Archivo por meses: noviembre 2017

Con el poder de dios en la mano

Finalmente habían descifrado aquel código oculto.
El patrón para encontrar palabras cruzadas en aquella sopa de letras gigantésca había sido encontrado y toda la verdad estaba siendo sacada a la luz.
Gran parte de la población se mantenía escéptica pero la mayoría creía en esta verdad.
Se comercializó un programa para ordenador, el mayor vendido en toda la historia de la humanidad, en el que cada usuario podía experimentar por su propia cuenta el misterio contenido en el libro más antigüo del mundo.

«El código de la biblia», como se conocía oficialmente, fue descubierto por un matemático israelí en el siglo XX, pero no fue hasta este siglo XXI, hasta nuestros días en que finalmente su secreto fue puesto en evidencia.
Un cálculo, una ecuación tan grande como complicada es la responsable. Los matemáticos la llamaron «la ecuación de dios».

«Dios», en hebreo, aparecía unas 50 veces en lugares diferentes según el cálculo y en todas se contienen palabras cruzadas bastante interesantes.

En una de las opciones, con espacios de 70 caracteres, las palabras en hebreo de dios, mirar, presente, alma, cuerpo, judío y creador se curzaban.
En otra de las opciones, con espacios de 900 caracteres, las palabras de dios, final, apocalípsis y el número 2668 aparecían.

En su momento causó revuelo y el programa fue utilizado desde Curas, Padres, Sacerdotes, Rabinos y toda gama espiritual hasta los programas de chimento en donde se buscaba el futuro de la celebridad de moda y se anunciaba al aire. Si todo era cierto o no, no importaba. Pero con esto, se mantenían a los fieles creyentes y a los fieles espectadores concentrados.
Sin embargo, el tema fue aburriendo a la sociedad. Tener el pleno conocimiento de sus vidas ya carecía de interés entre la población y poco a poco todo el tema fue cayendo en el olvido.
Finalmente, unos años después y luego de conocer la verdad sobre todo, la vida continuó y este tema hasta que desapareció de la vida cotidiana.

El programa había sido discontinuado y no era compatible con el nuevo sistema operativo.
Fue en ese momento, antes de instalar mi nueva PC que realicé la última búsqueda.

«Código de la biblia» busqué y lo encontré solo una vez. Lo curioso es que no había escuchado a nadie hablar sobre esta búsqueda y al ver la respuesta lo entendí.

«Dios está en tí» y «Responde su llamado» apareció.
Mi sangre se heló cuando la luz de mi casa se apagó y alguién (o algo) llamó a la puerta.
El viento comenzó a soplar dentro del departamento mientras que en mi interior mis nervios aumentaron sin contról.
Del miedo me desmayé y no volví a hablar sobre el tema del código de la biblia ni sobre esa búsqueda. Un miedo se había apoderado de mi.
Al día siguiente instalé el nuevo computador y jugué al flamante FPS lanzado. Nunca más, hasta hoy, volví a pensar en el tema y si he de ser sincero, aún siento la misma sensación de intranquilidad y de miedo que sentí aquella vez, cuando tenía 28 años, recorrer mis arrugado cuerpo de geronte.

Leyendas de un amor perdido

¿En dónde estás, corazón mío?
Te he perdido y nunca más estarás acá.
He errado, pues soy joven. Me confundí y te dejé ir.
Un anhelo quedó en mi interior.
Añoro volverte a ver y besarte por primera vez, pero eso es imposible.
Por lo menos hoy, ya que he decidido perderte y no buscarte nunca más.

¿En dónde estás, corazón mío?
He crecido sin tí. He superado tu ausencia.
No, esa no es la verdad. No te he perdido porque siempre supe donde estás.
En la distancia deseo volverte a ver y besarte por primera vez, pero eso es imposible.

¿En dónde estás, corazón mío?
He madurado. Ya soy adulto y estoy casado. No contigo sino con otra.
Tengo esposa y dos pequeños que me alegran cada día. Dos pequeños que espero no sufran lo que yo sufrí y aún continúo sufriendo por amor. Pero el destino es cruel, lo aborrezco al jugar conmigo, con mi alma.
Solitarios días pienso en tí, en estar jugando con mis hijos, nuestros hijos.

¿En dónde estás, corazón mío?
Ahora soy anciano y el pasado me atormenta.
No tuve una mala vida, pero ya no deseo continuarla sin ti.
El recuerdo de tu sonrisa construyó un duro fuerte en mi interior.
Te he visto y a pesar de que las arrugas cubren tu piel, sigues siendo la más bella ante mis ojos.
No se puede escapar del destino, no se puede volver el pasado atrás. Solo deseo una cosa. Un solo deseo antes de dejar este cuerpo marchito. Decirte cuanto me arrepiento de no haberte besado aquella tarde cuando éramos jóvenes. Pero solo decirte sin decirme. Pues temo cuando lo pienso. Temo en el potencial rechazo. Aunque se que no sería así, al recordar tus ojos puestos sobre los míos. Una mirada llena de miedo te cubría y sin duda sentirías aquello que no me permitió olvidarte. Pero han pasado muchos años. El sentimiento en mi perdura, pero en tí lo desconozco. Se que tienes nietos que amas y que en la semana piensas en ellos. Yo solo espero que el domingo, un domingo, un día, lo pases pensando en mi.
El destino jugó conmigo y lo maldigo. ¡Ay! mi vida. He cometido un error imperdonable. Tendría que haber dejado todo por tí pero me acobardé. Tú también tendrías que haber luchado por mí, pero no se por qué no lo hiciste. ¿Será acaso la señal de mi derrota? ¿De mis sueños perdidos?. Deseo volver a mi juventud y darte aquel beso perdido y por fin entender tus verdaderos sentimientos.
Mi cuerpo no aguanta la tristeza y he de partir en pocos alientos. Bendito calor de la aurora que elimina mis pensamientos por un instante. Bendita sensación de paz que me cubre. Al fin podré descansar.

¿En dónde estoy?
Me siento raro. Estoy flotando, mirando a mi yo pasado.
Me veo en la calle, mirándola.
Nuestras bocas están cerca.
¿Acaso será el momento al que tanto deseé volver?
Si. Ese soy yo y esa es ella. Ambos jóvenes, demasiado jóvenes ahora que lo veo bien.
Este es el punto que me marcaría de por vida. Debía hacer que se besen, pero ¿cómo?
No tengo cuerpo, solo ojos y mente. Soy un mero espectador. Te maldigo destino por hacerme revivir mi pesadilla antes de partir. Déjame estar en paz. Desiste de la tarea, has ganado.
Ella, tan joven y radiante y yo, joven y descuidado. Ambos formaríamos una pareja muy atractiva. Si tan solo la hubiera besado, si tan solo…
Si. Ahora lo recuerdo bien. Maldita memoria que prefirió olvidar. Yo la besé. No, no lo hice, pero lo intenté y ella me rechazó. Ahora lo recuerdo.
Alcancé a ver el momento exacto de mi flamante recuerdo. Me acerqué a besarla y ella me rechazó corriendo la cara y se alejó de mi aquella tarde diciendo que no me quería.
Maldito destino. ¿Acaso este era tu plan desde el principio? ¿Vivir con un recuerdo falso y darme la paz justo antes de morir? Maldito seas. ¿Por qué ahora? ¿Para que pueda descansar en paz?

Si es así y ese era tu plan, gracias. Ahora por fin me siento feliz.
¿En dónde estás, corazón mío?

El argentum de los templarios

La discusión profundizaba y los gritos dominaban la antes pacífica conversación.
Los 6 hombres sentados alrededor de la vieja mesa de madera astillada no se ponían de acuerdo.
Habían formado monedas con la plata que encontraron en unas cuevas en las montañas y ahora debían acuñarlas.
Por una parte, no podían dar a conocer su procedencia, y por la otro, querían dar homenaje a ta bella -y salvaje- tierra.

-Secretum templi- dijo uno finalmente.

-¿Secretum templi? ¿Acaso somos mujeres de chimentos?

Los demás se rieron, salvo el jefe de la expedición, quien jugaba con la moneda con la vista distraida.

Corría el año 1160 y la posición del género femenino en esa epoca era muy distinta a la actual.

-Secretum templi…- murmuró y al hacerlo, los demas callaron. -Me agrada. Si, me agrada bastante. Será un secreto de la órden y así permanecerá. De paso, llamaremos a esta región con el nombre de Argentum, cuyo significado como sabrán, es plata. Este lugar será reconocido como la tierra de la plata, como Argentópolis.

Así habló el hombre a cargo, el capitán, y así se terminó la discusión.
Las monedas fueron acuñadas y en los planos de navegación fueron añadidos los nombres de las tierras llenas del precioso mineral plateado.
Aquellos hombres regresaron a Europa para ayudar con la custodia de la tierra sagrada en medio oriente. Pero ahora podrían convertirse en los líderes de la órden, en los máximos caballeros. Ahora poseían una fuerte economía capaz de comprar más soldados y así tomar el control de los Templarios. El viaje había salido bien y nadie sospecharía de que sus monedas fueron extraídas de la actual América, desconocida ante la mayoría de la humanidad.

Los navíos emprendieron el regreso, el largo viaje y el comienzo de su destino y con ellos, el secreto de su tesoro, su secreto que fue pasando de generación en generación, de padre a hijo y de este a sus hijos y así durante siglos. Sin embargo, con el pasar de los años, el secreto se fue perdiendo y tan solo perduró en los descendientes del capitán, hasta que uno tuvo la oportunidad de regresar a las tierras reclamadas por sus ancestros y de buscar la famosa tierra de plata.
Enviado por la corona española, este descendiente de Templario fue enviado al nuevo continete para conocer su existencia al público.
La corona británica, la corona portuguesa y muchos otros imperios ya conocían la existencia de aquella tierra y todos la saqueaban en secreto. Aquella tierra conocida por los fenicios, los vikingos, los chinos y otras culturas, fue ocultada de la mirada del resto del mundo hasta que los saqueos fueron intolerados por los españoles y decidió reclamarla -formalmente- para su corona.
Fue así que Colón partió para establecer una base de operaciones y delimitar todo el territorio que pudiera y gracias a las cartas de navegación que solo él conocía, lo pudo hacer rápidamente y además conseguir un gran botín de plata y oro a su regreso.
Aquel fue el comienzo de la época de oro para Madrid y de la presentación en sociedad del continente americano al mundo.

Colón, a su regreso, cargó consigo varias monedas de plata que las acuño con la leyenda, «Secretum revelatur».

Cientos de años después, Argentina anunció su independencia utilizando el nombre que le dio aquella órden templaria, sin embargo, en su interior ya no contenía aquel preciado metal. Un trágico origen de la tierra más próspera jamás encontrada.