Perdido

-ASCENSOR.

Por algún motivo, creyó que el elevador mecánico le escucharía y acudiría a su llamada.
Sin embargo, esto no era más que una alerta a quien estuviese acaparando su uso un tiempo mayor al normal.

-ASCENSOR

Pasaron dos minutos desde el último grito y la maquinaria seguía sin aparecer.
La desesperación comienza a reinar.

«No voy a llegar» Pensaba.

El tiempo de espera para bajar no estaba contemplado ya que, casi siempre, no superaba el minuto. Pero ahora, habiendo pasado casí 8 veces ese tiempo, los nervios le invadían.
La escalera estaba en reparación y su camino estaba interrumpido hasta que los arreglos finalicen. Estaba atrapado, rezando porque no lo echen del trabajo.
Había salido con el tiempo justo y si continuaba esperando, el bus se iría y con él, la asistencia al trabajo.
Ya podía imaginar a su jefe, enfurecido, escupiendo fuego por la boca, cual dragón legendario.
Un temible oculto bajo el disfraz de un simple trovador.

-¿Qué será de mí?- Dijo después de volver a reclamar el uso del elevador.

«No se escuchan movimentos. ¿Qué habrá pasado?»

Su cabeza comenzaba a fantasear con miles de historias.

El ascensor estaba detenido en la planta baja. Un enorme monstruo, de varias toneladas de peso, impedía que el motor pueda elevar la cabina para recogerlo en el cuarto piso donde se encontraba. Debía de estar preparado y protegido.
Debió colocarse la armadura con rapidéz y preparar la espada a semi desenvainar, lista para dar un ataque fugaz y efectivo. Pero, ¿y si su piel era gruesa como el acero?. Debía de tener un plan alternativo. Con las escaleras clausuradas, escapar era imposible.
El arco no serviría a tan corta distancia, lo mismo que el acha. Debía de estar preparado para el combate cuerpo a cuerpo, a lo sumo con la ayuda de una daga, como la que llevaba en su pantorrilla. Sin embargo, sus posibilidades de victoria en un enfrentamiento a puños eran nulas.

Pero, pensándolo mejor, un monstruo de varias toneladas no cabría en primera instancia en la cabina del elevador, entonces, lo que lo detenía seguramente era algo sobrenatural.
Seguramente el fondo había reemplazado por un portal a otra dimensión.
Cuando la puerta se habra frente a él, debería estar preparado para rechazar la fuerte succión que lo pretenda arrastrar hacia un mundo desconocido por el hombre. No permitiría ser secuestrado por seres espaciales. Tomando la soga que llevaba colgando en el cinturón, la ató alrededor de su cintura y el otro extremo al barandal de la escalera. De esta forma, para llevarlo, deberían de partir su cuerpo en dos o arrancar la firme baranda de acero.
Su preocupación fue en aumento cuando notó que aquella estructura que creía firme se movía demasiado al atarle la soga. No soportaría mucha succión y corría el riesgo de que lo golpeara cuando se desprendiera del piso. Sería tragado sin mas.

Un portal dimensional es muy complicado para que esté oculto en el fondo de la cabina del ascensor, sin embargo, un experimento biológico no solamente era posible, sino que probable.
Los soldados indestructibles, conocidos popularmente como zombies eran una realidad creada por los ejercitos de vaios paises para una eventual guerra.  Si un «no-muerto» aparecía tras abrirse la puerta, debería ingeniárselas para derrotarlo sin que le muerda o le infécte de alguna manera. Frente a él aparecía un ser que no siente dolor, ni cansancio. Un ser programado como una máquina para infectar a todos los sanos que encuentre.
Era su instinto y no sentía ni temor ni remordimiento. Se trataba del perfecto soldado.
Estaba preparado, su Colt estaba segura en su cinturón y sabía que un simple disparo certero en su cabeza, sería el fin para el maldito. Pero, para su sorpresa, no poseía balas, convirtiendo aquella pistola en un trozo de metal de varios cientos de dólares. No tendría oportunidad frente al soldado zombie.

Y, si en lugar de un experimento, ¿se trata de un soldado común y corriente.? La nación está en guerra y aquel soldado se estaba asegurando de «limpiar» a todos aquellos que habitasen en el edificio.
Al abrirse la puerta, un hombre le estaría apuntando con su pistola. Un profesional mantendría el laser del arma fijo. Un punto rojo en su corazón…

 

..la luz roja le recordó algo.
No había presionado el llamador.

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