menos hoy, ya que he decidido perderte y no buscarte nunca más.

¿En dónde estás, corazón mío?
He crecido sin tí. He superado tu ausencia.
No, esa no es la verdad. No te he perdido porque siempre supe donde estás.
En la distancia deseo volverte a ver y besarte por primera vez, pero eso es imposible.

¿En dónde estás, corazón mío?
He madurado. Ya soy adulto y estoy casado. No contigo sino con otra.
Tengo esposa y dos pequeños que me alegran cada día. Dos pequeños que espero no sufran lo que yo sufrí y aún continúo sufriendo por amor. Pero el destino es cruel, lo aborrezco al jugar conmigo, con mi alma.
Solitarios días pienso en tí, en estar jugando con mis hijos, nuestros hijos.

¿En dónde estás, corazón mío?
Ahora soy anciano y el pasado me atormenta.
No tuve una mala vida, pero ya no deseo continuarla sin ti.
El recuerdo de tu sonrisa construyó un duro fuerte en mi interior.
Te he visto y a pesar de que las arrugas cubren tu piel, sigues siendo la más bella ante mis ojos.
No se puede escapar del destino, no se puede volver el pasado atrás. Solo deseo una cosa. Un solo deseo antes de dejar este cuerpo marchito. Decirte cuanto me arrepiento de no haberte besado aquella tarde cuando éramos jóvenes. Pero solo decirte sin decirme. Pues temo cuando lo pienso. Temo en el potencial rechazo. Aunque se que no sería así, al recordar tus ojos puestos sobre los míos. Una mirada llena de miedo te cubría y sin duda sentirías aquello que no me permitió olvidarte. Pero han pasado muchos años. El sentimiento en mi perdura, pero en tí lo desconozco. Se que tienes nietos que amas y que en la semana piensas en ellos. Yo solo espero que el domingo, un domingo, un día, lo pases pensando en mi.
El destino jugó conmigo y lo maldigo. ¡Ay! mi vida. He cometido un error imperdonable. Tendría que haber dejado todo por tí pero me acobardé. Tú también tendrías que haber luchado por mí, pero no se por qué no lo hiciste. ¿Será acaso la señal de mi derrota? ¿De mis sueños perdidos?. Deseo volver a mi juventud y darte aquel beso perdido y por fin entender tus verdaderos sentimientos.
Mi cuerpo no aguanta la tristeza y he de partir en pocos alientos. Bendito calor de la aurora que elimina mis pensamientos por un instante. Bendita sensación de paz que me cubre. Al fin podré descansar.

¿En dónde estoy?
Me siento raro. Estoy flotando, mirando a mi yo pasado.
Me veo en la calle, mirándola.
Nuestras bocas están cerca.
¿Acaso será el momento al que tanto deseé volver?
Si. Ese soy yo y esa es ella. Ambos jóvenes, demasiado jóvenes ahora que lo veo bien.
Este es el punto que me marcaría de por vida. Debía hacer que se besen, pero ¿cómo?
No tengo cuerpo, solo ojos y mente. Soy un mero espectador. Te maldigo destino por hacerme revivir mi pesadilla antes de partir. Déjame estar en paz. Desiste de la tarea, has ganado.
Ella, tan joven y radiante y yo, joven y descuidado. Ambos formaríamos una pareja muy atractiva. Si tan solo la hubiera besado, si tan solo…
Si. Ahora lo recuerdo bien. Maldita memoria que prefirió olvidar. Yo la besé. No, no lo hice, pero lo intenté y ella me rechazó. Ahora lo recuerdo.
Alcancé a ver el momento exacto de mi flamante recuerdo. Me acerqué a besarla y ella me rechazó corriendo la cara y se alejó de mi aquella tarde diciendo que no me quería.
Maldito destino. ¿Acaso este era tu plan desde el principio? ¿Vivir con un recuerdo falso y darme la paz justo antes de morir? Maldito seas. ¿Por qué ahora? ¿Para que pueda descansar en paz?

Si es así y ese era tu plan, gracias. Ahora por fin me siento feliz.
¿En dónde estás, corazón mío?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.