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Nueva entrevista al creador de estas historias

-Bueno, pasaron, veamos…casi tres años desde la última entrevista que nos hicimos.
-¿Otra vez con esto?
-Si, así que colabora por favor.
-Bueno, está bien. Hagámoslo rápido que no estoy de ganas.
-Colabora por favor, que esto también lo hago a mi pesar y fue recomendación del psicólogo.
-¿Ese psicólogo que nos dijo que estábamos locos? Por favor, era un mediocre.
-Puede ser, sin embargo fuimos nosotros quienes acudimos a él.
-Y él quien quiso dejar de atendernos.
-Eh, estoy mareado,  ¿quién hace de entrevistador?
-Yo.
-Okey, comencemos. Pasaron tres años de la última entrevista y nada cambió. Continúo en el mismo tedioso trabajo, sigo escribiendo sin ideas previas, sigo sin poder dedicarme a tiempo completo a esto, sigo sin corregir los escritos y sigo sin ser un escritor reconocido, todos los puntos de la anterior entrevista completos y respondidos. Listo. Ahora preparemos la comida para tú ya sabes.
-Bueno, vayamos por partes. Yo creo que es meritorio que puedas seguir escribiendo sin importar tu situación actual.
-Si si si, es muy aburrido esto. ¿Terminamos?
-Estás sin ganas, hablemos de eso.
-¿De qué querés hablar? En tres años solamente pude publicar un libro más. Eso fue todo mi logro.
-Pero por lo menos llegó a las librerías, yo lo vi en varias y eso es muy meritorio.
-Si, yo que sé. Fue lindo verlo, por lo menos al principio. Ver una tapa verde agua apoyada sobre un anaquel en lugares de poco reconocimiento junto a un libro olvidado de una mujer muerta hace medio siglo no es un gran logro.
-Bueno, no te conformás con nada.
-Es que ES nada.
-Pero publicaron cuentos tuyos en la radio, en varias incluso. Gente famosa leyó tu nombre al aire.
-Y no sabés como explotó la página. Miles y miles de visitas inmediatas. Entrevistas, llamados, notas, toda una celebridad.
-Dale, no seas exagerado. Estás muy enfocado en lo negativo.
-Y vos en lo positivo. Deberíamos cambiar los roles, entrevistado y entrevistador ya no sirve, mejor pesimista y optimista, siendo yo lo primero y tú lo segundo.
-Entonces, ¿haber publicado un nuevo libro, el cuarto de tu autoría, haber sido leído en radio nacional y haber sido premiado en concursos literarios no te alcanza?
-¿Por qué alcanzaría si no me trajo ningún beneficio? Sigo en el mismo lugar que hace tres años atrás.
-Bueno, eso es en parte porque te dedicaste más a tu vida que a la escritura en este tiempo.
-Si, puede ser.
-Digamos, la cuarta y quinta entrega de «Relatos de humor pensante» ya las tenés completas, al igual que la segunda parte de la novela.
-Pero no tengo ni un solo centavo como para publicar todo eso. Ya sabés el por qué, ya sabés la terrible situación que vivimos.
-Si, lo sé, pero eso ya pasó y ya vas a encontrar la forma de publicarlos. La vida da misteriosas vueltas y nunca vas a poder predecirla, nunca olvides que la realidad supera a la ficción.
-La realidad realmente nos superó. Nos superó y nos puso chinches en el camino para que nos fuéramos a la mierda.
-Me refiero a que la inventiva está intacta. Algunos de tus cuentos, de nuestros cuentos, son realmente muy buenos y además, ya estamos llegando a las doscientas historias escritas.
-No tantas. Estás contando borradores aún no publicados e historias de más de una entrada. Creo que en total serían unas ciento cincuenta historias distintas.
-ES UN MONTÓN.
-Si, yo que sé.
-Dale, mirá todo lo que lograste. Mantenés tu capacidad de inventiva, a pesar de los golpes de la vida seguís siempre con una sonrisa y con buen humor.
-Los golpes de la vida. Eso si fue duro.
-Ya está, lo que pasó, pasó.
-Y me cuesta superarlo. Nos cuesta superarlo. Esfuerzo, esfuerzo de una vida, perdido, todo perdido. Injusto ser noble en esta vida, injusto ser justo.
-Lo sé y te entiendo. Creo que somos los únicos que nos entendemos. Pero hay que ser bizarro, por tu sabés.
-Bizarro, valiente, gallardo, valeroso. Un hombre bizarro es un príncipe de cuentos, que desafía al mal.
-¿Entonces?
-Nada, que estoy fastidiado que destruyan su significado en todos lados y que para el mundo hispano parlante solamente signifique raro y extraño en lugar de valiente y gallardo.
-¿Por qué te molesta tanto que usen el significado anglosajón?
-No sé. Será que me estoy volviendo viejo. Recordá que en estos tres años pasaron muchas cosas.
-Si, motivo por el cual deberías cambiar tu pesimismo. Recordá el flor de viaje que hiciste en tu luna de miel. Pocas personas son las afortunadas para eso.
-Viaje que nunca más podré hacer.
-Nunca digas nunca.
-Pero si ya lo dije. Nunca es nunca. Nos conocemos bien. Un viaje como ese es irrepetible.
-Mejor entonces. Fue un viaje único, recordalo con buenos momentos.
-Me angustia pensarlo.
-¿También te angustia pensar lo que considerás que es lo que mejor te pasó en la vida?
-¿Te refieres a…?
-Si. Así es. Me refiero a él. Por él el pesimismo no debería existir.
-Tienes razón. Hazme un lugar que me sumo a tu optimismo. Por él lo vale todo.

Mi bebé gateaba por la sala, había agarrado uno de mis libros y me miraba. Sabía que yo lo había escrito y quería mi autorización para chuparlo. Asentí con la cabeza y me sonrió. Ya lo dijo el pediatra, mi bebé es especial, dueño de un cerebro en rápido desarrollo y así lo demostraba cada día. Por suerte esa parte la sacó de tú ya sabes quien.

Cuidarse el culo

-Si no venís conmigo no me lo llevo
-No voy a ir
-Entonces se queda
-¿Y eso por qué?
-¿No vés que se puede llegar a tirar?

El médico y el policía discutían en la calle. Frente a ellos, un joven estaba sentado, un individuo perdido en esta vida con un cerebro consumido y calcinado por el alcohol y otras drogas.

-¿¡Está claramente drogado o borracho y no lo pueden ni siquiera detener!?-exaltó el vecino.
-No, no se puede.
-¿¡Y por qué!?-la indignación de transeúnte era mayor.
-Porque no cometió ningún delito, señor.
-Está borracho o drogado.
-Eso no es un delito, caballero.

No contento con la situación, el peatón sacó su móvil y buscó en Internet, abriendo la primera noticia que encontró y leyó parte de ella:

«Transitar o presentarse en lugares accesibles al público en estado de ebriedad, en la medida en que no ocasione molestias a los demás -situación que debe ser probada- y que no afecte los bienes jurídicos de terceros.»

Esto en referencia a un juez que liberó a un hombre detenido por andar borracho en la vía pública y que ordenó su liberación al no afectar a terceros.

-Este pelotudo sí afectó a terceros, mirá a esa pobre gente. Los conozco hace años y son honestos y trabajadores y ahora ustedes están dejando en libertad a un loco sin cerebro.

-Señor, le sugiero que se calme y se tranquilice.

-¿Qué yo me calme y me tranquilice? ¿Es usted tarado, oficial?

El hombre había caído en la triste y patética trampa que hacen los uniformados. Cortar una discusión obligando a la otra parte a calmarse y tranquilizarse. Su caballito de escape de todas las batallas es castigar al pobre inocente en lugar de asistirlo.
El hombre había entendido y cayó.

-Muy bien, señor. Ahora déjeme que le explique, usted puede pensar y razonar, pero las leyes son así. ¿Son una mierda? Si, pero así son y hay que respetarlas. El hombre es mayor de edad y puede negarse a recibir ayuda médica y estar borracho no es una falta ni podemos detenerlo.

-¿Y para que están ustedes?-preguntó el hombre, ya indignado y con ganas de terminar la conversación con la pared.

-A nosotros nos llamaron y acudimos a la llamada.

-¿Y entonces?

-¿Entonces qué?-repreguntó el oficial.

-¿Cuál es su función?

-Señor, entiendo que esto le indigne, pero esto es así. Usted lo ve ahora, pero nosotros pasamos todo el día, todos los días, acudiendo a llamadas de este estilo y esto -dijo, señalando la escena- fue bastante leve y los damnificados tienen suerte de que el pibe está perdido en la vida y no le haga juicio por daños.

-¿De qué está hablando?

-De eso mismo.

-Entonces, el pelotudo ese le causa todo ese lío a esas personas de bien y encima pueden salir perdiendo.

-Así es. A ese pibe no le vas a sacar ni un peso por la reparación que hay que hacer. Y le repito, usted lo ve ahora, en este caso. Nosotros lo vemos todo el tiempo.

-Entonces ya tienen todo resuleto-dijo el hombre, con una falsa sonrisa, dando por concluida la conversación y volviendo a cargar las bolsas con las compras del supermercado.

El sol bajaba y los uniformados completaron sus formalidades de actas y partieron, para ellos un trámite, para el dueño del negocio un costo que podía ocasionar el cierre.
El triste dueño dedicó sus últimas fuerzas del día a limpiar y barrer los vidrios, procurando cerrarlos bajo una protección muy detallada del contenido así nadie se lastimaba. A pesar de lo ocurrido, su cabeza se enfocaba en que nadie sea lastimado por fragmentos y astillas remanentes.
Luego colocó un cartel visible anunciando un lamentable cierre temporal por arreglos.

-o-

¿En qué nos convertimos? ¿Qué somos? Cada uno vela por su trasero, no existe la ayuda al prójimo ni el interés por el otro. Los médicos de la ambulancia no trasladan al herido porque si se tira de la unidad es responsabilidad de ellos. Los policías no lo ponen en cautiverio y ni siquiera le toman los datos porque si lo hacen se involucran y ya son responsables, solo vienen labran el acta y ordenan a las víctimas que se tranquilicen.
¿En qué lugar vivimos para que no podamos vivir en paz?

¿Acaso hemos perdido la empatía?