He muerto y te lo cuento

He muerto y no es como lo esperaba.
Llevo…vaya uno a saber cuanto tiempo pasó. En el limbo no hay relojes.
Estoy esperando algo. Algo que me de luz.
No esperaba que la muerte fuera así. Inimaginablemente peor que cualquier infierno o hades.
Supe que iba a morir, apenas tomé la decisión lo supe. La explosión iba a acabar conmigo, pero salvaría a mi hijo y eso supera cualquier tortura.
Corrí, lo tomé en brazos y lo empujé lo más fuerte que pude. Lo salvé, a costa de un segundo más de vida.
Un segundo en el que esperé la explosión, un segundo en que supe que mi fin había llegado. ¿Cómo sería el más allá? Solamente debía esperar y averiguarlo.
Nadie esperaba esa situación, una muerte gratuita se podría decir.
Sentí un fuerte viento que me empujaba, había comenzado y no podía hacer nada.
Caí al suelo y los ojos se me cerraron. Había llegado mi fin y tenía miedo de enfrentarlo.
Ya en completa oscuridad me pregunté que pasaba, ¿por qué mi cabeza seguía pensando?
Mi vista estaba oscura, mis oídos no escuchaban, a mi cuerpo no lo sentía, sin embargo mi mente aun funcionaba.
Cuanta oscuridad, no me gusta. Pasar un tiempo a oscuras con mi mente era algo que en vida practicaba pero a sabiendas que podía volver a la realidad en cualquier momento.
Algo estaba pasando y no podía despertar. Me estaba comenzando a desesperar.
Me volví loco, no sentía nada, solo una completa oscuridad.
¡Dios mío, ayúdame! ¿Existes? ¿Dios? ¿Hola?
¿¡ALGUIEN!?
Nada ni nadie respondió, seguía estando solo yo, en un infinito oscuro, un bucle sin salida.
Finalmente lo había comprendido…
Esto es la muerte.

Esto es la muerte y es la tortura más grande que pueda existir, si es que yo estoy existiendo realmente.
Una eternidad solo con mis pensamientos en un lugar completamente oscuro, sin cuerpo ni alma, solo una mente, una conciencia y nada más.
¿Acaso todas las muertes son así o yo fui el afortunado de conservar lo mío?
Para una vez que me toca la fortuna justo resulta en esta maldición.
¿Algún día volveré a ver la luz?

Han pasado…vaya uno a saber cuanto tiempo. En el limbo no hay relojes.
Este es mi fin y mi eternidad.
Esta es mi muerte sin piedad.

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