El Apocalipsis tras bastidores

-Hoy, día siete del mes siete del año 7777 según mi calendario, según el calendario de dios. Año 5777 hebreo y año 2017 cristiano. Hoy la luna se vuelve roja por 666ava vez y hoy ha llegado el día más esperado por mi.

Toda la gente del mundo estaba espectante.  El angel caido había teñido el cielo de rojo y los terremotos y temblores habían comenzado al caer la noche.

-El número 7…le encuentro cierto misticismo a aquel número.  Dios creó al mundo en 7 días. ¡Por favor! Vosotros os tragais sus mentiras como un fámelico a un ternero asado. Que faciles sois. Siete iglesias, siete candelabros, siete sellos, siete trompetas. Mente débil, mente temerosa. Humanos ingenuos que han vivido eras sin comprender la verdad. Con poner un simple número y repetirlo y repetirlo lo consideran como algo sagrado. ¡Engaños! Engaños por doquier y yo les he controlado y engañado por milenios y centurias.  ¿Jesús diráis? Jesús los condenará a todos. Verá la deforestación y verá la contaminación. Comerá alimentos genéticamente modificados y sufrirá males. Se atemorizará ante el poder de las armas nucleares que yo mismo creé. Yo fui el 1ero, el 2ndo y ahora el Mabus.
Dios no existe. Dejó de existir al momento de crearnos. Se dividió y vive en nosotros. Vive en Jesús, en los ángeles y arcángeles. Vive en cada uno de ustedes. Vive en el padre, en el hijo y en el espiritu santo. Y sobre todo, vive en mi.
Dios no formó más parte de la existencia. Ya no tiene ni fuerza ni poder para gobernar ni mandar. Eso nos lo dejó a nosotros. YO. Si, yo he ayudado al hombre a crecer y convertirse en lo que es hoy. Su hijo predilecto, Adán, está muy lejos y no se entromete. ¿Abraham? Está liquidado y su espíritu desaparecido. ¿Alá? ¿Buda? ¿Zeus? ¿Ra? ¿Él? ¿Mardúk? ¿Anu? Todas invenciones mías. Toda la historia fue hecha bajo mi designio y hoy ha llegado el día de completar las revelaciones.

Otro hombre alado, un ángel, apareció en el cielo. Portaba consigo una trompeta que se dispuso a tocar.
Un hombre, en medio de la confusión, sacó un arma de su escondite y disparó contra el ángel que cayó al piso con la sangre brotando de su hombro.
Inmediatamente el hombre que disparó se prendió fuego de forma extraña, al igual que los que estaban a su alrededor. Sus cuerpos calcinados cayeron al sueño ante la desesperación del resto.
El hombre alado se repuso poco a poco. La sangre aún brotaba de su frágil cuerpo.
Las gotas rojas se evaporaban al tocar el suelo y en en ese lugar florecían mandrágoras. Al nacer la planta, unas 7000 personas perdían su hálito vital.

El ángel remontó vuelo y se posicionó al lado de su señor, temeroso de algún otro disparo. Finalmente suspiró y tocó la trompeta.
El agudo ruido producido abrió una grieta en el rojizo cielo y de este espacio blanco brillante emergió un cordero con deformidades en sus extremidades. El animal cayó suavemente al suelo en medio de la multitúd y comenzó a caminar sin rumbo. Sobre su lomo había enganchado un libro con siete sellos.

Minutos después, el ángel volvió a tocar la trompeta. La sangre aún emanaba de él y las mandrágoras continuaban apareciendo y consumiendo almas.
Con el segundo toque de trompeta una nueva grieta surgió en el cielo y una mesa cuadrada apareció junto con 24 sillas de madera adornadas con oro. Sobre ellas estaban sentados 24 ancianos vestidos de traje negro.
La mesa con las sillas permanecieron flotando en el aire hasta y minutos más tarde sus ocupantes se levantaron al mismo tiempo y hablaron al unísono:

-Salve al poderoso cordero. Salve al poderoso dios que ha creado al poderoso cordero.

Sus voces retumbaban a lo largo y ancho del planeta.

El diablo, al escucharlos, sonrió. Su plan estaba saliendo según lo previsto.

-Vean. Vean al poderoso cordero que abrirá los 7 sellos. ¡Véanlo!- Exclamó el demonio.

La gente miraba hacía todos lados, buscando al animal mitológico que comenzaría la destrucción del mundo y de su gente.

-Pero…¿DÓNDE ESTÁ? Maldición.

El diablo, visiblemente enojado, levantó a todos los presentes y los mantuvo flotando en el aire. Todos, salvo el mítico cordero y un grupo de 6 personas experimentaban el vuelo.
Una pequeña fogata iluminaba la noche y el extraño animal se encontraba dando vueltas en su interior. Las 6 personas estaban disfrutando de un banquete como nunca. La cara de satanás se puso pálida.

-¿SE COMIERON AL CORDERO DE LAS REVELACIONES?

El grupo se miró, no sabiendo que responder y finalmente levantaron todos la mirada, sonriendo al ángel caído y ofreciéndole una pierna cocida.
El señor de las moscas vomitó al ver la situación y de su desperdicio salieron 500 guerreros alados y fuertemente armados que acabaron con los hombres que provocaron tal profanación y con las familias de estos y con las familias de sus familias hasta un tercer tramo de relación.

Belcebú se detuvo a pensar como seguir. No creía que el cordero sufriría tal destino.
Ahora los cuatro jinetes continuarían atrapados y nada podría hacer para liberarlos.
El fin del mundo se le había escapado de las manos por culpa de unos hombres hambrientos.

-MALDICIÓN- Exclamó lleno de ira.

Concentrándose, logró crear cuatro imitaciones de los proféticos jinetes. Los llamó el hambre, la guerra, la muerte y la peste. La sonrisa retornó a su rostro.

-Sucumban ante su poder.

Lamentablemente para el ángel caído, la evolución de las armas iba más allá de su poder y las imitaciones cayeron fulminadas antes las -más pequeñas» armas del ejército.

Ahora estaba atrapado y los ejércitos del mundo estaban dispuestos a acabar con él. Sin importar que fuese un ser bíblico, había ya acabado con la vida de cientos de miles de personas desde su aparición hace apenas 10 horas.
Todos sus planes habían fracazado y la humanidad ya no sería diezmada para poder crear un nuevo mundo a su conveniencia.

-¡Malditos sean todos. Condeno sus almas para toda la eternidad!.

-CALLATE, ÁNGELITO DE PACOTILLA.

Los gritos descolocaron al ser alado que ya estaba más rojo que el cielo.
Las burlas y el murmullo hacia el ser alado estaban a la órden del día.

-No me queda otra opción. Les traeré a JESÚS.

Satán desapareció con una sonrisa en su rostro mientras que la gente vitoreaba.
Por fin verían a su salvador, al hijo de dios.

Minutos más tarde, el otro ángel volvió a tocar la trompeta y una nueva raja se abrió en el cielo. De esta, un hombre apareció. Se trataba de un hombre de unos 30 años, con barba negra y espesa, con la cabellera larga y enrulada de color marrón y vestido con una túnica blanca y sandalias.
Junto a él estaba el diablo. Ambos flotaban en el cielo.
La gente, al verlo, comenzó a gritar.

-JESÚS, JESÚS, JESÚS.

Aquel hombre, el hijo de dios, estaba confundido y no entendía lo que sucedía.
Se dio media vuelta y miró al hombre alado.

-Ba’al, ¿qué sucede aquí?

La gente se sorprendió al conocer el verdadero nombre del diablo.
El diablo lo miró, con una sonrisa en su rostro.

-Mirá, Jesús, en que estado está el mundo gracias a los humanos. Mirá la deforestación de los árboles, mira la contaminación de las aguas, mira las armas que han construido y mira el dolor de sus almas. Debe de caer sobre ellos el gran castigo. Velo con tus propios ojos y siéntelo con tu propio ser.

El ángel volvió a tocar la trompeta, la cuarta vez y una nueva raja apareció en el cielo. De esta emergió el libro con los siete sellos que llevaba el cordero.

Jesús recibió el libro en sus manos y se dirigió a la mesa de los sabios quienes afirmaron las palabras de Ba’al.
Luego miró al ángel quien volvió a levantar la trompeta. Se lo veía agitado, respirando fuerte.
Una nueva raja volvió a abrirse en el cielo y Jesús entró en ella, antes dejando el libro sagrado al cuidado de los sabios.

-SE LOS DIJE. AHORA JESÚS COMPROBARÁ MIS PALABRAS Y CAERÁ SOBRE USTEDES LA DAMNACIÓN. YA VERÁN, SOLAMENTE ESPEREN.

Los segundos pasaron, luego le siguieron los minutos y las horas.
El diablo se estaba impacientando y la gente ya comenzaba a reirse de él. Incluso el cansado ángel trompetista se rió de uno de los chistes provenientes de la población espectante.
Finalmente, luego de varias horas de espera, Jesús apareció. Su mirada era fría.

-Gente del mundo. Los dichos de Ba’al son ciertos…

Satanás rio con vehemencia. Esta era el fin.

-..merecen ser destruidos por lo que le hicieron al planeta. La raza humana debe recomenzar.

El diablo estaba a punto de estallar de la alegría.

-Sin embargo- Jesús hizo una pausa y la sonrisa del otro desapareció. -Sin embargo, merecen tener una oportunidad de ser escuchados. Por eso es que convoco a los 23 hombres más importantes entre los que habítan el mundo para que se sienten a mi lado en la mesa de los sabios.

Los viejos se levantaron de los asientos y desaparecieron ante el murmullo de la gente. Solo uno quedó, pero su figura se desvaneció ya que ese sabio no existía sino que ocupaba el lugar del hijo de dios.
Segundos más tarde, la mesa fue ocupada con 23 distintas personas y Jesús, quienes comenzaron a conversar lejos de los oídos de la gente en general.

-Han destrozado los bosques y han construido monumentos por doquier.- acusó.

La gente estaba temblorosa, pero respondían con soltura.

-Señor, ha pasado mucho tiempo y en el mundo hay miles de millones de personas más que en su tiempo. Esos monumentos son edificios y la gente vive allí. No hay lugar.

Jesús pensó en esas palabras.

-Ya veo…-dijo, intentando comprender la situación.

-Es mi error. Para mi fue un segundo. Morí en la cruz y debía de renacer a los 7 días, pero evidentemente renací dos mil años más tarde…me preguntó por qué será.

Jesús luego miró a Ba’al y comprendió que fue todo un plan de él.

-Ya comprendo todo- Le dijo a los líderes del mundo. -Quiero que me cuenten que pasó mientras que yo estuve dormido, apresado por mi hermano.

-Los líderes relataron la historia del mundo. Las guerras, las conquistas, la construcción y el ingenio. Lo bueno y lo malo. Y así hablaron durante horas hasta que finalmente Jesús se levantó de la mesa y se dirigió al mundo.

-He comprendido que fui engañado por quien creí que era mi hermano. Más ahora estoy despierto y comenzará un nuevo mundo para todos.

El hijo de dios levantó una mano y el ángel tocó su instrumento.
Una grieta en el cielo apareció y succionó al diablo mientras que este maldecía a Jesus.

-He de partir.- Anunció Jesús, provocando llanto entre la multitud. -Pero sepan que siempre estaré con ustedes.

Y el ángel volvió a tocar la trompeta. Esta era la séptima y última vez que se escucharía su sonido. Jesús ya se había ido, retornado al cielo para cumplir su papel de heredero de dios.
El ángel tocó y el tiempo regreso 24 horas atrás, antes de la aparición pública del ya desaparecido Ba’al. El diablo había desaparecido, Jesús finalmente se deshizo de él y la vida en la tierra continuaba gracias a unos simples hombres con hambre de cordero asado.

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