Historia en pareja

En un pueblo rural de la antigüa China, un campesino llamado Feng, trabajaba la tierra. Aquel lugar era conocido por poseer grandes y fértiles campos de arroz el cual abastecía a gran parte de la población del país.
Feng trabajaba en el campo día y noche junto a su esposa Chi y a sus dos hijos, Lee y Jon…”

-Se escribe Hon.

-Pero dijiste Jon. Pronunciaste la jota.

-Bueno, pero se pronuncia así. Cambialo.

-Ok.

-Y no escribas esto.

-Me dijiste que escriba todo lo que se diga.

-Todo lo que se diga sobre el cuento. Nuestra conversación no es parte de él.

-¿Qué hago?

-Borralo y sigamos.

Feng trabajaba en el campo día y noche junto a su esposa Chi y a sus dos hijos, Lee y Hon. Entre los cuatro mantenían trabajada la tierra y lograban cosechar el tan preciado grano. Con las ganancias podían vivir, sin grandes lujos, pero sin muchos apuros. Feng había heredado el campo de su padre, que a su vez lo había heredado de su abuelo y así desde hacía varias generaciones.
La familia se caracterizaba por tener un solo hijo, para poder pasar la tierra y que no hayan peleas entre hermanos. Sin embargo, Feng había tenido dos. Lee, el mayor, trabajaba la tierra junto con su padre durante todo el día y la noche. Era un trabajador incansable, mientras que Hon ayudaba, pero en menor medida. Esto ocasionaba las tan indeseadas peleas entre los hermanos…”

-Repetiste hermanos.

-No me interrumpas… ¿por dónde iba?

-Tenían un solo hijo para que no hayan peleas entre hermanos y luego hay dos hijos y tienen peleas entre hermanos. ¿Ves? Repetís hermanos.

-Ahh, cierto. ¿Seguimos?

“Lee le reprochaba su falta de esmero y de colaboración. Hon, en cambio, le respondía que él trabajaba el tiempo justo y que no era necesaria tanta dedicación. La tierra haría lo suyo a su tiempo.
Los padres veían como sus hijos discutían y se entristecían. Por un lado, el mayor ayudaba hasta agotarse y por el otro, Hon tenía razón y a veces no hacía falta tanto esfuerzo. Era un dilema.
A medida que pasaba el tiempo, la relación entre los hermanos fue decayendo, hasta el punto que ya no podían trabajar juntos. Uno quería mantener las costumbres de tantos años y trabajar día y noche. El otro quería implementar nuevas tecnologías, nuevos métodos en los que él pueda trabajar menos tiempo y obtenga los mismos resultados que su hermano…”

-¿Cuales tecnologías si dijiste que era un pueblo de la antigüa China?

-¿Me vas a interrumpir todo el tiempo, cielo?

-Perdón. Sigamos.

-Gracias. Además, con nuevas tecnologías me puedo referir a métodos tradicionales y no a las grandes cosechadoras de hoy en día. Hon quería implementar métodos de riego automático, por goteo u otra forma, entre otras cosas.

-Ahh…

“Feng decidió retirarse y descansar del arduo trabajo que venía haciendo desde hacía varias décadas y dejó el futuro del campo a sus hijos. Sin embargo, estos no podía continuar trabajando juntos y su discusión llegó hasta el punto en que los hermanos tuvieron que dividir el campo en partes iguales para que cada uno lo trabaje a su modo.
Lee continuó con el método tradicional de su padre y trabajaba arduamente día y noche, mientras que Hon implementó varios mecanismos de automatización como el regado por goteo y la máquina para cosechar”

Arduamente dia y noche, arduamente dia y noche, arduamente dia y noche…

-¿Qué pasa ahora?

-Sos muy reiterativo.

-¿Y qué problema hay con eso?

-Que no esta bien. Buscá sinónimos. Buscá otra forma de decirlo sin repetir las mismas palabras una y otra vez.

-¿Vos cómo lo pondrías?

-No sé, vos sos el cuentista y yo solo escribo.

-Entonces dejame seguir contando, ¿si?

-Si.

Todo esto hacía que el hermano menor posea mucho tiempo libre, el cual dedicaba, en parte, a arreglar los mecanismos de su sistema automatizado, a descansar y a buscar nuevos métodos de cosecha. Al llegar el momento de la recolección, Hon poseía mayor cantidad de arroz, pero su calidad era notablemente menor y por eso debía venderlo a un menor precio que su hermano, el cual poseía una menor cantidad pero de mejor calidad…”

-Ahh, entonces esto es calidad contra cantidad.

-Mmm…

“…se trataba de una cuestión de calidad contra cantidad. Mientras que el mayor poseía un producto más apetesible, el menor obtenia una mayor cantidad de grano más asequible.
Los días y los meses fueron pasando y los hijos cada vez se distanciaban más y más, hasta el punto de que ya ni siquiera se sentaban a cenar en la mesa de sus padres. Esta situación se fue transformando en un puñal que se hundía lentamente en el corazón de Feng con cada día que pasaba. Sus hijos no solo no se hablaban sino que competían entre sí para hacer caer al otro y dedicaban más energía de lo necesario en convencer a los vendedores que el producto de su hermano era inferior en todo sentido. Habían alcanzado el punto de no retorno y se habían convertido -formalmente- en rivales, competidores en su rubro.

Tanto Chi como Feng, miraban a sus hijos y se lamentaban, mientras que el puñal avanzaba cada vez más.”

-No tenía un puñal en serio, ¿no?

-No. Es simplemente una metáfora. Para un padre, ver a sus hijos distanciados es un gran dolor.

-¿Nosotros tendremos hijos algún día?

-Supongo que sí, pero primero nos tendremos que casar.

-¿Y cuándo me lo propondrás?

-Mmm…cuando terminemos el cuento. Pero a este paso, no llegaremos nunca a completarlo.

-Continuemos.

Durante el cumpleaños número 50 de su padre, la familia se reunio completa después de tanto tiempo. Ambos hijos habían comprado regalos, sin embargo no se lo pudieron dar. Feng cayo victima de una enfermedad desconocida para ellos y para su esposa.
Al no saber que hacer, los hermanos corrieron juntos hacia el pueblo más cercano en busca de un médico, el cual llevaron rápidamente a su casa. Al revisarlo, éste anunció que su padre sufria del corazón y que la cura era muy costosa.

El hombre escribió la cifra que costaría el medicamento y se la entrego a Chi. Al ver el papel, la mujer comenzó a llorar al punto de casi desmayarse. Luego Lee leyó el número y cayo de rodillas. Algo similar sucedió con su hermano menor al ver la cifra que el hombre había puesto.”

-¿Qué enfermedad era?

-No se.

-Dale, decime.

-Esperá a seguir con el cuento.

Esto no estaba en los planes de los hijos, quienes, muy a su pesar, tuvieron que unir fuerzas junto con su madre para solucionar y salvar la vida de su padre…”

-Ahh, ya entiendo

-¿Qué es lo que entendés?

-Lo que va a sucede

-¿Y qué pensás va a suceder?

-Los hijos van a unirse para salvar a su padre.

-Acabás de escribir que muy a su pesar tuvieron que unir fuerzas. ¿No te parece que ya está implícito que van a trabajar juntos?

-Es lo que estoy diciendo.

-Sos muy perspicaz.

-Gracias.

-¿Seguimos?

…durante los siguientes días, Chi, Lee y Hon se reunieron para discutir como seguir, como llegar a juntar el dinero para la medicina para su padre.

Tanto Lee como Hon creían que debían implementar su método de siembra y cosecha en el campo y que su otro hermano trabaje junto a él. De esta forma, trabajando juntos y ahorrando todo lo que podían, llegarían a comprar el medicamento. El problema es que ambos pensaban lo mismo y no se podían poner de acuerdo.
Las discusiones eran constantes, solo frenadas cuando Feng aparecia.
A pesar de habérsele diagnosticado tal enfermedad, al jefe de la familia no se le ordenó que hiciera ningún tipo de reposo y a causa de eso caminaba por la casa entorpeciendo los planes del resto de su familia y a su vez, apagando el fuego de las discusiones de sus hijos.
Los días pasaron y tanto Lee ocmo Hon descubrieron que si querían plenear un método para salvar a su padre, debían de hacerlo en voz baja ya que los gritos alertaban a su -muy despierto- progenitor.
Poco a poco los hermanos fueron acostumbrándose a hablar sin discutir y escuchar al otro…”

-Es como decía.

-Claro.

-Los hermanos se van a llevar bien de nuevo y van a poder salvar a su padre.

-¿Segura?

-¿Acaso no es así?

Si pensas que es así, deja de escribir. Sino continuemos con el cuento.

-Continuemos.

…a pesar de haberse puesto de acuerdo en no discutir, no habían podido encontrar un punto medio para comenzar a reunir el dinero que necesitaban.
Cada uno continuó trabajando el campo a su manera y al finalizar el día de ventas juntaron todo lo que habían recaudado y lo contaron.
Lo recibido por la venta del arroz no alcanzaba para cubrir el costo de la medicina que padre necesitaba, estaban muy lejos aún. Por esto fueron a ver al medico y le preguntaron que otras alternativas habían ya que juntar esa cantidad de dinero en el tiempo que necesitaba Feng, les sería imposible.
El hombre les respondió que había otro método, más económico pero menos efectivoy si querían usar esa opción tendrían que hacerlo ya.
Los hermanos aceptaron sonrientes y le entregaron al médico todo lo que tenían. Luego regresaron a su casa a darle las noticias a su madre y a esperar.”

-¿Su padre no se podía enterar de nada?

-Era la idea de los hijos

-Pero, ¿él sabia que estaba enfermo?

-Si, sabia. Si lo reviso el doctor.

-Puede ser revisado y que no sepa que esté enfermo.

-Yo creo que Feng es más listo de lo que sus hijos piensan.

-¿Cómo que yo creo? Si es un personaje inventado por vos.

-Es una forma de decir que a veces hay más de lo que ven los ojos, o en este caso de lo que leen.

-No entiendo.

-Ya lo entendrás.

Al dia siguiente la medicina fue entregada, pero antes de aplicarla, el doctor se reunió con los hijos. Les explicó que ésta era una medicina temporaria y que le debían aplicar otra dosis en muy poco tiempo y continuar asi hasta que padre este completamente curado.
Lee y Hon se sorprendieorn por la noticia del medico ya que éste no les había dicho nada cuando le entregaron todo lo que habían recibido por la venta del grano y ahora debían continuar trabajando arduamente para seguir obteniendo el dinero necesario para continuar el tratamiento. Sin embargo, ambos hermanos estaban dispuestos a continuar trabajando por su padre.
Los años pasaron y la relación de los hermanos se había vuelto solida. Gracias a su esfuerzo Feng estaba cada dia mejor hasta el punto de que quería salir de su retiro y volver a trabajar el campo. Pero fue detenido por su esposa.
Con su padre recuperado un poco en fuerzas, los hermanos pudieron descansar un poco de su arduo trabajo. Ese tiempo lo aprovecharon para formar cada uno una familia y poblar la casa de su padre con nueras y nietos.
Días de alegría vinieron y Feng los dedicó a ayudar a sus hijos en sus tareas con el grano y de paso, conocer sus métodos de siembra y cosecha.
Su padre, al ver ambos métodos tan distintos, quedó gratamente sorprendido en que ambos funcionaban mejor de lo que él pudiera haber hecho y el campo había producía mucha más cantidad de mercadería que en sus tiempos de labrado.
Durante una cena, celebrando el cumpleaños número 60 de su padre, los hijos debieron decirle una mala noticia a su madre. Él médico de la familia había fallecido y no habían podido encontrar a nadie que lo pudiera reemplazar ni que conozca donde comprar el medicamento que su padre necesitaba.
Chi les preguntó hace cuanto tiempo de esto y se sorprendió que había pasado hace casi un año, un año en el que su padre no había recibido la tan necesitada medicina.
Los hermanos se escusaron diciendo que se lo veía bien y que no querían decir nada hasta encontrar un reemplazo, pero al pasar el tiempo no les quedó otra más que contárselo.
Su madre observó a su esposo, sentado en la mesa jugando con sus nietos y soltó una lágrima. Luego los beso y dijo que eran unos hijos ejemplares y que tanto ella como su padre estaban orgullosos de ellos.”

-¿Por qué no le contaron ántes a su madre?

-Porque querían resolverlo sólos.

-¿Durante cuanto tiempo estuvieron trabajando para comprar los medicamentos?

-Durante mucho tiempo. Tanto que ya se habían olvidado que era una obligación y se había vuelto una rutina.

-¿Hasta que se enteraron lo del médico?

-Hasta que se enteraron lo del médico.

La cena continuó en silencio. Tanto los hijos como su madre disimularon toda la conversación e intentaron mantener una actitud positiva frente a su padre.
Finalmente Feng se levantó y se dirigió a sus hijos. Se lo notaba en extremo cansado.
Les besó en la frente a cada uno y se fue a dormir, no sin antes decirles que los amaba y que su corazón ahora estaba en paz al verlos llevarse bien, como cuando eran pequeños. Y esa fue la última vez que vieron a su padre…”

-¿Murió?

-Así es.

-No me digas eso, después de tanto esfuerzo. ¿Cómo pasó?

-Simplemente se durmió y no se despertó.

-Algunos dicen que es la mejor forma de pasar a la otra vida.

-Es un método sin dolor, con dulces sueños. Con la satisfacción de que todo en tú vida está cumplido.

El duelo duró varios días y en el último, apareció un hombre a dar sus condolencias.
Se lamentó no haber llegado antes, pero es que recién se había enterado de la noticia.
Se presentó como amigo y abogado de su padre y les presentó a sus hijos su testamento, el cual decía que a su hijo mayor Lee, le dejaba en posesión el campo situado detrás de la casa donde vivían. Se trataba de un inmenso campo con una casa en un rincón, mientras que a su hijo mejor, Hon, le dejaba el terreno completo donde actualmente trabajaban ambos hermanos, junto con el dinero necesario para construir una segunda casa donde vivir con su familia.”

-No entiendo nada.

-Sigamos.

“Los hermanos se miraron. No entendían nada de lo sucedido. No entendían quien era ese hombre, ni como conocía a su padre, ni de donde habían salido los terrenos y el dinero.
Al ver sus caras, el hombre les entregó el pergamino que era el testamento para que vean que todo era cierto y que abajo estaba la firma de su padre. Los hermanos seguían sorprendidos y necesitaban una explicación. El abogado, se aclaró la garganta y les explicó.
Junto al testamento, había una hoja escrita por Feng que fue leída por aquel hombre.
‘A mis hijos. Les dejo tierras y monedas suficientes para que puedan dedicar el resto de sus días al cuidado de sus familias. Ustedes trabajaron dúramente por mí para reunir lo necesario para mi medicamento, aunque la verdad es que ese dinero se guardó y usó para comprar el terreno que Lee va a ocupar y para la casa que quiero que Hon se construya. El médico, un buen amigo mío, me alertó que mi condición requería un tratamiento muy costoso, demasiado para un simple campesino y me alertó que mis hijos, ustedes, estaban conspirando en secreto para comprarlo. Se que invirtieron salúd en esta tarea y no me parecía justo. Es por esto que le pedí que guarde todo lo que le den y, cuando alcance, compre el terreno. También le pedí que junte un poco más para repartir entre ustedes. Hijos míos, les agradezco el sacrificio por su padre, pero éste les quiere recompenzar. Sean felices con sus hijos y cuiden de su madre cuando yo no esté. No olviden que los amo con todo mi maltrecho corazón. Con amor, Feng”.

-Terminamos el cuento. ¿Te gustó?

-Mucho. No me lo esperaba.

-El amor de un padre por sus hijos lo puede todo…. Esa es la ídea. Y si, me gustaría que seamos padres algún día. Mi amor…

-Oh, Dios. ¿En serio lo vas a hacer?

-Te lo prometí, ¿o no?

-Pensé que era un chiste para continuar el cuento.

-No lo fue. El cuento no me importa tanto como vos. Mi amor, ¿te querés casar conmigo?

-POR SUPUESTO QUE SI

-Que bien. ¡Nos vamos a casar!

-¿Mi amor?

-Si.

-¿El cuento tiene continuación?

-El cuento no. Nosotros si.

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