Mi esposa

Que gran mujer es ella.
Un pilar al que subo cada día y me hace ver todo con grandeza.

Este no es un cuento, es mi realidad, la que vivo cada día.
Que grande es ella, la mujer que me espera cada noche al regresar del trabajo.
Mi Superman, como en algún cuento la llamé.
Arrodillado quedo frente a su inteligencia y pasmado ante su increíble memoria.
Siempre tiene una respuesta, una solución y siempre es la correcta, aunque duela.
Busca hacer las cosas bien, siempre con la verdad a su lado y con suficiente ética (copiada de mi). No miente y es sincera y eso le hace sufrir.
La verdad duele y daña y ella no sabe mentir y termina dañando y alejándose de las calumnias y sus dueños.
Portadores de falsedades no son bien recibidos y aquello le acerca a la soledad.
¿Empatía? Si, lo sabe pero ignora. Prefiere siempre ir con la luz que ocultarse bajo el lienzo de otro.
Momentos de tensión ocasiona la falta de aquel sentimiento. Momentos que se pueden evitar al entender que no siempre la crudeza es lo necesario, entendiendo que la vida no es una linea divisoria y que se puede vivir contento, cruzándola.
Ese es mi papel. A veces debo empujarla para que salte la división y rompa su dura coraza de hielo forjado en la soledad de la verdad. Le cuesta vender su ideal a cambio de felicidad. Verdad, tristeza y soledad antes de que falsedad, felicidad y compañía.

Matices y puntos medios. Le falta creer en ellos.
Admitir un error no te hace menos lista sino más humana. Es un ser de inteligencia racional y analítica y eso cierra puertas.

Pero es sabido que yo admiro su inteligencia y cuando se raja la capa de hielo forjado, aparece un ser de luz, de amor y sentimientos que me deja pasmado.
¿Quisiera que siempre fuera así? No. Pero yo creo profundamente en los matices y puntos medios y anhelo que ella sea siempre un ser de inteligencia mezclado con amor y dudas.
¿Dudas? Si, dudas de que no siempre las cosas son como ella cree que son, aunque acierte gran cantidad de veces. Dudas para permitirse dudar sobre cierta situación y no ponerse de un lado de la linea divisoria.
Hay algo especial en ella pero que ella misma bloquea y yo intento sacar.
Ella es una flor de loto, tarda en florecer, pero todo en ella será mágico y especial.

Que grande es ella, mi señora.
Jóvenes somos, futuros criadores de un alma que esperamos con ansias.
Al verla, hablándole a su vientre, a su piel, la sangre me entibia el rostro.
Amor a borbotones, lo veo y siento.
Que maravillosa es ella, mi esposa, que lleva esa alma con alegría, con sonrisa duradera, es un sol que ilumina.
Más bella me siento, me dice a menudo y nuevamente está en lo cierto.
Los pinceles de su cuerpo han cambiado de dirección. Curvas más pronunciadas aparecieron y no le molesta y lo disfruta.

Que grande es ella, mi mujer, que es paciente en la espera y que al mal se enfrenta, siempre con semblante de acero. Combativa en la batalla, en la guerra es un caudillo que ataca primero y es letal. Su ejército la abandona pero ella prosigue. Corazón de luchadora, se enfrenta sola a los molinos. Ahora me tiene a mi, a su Rocinante que siempre la acompaña, aunque ahora ya soy más como Sancho, me quedo atrás y no combato, solo observo y opino.

¿Amor? Mucho. Acumulado por tiempos de escasez. Un ahorro esperando ser gastado.
Demasiado a veces. Depender tanto de otra persona te vuelve vulnerable. Yo soy su talón maldito. Soy la espada de Damocles que pende sobre su cabeza. El hilo es de titanio, el más resistente de todos, pero los bordes son mera madera que debe ser mantenida.
Que grande es ella, mi amada, mi hada de la madrugada que me saca una sonrisa cada mañana.
Que grande es ella, mi alma tomada, que vela por mi de alba a alba.
Que grande es ella…

1 comentario en “Mi esposa

  1. Sin palabras me dejas.
    Lindo sería poderte escribir asi.
    Soy afortunada de tenerte en mi vida.
    Las gracias quedan cortas y el te amo muy chiquito.
    Sos todo lo que esta bien.
    Amor sin limites por vos

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