La falsa democracia

La clase comenzó y el profesor pidió a los alumnos que ocupen sus asientos.

-Se vienen las elecciones y quiero que repasemos y discutamos un poco todo este asunto de la votación. Será una clase distinta en la que quiero que participen todos los que quieran opinar. Vamos a tocar temas delicados y quiero conocer sus opiniones así que no se contengan.

Los alumnos miraban impacientes. Era la primera vez que el profesor se descontracturaba de esa forma.

-Según Plutarco, historiador del siglo primero, la democracia se define expresamente como el gobierno de los artesanos y de los campesinos.
Él consideraba que la etimología de la palabra democracia no hacía referencia a «demos», el pueblo y a «kratos», el poder, sino que provenía de una distinción mucho más antigua a los filósofos clásicos como el caso de Sócrates, su seguidor Platón y el seguidor de este último llamado Aristóteles. Esta distinción hacía mención a una época en donde los artesanos y los campesinos querían tener el control sobre sus vidas sin la insistente intervención de la nobleza y sus endemoniados impuestos.
Cansados de las opresiones y considerando que ellos eran los únicos merecedores del fruto de su propio esfuerzo, mujeres y esclavos de lado, decidieron organizarse y auto regirse. Imponerse leyes y normas de convivencia siempre bajo aprobación en asamblea pública.
En estas primeras formas de democracia, cada idea era discutida por los artesanos y campesinos y nada escapaba a la voluntad de la mayoría. Todos trabajaban y todos querían lo mejor para su economía personal. La participación era directa y concurrida, las ideas eran volcadas y discutidas. Las decisiones tomadas eran siempre serias y consensuadas. En pocas palabras, se proponía y votaba lo que mas provecho les podría traer.
Esta forma de regirse fue fructífera en amplio sentido. En poco tiempo Atenas se convirtió en el epicentro del mundo antiguo y sus costumbres fueron adoptadas a lo largo y ancho de casi toda la Grecia clásica.

El profesor caminaba de un lado al otro del aula.

-Se trata de un ejemplo del juego  ‘el capitalista’, el juego de cartas -dijo, mirándome

-No lo conozco- respondí.

-El mínimo de jugadores es de tres personas y se deben repartir todas las cartas del mazo. Es posible que sobren cartas pero ese no es el punto. El objetivo del juego es descartarte de todas las cartas de tu mano y hay premios y castigos para los ganadores y perdedores.
Las cartas de mayor valor son las de menor numeración y las de menor valor son los reyes, las damas y las jotas. Comienza un jugador arrojando a la pila la carta que prefiera, aunque siempre se opta por la de menor valor y la ronda continúa a medida de que los otros jugadores pongan cartas de mayor valor hasta que ya nadie tenga o quiera jugar más. Las cartas apiladas de esta forma se desecha y comienza una nueva ronda partiendo desde el jugador que puso la carta de mayor valor, o sea, la de menor numeración. Las cartas se pueden jugar en solitario, de a pares, de piernas e incluso en poker, si es que se tiene.
Como sea, lo interesante del juego es que el vencedor obtiene una gratificación y esa consiste en que el jugador que salió en última posición le debe entregar la carta de mayor valor que posea en la siguiente ronda al que salió en primera posición y este a su vez le puede dar cualquiera de las cartas que posea.

-Entonces-le dije al profesor -el que gana es probable que siga ganando porque en cada ronda se garantiza una buena carta y deshacerse de una mala carta.

-Exacto-me respondió. -Los ricos serán siempre ricos y los pobres serán siempre pobres, a menos que suceda alguna situación extraordinaria y se inviertan los papeles.

-Para eso hay elecciones y democracia.-interrumpió Juan.

-Pero, lo cierto es que nos hemos alejado de esa palabra, incluso ni siquiera manejamos la definición de Platón de que la democracia es el gobierno del pueblo. Hoy tenemos un sistema de representación, votamos a un individuo para que tome decisiones por nosotros, para que nos represente y por lo general, se trata más de un concurso de popularidad de que votar a una persona realmente idónea para la tarea.

-¿Cómo se puede implementar el método anterior?-agregó Juan.

-En principio, si lo trasladamos al día de hoy, la democracia de la Atenas antigua equivale a implementar el voto calificado. Seguiríamos con el sistema de representación, pero cambia drásticamente el votante. En la antigüedad estaban excluidos los nobles, los esclavos y las mujeres de las decisiones. Salvando la distancias, los nobles serían los ricos, los esclavos los pobres y las mujeres los portadores de planes y subsidios que viven del esfuerzo ajeno. Básicamente las votaciones eran integradas por los participantes de la economía que deseaban mejores normas para mejorar sus trabajos.

-Es muy racista eso -cortó Mikél.

-Y es por eso que no se puede implementar. Pero solamente imagínense por un segundo que el voto calificado exista y que, no sé, digamos que solamente pueden votar los mayores de 25 años quienes se presume que ya se mantienen solos, o quienes no reciban ayuda del estado para no caer en el clientelismo.

-¿Y eso por qué? -dijo Mikél enfurecido, levantando la voz. Su familia era humilde y él estaba allí gracias a una beca.

-No sé. Estoy pensando en voz alta, asumiendo que la mayoría de personas de esa edad ya trabajan y son independientes económicamente hablando.

-El voto cambiaría mucho -agregó Lucía.

-Exacto. Candidatos no populares y sin los medios económicos para la campaña podrían llegar a ganar elecciones solamente planteando sus ideas y proyectos, sin necesidad de hacer demagogia.

-Excluir a los pobres de la votación es racismo, profesor. Les está negando la posibilidad de mejorar.

-Estás equivocado, Lucas. -respondió, observando al muchacho de pelos rubios que formuló la pregunta. -Lamentablemente los pobres van a seguir siendo pobres y solamente podrán cambiar su situación ante alguna situación extraordinaria, como pasa con el juego de cartas. Pero mientras mayor educación posean, mayor es la probabilidad de lograr ese milagro. Los pobres son utilizados, Lucas. Son utilizados por los políticos para sus campañas. Siempre fue así y siempre será así. En nuestro país una tercera parte de la población son los esclavos y mujeres de la antigüedad, totalmente dependientes del día a día y atados de pies y manos ante el pescado fresco.

-No está bien lo que dice, profesor. Los pobres tienen los mismos derechos que cualquiera de nosotros y el votar es un derecho -se escuchó la dulce voz de una joven.

-No se trata de eso, Romina. Estamos de acuerdo en que merecen los mismos derechos y que sus vidas no fueron fáciles, pero de esta forma, de mantener este sistema en que se los manipula para votar por un candidato para que gane las elecciones, les hace peor, les niega la posibilidad de salir del estanque. El famoso ‘candidato de los pobres’ quiere mantenerlos en su condición de tal para asegurarse el trono y eso debe cambiar.

-Los pobres saben lo que están votando, no son tontos que quieren permanecer siendo pobres.

-En eso estás equivocada, Romina. Tú miras a un pobre desde tu perspectiva, desde la mirada de una alumna que asiste a una escuela privada, que posee educación y que posee las suficientes conexiones entre sus neuronas como para ser alguien distinto en el mundo actual, pero un pobre no posee tales conexiones. Su cerebro no puede permitirse el lujo de pensar porque solamente está enfocado en la tarea de sobrevivir, a veces sin mirar el costo. El pobre es fácilmente manipulable si se le da el premio adecuado. Tu no venderías ni tu cuerpo ni tu voto por un mes de pastas gratis, sin embargo, para el pobre eso significaría que durante un mes no se tiene que preocupar por la comida y para ellos, eso es lo más cercano a un milagro.

-¿Qué ganarían ellos impidiéndoles votar?

-¿Ellos? No, Javier. La pregunta es ¿qué ganaríamos todos?. Ganaríamos tener mandatarios que realmente quieran servir al pueblo y no inflarse los bolsillos de dinero y poder. Ganaríamos mejores condiciones para todos, ganaríamos el futuro. Mientras más clase media, menos poder tendrá la «United fruit company», menos controlados seremos y más igualdad habrá.

-¿Para darle una vida mejor a un pobre, hay que prohibirle el voto?

-No digo eso, Joaquín. Hablamos del voto calificado el cual tendrá que ser regulado. Por ejemplo, yo dije que deberían poder votar los mayores de 25 años. ¿Qué otras condiciones agregarían?

-Que no sea obligatorio y haya que registrarse para votar.
-Que solamente voten los que trabajan.
-No, que voten solamente quienes no reciban ayuda del gobierno.
-O que vivan solos.
-Que no posean cientos de inmuebles.
-Que posean secundario completo.

El profesor miraba como los alumnos discutían entre ellos los criterios para el voto calificado y casi al finalizar la clase habían llegado a un acuerdo de condiciones y las habían escrito. Mikél fue el encargado de entregarlas, con una sonrisa en su rostro, satisfecho por el resultado.

-Esto, chicos. -dijo el profesor sosteniendo la hoja que le entregaron -esto es la verdadera democracia. Ponerse de acuerdo entre todos, sin importar el tiempo que lleve, para establecer mejores condiciones para el pueblo. Los felicito.

El timbre sonó y la clase había finalizado. El hombre se retiró del aula sonriendo, creyendo que había dado la mejor lección de su vida.

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