Archivo por meses: julio 2017

El cosechador de almas

A simple vista, se trataba de un granjero común y corriente. Una persona de campo como cualquier otra. Aislado de la sociedad, refugiado en una casa solitaria en medio de un inmenso terreno donde todo tipo de frutas y verduras eran cultivadas.
Cada domingo, la radiante y siempre sonriente esposa quitaba limones de uno de sus propios árboles y preparaba limonada para los tres miembros de la familia.
El padre de familia se había vuelto, con el tiempo, un experto en el arte del cultivo. Tanto así que todo lo que sembraba, crecía, incluso las frutas y verduras que no podían crecer, teóricamente, en aquel suelo, con aquel clima o en aquella región del mundo.
El hombre se había convertido en una leyenda del cultivo. Nadie sabía como, pero toda semilla se convertía en magia en sus manos.
Una vez por año, el hombre realizaba una feria en un galpón que rentaba donde exhibía y vendía los productos más extraños que había cultivado. Desde frutillas blancas hasta rosas multicolor, nada era imposible para él.
Pero todo cambió cuando su familia pereció. El motivo es aún incierto, pero algo les afectó el corazón.
Desde aquel entonces, el hombre se volvió más retraido y su granja quedó más aislada que nunca.
Las ferias anuales se habían cancelado y con el tiempo la gente no volvió a saber de él.
Finalmente, luego de una década, el granjero volvió a estar en boca de todos.
Al cumplirse el décimo aniversario de la muerte de su familia, el hombre salió de su casa y colocó en la entrada de su propiedad un pequeño cartel clavado en la tierra.

«Cosecha de almas»

Aquel mensaje había cautivado al público y el hombre fue entrevistado por televisión nacional.

-¿Qué quieres decir con cosecha de almas?- Preguntó el entrevistador.
-Eso mismo. Cosecho almas.-Respondió
-¿Puedes explicarlo un poco más?
-No hay mucho más que decir. Puedo cosechar las almas de quienes me pidan, siempre y cuando se reunan ciertos requisitos y un pago por todo el labor que conlleva. En un año tendrán el alma de la persona que deseen.
-¿Está diciendo que puede hacer crecer el alma de cualquier persona?
-Si. Siempre y cuando se cumplan los requisitos.
-¿Y a donde van esas almas?
-A donde uno desea. Pero si se obtiene un cuerpo recientemente fallecido, el alma puede disponer de él y poco a poco se transformará en aquel ser querido nuevamente.
-¿Qué es lo que intenta vender realmente? Nadie va a creer esto sin una prueba.
-De acuerdo- Respondió el granjero y se levantó.

Caminó hacia la entrada de su casa y abrió la puerta. De ella (y para sorpresa de todos), salió su familia, que habían perecido hacía 10 años.
Parecían intactos, como si nada les hubiese ocurrido, como si el paso del tiempo no los hubiese afectado.

-Ahí tiene su prueba- Dijo el granjero, volviendo a su lugar frente al periodista.
-No comprendo. Se ven jóvenes, llenos de vida. ¿Es su familia?
-Si lo es- respondió el hombre con una sonrisa en su rostro. -Es como le decía antes. Cultivé sus almas y las puse en el cuerpo de un recientemente fallecido. El proceso fue duro. No sabía en cuanto tiempo sus cuerpos cambiarían y se volverían como los de mi familia. Ahora puedo decir que fueron 9 largos años de espera.
-Todo esto es imposible de creer, pero allí está su familia. ¿Cómo lo pudo hacer?-El entrevistador estaba temblando, casi llorando.
-Al cosechar las almas, las introduje en el cuerpo fallecido y esperé. A la mañana después, la voz de mi esposa me preguntaba que quería desayunar. Estaba confundida, creía que había muerto pero creía que fue un sueño. Era la voz de mi esposa, en el cuerpo de otra. Lo mismo que les pasó a mis hijos. Les costó mucho entender la situación, como un año. Pero el tiempo lo cura todo y depsués nos fuimos acostumbrando a los nuevos cuerpos. Finalmente, sus físicos cambiaron drásticamente hasta volver a ser aquellos quienes eran al momento de su muerte.
-¿Todos tardaron nueve años en cambiar?
-No. Los nenes tardaron mucho menos. Creo que a menor edad el cambio es más rápido. supongo que si una madre pierde a su bebé o a su infante, lo pueda recuperar en menos tiempo.
-Todo esto es increible- El entrevistador ahora lloraba, pensando en su difunta prometida.
-Lo era. Ahora es posible y ofrezco el servicio a todos quienes quieran y puedan pagarlo.
-¿Es usted dios?

El hombre dudó por un momento.

-No. Solo soy un simple granjero.

Exploración urbana catastrófica

La cueva se cerró hace casi medio siglo. Otrora completamente vigilada, al pasar los años, el coste de la seguridad iba en aumento y el personal fue reemplazado por una mera cámara de seguridad. El gobierno alemán así lo dispuso. La crisis por la que atravezaba era tan grande como la sufrida luego de la segunda guerra. La seguridad y estabilidad financiera que gozaban a principios del siglo se esfumó en un segundo. Su liquidez, su producto bruto interno, sus reservas, todo decayó. Esaban sorprendidos, inmersos en un mar de dudas y el dinero cambió de destinatarios rápidamente. Las ayudas sociales reemplazaron a los proyectos de investigación y el mantenimiento para el estado fue tanto, que varios controles de seguridad desaparecieron, entre los cuales había uno de mucha importancia, una cueva que no debía ser olvidada.
Una antigua mina de hierro cerrada en el siglo XVIII, que fue luego reabierta como depósito de material nuclear procedente de Ucrania, de una vieja central nuclear.
Contando, en un principio, con los más altos estándares de seguridad a nivel de almacenaje nuclear, la mina ocultaba decenas de tanques de uranio que debían ser tratados y «apagados» para luego ser almacenado de forma permanente. Su gran tamaño volvía a la cueva un sitio ideal para tales fines. Pero, con el correr de los años, el gobierno de Ucrania entró en crisis y dejó de pagar la cuota de almacenamiento.
Alemania lo secundó en el problema económico y después de tanto tiempo, se decidió que esos residuos eran ya inofensivos y ya no requerían tantos cuidados.

La tumba de los barriles llenos de combustible nuclear fue olvidada, al igual que su -secreta- historia. El contenido de la cueva era solo conocido por los altos cargos del gobierno, pero nunca era mencionado. Poco a poco fue pasando a un plano inferior hasta ser consumido de la historia.
Una cueva solitaria, sin cuidados, con el potencial de convertirse en un peligro para la humanidad se encontraba allí, a merced de casi cualquier cosa que atente contra ella.

Los hermanos Wolf eran aventureros. Crecidos en el seno de una familia de clase baja, los hermanos nunca recibieron los estudios necesarios para comprender los peligros de la vida.
Se dedicaban a entrar en sitios abandonados y luego relatar su experiencia.
Esto lo hacían por dos motivos, el primero era que, a diferencia de la mayoría de la población, se animaban a hacerlo y el segundo era por dinero.
Lugares de mitos y leyendas había por montones. La crisis provocó que muchos edificios, muchas casas, muchos comercios e incluso bancos, hopitales, cárceles y comisarías quedasen abandonados en todo el territorio nacional, en especial en los pueblos del interior.
Las leyendas creadas a traves de los años sobre cada uno de estos lugares eran perseguidas (y desmentidas) por los hermanos, hasta que se toparon con el «santo gríal» de sus exploraciones.
La historia de la cueva abandonada llegó a sus oídos y a los hermanos se le ofreció una gran cantidad de dinero por entrar y documentar su interior.
Para ese entonces la historia de aquel lugar era muy distinta a la realidad.
Una antigua mina de hierro que fue cerrada durante la crisis del hierro cientos de años atrás. Aunque otras versiones relataban como fue clausurada debido al derrumbe que sufrió, atrapando a miles de trabajadores dentro. La segunda era una versión más aceptada debido a que no se tienen registros de una crisis de hierro, ni siquiera hoy en día.

Por primera vez, los hermanos tuvieron temor de entrar. Aunque no eran muy brillantes, el tiempo los volvió precavidos y les gustaba estudiar la historia del sitio que visitarían. Lamentablemente para ellos (y para el resto de nosotros), no hubo historia en esta ocasión.
Dudaron en adentrarse pero el dinero se acumuló y era mucho. Con el botín podrían vivir cómodamente durante mucho tiempo. Finalmente aceptaron y tres días después, dio comienzo el fin del mundo.

La entrada estaba abandonada, tapiada con un cartel de advertencia y una cámara de vigilancia de adorno. Luego de retirar los tablones de madera, un fuerte olor invadió sus fosas nasales. Era un olor nunca antes sentido por ellos. Humedad, mezclada con cloro era lo que podían identificar. La nariz comenzó a arderles y no tuvieron más remedio que ponerse las máscaras de purificación de aire que llevaban en sus mochilas.
La oscuridad del lugar era pesada, sin embargo, ellos estaban bien equipados y llevaban consigo varias decenas de bengalas de distintos colores.
Se encendieron dos bengalas, una roja y una azul, para crear un mayor efecto de luz.
Al hacerse la luz, los hermanos se miraron, sorprendidos por la visual. Aquella no era na cueva normal, se trataba de una base militar. Atravezaron una gran puerta metálica abierta y entraron en una especie de hangar. El suelo y las paredes, todo tenía un revestimiento de metal. Dentro, todo lo que podían ver eran decenas de barriles cerrados, ordenados, dispuestos por todo el lugar.
Era un lugar lleno de calma y los hermanos se permitieron el lujo de bromear.
Quitaron las tapas de algunos de los barriles y vieron en su interior. El líquido contenido no les llamó la atención y continuaron su recorrido durante algunos minutos más, explorando el interior de las instalaciones. Finalmente, una hora después, emprendieron su retirada aunque antes uno de los hermanos volvió a observar el contenido de los barriles. Acercó su bengala roja para ver en su interior cuando algo lo asustó y la dejó caer.
Su hermano, haciéndose el gracioso le brindó un sobresalto al otro dejando caer la luz dentro del líquido.
El barril comenzó a temblar, asustando a los hermanos que salieron corriendo del lugar.
Luego explotó, precedido por otro ruido más. Los temblores provocados incrementaban su magnitud con cada explosión.
Los hermanos corrieron, sin decirle a nadie y sin saber que habían ocasionado el fin del mundo.

**********

Hubo un movimiento en el suelo y la tan temida «Pata de Elefante» se movió. Su centro líquido comenzó a burbujear, rompiendo la superficial capa sólida.
La temperatura del combustible aumentaba sin contról y dentro del sarcófago, todo comenzó a temblar. El monitoreo constante que velaba por la estructura fue invadido por una radiación extrema y las cámaras y robots de vigilancia, perdieron su utilidad. Rápidamente la corrosión destruyó casi todo esqueleto.
Las alarmas de radiación volvieron a activarse luego de décadas de aparente calma.
Creían que finalmente habían contenido el desastre, creían que el nuevo «super acero» frenaría la radiación. Creyeron muchas cosas y dieron por olvidadas otras.
El «super acero» o acero bajo cero, resultó realmente efectivo y el sarcófago permaneció intacto. Enfriar con Hidrógeno líquido al acero cementado, creó un cambio en el orden de las móleculas del Carbono, creando una unión «perfecta» a nivel celular entre sus átomos y los del hierro. Costoso pero eficiente.
Sin embargo, el problema no fue la estructura externa, sino el mismo soporte de la abominación que se encontraba en el interior. Las toneladas de combustible líquido sólidificado que formaba la «Pata de Elefante» estaba apoyado sobre un suelo debilitado por los años.
El temblor producido en la mina por los hermanos aventureros, rompió el delicado equilibrio del gigante que comenzó a derretir todo a su paso, mientras que descendía hacia el centro de la tierra. El suelo se movía a su paso y nada ni nadie podía detenerlo.
Los científicos se reunieron para buscar una solución, aunque simplemente se resignaron y anunciaron la terrible situación al mundo.

Nos dieron 10 semanas de vida antes de que el nucleo del a tierra se vea afectado y sufra un duro golpe. La presión que se produciría debastaría el planeta pocos días después. Se estimaba que el 99,99% de todos los seres vivos perecerían y los que sobrevivan, habitarían un mundo extraño, con huecos de kilómetros de diámetro y rios de tierra fundida. Por lo menos eso era lo que decían pero no podían asegurar nada.

De aquel anuncio pasaron dos meses y la tierra comenzó a temblar. El fin se acerca y se están lanzando varias cápsulas al espacio para que sea encontrada por vida inteligente y sepan nuestra historia.
Debo terminar esta nota ahora porque la última de las cápsulas que lanzará nuestro pais despegará en una hora y me deben de estar esperando para entregar mis papeles.
Aquellos que nos encuentren, sepan que no fuimos todos sino unos pocos los que arruinaron al planeta azul, al tercero desde el Sol. Al planeta lleno de vida, de amor, paz y unos pocos malnacidos que nos destruyeron a todos.

Una historia sin sentido

El cielo se abrió y la Luna quedó al descubierto. Una piedra lanzada desde una gomera le había producido una hendidura y ahora la grieta se hacía cada vez mayor.
Poco tiempo pudo aguantar y la herida terminó por matarle. El hoyo producido se fue extendiendo y el contenido que rellenaba la roca blanca se vertió sobre el planeta.

En la Tierra, la gente brillaba con distintos colores, cada uno reflejando sus sentimientos.
Pero, al mirar al cielo, todas cambiaron y se mantuvieron en dos colores, el del miedo y el de la preocupación.

La gente corrió en una vorágine extrema. Era un mar de luces naranjas que se movían por doquier, intentando escapar de su destino. De negras a naranjas fueron alternando, produciendo un espectáculo hermoso visto desde el espacio.

La Luna se seguía vaciando, su líquido blanco, espeso e inodoro caía en forma de catarata a la tierra y cubría el suelo deborando todo a su paso.
Sin embargo, al ser tragadas por el contenido del satélite, las luces cambiaron de color de negro o naranja a un blanco más brillante que el propio medio donde se encontraban.
Sorprendidos porque sus luces no se habían apagado, estaban como flotando en aquella sustancia. Podían ver y respirar dentro de ella y para moverse debían nadar, pero si no lo hacían, no se hundían.
Algunas personas cambiaron su luz y comenzaron a brillar con un tono amarillento que nunca habían experimentado. Al tener ese tono, sus cuerpos descendieron al suelo y pudieron moverse libremente.
No pasó mucho hasta que entedieron lo que sucedía. El Sol, al observar la situación, se mutiló para que parte de su escencia caiga a la Tierra y salve a las personas.
El Sol se fue apagando poco a poco, a medida que la Tierra volvía a la normalidad.
Muchos perecieron, incluyendo aquel que provocó la herida a la Luna.

El maná del astro fue desaparecieron hasta que la estrella perdió todo su color. Sin embargo, no se perdió, sino que pasó a todos los humanos del planeta que ahora brillaban la intensidad del Sol.
Los hermanos habían desaparecido físicamente, pero sus escencias se fusionaron con las almas de los supervivientes.
Cada uno ahora poseía el poder de hacer crecer los cultivos, de dar calor y frio, de dar brillo y oscuridad, de reconfortar el día y de deslumbrar a su alrededor. En mayor y menor medida, cada ser humano poseía la magia del Sol y de la Luna en su interior.
El brillo y los colores continuaban, pero ahora alternaban entre dos, el blanco y el amarillo.
Los sobrevivientes no fueron muchos, sin embargo, gracias a lo sucedido, los cultivos, la ganadería, la pesca, la calidad de vida en general, aumentó para los que permanecieron de pie.
Cada persona se había convertido en un Sol y en una Luna en si mismos, no solo eso, sino que la mismísima Tierra, el propio planeta, también comenzó a brillar dándo origen a nuevas posibilidades, nuevos frutos, nuevos animales, nuevas comidas y nuevas ideas.

El brillo los mantenía con vida, era su esperanza y su alegría. Aquella era comenzó desde aquel día y se la conoció como la «Era de la grandeza».