El hostel movil

«¡Bienvenidos a la primer casa rodante hostel del mundo!

Un lugar lleno de fiesta y diversión. Aventúrate a entrar en ella y anímate a despertar en un lugar desconocido. Te garantizamos que pasarás la mejor noche de tu vida…»

Por suerte había grabado la publicidad de aquel misterioso albergue. Lucas me la había pedido como prueba para su juicio, o por lo menos así se lo había sugerido su abogado.

A veces, en el deseo por conseguir fama, uno traspasa todos sus limites impuestos.

Tal fue el caso de esta empresa de entretenimientos que ofrecía una «alocada» noche en un ‘motor-home’  (o casa rodante).

La propuesta era la siguiente: Un grupo compuesto por 10 mujeres y 10 hombres, eran seleccionados al azar entre todos los postulantes para pasar una noche en un vehiculo con 20 camas con la condición de que todo lo que pase sería filmado y utilizado en distintos comerciales de la empresa.

Dentro del albergue movil encontrarían todo tipo de bebidas alcoholicas y entretenimiento (juegos de mesa, juegos electrónicos y libros), además de una  selección de comidas estilo tapas españolas.

Los participantes abordarían el vehiculo en el centro de la ciudad y en algun momento de la noche, un chofer se subiría y los llevaría hasta otro punto donde estacionaría hasta  que pase la noche y desciendan todos.

El vehiculo llevaba los vidrios pintados de negro, para que los participantes no pudieran ver al exterior y la musica, con sus vibraciones, ocultarían la marcha del vehiculo.

En otras palabras, los participantes serían trasladados, sin que ellos se den cuenta, a otro punto de la ciudad y serían filmadas tanto sus actividades durante la noche como sus reacciones al bajar.

Mi amigo Lucas fue uno de los seleccionados y cuando me lo contó, quedé sorprendido.

Siendo el una persona bastante tímida, nunca se había animado a conquistar a una mujer.

Incluso no recuerdo haberle visto dandole un beso a una.

Me costó mucho trabajo convencerlo, aún más de lo que me costó que acepte filmar un video de un minuto para anotarlo al concurso. Si, lo anoté yo.

Decidí anotarlo por varios motivos. El primero y principal era que el necesitaba relajarse un poco más con la vida y perder esa timidez.  Él no quería, pero logré convencerlo diciendole que seguramente no sería seleccionado, así que no haía nada de que preocuparse.

Esto Lucas lo tomó como una buena señal y antes de que se conozcan a los seleccionados, fue presumiendo a sus conocidos que se había anotado, ganando confianza en si mismo. Mi plan estaba resultando.

Finalmente llegó el día del sorteo y la mañana posterior con los resultados publicados en la página de internet de la empresa de entretenimientos.

Para sorpresa de Lucas -y mía-, el había quedado seleccionado entre los 20 participantes.

Ninguno de los dos lo creía y Lucas, casi llorando, exclamó que no iría.

Sangre, sudor y algunas lagrimas, pero logré persuadirlo.

Juntos revisamos el perfil del resto de los participantes. Otros 8 hombres eran realmente muy bellos y con un fisíco trabajado. El último tenía un claro sobrepeso.

Por el lado de las mujeres, ocho de ellas eran las mujeres mas hermosas que jamás haya visto. A las otras dos no se les distinguia ni la cara ni el cuerpo.

Finalmente había llegado el día y Lucas estaba muy nervioso. El había preparado una mochila con varios articulos, entre los cuales había un rollo de papel (para el baño), apósitos, auriculares y otras cosas más.

Yo, sin que se diera cuenta, logré introducir en su mochila una pequeña caja con tres condones.

Me pidió que lo acompañase a donde partirian y con gusto acepté (quería conocer a las participantes, claro está).

Cuando llegamos, estaban ya varias de ellas esperando para subir.

Lucas seguía con miedo, verguenza, timidez y un sin fin de otras emociones, pero todo cambió en un abir y cerrar de ojos.

Cuando uno de los organizadores lo reconoció, lo tomó del brazo y le presentó a los otros concursantes.

Todos muy amables lo saludaron con un apretón de manos, salvo Lucía -una de las bellezas que participaban- que le dijo algo al oído y acto seguido le dió un gran beso en los labios.

Desde ese momento Lucas cambió drásticamente y por fín relajó. Fue corriendo a subir al hostel movil. Ni siquiera se dió vuelta para saludarme.

Yo volví a casa. Estaba sólo y no tenía planes para esa noche.

«Irónico». Pensé.

Al día siguiente, Domingo, Lucas apareció en mi casa, cerda del mediodía.

Me contó que le haría una demanda a la empresa y no me quiso contar el por qué.

Me quedé preocupado.

«¿Qué había pasado allí adentro? ¿Por qué quería hacerle un juicio a la empresa?.» Me pregunté.

Sin embargo, estas quedaron sin respuestar y Lucas solo se limitó a pedirme que salga de testigo durante el juicio.

Por supuesto que acepté y esperé hasta que sea el día.

A raiz de la demanda, la empresa de entretenimientos no podía comercializar el material de su concurso hasta que no dicte sentencia.

Llegado el día del juicio me dirigí al recinto donde se llevaría acabo y me senté en la quinta fila de asientos. Lucas ya se encontraba allí, junto a su abogado. Los representantes de la empresa también estaban presentes y faltaba solo que entre el jurado y luego el juez.

Una hora mas tarde el juicio dió comienzo y Lucas fue invitado a declarar al estrado.

-Me habían prometido la mejor noche de mi vida ¡y me la dieron! y es por eso que estoy presente;
Estoy presente aquí, señor juez, porque  ‘los descarados’ me la quitaron. Me la arrebataron.
Me dieron la mejor noche de mi vida y luego, cuando amaneció, me la quitaron y me dejaron solo y desnudo frente al mundo.-

El «solo y desnudo» era de caracter espiritual y no literal, segun me contó desupés.

Apenas minutos después, el juez desestimó el caso e impuso una multa al demandante para que afronte las costas del juicio.

Luego del fallo, Lucas se acercó hasta los dueños del hostel movil y una sonrisa se dibujó en su rostro.

-Por cierto…¿Cuando puedo inscribirme nuevamente?.

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