Adán: La ineludible realidad

Dios bajó del cielo para asistir a su amada creación.

-Lo lamento, Eva. No hay nada que yo pueda hacer para curarte a tí y a tú fruto. Lo que sufres, sólo con Adán podrá sanarlo.

Eva lo miró, las fuerzas se le iban poco a poco del cuerpo. Apenas podía cuidarse a sí misma mientras que Caín estaba al cuidado de Dios.

-Lo se- Le dijo, sonriéndole.

Dios se retiró, pensando en lo fuerte que era aquella mujer y en lo bien que la había creado.

Adán había encontrado un camino seguro hasta la costa, donde se encontraba el gigante barco y su celador.

-SALUDOS- Gritó.

El gigante no prestó atención al grito y continuó con sus cosas, provocando el enojo del pequeño ser.
Adán, molesto, pinchó la pierna del gigante con un elemento punzante.
El otro, por su parte, fue sorprendido por la molesta sensación y frunció su sien. Dándose vuelta, vio al diminuto hombre y le increpó.

-¿Por qué me has lastimado?- Preguntó, molesto.

-Porque no respondías a mi llamado- Respondió, ahora más tranquilo.

Inmediatamente, Adán cubrió la herida con sus hierbas medicinales y el gigante suspiró relajado.

-¿Qué quieres?- Le preguntó.

-Viajar en ese barco hasta el límite del mundo.

El gigante se sorprendió por las palabras del pequeño. Aquellas palabras le recordaban algo. No a algo, sino a alguien, a él mismo.
Adán insistió en su pedido, el cual fue rechazado por el otro.
Pero el pequeño era perceverante y no se rendía con facilidad. Luego de varios intentos, el gigante accedió, derrotado y le invitó a subir a bordo. Zarparían en pocos minutos.
Ya en altamar, el misterio de la negación del gigante fue revelado.

-Yo fui el primer gigante creador por Dios. Estaba solo y no quise quedarme en el Edén. Entonces emprendí mi propia aventura. Dios no pudo retenerme y partí para conocer al planeta, cómo lo llama él. Llevo viajando incontables noches y ya he conocido cada rincón que existe. Es por eso que creé este navío, para llegar hasta el límite de su creación.

Adán lo escuchaba atentamente. Sus historias eran similares.

-Nuestras historias son similares. Sin embargo, mientras que tú te alejabas de tu solitaria compañia, yo me alejé de Eva, la primer mujer.

El gigante no comprendía el significado de aquellas palabras.

-No comprendo lo que quieres decir con mujer, pero no estar solo es algo que yo no pude experimentar, hasta ahora. Sin embargo, no soporto tu presencia.

-¿De qué estás hablando? Yo he visto incontables gigantes en mi camino.

-¿Es eso cierto?

Ambos se detuvieron  a pensar como podía haber sido posible aquello y llegaron a la conlusión que los gigantes con los que Adán se encontró, fueron creados luego de la partida del primero.

-Por cierto, me llamo Adán.

-No tengo nombre, pero puedes decirme como Dios me decía. Nephil.

El viaje transcurrió con la conversción orientada hacia los otros gigantes que vió el pequeño ser. Nephil deseaba encontrarse con ellos y terminar con su solitaria vida.
Al verlo, Adán también sintió grandes deseos de ver a Eva.
Los días y semanas pasaron hasta que finalmente la embarcación se acercaba a tierra.

-Veo una hermosa tierra al frente- Dijo Nephil.

Días después el barco llegó a destino, al fin del mundo y ambos tripulantes descendieron y se despidieron.
Se trataba de un lugar hermoso, donde el verde pasto y los grandes árboles prevalecían. Se trataba de un lugar maravilloso, se trataba del Edén.
Adán por fín se había dado cuenta.
Todo, desde el principio fue parte del plan de Dios y él era solamente una simple marioneta tirada de los hilos por su creador.
Adán había regresado al punto de partida, con su curiosidad reducida al mínimo.
Caín tenía 4 años de edad cuando su padre regresó y su madre no podía estar más feliz.
Adán se recostó sobre el césped mientras que su hijo examinaba las cosas que había traido (y al hombre que las trajo). Al poco tiempo estaban jugando juntos y Adán experimentó una nueva -y poderosa- sensación. El amor por su hijo.

-Tal vez permanezca aquí, al lado de Eva y de Caín. El mundo no me genera más misterio que esta creación, este pequeño Adán que Eva ha creado. Me pregunto cómo ha sido todo y si se puede replicar. -Se dijo, sonriendo mientras miraba a la madre jugar con su hijo -Tal vez permanezca aquí para averiguarlo.

Eva, mirando al cielo, agradeció en silencio. Dios estaba satisfecho y sonreía al ver a sus creaciones nuevamente juntas.

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