Convertirse en mártir

-Si hablamos de mártires. ¿Qué se les viene a la cabeza?

-Los que se mueren por un ideal.

-Che Guevara

Los aportes de los chicos eran bastantes y el salón se inundó de nombres, aunque muchos de ellos en broma.

-Cristianismo-dijo Lucas en voz baja, casi en un murmullo.

El profesor lo escuchó y ordenó silencio.

-¿Qué dijiste, Lucas?-inquirió.

El joven estaba tembloroso. Sus nervios eran visibles.

-Vamos Lucas, repite lo que dijiste.

El rubio alumno enmudeció, provocando un silencio de sepultura en el ambiente.
El profesor entendió que el niño no hablaría por lo que tomó el primer paso.

-Cristianismo es lo que dijo Lucas, ¿es verdad?

El jóven alumno asintió con la cabeza, provocando risas de todo tipo y calibre.

-No entiendo por qué se ríen si lo que dijo su compañero es bastante acertado. Entramos en un tema muy interesante y ustedes ya tienen la suficiente edad para comprender las atrocidades de la historia, en especial la historia del cristianismo.

-Profesor, Lucas es judío y un judío es el más mártir entre los mártires.

-Chicos-comenzó el profesor. -Todas las religiones poseen sus mártires, pero hay que decir la realidad y esa es que el catolicismo se basó en tres pilares para captar adeptos.

El profesor miraba a la clase. Sabía que había captado su atención y no quería perder oportunidad de impartir una nueva apertura de cabeza.

-¿Alguien me puede decir cuales fueron esos pilares?

-Los mártires, obviamente-respondió un alumno del fondo, soltando una risa.

-Si, ja ja, es cierto. El culto exagerado a los mártires. ¿Quién mejor que un héroe que sacrificó su vida por el resto para atraer fieles? -el profesor caminaba de un lado al otro del aula. -La historia cuenta miles de historias de estos héroes nada anónimos, pero nadie supera al cristianismo. El propio Jesús, que murió por nuestros pecados, para que nosotros vivamos. Que gran hombre debió ser, que ejemplo de persona. ¿Quién no seguiría el camino de tal majestuoso ser humano? Si, chicos, la mente humana es fácilmente manipulable. Pongamos un ejemplo, ¿les suena el nombre de San Jorge?

Todos los chicos murmuraron que si, pero ninguno podía recordar por qué. Tal vez era un nombre demasiado común para recordar su historia. Finalmente todos negaron y callaron.

-San Jorge es un claro ejemplo de manipulación mediante mártires. Veamos, si les digo que San Jorge murió por defender los ideales de la religión cristiana me creen, ¿verdad?

Los chicos asintieron.

-Claro, es bastante creíble, pero vamos a añadir más elementos a la historia. Si les digo que San Jorge murió por defender los ideales de la religión cristiana durante el imperio romano es aún creíble. Y si además decimos que en ese momento se llevaba a cabo una persecución a todos los cristianos por parte del emperador Diocleciano podríamos decir que es más que entendible. El emperador lo amenazó y él no renunció a su fe. Punto final para San Jorge a pesar de formar parte de la protección personal de unos de los más grandes emperadores que tuvo el imperio. No se a ustedes pero a mi me suena raro.

Los chicos estaban en silencio, escuchando con atención.

-A pesar de esto, de que a mi me haga ruido, la historia podría llegar a ser cierta, así que pongamos otro ejemplo y saquemos a San Jorge del imperio y pongámoslo a luchar con su espada contra un dragón.

El salón estalló en risas.

-Si, chicos. Hay otra versión de San Jorge, mucho más interesante que la primera y es que combatió nada más ni nada menos que contra un dragón, uno de esos dragones clásicos, con panza grande, alas prominentes y que lanzaba fuego por la boca.

Las risas continuaban en el recinto.

-Si, a mi también me causa gracia pero las historias de la antigüedad son así de extrañas. Como sea la cosa, resulta que en un pueblo de antaño, un dragón construyó su nicho de descanso sobre el río que abastecía de agua potable a todo el lugar. Sin posibilidades de enfrentarse a la bestia, no les quedó otra opción que irse suicidando, entregándose al dragón para que este devorara a un ciudadano del pueblo cada día. De esta forma, la criatura se distraía lo suficiente para que otros hombres recaudaran el agua necesaria. Así fueron pasando las semanas hasta que llegó San Jorge con su cruz y su espada y de un blandío le cortó la cabeza cual Perseo a Medusa. Como conclusión, el pueblo pagano se convirtió al cristianismo y todos felices.

Los chicos se miraban, ninguno podía creer esa simple historia como cierta.

-¿Cuál les parece más creíble?

Muy poco debate hubo en el aula y todos acordaron que la primera historia era más creíble.

-Durante el imperio romano hubieron persecuciones a los cristianos y muchos murieron por no negar su fe -opinó uno de los alumnos.

El profesor lo miró y le pidió que se levante y quede de pie.

-¿Podrías nombrarme a todos los emperadores que recuerdes?-preguntó el profesor.

-Julio César, Constantino, Nerón-respondió casi sin pensar. -Ah, y Cómodo, por la película.

-Gracias, puedes sentarte. ¿Alguno me puede decir otro emperador?

Los siguientes segundos fueron de puro silencio, solo roto para mencionar el nombre de Calígula o el de Augusto César.

-Pobre imperio romano-dijo en tono burlón el profesor. -Chicos, Julio César fue el procursor de la idea del imperio pero nunca fue emperador. El primero fue Augusto César, su sobrino nieto. Cómodo, hijo del gran Marco Aurelio, Nerón y Calígula seguro los recuerdan porque la historia los tomó como emperadores desastrosos, pero hubo uno de los que nombró Fede que es muy importante para el punto al que quiero llegar de toda esta charla. Constantino, el gran emperador y sobre todo, el gran cristiano. El hombre que remontó el imperio y lo convirtió a la fe de nuestro señor. El gran obrador del fin de la gran roma, recordado no solo por ser un buen regente, sino por su elección de cambiar la religión oficial del imperio y adoptar a Jesús como su salvador. ¿Cuantos de ustedes lo conocen como Constantino el grande y cuantos lo conocen como San Constantino?

Las manos se alzaron en su mayoría por la segunda opción.

-Una religión relativamente nueva que desplaza a una religión de miles de años como es la greco-romana. Unos locos que le hablan sobre su alma, sobre la otra vida y sobre tantas otras cosas que el romano promedio desconocía y temía. Todo cuestión de márketing.

Los chicos pusieron cara de enojo al insultar a su religión.

-Póngamoslo de la siguiente manera. Si por un lado tengo una religión cuyos dioses son inalcanzables y que desean ofrendas de dinero y objetos de valor, que al morir uno será torturado en el Hades y por el otro tengo a unos locos que me afirman que puedo dejar de hacer ofrendas, vivir una vida de pecados y hacer lo que se me de la gana siempre y cuando en mi lecho de muerte me convierta a su religión y me arrepienta de mis malas obras. Y sobre todo, si hago esto entonces mi alma, llegará al dios único y pasará una eternidad en el cielo, disfrutando de placeres inimaginables.

El profesor se había detenido en su escritorio y se sentó sobre este.

-Yo no sé ustedes, pero yo me lanzo de cabeza y a tomar por culo a los romanos y su panteón de infinitos dioses. Populismo, chicos. Populismo en su máxima expresión, salvo que, en lugar de ofrecer dinero, ofrecían una eternidad de paz. Y así fueron construyendo sus historias con los mártires. El hombre que murió por nosotros, por nuestros pecados, los hombres que murieron por abrazar su fe y luego fueron santificados. Los símbolos, además de la cruz.

-¿Está diciendo que la religión es cualquier cosa?

-Bueno. Cualquier cosa no es. Digamos que moldeó al mundo tal cual lo conocemos. El cristianismo, por muy malo que fuera en sus orígenes, en pocos siglos unió al mundo entero, pero sus inicios están basados en mentiras y engaños. Creencias truchas sobre el alma, sobre el más allá, cosas que nadie no muerto puede saber, pero que nosotros, como toda forma de vida sobre este planeta, somos seres que tenemos un ciclo y simplemente dejamos de existir.

El reloj del aula ya casi marcaba el horario de fin de la clase, pero nadie se había percatado.

-Volvamos a los pilares de la religión. Ya dijimos que uno de ellos eran los mártires, como en el caso de San Jorge en el imperio romano. Otro de los pilares era jugar con los pecados y lo desconocido, como acabo de mencionar. Si les dicen que robar, matar, violar y hacer todo lo que quieran está bien y que solamente pidan perdón antes de morir es un negoción. ¿Quién no lo aceptaría?

-Pero ser un buen cristiano es muy importante- opinó uno de los chicos.

-Si, Marcos. Pero eso es hoy en día, luego de miles de años de historia. En sus inicios era muy distinto. Eran minoría y necesitaban mentir para captar adeptos. Jugaban con las mentes de los demás, mentían, prometían cosas que no podían cumplir.

-Cómo los políticos-atinó Celeste, provocando nuevas risas.

-Si Cele, exactamente como los políticos y eso nos lleva al tercer pilar de la religión y posiblemente el más importante de los tres…

El discurso fue cortado por el timbre anunciando el receso.

-Seguiremos la próxima-sonrió el profesor, ante la decepción de los chicos.

2 comentarios en “Convertirse en mártir

  1. Maravilloso!!
    Me encantó el enfoque que le diste a la historia,religiosa. y ponerla en palabras de un profesor, el cual tiene el deber y el poder de impartir conocimientos, develando mentiras que los chicos asumirán como ciertas, me cautivó

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.