El pétalo

«Te has desprendido de mí.

Oh mi bello pétalo, ¿ya has madurado y por eso te separas de tu madre?

Vete, vuela con el viento y cumple tu destino.»

La madre lloraba al ver a su pétalo volar.

-Y ahora…¿qué será de mí sin mi madre que me cuide?

¿Cúal es mi proposito en esta vida? ¿A donde iré?.

Oh dulce viento que me acaricias y reconfortas, llevame a donde pueda opacar mi infinita tristeza.

El viento accedió y juntos viajaron.

Una lagrima brotó en el ojo derecho de ella. Era una lagrima de dolor y soledad.

La gota de llanto se formó alrededor de su iris de un hermoso color azul.

Se sentía sola y triste.

Tenía amigas y disfrutaba de cada salida. Sin embargo, cuando la adrenalina se agotaba y ella volvía a su cama, notaba lo grande que esta era y que no tenía a nadie con quien compartir ese gran espacio.

Ella no era una persona mayor, pero la amistad que le rodeaba ya había formado familia y eso acrecentaba sus apenas 27 años de vida.

Era el mediodia de un día Lunes y ella estaba sentada en un banco de una plaza.

El sol brillaba en un hermoso día sin nubes y su calor caía suavemente sobre su larga y hermosa cabellera rubia. Ella era una mujer de gran e indiscutible belleza.

Se había tomado un descanso durante su trabajo y había decidido pasarlo sentada en la plaza para disfrutar del día.

Aunque en realidad lo que ella quería era ver a las parejas caminar de la mano e imaginarse a ella en reemplazo de la desconocida. Esto lo hacía por necesidad, para no derrumbarse. Aunque, a causa de esto, una lagrima brotó de su ojo.

-¿Pétalo amigo, logras ver a esa chica sentada sola en aquel banco de la plaza?-. Preguntó el viento.

-Si, la puedo ver. Se la ve triste y una lágrima brota de su ojo.- Respondió el pétalo.

-Bueno amigo pétalo, eh allí tu misión. Caé sobre ella y atrapa sobre tu lomo la lágrima antes de que esta caiga sobre su mejilla.-

-Pero…¿Qué debo hacer después?.- Preguntó preocupada.

-Debes lograr darle felicidad.- Dijo el viento, agitándose

-¿Yo? ¿Y como puedo hacer eso si solamente soy un pequeño pétalo de rosa…?-

Ya era demasiado tarde. El viento había dejado caer el pétalo  y este hizo su mejor esfuerzo para que la lágrima de la triste mujer caiga sobre su lomo. Lo logró, aunque con mucho esfuerzo.

La lágrima se había deslizado por el cachete derecho y estaba a punto de caer al regazo cuando fue atajada.

-Gracias por atraparme.- Dijo la lágrima.

-El viento me ha dicho que debía atraparte para luego darle alegría a quien fuera tu dueña, aunque no se como debo hacerlo.

-Solo deja que ella te agarre y no te resistas. Luego, cuando te suelte, pídele nuevamente ayuda al viento y vuela hacia su otro ojo, entra suavemente en el y tu misión será completada.- Respondió la lágrima, antes de desaparecer.

Ella agarró al pétalo y éste, orando ayuda a su amigo, logró llegar a su ojo izquierdo.

Con una mueca de dolor, ella intentó quitarse el pétalo de su otro ojo, pero no pudo al primer intento.

Un hombre que pasaba por allí, vió toda la situación.

-Dejame ayudarte.- Le dijo.

Él, con delicadeza, removió el pétalo del ojo izquierdo, provocando así que una lagrima brotará de ese.

-Gracias.- Dijo ella, levantando la vista para ver quien le ayudó.

-Parece que aquel pétalo provocó que brotará una lagrima en tu ojo. ¿Sabes? A veces, este y el viento se confabulan para molestarnos un poco.-

Ella rió, secandose la lagrima.

El hombre la miró y luego vió su relój.

-Tengo un poco de tiempo disponible, que te parece si cambiamos esa lagrima por un rico café.- Preguntó una leve sonrisa.

Al interpretar aquella sonrisa como sincera, ella aceptó, se levantó y por primera vez en mucho tiempo su corazón sonrió.

Al ver la escena desde el suelo, el pétalo fue nuevamente atrapado por el viento.

-Misión cumplida.- Le dijo, volando hacia su nuevo destino.

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