Archivo por meses: mayo 2018

Historia en pareja

En un pueblo rural de la antigüa China, un campesino llamado Feng, trabajaba la tierra. Aquel lugar era conocido por poseer grandes y fértiles campos de arroz el cual abastecía a gran parte de la población del país.
Feng trabajaba en el campo día y noche junto a su esposa Chi y a sus dos hijos, Lee y Jon…”

-Se escribe Hon.

-Pero dijiste Jon. Pronunciaste la jota.

-Bueno, pero se pronuncia así. Cambialo.

-Ok.

-Y no escribas esto.

-Me dijiste que escriba todo lo que se diga.

-Todo lo que se diga sobre el cuento. Nuestra conversación no es parte de él.

-¿Qué hago?

-Borralo y sigamos.

Feng trabajaba en el campo día y noche junto a su esposa Chi y a sus dos hijos, Lee y Hon. Entre los cuatro mantenían trabajada la tierra y lograban cosechar el tan preciado grano. Con las ganancias podían vivir, sin grandes lujos, pero sin muchos apuros. Feng había heredado el campo de su padre, que a su vez lo había heredado de su abuelo y así desde hacía varias generaciones.
La familia se caracterizaba por tener un solo hijo, para poder pasar la tierra y que no hayan peleas entre hermanos. Sin embargo, Feng había tenido dos. Lee, el mayor, trabajaba la tierra junto con su padre durante todo el día y la noche. Era un trabajador incansable, mientras que Hon ayudaba, pero en menor medida. Esto ocasionaba las tan indeseadas peleas entre los hermanos…”

-Repetiste hermanos.

-No me interrumpas… ¿por dónde iba?

-Tenían un solo hijo para que no hayan peleas entre hermanos y luego hay dos hijos y tienen peleas entre hermanos. ¿Ves? Repetís hermanos.

-Ahh, cierto. ¿Seguimos?

“Lee le reprochaba su falta de esmero y de colaboración. Hon, en cambio, le respondía que él trabajaba el tiempo justo y que no era necesaria tanta dedicación. La tierra haría lo suyo a su tiempo.
Los padres veían como sus hijos discutían y se entristecían. Por un lado, el mayor ayudaba hasta agotarse y por el otro, Hon tenía razón y a veces no hacía falta tanto esfuerzo. Era un dilema.
A medida que pasaba el tiempo, la relación entre los hermanos fue decayendo, hasta el punto que ya no podían trabajar juntos. Uno quería mantener las costumbres de tantos años y trabajar día y noche. El otro quería implementar nuevas tecnologías, nuevos métodos en los que él pueda trabajar menos tiempo y obtenga los mismos resultados que su hermano…”

-¿Cuales tecnologías si dijiste que era un pueblo de la antigüa China?

-¿Me vas a interrumpir todo el tiempo, cielo?

-Perdón. Sigamos.

-Gracias. Además, con nuevas tecnologías me puedo referir a métodos tradicionales y no a las grandes cosechadoras de hoy en día. Hon quería implementar métodos de riego automático, por goteo u otra forma, entre otras cosas.

-Ahh…

“Feng decidió retirarse y descansar del arduo trabajo que venía haciendo desde hacía varias décadas y dejó el futuro del campo a sus hijos. Sin embargo, estos no podía continuar trabajando juntos y su discusión llegó hasta el punto en que los hermanos tuvieron que dividir el campo en partes iguales para que cada uno lo trabaje a su modo.
Lee continuó con el método tradicional de su padre y trabajaba arduamente día y noche, mientras que Hon implementó varios mecanismos de automatización como el regado por goteo y la máquina para cosechar”

Arduamente dia y noche, arduamente dia y noche, arduamente dia y noche…

-¿Qué pasa ahora?

-Sos muy reiterativo.

-¿Y qué problema hay con eso?

-Que no esta bien. Buscá sinónimos. Buscá otra forma de decirlo sin repetir las mismas palabras una y otra vez.

-¿Vos cómo lo pondrías?

-No sé, vos sos el cuentista y yo solo escribo.

-Entonces dejame seguir contando, ¿si?

-Si.

Todo esto hacía que el hermano menor posea mucho tiempo libre, el cual dedicaba, en parte, a arreglar los mecanismos de su sistema automatizado, a descansar y a buscar nuevos métodos de cosecha. Al llegar el momento de la recolección, Hon poseía mayor cantidad de arroz, pero su calidad era notablemente menor y por eso debía venderlo a un menor precio que su hermano, el cual poseía una menor cantidad pero de mejor calidad…”

-Ahh, entonces esto es calidad contra cantidad.

-Mmm…

“…se trataba de una cuestión de calidad contra cantidad. Mientras que el mayor poseía un producto más apetesible, el menor obtenia una mayor cantidad de grano más asequible.
Los días y los meses fueron pasando y los hijos cada vez se distanciaban más y más, hasta el punto de que ya ni siquiera se sentaban a cenar en la mesa de sus padres. Esta situación se fue transformando en un puñal que se hundía lentamente en el corazón de Feng con cada día que pasaba. Sus hijos no solo no se hablaban sino que competían entre sí para hacer caer al otro y dedicaban más energía de lo necesario en convencer a los vendedores que el producto de su hermano era inferior en todo sentido. Habían alcanzado el punto de no retorno y se habían convertido -formalmente- en rivales, competidores en su rubro.

Tanto Chi como Feng, miraban a sus hijos y se lamentaban, mientras que el puñal avanzaba cada vez más.”

-No tenía un puñal en serio, ¿no?

-No. Es simplemente una metáfora. Para un padre, ver a sus hijos distanciados es un gran dolor.

-¿Nosotros tendremos hijos algún día?

-Supongo que sí, pero primero nos tendremos que casar.

-¿Y cuándo me lo propondrás?

-Mmm…cuando terminemos el cuento. Pero a este paso, no llegaremos nunca a completarlo.

-Continuemos.

Durante el cumpleaños número 50 de su padre, la familia se reunio completa después de tanto tiempo. Ambos hijos habían comprado regalos, sin embargo no se lo pudieron dar. Feng cayo victima de una enfermedad desconocida para ellos y para su esposa.
Al no saber que hacer, los hermanos corrieron juntos hacia el pueblo más cercano en busca de un médico, el cual llevaron rápidamente a su casa. Al revisarlo, éste anunció que su padre sufria del corazón y que la cura era muy costosa.

El hombre escribió la cifra que costaría el medicamento y se la entrego a Chi. Al ver el papel, la mujer comenzó a llorar al punto de casi desmayarse. Luego Lee leyó el número y cayo de rodillas. Algo similar sucedió con su hermano menor al ver la cifra que el hombre había puesto.”

-¿Qué enfermedad era?

-No se.

-Dale, decime.

-Esperá a seguir con el cuento.

Esto no estaba en los planes de los hijos, quienes, muy a su pesar, tuvieron que unir fuerzas junto con su madre para solucionar y salvar la vida de su padre…”

-Ahh, ya entiendo

-¿Qué es lo que entendés?

-Lo que va a sucede

-¿Y qué pensás va a suceder?

-Los hijos van a unirse para salvar a su padre.

-Acabás de escribir que muy a su pesar tuvieron que unir fuerzas. ¿No te parece que ya está implícito que van a trabajar juntos?

-Es lo que estoy diciendo.

-Sos muy perspicaz.

-Gracias.

-¿Seguimos?

…durante los siguientes días, Chi, Lee y Hon se reunieron para discutir como seguir, como llegar a juntar el dinero para la medicina para su padre.

Tanto Lee como Hon creían que debían implementar su método de siembra y cosecha en el campo y que su otro hermano trabaje junto a él. De esta forma, trabajando juntos y ahorrando todo lo que podían, llegarían a comprar el medicamento. El problema es que ambos pensaban lo mismo y no se podían poner de acuerdo.
Las discusiones eran constantes, solo frenadas cuando Feng aparecia.
A pesar de habérsele diagnosticado tal enfermedad, al jefe de la familia no se le ordenó que hiciera ningún tipo de reposo y a causa de eso caminaba por la casa entorpeciendo los planes del resto de su familia y a su vez, apagando el fuego de las discusiones de sus hijos.
Los días pasaron y tanto Lee ocmo Hon descubrieron que si querían plenear un método para salvar a su padre, debían de hacerlo en voz baja ya que los gritos alertaban a su -muy despierto- progenitor.
Poco a poco los hermanos fueron acostumbrándose a hablar sin discutir y escuchar al otro…”

-Es como decía.

-Claro.

-Los hermanos se van a llevar bien de nuevo y van a poder salvar a su padre.

-¿Segura?

-¿Acaso no es así?

Si pensas que es así, deja de escribir. Sino continuemos con el cuento.

-Continuemos.

…a pesar de haberse puesto de acuerdo en no discutir, no habían podido encontrar un punto medio para comenzar a reunir el dinero que necesitaban.
Cada uno continuó trabajando el campo a su manera y al finalizar el día de ventas juntaron todo lo que habían recaudado y lo contaron.
Lo recibido por la venta del arroz no alcanzaba para cubrir el costo de la medicina que padre necesitaba, estaban muy lejos aún. Por esto fueron a ver al medico y le preguntaron que otras alternativas habían ya que juntar esa cantidad de dinero en el tiempo que necesitaba Feng, les sería imposible.
El hombre les respondió que había otro método, más económico pero menos efectivoy si querían usar esa opción tendrían que hacerlo ya.
Los hermanos aceptaron sonrientes y le entregaron al médico todo lo que tenían. Luego regresaron a su casa a darle las noticias a su madre y a esperar.”

-¿Su padre no se podía enterar de nada?

-Era la idea de los hijos

-Pero, ¿él sabia que estaba enfermo?

-Si, sabia. Si lo reviso el doctor.

-Puede ser revisado y que no sepa que esté enfermo.

-Yo creo que Feng es más listo de lo que sus hijos piensan.

-¿Cómo que yo creo? Si es un personaje inventado por vos.

-Es una forma de decir que a veces hay más de lo que ven los ojos, o en este caso de lo que leen.

-No entiendo.

-Ya lo entendrás.

Al dia siguiente la medicina fue entregada, pero antes de aplicarla, el doctor se reunió con los hijos. Les explicó que ésta era una medicina temporaria y que le debían aplicar otra dosis en muy poco tiempo y continuar asi hasta que padre este completamente curado.
Lee y Hon se sorprendieorn por la noticia del medico ya que éste no les había dicho nada cuando le entregaron todo lo que habían recibido por la venta del grano y ahora debían continuar trabajando arduamente para seguir obteniendo el dinero necesario para continuar el tratamiento. Sin embargo, ambos hermanos estaban dispuestos a continuar trabajando por su padre.
Los años pasaron y la relación de los hermanos se había vuelto solida. Gracias a su esfuerzo Feng estaba cada dia mejor hasta el punto de que quería salir de su retiro y volver a trabajar el campo. Pero fue detenido por su esposa.
Con su padre recuperado un poco en fuerzas, los hermanos pudieron descansar un poco de su arduo trabajo. Ese tiempo lo aprovecharon para formar cada uno una familia y poblar la casa de su padre con nueras y nietos.
Días de alegría vinieron y Feng los dedicó a ayudar a sus hijos en sus tareas con el grano y de paso, conocer sus métodos de siembra y cosecha.
Su padre, al ver ambos métodos tan distintos, quedó gratamente sorprendido en que ambos funcionaban mejor de lo que él pudiera haber hecho y el campo había producía mucha más cantidad de mercadería que en sus tiempos de labrado.
Durante una cena, celebrando el cumpleaños número 60 de su padre, los hijos debieron decirle una mala noticia a su madre. Él médico de la familia había fallecido y no habían podido encontrar a nadie que lo pudiera reemplazar ni que conozca donde comprar el medicamento que su padre necesitaba.
Chi les preguntó hace cuanto tiempo de esto y se sorprendió que había pasado hace casi un año, un año en el que su padre no había recibido la tan necesitada medicina.
Los hermanos se escusaron diciendo que se lo veía bien y que no querían decir nada hasta encontrar un reemplazo, pero al pasar el tiempo no les quedó otra más que contárselo.
Su madre observó a su esposo, sentado en la mesa jugando con sus nietos y soltó una lágrima. Luego los beso y dijo que eran unos hijos ejemplares y que tanto ella como su padre estaban orgullosos de ellos.”

-¿Por qué no le contaron ántes a su madre?

-Porque querían resolverlo sólos.

-¿Durante cuanto tiempo estuvieron trabajando para comprar los medicamentos?

-Durante mucho tiempo. Tanto que ya se habían olvidado que era una obligación y se había vuelto una rutina.

-¿Hasta que se enteraron lo del médico?

-Hasta que se enteraron lo del médico.

La cena continuó en silencio. Tanto los hijos como su madre disimularon toda la conversación e intentaron mantener una actitud positiva frente a su padre.
Finalmente Feng se levantó y se dirigió a sus hijos. Se lo notaba en extremo cansado.
Les besó en la frente a cada uno y se fue a dormir, no sin antes decirles que los amaba y que su corazón ahora estaba en paz al verlos llevarse bien, como cuando eran pequeños. Y esa fue la última vez que vieron a su padre…”

-¿Murió?

-Así es.

-No me digas eso, después de tanto esfuerzo. ¿Cómo pasó?

-Simplemente se durmió y no se despertó.

-Algunos dicen que es la mejor forma de pasar a la otra vida.

-Es un método sin dolor, con dulces sueños. Con la satisfacción de que todo en tú vida está cumplido.

El duelo duró varios días y en el último, apareció un hombre a dar sus condolencias.
Se lamentó no haber llegado antes, pero es que recién se había enterado de la noticia.
Se presentó como amigo y abogado de su padre y les presentó a sus hijos su testamento, el cual decía que a su hijo mayor Lee, le dejaba en posesión el campo situado detrás de la casa donde vivían. Se trataba de un inmenso campo con una casa en un rincón, mientras que a su hijo mejor, Hon, le dejaba el terreno completo donde actualmente trabajaban ambos hermanos, junto con el dinero necesario para construir una segunda casa donde vivir con su familia.”

-No entiendo nada.

-Sigamos.

“Los hermanos se miraron. No entendían nada de lo sucedido. No entendían quien era ese hombre, ni como conocía a su padre, ni de donde habían salido los terrenos y el dinero.
Al ver sus caras, el hombre les entregó el pergamino que era el testamento para que vean que todo era cierto y que abajo estaba la firma de su padre. Los hermanos seguían sorprendidos y necesitaban una explicación. El abogado, se aclaró la garganta y les explicó.
Junto al testamento, había una hoja escrita por Feng que fue leída por aquel hombre.
‘A mis hijos. Les dejo tierras y monedas suficientes para que puedan dedicar el resto de sus días al cuidado de sus familias. Ustedes trabajaron dúramente por mí para reunir lo necesario para mi medicamento, aunque la verdad es que ese dinero se guardó y usó para comprar el terreno que Lee va a ocupar y para la casa que quiero que Hon se construya. El médico, un buen amigo mío, me alertó que mi condición requería un tratamiento muy costoso, demasiado para un simple campesino y me alertó que mis hijos, ustedes, estaban conspirando en secreto para comprarlo. Se que invirtieron salúd en esta tarea y no me parecía justo. Es por esto que le pedí que guarde todo lo que le den y, cuando alcance, compre el terreno. También le pedí que junte un poco más para repartir entre ustedes. Hijos míos, les agradezco el sacrificio por su padre, pero éste les quiere recompenzar. Sean felices con sus hijos y cuiden de su madre cuando yo no esté. No olviden que los amo con todo mi maltrecho corazón. Con amor, Feng”.

-Terminamos el cuento. ¿Te gustó?

-Mucho. No me lo esperaba.

-El amor de un padre por sus hijos lo puede todo…. Esa es la ídea. Y si, me gustaría que seamos padres algún día. Mi amor…

-Oh, Dios. ¿En serio lo vas a hacer?

-Te lo prometí, ¿o no?

-Pensé que era un chiste para continuar el cuento.

-No lo fue. El cuento no me importa tanto como vos. Mi amor, ¿te querés casar conmigo?

-POR SUPUESTO QUE SI

-Que bien. ¡Nos vamos a casar!

-¿Mi amor?

-Si.

-¿El cuento tiene continuación?

-El cuento no. Nosotros si.

Ingenuo amor (parte 2)

Pasé a buscar a mi amigo por su casa y ambos nos fuimos rumbo al encuentro con las dos chicas de la fiesta.
Se trataba de un plan sencillo, una partida de Bowling y una pizza. Una noche de sábado en la que esperaba que las risas fluyeran por el desastre que éramos, mi amigo y yo, en los bolos.
Y así fue. No pudiendo atinar al «Strike», terminó el partido con mi amigo a la cabeza, yo en segundo lugar y las chicas en un empate en el 3er y 4rto puesto.
Nosotros eramos bastante malos, pero ellas (gracias a Dios) eran peores.
Nuestro desastroso juego por lo menos ayudó a romper el hielo y durante la pizza, no parábamos de reir.
Los cuatro mantuvimos una charla fluida y la buena onda se mantuvo siempre, pero yo ya quería hablar a solas con la bella chica del cumpleaños. Sin embargo, en esa oportunidad no se daría.

Nos despedimos pero antes planeamos una nueva salida para los 4. Esta vez sería el cine el lugar de encuentro.
Así pasaron un par de salidas más hasta que nos decidimos a salir sólos.
Bueno, en realidad ella fue quien me lo planteó y yo me sentí bastante tonto.
Éramos muy jóvenes y en mi cabeza la película era otra. Si no tomaba yo la iniciativa, entonces mi masculinidad sería afectada.
Ahora me río de mis ingenuos pensamientos, pero como dice el título de esta historia, esto es un ingenuo amor y las cosas no salen como uno las imagina.

Las nubes negras continuaban su movimiento y dentro de poco tiempo cubrirían por completo el cielo, opacando al Sol y a su luz.

La pasé a buscar por la casa una semana después de haber arreglado salir sólos y fuimos a caminar. Paseamos por el parque, dándole más de mil vueltas hasta que cayó la tarde y ella tuvo que volver a su casa.
Aún recuerdo como se aceleró mi corazón cuando estaba llegando. Era mi primer salida, mi primera cita y los nervios eran de esperarse, más en alguien tán tímido como lo era yo.
Si al día de hoy, con 40 años, me sigo considerando tímido, en aquella época, en mis 3 lustros de vida, era la timidez personificada.

Pasaron 2 meses, 8 salidas juntos, hasta que nos dimos nuestro primer beso.
Bueno, nuevamente estoy exagerando. La realidad es que ella me dio el beso y yo solo pude endurecerme como una estatua. Era mi primer beso y no supe que hacer ni como reaccionar.

-Como vos no te movías, me mandé yo. Sos muy lento.-Me dijo luego del beso.

Es entendible. Aún a pesar de mi corta edad, un simple beso no podía demorar tanto en llegar, pero así era yo, ingenuo y tímido en todo sentido.

Que extraño me sentí al volver a mi casa. Aquello fue un cambio en mi persona. Con ese beso sentí que mi vida tenía sentido finalmente. Aquella era la mujer de mi vida.
O al menos eso pensaba. Pero aquel beso fue el punto de partida de la experiencia más traumática y dolorosa de mi vida.

Cuentos en la radio

Si…no es un cuento. Pero me lo dejo como recordatorio de las veces que contaron mis cuentos en la radio.

Por ahora son tres (que yo sepa): La inflación, El argentum de los templarios y Una historia sin sentido.

La inflación y el argentum de los templarios: http://vorterix.com/196-cuentos_de_maldicion

Una historia sin sentido: https://radiocut.fm/audiocut/una-historia-sin-sentido/

Deja entrar a la felicidad

-¡Esto está todo mal!- le recriminó el jefe.
-¡Dejaste tirado todo otra vez!- le criticó la mujer.
-¿Por qué no comprás un auto como la gente?- le cuestionó su madre. -El hijo de mi vecina Raquel se compró uno deportivo. Claro, él es gerente y tiene que ir elegante al trabajo.

Estos planteos eran los más destacables dentro de los que había recibido Pablo, aquella semana.
Su jefe era, por lo general,  indulgente, pero la situación esta vez era distinta y su benevolente caracter fue reemplazado por un frio temple y una dura mirada. Esta vez no habían perdones que aceptar y si el trabajo no era perfecto, él lo cuestionaría y destrozaría sin consideraciones a su empleado.
Aquel trabajo le había costado a Pablo una gran cantidad de salud, traducido en un sobre esfuerzo de días y semanas. En total, fueron casi 7 meses de arduo trabajo en el que tuvo que sacrificar los fines de semana y los feriados, que eran su descanso, para poder terminarlo en la fecha prevista. Trabajó de Lunes a Lunes, de sol a sol, sin francos ni feriados y sin faltas por enfermedad, cobrando el mismo sueldo y ni un centavo más.
Era de esperarse que esto causó un cambio en la relación entre Pablo y Carla, su mujer.
Ella dejó de trabajar para cuidar de su embarazo.
El médico les dijo que no había de que preocuparse y que el niño nacería sano, pero le dio a la mujer una serie de recomendaciones para que cumpla, entre las cuales era evitar el trabajo y hacer reposo, en lo posible.
El dinero apremiaba y la falta de ingresos de una de las partes les afectaba el día a día.
Era un problema importante, pero entre el problema de dinero y el problema del hijo, la opción elegida fue más que obvia y Carla se dedicó al cuidado de su vientre.
Los días pasaron y poco a poco la pareja fue subsitiendo. Debieron realizar recortes como las salidas en pareja y con amigos y los caprichos en ropa y comida, entre otras cosas.
Sobrevivian, pero al costo de afectar su relación.
Las cosas no venían bien para la pareja y el trabajar de manera casi permanente durante el  embarazo asomó la punta del lápiz que pondría la firma a su separación.
La otrora feliz pareja se desconocía, las conversaciones eran nulas y el silencio reinaba. Él solo prestaba atención a su trabajo y en ella crecía la bronca, angustia y amargura. El silencio a veces era eterno, solo roto cuando Carla le tenía una crítica, como cuando Pablo dejaba la ropa tirada cuando se cambiaba y cosas que antes no repercutían.
Para complicar aún más, la madre de Pablo veía lo triste que estaba su hijo y aprovechaba para meterle alguna comparación odiosa y que no aportaba nada.

-El hijo de ésta…el hijo de la otra…el hijo de tal… A todos les va bien, todos son expertos en sus vidas salvo yo, ¿no, mamá?

Aquella era una frase con la que comenzaba cada discución que Pablo debía afrontar con su madre sin la ayuda de Carla que hacía rato estaba cansada de presenciar ese tipo de peleas y ya no se reunía con ellos.
En cierta medida, Carla también comenzó tener el mismo pensamiento, pero no lo admitía. Veía a su amigas, a su alrededor, todos con vidas normales y cómodas y ella, con 8 meses de embarazo y un marido que trabajaba, trabaja, trabajaba y nunca estaba.

Llegado al noveno mes de embarazo, Pablo entró en su casa con una gran sonrisa. Tenía una gran noticia que contarle a su mujer.
Había llegado el día tan esperado por él, el día en que le contaría una gran noticia a su esposa. Lo había planeado todo. Había reservado un restaurante muy elegante y se había comprado ropa nueva. Además, la pasaría a buscar en un taxi cuyo modelo era el mismo que el auto nuevo que había comprado y que le entregarían la semana próxima. Había planeado cada detalle de aquella noche salvo algo que le sorprendió.
Encontró a su mujer sentada en el sillón. Una amiga le tomaba el brazo con fuerza mientras que le susurraba algo al oído.

«Se fuerte» alcanzó a escuchar Pablo.

-¿Qué pasa?- le preguntó a su esposa.

Carla estaba seria, pero estaba decidida. Ya había hablado todo lo que tenía que hablar con su amiga y ahora era el turno de actuar.

-Quiero que nos separemos- fue la bomba que tiró.

Pablo tenía todo preparado, salvo esto. Luego de meses de lucha, había logrado junto con su jefe completar un proyecto extremadamente importante y habían logrado un trato millonario para la empresa y él, por su gran trabajo, recibiría una cantidad de dinero tan grande, que podría dejar de trabajar durante un muy largo tiempo, aún manteniendo los lujos que quería darle a su esposa y a su hijo.
No le había dicho nada para que sea una sorpresa. Era poco probable que se haga y para lograrlo, todo debía ser perfecto y ese era el motivo por el cual su jefe se enojaba con él y el transmitía su enojo a su casa. También fue el motivo de las largas jornadas de trabajo y del sacrificio que hizo.
Pero ahora nada servía. Su mujer quería el divorcio y no hubo forma de hacerle cambiar de opinión, era demasiado tarde.
Pablo pasó los siguientes días en un hotel. Sin salir, sin hablar con nadie. Estaba deprimido.
Ahora poseía un auto nuevo, dinero y sobre todo, mucha soledad.
Acostado en la cama, mirando al techo, pensó que esto no podía terminar así. Debía recuperar a su mujer y contarle todo, ella va a entender.
Y fue así que salió del hotel y llegó a su casa con la ayuda de su flamante 0 km.
Aún conservaba la llave y la cerradura no había sido cambiada así que entró sin aviso. Sorprendería a su mujer y la recuperaría.
Pero fue ella quien le sorprendió. Carla estaba en el suelo del comedor. Las contracciones eran tan fuertes que no podía moverse.
Pablo la tomó en brazos y como pudo también agarró el bolsito ya preparado y partieron rumbo al hospital.
Carla se subió al auto nuevo y miró a su casi ex esposo pero no emitió juicio. El dolor era en todo lo que pensaba.
El parto pasó y el niño fue retirado de la madre para que lo limpien.

-Se lo devolveremos en unos minutos- les dijo la enfermera.

Carla estaba bastante cansada, sin embargo, necesitaba una explicación de lo que había visto antes.

-Creo que debes explicarme algo.

Pablo sonrió. Finalmente pudo explicarle a la mujer que amaba todo lo que había pasado en los últimos meses y todo lo que había hecho para que ella y su hijo puedan vivir con alegría.
Carla solamente lloró e intensificó su llanto cuando la enfermera le devolvió al recién nacido.

-Hola, Mateo- le dijo al pequeño.

Pablo comenzó a llorar.

-¿Aún quieres llamarlo así?
-Si. Tu padre se sacrificó por su familia y vos has hecho lo mismo por la nuestra. Este es mi regalo y mi forma de pedirte perdón.

Aquel fue el primer abrazo familiar junto al nuevo integrante. Carla cayó rendida de sueño. Mateo copiaba a su madre ante la mirada de su padre.
Pasadas unas horas, el pequeño Mateo se durmió y Pablo aprovechó el tiempo para ir a tomar un café con su madre.

-¿Te acordás del hijo de Raquel?. El que era gerente- le preguntó ella.
-Si, mamá. Me acuerdo. El que se compró un auto deportivo porque tenía que estar elegante en su trabajo.
-Bueno- siguió la madre, sin darle importancia al reproche de su hijo. -Parece ser que se lo embargaron porque no podía pagarlo. Le dijo a todos que era gerente y en realidad simulaba trabajar en esa empresa.

Ambos rieron, comprendiendo que la vida del otro no siempre es como te la pintan y recordando que siempre, siempre y siempre, hay que dejar entrar a la felicidad.

 

Mitología perdida

«En el principio existia aquello sin nombre y ocupaba el vasto vacío. ‘Aquello’ no poseía emociones ni sensaciones, no poseía cuerpo ni mente. No poseía vida, al igual que el vasto vacío donde moraba. Pero ‘aquello’ comenzó a cambiar y la neblina que lo conformaba se unió y tomó la forma de huevo y de una esfera roja sobre éste. Se cuenta que de la esfera emanaba tanto calor, que provocó que el huevo eclosionara. Del cascarón comenzó a surgir un ave de plumaje rojo.
Cuando ‘aquello’ salga completamente del cascarón y sus alas se extiendan por completo, se tragará la esfera roja que nos da calor y causará el fin de nuestra existencia. La esfera es su corazón y para que ‘aquello’ viva, debe deborarlo.
Es por eso, que el cuerpo de ‘aquello’ debe ser destruido. Si sus alas no vuelan, ‘aquello’ no podrá conseguir su corazón y perecerá.
Los dioses, nuestros bienhechores protectores, quieren evitar a toda costa, nuestra -y su- damnación y es por eso que están de nuestro lado.
Los bienaventurados dioses dedican sus días a la destrucción de ‘aquello’ y buscan destruir sus alas desde tiempos inmemoriales, desde que Top surgió y nos dio la vida y desde que su hijo, Trok, nos enseñó a sobrevivir.
Somo esclavos de los dioses, pero ellos nos enseñan cosas y nos permiten vivir. Top, el primer dios, surgido de la parte superior cascarón de ‘aquello’, parte que había sido llenada con el calor de la esfera, nos creó a base de calor y de partes de su propio cuerpo. Varios dioses surgieron de él, como su hijo Trok, creado con el miembro de Top que él mismo se cortó.
Trok representa la fertilidad en humanos, animales y en plantas y fue él quien nos enseñó a cultivar y utilizar la sangre azul de ‘aquello’ como elemento vital para sobrevivir y hacer crecer la vegetación y el ganado.
Top y Trok, juntos, crearon a la mayor cantidad de dioses, pero Junto, la oscuridad, destruyó el fuego divino del primer dios y ambos perecieron.
Junto había nacido de la parte inferior del cascarón de ‘aquello’ y el calor de la esfera roja no había bañado su ser. Junto odiaba la vida y dedicaba sus días a convertir todo en oscuridad. Trok, sus hijos, nietos y gran parte de los dioses de su linaje no podían hacerle frente al dios oscuro y sus luces eran apagadas por éste.
Pasaron cientos de años antes de Folden, descendiente de Cokodo, se reuniera con Top y ambos crearan el poder necesario para acabar con la oscuridad.
Top, Folden y Junto lucharon en una intensa batalla y los tres perecieron. La luz de Top se mezcló con la oscuridad de Junto y se esparció por todo el mundo, iluminando durante la mitad del día el ciello gobernado por Cokodo y oscureciéndolo durante la otra mitad.»

Lo anteriormente citado, es una reconstrucción de un segmento la mitología sin nombre, encontrada en tablillas de arcilla y barro que datan de la época de los sumerios, hace 10 mil años, firmadas por Beborák. Se cree que fueron civilizaciones contemporáneas y que habitaban en las fértiles tierras de la antigua Europa. Por el momento no se han logrado traducir más tablillas, aunque se espera que con el paso de los días conoceremos más sobre Beborák y su mitología.