Juan Domingo Graco (el argentum de los templarios cuarta parte)

El timbre ya había sonado y los alumnos esperaban impacientes la llegada del profesor, pero este no aparecía.
Esta clase era esperada con muchas ganas entre los chicos, prometía ser una larga charla sobre una nueva comparación en la historia, concretamente, una que dividió a nuestra nación y convirtió desde su llegada, a parte de la sociedad en barras bravas.
Los minutos corrían y los chicos se impacientaban. Algunos se asomaban para ver si el profesor estaba llegando, aunque sea a lo lejos o hablando con alguien.

-Nos vamos a perder la historia del hijo de puta que nos atrasó mil años.
-Callate vos, ¿qué sabés? Ese hijo de puta le dio derechos y oportunidades a los que no tenían.
-¿Qué derechos? Por favor, quería tanto a los pobres que los multiplicaba y solo hizo poderosos a los sindicatos.
-Sin los sindicatos, las corporaciones abusarían de sus empleados, ¿qué pavadas decís?

La discución entre los otrora amigos se hacía más y más calurosa. Algunos quisieron cortarlo antes de que se vayan de manos.

-¡Sin las corporaciones no habría trabajo! Los síndicos son paria.
-Y TODOS MILLONARIOS
-Y CORRUPTOS

La mayoría de los alumnos apoyaron con gritos estos dichos mientras que unos pocos defendían a los otros. El clima era de sepultura.

-¿Se acuerdan de cuando hablamos del voto calificado y de por qué a veces es conveniente aplicarlo? – se oyó decir a una voz, cortando el silencio.

Un aparente alumno, recostado sobre su pupitre, con un canguro puesto y la capucha tapándole la cara, había pasado desapercibido entre los otros compañeros, que simplemente lo ignoraron.
El profesor se levantó, descubrió su cabeza y se dirigió al frente.

-Diez minutos tardaron en convertirse en barras bravas, diez minutos desde una charla amigable hasta casi pegarse. Diez minutos, diez horas, diez días, diez años…tiempo suficiente para enemistar a dos amigos por falsedades planteadas por otros, por políticos corruptos y demagogia. Eso, chicos, fue lo que provocó nuestro personaje de hoy, nuestra oveja negra, nuestro destructor de la república. Nuestro Juan Domingo Graco. Por favor, tomen asiento.

El profesor acomodó sus cosas y luego les dirigió una sonrisa a los chicos antes de comenzar.

-Antes de Julio Cesar, de Augusto y del imperio, existia la república. Y no fue la idea de un solo hombre, como Julio Cesar, la de crear un imperio, sino que, como todo gran acontecimiento de la historia, ya venía horneándose a traves de las manos de varios cocineros. Algunos más influyentes que otros, si, pero todos colaboraron en el tiempo para que en algún momento suceda. Ya sea la invención del avión, la teoría de la relatividad especial o el nacimiento de la figura del emperador, todo comienza con una simple idea que se va ampliando gracias a distintas figuras. Los hermanos Wright no crearon los aviones, este fue un largo proyecto que ellos pudieron experimentar con éxito. Eso los mandó a la fama. Newton ya había teorizado sobre el movimiento de la luz cuyo planteamiento luego tomo Einstein y lo explicó, volviéndolo uno de los científicos más célebres de la historia. Y por último, la idea del imperio no fue de Julio Cesar, sino que la propia república ya estaba condenada en su época y él supo aprovechar y darle el puntapie final.
En un momento de la historia se produjo un quiebre en la república romana y en nuestra nación. Un hombre con ideas distintas y con ansias de poder era escuchado por las masas. Aquella figura era nada más y nada menos que Juan Domingo Perón, o para los romanos, Tiberio Semporino Graco.

-En si, Tiberio tomó unas medidas atentando contra el «estatus quo» y de una enorme repercusión social tanto a corto como, fundamentalmente, a largo plazo, cambiando las reglas de juego, distribuyendo el poder entre personajes aún más corruptos que el propio senado y alterando la vida cotidiana de una forma que destruiría la república en poco tiempo.

-Tal cual hizo el nazi de Perón – enfatizó el pequeño alumno judío.

El profesor hizo una pausa en su relato. Este era un tema sensible y cualquier comentario revolucionaba el aula.

-En esta clase no vamos a tocar ese tema, Lucas. Eso será materia para otro momento. Por ahora estamos en los orígenes, similitudes y comparaciones. Algo resumido para más adelante ir completando la historia. Esta clase es el preludio, el comienzo de algo mucho más importante que llegó con la presencia tanto de Graco como de Perón. Aunque algo les puedo adelantar, el destino para ambas naciones, separadas por miles de años de historia, es el mismo: la destrucción y desaparición de lo conocido hasta el momento por la llegada de una vida de ídolos populares y falsas promesas. Peronistas, Cesaristas y en el medio, el pueblo tomado por boludo.

Era la primera vez que el profesor hablaba de esa forma. Los chicos entendieron la importancia de este tema para él y mantuvieron el silencio.

-Lo fundamental de la vida de Graco es que utilizó leyes en desuso, pero no derogadas, para quitarle poder a los terratenientes y al senado. El poder lo quería para si mismo y que mejor forma de obtenerlo que mediante elecciones. Prometió quitarle a los ricos para darle a los pobres. Prometió quitarle poder a los dioses para repartirlo entre la plebe.
A ver chicos, lo mismo que vimos muchas veces en esta clase, si viene un loco y te promete tierras y una vida mejor, completamente regalada y solo te pide un voto a cambio, entonces… tomalo y regalame esa vida de lujos. Para un pobre un voto es nada, menos que nada, pero tierras y fortunas gratis es un sueño.
Así se aseguran los votos estos ídolos populistas. Prometen regalarle cosas a los que no tienen, con su falaz argumento de que piensan en ellos y en lo que sufrieron.
Pero, se que todos ustedes tienen en claro que para dar, primero hay que sacar.
Pongamos dos ejemplos, un hombre es poseedor de tantos campos, que ni recuerda hasta donde abarca su patrimonio. Viene uno que es votado y decide quitarle un pequeño sector de algo desconocido para su dueño y dárselo a una familia no pudiente, con la excusa de darles un futuro. Suena idílico, ¿no? Total, este campo no solo no se usaba, sino que ni siquiera se sabía de su existencia. Entonces, darselo a los pobres para que puedan tener algo suena genial, todos ganan.

-¿Por qué le van a regalar lo que al otro le costó? Es injusto -recriminó Romina.
-Por supuesto que lo es, Romi. Pero en este caso, aunque sea injusto, no pasó nada. No hubieron reclamos ni cambió la situación del terrateniente. Entonces había que tragarse la injusticia del gobierno elegido popularmente y continuar con la vida.
-¿Y qué pasa si le sacan el negocio a uno? – preguntó un chico de pelos rojos.
-Bueno, hacía allá va el siguiente ejemplo.

El profesor se levantó y tomó su mochila, enseñando la etiqueta con el logotipo de la marca.

-Esta mochila me costó un huevo- los chicos rieron -Pero la compré porque es cómoda y se que me va a durar bastante, pero en cambio este lápiz a mina  que me regaló mi eposa, se rompió al poco tiempo de recibirlo y eso que también es de una marca importante, o por lo menos lo era hace un tiempo. Poco después de que se me rompiera, leí una nota que hablaba sobre los múltiples reclamos del sindicato denunciando precarización del trabajo y salarios pauperrimos en la empresa. Como consecuencia del gran poder mediatico que se generó, el gobierno la expropió y se las entregó a los empleados, creando una coperativa. A falta de conocimientos de administración, la empresa cerró al año de haberse expropiado. En pocas palabras, no se pudo mantener. No supieron que hacer con ella y los empleados se quedaron desocupados luego de tanto reclamo por hacerla propia. Irónico, si. Bueno, eso fue lo que sucedió con Juan Domingo Graco. Prometió dar y para hacerlo tuvo que quitar.

-¿El precio del grano es caro y no se puede comprar? No hay problema, eliminemos al productor nefasto y te regalo su tierra a cambio de tu voto.
-Pero yo no se cultivar y ya me explicaron que aumentó porque hubieron inundaciones.
-Eso no me importa, dame tu voto y la tierra es tuya.
Y así el mercado quedó con menos granos producidos, aumentando aún más los costos de los existentes.

El profesor hizo una simple conversación entre el lider populista y el votante y luego se calló para ver las caras de sus alumnos, todos concentrados.
En pocas palabras, eso fue lo que hicieron nuestros personajes de hoy. Regalar poder a corruptos y a quienes no lo necesitaban ni sabían que hacer con eso, en lugar de fomentar políticas que ayuden a los mercados. Eso fue el principio de la destrucción de la república de Roma y también el principio de la decadencia de la nuestra. Esta es la introducción a nuestro desastroso presente. Este es Juan Domingo Graco. Hasta la próxima clase chicos.

El recreo ya había terminado y el profesor de inglés esperaba en la puerta sin querer interrumpir, escuchando atentamente la clase de su colega de historia.

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