El cosechador de almas

A simple vista, se trataba de un granjero común y corriente. Una persona de campo como cualquier otra. Aislado de la sociedad, refugiado en una casa solitaria en medio de un inmenso terreno donde todo tipo de frutas y verduras eran cultivadas.
Cada domingo, la radiante y siempre sonriente esposa quitaba limones de uno de sus propios árboles y preparaba limonada para los tres miembros de la familia.
El padre de familia se había vuelto, con el tiempo, un experto en el arte del cultivo. Tanto así que todo lo que sembraba, crecía, incluso las frutas y verduras que no podían crecer, teóricamente, en aquel suelo, con aquel clima o en aquella región del mundo.
El hombre se había convertido en una leyenda del cultivo. Nadie sabía como, pero toda semilla se convertía en magia en sus manos.
Una vez por año, el hombre realizaba una feria en un galpón que rentaba donde exhibía y vendía los productos más extraños que había cultivado. Desde frutillas blancas hasta rosas multicolor, nada era imposible para él.
Pero todo cambió cuando su familia pereció. El motivo es aún incierto, pero algo les afectó el corazón.
Desde aquel entonces, el hombre se volvió más retraido y su granja quedó más aislada que nunca.
Las ferias anuales se habían cancelado y con el tiempo la gente no volvió a saber de él.
Finalmente, luego de una década, el granjero volvió a estar en boca de todos.
Al cumplirse el décimo aniversario de la muerte de su familia, el hombre salió de su casa y colocó en la entrada de su propiedad un pequeño cartel clavado en la tierra.

«Cosecha de almas»

Aquel mensaje había cautivado al público y el hombre fue entrevistado por televisión nacional.

-¿Qué quieres decir con cosecha de almas?- Preguntó el entrevistador.
-Eso mismo. Cosecho almas.-Respondió
-¿Puedes explicarlo un poco más?
-No hay mucho más que decir. Puedo cosechar las almas de quienes me pidan, siempre y cuando se reunan ciertos requisitos y un pago por todo el labor que conlleva. En un año tendrán el alma de la persona que deseen.
-¿Está diciendo que puede hacer crecer el alma de cualquier persona?
-Si. Siempre y cuando se cumplan los requisitos.
-¿Y a donde van esas almas?
-A donde uno desea. Pero si se obtiene un cuerpo recientemente fallecido, el alma puede disponer de él y poco a poco se transformará en aquel ser querido nuevamente.
-¿Qué es lo que intenta vender realmente? Nadie va a creer esto sin una prueba.
-De acuerdo- Respondió el granjero y se levantó.

Caminó hacia la entrada de su casa y abrió la puerta. De ella (y para sorpresa de todos), salió su familia, que habían perecido hacía 10 años.
Parecían intactos, como si nada les hubiese ocurrido, como si el paso del tiempo no los hubiese afectado.

-Ahí tiene su prueba- Dijo el granjero, volviendo a su lugar frente al periodista.
-No comprendo. Se ven jóvenes, llenos de vida. ¿Es su familia?
-Si lo es- respondió el hombre con una sonrisa en su rostro. -Es como le decía antes. Cultivé sus almas y las puse en el cuerpo de un recientemente fallecido. El proceso fue duro. No sabía en cuanto tiempo sus cuerpos cambiarían y se volverían como los de mi familia. Ahora puedo decir que fueron 9 largos años de espera.
-Todo esto es imposible de creer, pero allí está su familia. ¿Cómo lo pudo hacer?-El entrevistador estaba temblando, casi llorando.
-Al cosechar las almas, las introduje en el cuerpo fallecido y esperé. A la mañana después, la voz de mi esposa me preguntaba que quería desayunar. Estaba confundida, creía que había muerto pero creía que fue un sueño. Era la voz de mi esposa, en el cuerpo de otra. Lo mismo que les pasó a mis hijos. Les costó mucho entender la situación, como un año. Pero el tiempo lo cura todo y depsués nos fuimos acostumbrando a los nuevos cuerpos. Finalmente, sus físicos cambiaron drásticamente hasta volver a ser aquellos quienes eran al momento de su muerte.
-¿Todos tardaron nueve años en cambiar?
-No. Los nenes tardaron mucho menos. Creo que a menor edad el cambio es más rápido. supongo que si una madre pierde a su bebé o a su infante, lo pueda recuperar en menos tiempo.
-Todo esto es increible- El entrevistador ahora lloraba, pensando en su difunta prometida.
-Lo era. Ahora es posible y ofrezco el servicio a todos quienes quieran y puedan pagarlo.
-¿Es usted dios?

El hombre dudó por un momento.

-No. Solo soy un simple granjero.

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