Ser un parásito (el juego)

Comienzas el juego con 17 años. Te queda un año de clases para terminar el secundario. Provienes de una familia de clase media que sobrevive haciendo malabares, pero que a veces tiene un golpe de suerte y se puede dar algún lujo. En muchas palabras, eres un chico común y corriente.

Comienzas las clases del último año escolar y un chico se te acerca. Te invita un porro.
Aceptas y la vida nunca te pareció tan relajante. Días después, el mismo chico te pregunta si querés salir del colegio para probar otros tipos de drogas.

Tu:
a) Aceptas
b): No aceptas

Opción a): Comienzas a escaparte de las clases para experimentar con las drogas. Tus notas bajan y tus padres son alertados. Tus ausencias son notadas y te conviertes en un fantasma en el aula:

¡Felicidades! Te has convertido en un yonki.

Necesitas plata para tus suministros. La diosa narcótica te tiene atado y de sus garras uno no escapa tan fácil.
Tu mente no estaba preparada para el robo, pero tu cerebro está siendo rápidamente consumido:

Tu:
1) Decides salir a robar.
2) Decides conseguir dinero por otro lado.

Opción 1): El camino que tomaste ha destruido tu vida. Eres un malandra y a menos que un milagro suceda, tu vida será corta y desgraciada.

Opción 2):  Mendigar no sirve. Pedir no sirve. Aún no estás en condiciones de recibir ayuda social. No te queda otra opción que salir a robar. Vuelves a opción 1).

Opción b): No aceptas. Decides que un porro cada tanto está bien, pero no te interesa abusar de la droga.

¡Felicidades! Te has recibido del secundario.

Al cumplir los 18 años, piensas si debes estudiar, trabajar o descansar por un año de todo. Sin embargo, no puedes descansar sin dinero, por lo que decides suspender el estudio universitario por un par de años para juntar algo de dinero y poder disfrutar. Viajes y vacaciones.

Comienzas a buscar trabajo y lo encuentras rápidamente en un pequeño negocio familiar. Tus pintas dan buena sensación y el dueño te dice que pareces ser un chico serio. Te informan el horario de trabajo y el sueldo que te pagarían. Recibís la noticia con tristeza. No era ni por asomo lo que esperabas ganar:

Tu:
a) Aceptas el trabajo, ocultando tu disgusto por el sueldo.
b) No aceptas el trabajo, informándoles que gratis no trabajas.

Opción b): Intentas otros trabajos, pero la paga va de mal en peor. Finalmente alguien te explica que siendo joven y sin experiencia es normal que te paguen así y que siempre se debe comenzar por abajo. Te arrepientes de no haber tomado la otra opción.

Opción a):  Un trabajo no era como te lo imaginabas. Cumplir un horario, acatar órdenes y pedidos y hacer todo tipo de cosas era algo para lo que no estabas preparado. Sin embargo, el dueño siempre estuvo allí para ayudarte. Por algún motivo, te tenía en tu estima.

¡Felicidades! Has logrado tu primer trabajo.

El tiempo pasó y se cumplió el primer mes.

¡Felicidades! Recibiste tu primera paga.

Tienes una sensación extraña en el cuerpo. Tu primera paga era poca si, pero era fruto de tu esfuerzo y con esto comenzaban tus lujos y autonomía.
Fueron pasando los meses y mejoras constantemente tu ritmo de trabajo.

¡Felicidades! Tus esfuerzos son tenídos en cuenta por el dueño.

El dueño sabe que no te puede pagar más, aunque te lo merezcas y por eso te pone en contacto con un conocido que es gerente de una empresa importante.
Tienes una reunión y las condiciones de trabajo que te pasan son increíbles. Gracias a las referencias del dueño del negocio en donde trabajas, ofrecen ponerte a prueba por un mes.

Tu:
a) Aceptas la oferta.
b) Rechazas la oferta.

Opción b): El dueño agradece la confianza, pero considera que tu tiempo en el negocio familiar ya finalizó. Tu insistes en quedarte, a pesar de saber que nunca vas a tener una buena ganancia. Piensas que se lo debes.

Al poco tiempo, el dueño falleció y el negocio se cerró. Ahora debes buscar un nuevo trabajo y las puertas de la empresa que rechazaste se han cerrado.

Opción a): Aceptas la oferta. Le cuentas al dueño del negocio, le das un abrazo y le agradeces por todo.

¡Felicidades! Has renunciado a tu trabajo.

Comienzas el nuevo trabajo y como entraste en una posición más elevada, algunos empleados te miran mal y las quejas se hacen sentir.

Tu:
a) Hablas con ellos.
b) Te concentras en tu trabajo y los ignoras.

Opción b): Comienzas a trabajar arduamente. Te cuesta muy poco entrar en ritmo gracias al aprendizaje que recibiste en tu antiguo trabajo. Día a día sufres acosos por parte de otros empleados pero lo ignoras. Tus días son a veces solitarios, tus comidas también. Pero sabes que no les hiciste nada e intentas ignorarlos.

¡Felicidades! Comenzaste a trabajar en una empresa de renombre. Si cuidas el trabajo podrás crecer como nunca.

Opción a): Hablar con ellos y con recursos humanos no sirvió de mucho. Cuando alguien tiene en la cabeza algo metido, es muy difícil hacerle cambiar de opinión. Lo intentaste pero no te queda otra más que seguir tu trabajo.

Poco a poco comienzas a ganarte el afecto de la gente. Ayudas a todos sin pedir nada a cambio. Te enfocas en mejorar, en crecer, en aprender y en no decaer. Esta es una gran posibilidad que tienes y estás consciente de ello. Harás lo posible para hacer crecer el lugar que trabajo te dio.

¡Felicidades! Tus esfuerzos y logros son tenídos en cuenta por tu jefe. Muy bien.

No solo tu jefe te ve como te desempeñas, sino que otras personas ven tu tacto y tu forma de comunicación. Esas personas se acercan, quieren hablarte. Te ofrecen un puesto con ellos. Dicen que necesitan a gente como tu en su gremio y te prometen una paga muy superior a la que recibes ahora además de trabajar la mitad de horas.

Tu:
a) Aceptas. La tentación de ganar más y trabajar menos horas es muy difícil de resistir.
b) No aceptas. Recién comienzas en este trabajo y sabes que nada bueno llega con aquella tentadora oferta.

Opción b): Rechazas la oferta gentilmente y continúas con lo tuyo. Los hombres no te vuelven a molestar, entendieron que no te interesa vivir como rey.
Pasan los días y tu trabajo no es para nada olvidado. Tanto esfuerzo es reconocido.

¡Felicidades! Lograste el ascenso. Nueva oficina y mejor sueldo te esperan.

Entiendes que a grandes esfuerzos, grandes recompensas. Sabes bien que estás en un lugar donde el crecimiento es posible.
Pasan los años y tu productividad no decae.

¡Felicidades! Tu rendimiento sigue mejorando, el directorio pone sus ojos en ti.

La vida no podría ir mejor. Tus gustos y placeres son constantes, por fin disfrutas de la vida.
Sin embargo, tu compromiso con la empresa es aún muy importante. Valoras mucho tu trabajo, aún más ahora que conoces los beneficios del esfuerzo.

¡Felicidades! Luego de años de esfuerzo finalmente te ascendieron. Ahora tienes empleados a tu cargo. El nuevo cargo representa una gran responsabilidad.

Nuevo cargo, nueva vida. Hace rato que eres un adulto y te comportas como tal. Es hora de dejar los caprichos de lado y enfocarte en algo más importante.

¡Felicidades! Has logrado comprar tu primera casa. El crédito no se ve tan difícil de pagar.

Conoces a una chica que te atrae. Ella ve en ti a una persona responsable, con vivienda propia y con metas reales en la vida. Se siente segura contigo y el amor comienza a surgir.

¡Felicidades! Casa, auto y familia. La vida nunca supo más agradable.

Estás feliz. Vas feliz a trabajar y eso genera un buen humor en el ambiente. Tus días son hermosos y los disfrutas a pleno. Tu trabajo nunca fue tan productivo.

¡Felicidades! Tus acciones en la empresa te permiten mejorar en tu vida. Lamentablemente los malandras también lo notaron y planean el golpe.

Los días son grises. Tu productividad bajó. Las peleas constantes en casa te ponen de mal humor. Ya no quieren acercarte a ti para hablar. Tu mal humor es contagioso. Sin embargo, tu trabajo es tu trabajo y sabes que con tiempo todo se arreglará.

¡Felicidades! Has logrado tu primer ahorro luego del violento episodio sufrido. La vida ha pasado del negro al gris. Por las noches lloras a escondidas el esfuerzo perdido, pero no estás dispuesto a bajar los brazos.

La vida te dio un duro golpe, pero nunca te rendiste. No recibiste mayor ascenso pero tu posición era ya de privilegio. Más de 50 años trabajando en el mismo lugar. Meritorio por donde se lo mire.

¡Felicidades! Luego de años de trabajo duro te puedes retirar. La amargura quedó atrás y ya siendo anciano disfrutas del descanso con tu mísera jubilación. Nada te falta ni nada te sobra.

FIN DEL JUEGO ¿Te has convertido en parásito?

Opción b): Vas con ellos y escuchas el trabajo que te ofrecen. Parece un trabajo de ensueño. Primero necesitas afiliarte.

¡Felicidades! Te has adherido a un gremio.

Tu vocación para la parla es fenomenal, con tus palabras logras cerrar disputas y la gente comienza a tenerte en cuenta.

¡Felicidades! Has ascendido a gremialista.

Comienzas a interiorizarte en los trabajos. Diriges protestas y consigues la mayor cantidad de afiliados en la historia. Las cosas te están yendo bien.

¡Felicidades! Has ascendido dentro del gremio. Los peces gordos han puesto sus ojos en ti.

La gente confía en ti. Crees que contigo pueden mejorar las cosas. En tu cabeza comienzas a creer en el poder del gremio y en lo opresor que resulta el trabajo para muchos. Te consideras un gremialista distinto, un gremialista honesto y tus actos así lo reflejan. Tu eres distinto y en tu cabeza sabes que puedes ayudar.

Un hombre se te acerca, cree en tu honestidad y te ofrece pertenecer al gobierno, ser parte de su lista de diputados en las próximas elecciones. Quiere que utilices tu carisma para la verdadera política y para ayudar al país.

Tu:
1) No aceptas. El gremio es lo más importante para ti.
2) Aceptas. Ser parte del gobierno te es interesante.

Opción 1): Continúas en el gremio. Sabes que tienes todo para crecer y decides dar el salto.

¡Felicidades! Te has postulado para la presidencia del gremio.

Nada pueden hacer frente a ti. Los otros candidatos se bajan misteriosamente de las elecciones y el presidente actual te da su apoyo y te considera su mano derecha.
La gente te aplaude y tu barriga crece a la par que tu popularidad.

¡Felicidades! Te has convertido en el presidente del gremio. Tus palabras y tus acciones son temidas. Cuida ese nuevo poder.

Lo lograste. Eres el líder. Tu mandas, tu decides. Tu responsabilidad, los empleos y las mejores condiciones para el empleado. Posees mano dura y no tus condiciones son rígidas. Indomable comienzas a ser noticia en todos los medios. Tu poder crece y el gobierno te quiere de aliado.

¡Felicidades! Has comenzado tratos con el estado. ¡Cuidado! Tus casas y bienes están siendo investigados por la oficina anticorrupción.

No puedes creer que siendo un honesto trabajador y que con su esfuerzo pudo adquirir ciertos bienes que te traten así. Te consideras el primer gremialista honesto, sin embargo, el nuevo gobierno te está traicionando. No te queda otra que recurrir a tus recursos.

¡Felicidades! Gracias a los abogados, estás libre de cargo y culpa. Puedes disfrutar del fruto de tus propiedades. Mucho esfuerzo, pero Bali te espera.

Vacaciones y libertad. Todo sirvió. Tus abogados y tus «hacedores de justicia», como los llamas, han hecho bien su trabajo y merecen ser recompensados. Tienes vía libre.

¡Felicidades! Luego de años al frente del gremio, te retiras de la política y decides disfrutar a pleno de la buena vida.

FIN DEL JUEGO ¿Te has convertido en parásito?

Opción 2): Aceptas formar parte de la lista del candidato a presidente.

Aquel hombre tomó mucha popularidad en pocos días y se fijó en ti y en tu desempeño dentro del gremio. Quiere tenerte cerca.

¡Felicidades! Te has convertido en político.

Pareces haber sido construido para la política. Te mueves con agudeza y agilidad. Eres valiente y gallardo. Ayudas a la gente. Tienes el camino marcado.

¡Felicidades! Usted ascendió a diputado. Comienza la buena vida.

Lujos por poco esfuerzo. Te crees merecedor de tal privilegio. Sin embargo, algo dentro tuyo aún piensa que puedes ofrecer más a la gente a cambio de todo lo que recibes. Aún no has caído en el ansia de poder. Te propones mejorar y que el dinero no sea tu techo.

¡Felicidades! Usted ascendió a senador. Ahora tus palabras son mayores.

Nada frena tu camino al éxito. En tu cabeza sigue vigente la idea de ayudar a la población de todo el país. Tienes todo lo necesario y tu popularidad crece. Decides esperar a postularte para presidente, quieres actuar con cautela y durante 4 años te conviertes en un referente de la oposición. Todo el mundo apoya tus ideas. Nada ni nadie te puede detener. Decides postularte ahora si, sabiendo que cuentas con el apoyo popular.

¡Felicidades! Ahora eres el presidente de la nación. Lo lograste.

Presidente, el sueño máximo de cualquier ciudadano con ansia de poder. De ti depende sucumbir ante el mismo o realmente ayudar a la gente. Solo el tiempo lo dirá.

FIN DEL JUEGO ¿Te has convertido en parásito?

 

 

 

 

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.