Una tierra plana

Así es, vivimos en un planeta chato o en una tierra plana, como prefieran decirle.
La ley fue clara, los presidentes de todo el mundo habían llegado a un acuerdo y las leyes se cambiaron para siempre.
Estaba prohibido, so pena de muerte, cualquier tipo de discusión al respecto.
Nuestro planeta ya no era (y nunca fue) una esfera achatada en los polos. Por el contrario, era (y es) un disco aplanado de unos pocos kilómetros de espesor y nadie podía discutirlo.
Cientos de miles de físicos fueron ejecutados, como en la antigüedad y los que sobrevivieron, debieron cambiar de oficio.
El gobierno ahora lo comandaba una banda de pseudo científicos, quienes decidían los equipos tecnológicos que se podían usar y los que atentaban contra esta nueva realidad.
El concepto de gravedad se mantenía, pero ya no funcionaba igual. Al ser un disco plano, las cosas ya no eran atraídas al núcleo de la tierra sino que mantenían su propio equilibrio.
Los experimentos caseros fueron prohibidos y las imágenes desde el espacio fueron borradas. Todos rastro de inteligencia se fue perdiendo con el correr de los años.
La gente por supuesto que no lo aceptó y las autoridades debieron recurrir al subterfugio más eficiente, el bolsillo. La gente que acepó la teoría fue perdonada de todo pago de impuestos por un periodo de 10 años, mientras quienes quisieran mantener su pensamiento, deberíeron pagar impuestos 10 veces más caros y afrontar juicios penales.
Como el dinero siempre manda, la loca idea fue aceptada e instaurada y poco a poco la sociedad fue eliminando los tan acertados conocimientos que había adquirido en su historia.
Las comunicaciones por satélites habían sido prohibidas por ir en contra de la nueva ideología, al igual que muchas otras piezas de tecnología. El mundo involucionaba en ese aspecto, aunque, sorpresivamente, evolucionaba en otros.

-Estamos en un disco plano y el agua, al igual que todos los líquidos, busca su balance y siempre estará a nivel. Nunca habrá más agua en una parte del océano que en otra parte.-Decía un profesor de ciencias en la secundaria.

-Pero, profesor, yo leí en un libro viejo que encontré, que el planeta tiene forma de esfera.

El profesor, un hombre de unos 50 años, dueño con un malhumor constante, le reprochó.

-Eso es un absurdo. Seguro era un libro de chistes.

-Pero, profesor, lo leí en revistas también. Además, mi papá me contó que las personas son obligadas a creer cosas que no son ciertas.

-Tu padre es un ignorante. En esta clase se está para aprender. A ver si escuchas un poco y después enseñas al idiota que tienes como progenitor.

Los adolecentes no son dueños de sus impulsos y el joven estalló.

-¡Mi papá no es un idiota! Y LA TIERRA ES REDONDA.- Gritó

-¿Ah, si?- Le miró el profesor con sarcasmo. -Entonces me puedes explicar como el agua no se cae o no se junta toda en un sector. Digamos, si es una esfera entonces el agua se caería por todos lados, ¿no es así? O incluso nosotros. Si nosotros estaríamos en casi cualquier lado de una esfera, entonces nos deberíamos caer al espacio.

Acto seguido, el mayor tomó una esfera de plástico y le tiró un vaso de agua encima. El agua rápidamente cayó al suelo.

-¿Lo ves? ¿Cómo puede pasar eso?

El hombre se estaba burlando de su alumno quien, intimidado, no podía responder. La burla del profesor fue acompañada por el resto de la clase y el pobre alumno fue humillado ese día por sus compañeros y desde ese día sería conocido como «la esfera».

Por la noche, habló con su padre y días después volvió al confrontamiento.

-Pero, ¿y las sombras?- Le preguntó. -Jugando en la playa con mi hermano, noté como mi sombra se movía con el pasar de las horas.- Cuestionó el joven en otra clase.

-Las sombras se mueven por el sol.

-Además, ¿como puede ser acá de noche y en el norte de día al mismo tiempo?- El chico no estaba seguro si entendía lo que decía, pero hacía lo posible para recordar las palabras de su padre.

-¡Suficiente!- Le interrumpió el profesor. -Tienes suerte que vivimos en una sociedad moderna y tolerante porque hace 300 años tú -y tú brillante padre- hubiesen sido encerrados de por vida. ¡O peor!. Vete con el director.-Le ordenó.

El muchacho obedeció y entró en la sala del jefe del colegio, el hombre más inteligente que conocía.
Llamó a la puerta, pero nadie respondió.
Volvió a llamar, esta vez golpeando más fuerte y la puerta se abrió.
El despacho estaba vacío y el castigado alumno entró y esperó dentro.
Sin embargo, no pudo creer lo que sus ojos vieron.
Sobre el escritorio se encontraba una esfera celeste apoyada sobre una estructura que le permitía rotar. Encima de esta había una pequeña esfera de color amarillo, simulando ser el sol.

-¿Acaso serán el sol y la tierra?- Preguntó en voz baja.

En realidad, eso pensó, pero su pregunta fue hecha con el suficiente volúmen como para que fuese escuchado por el dueño de aquel despacho.

-Así es- Le dijo, mientras cerraba la puerta con llave al entrar. -Toma asiento.

El director Landon era un hombre de palabras tranquilas. Su calidez frenaba peleas y aflojaba corazones.
Durante las siguientes horas, habló con el alumno sobre la verdadera naturaleza del planeta. A Lucas, el alumno, no le costó trabajo entender las palabras del mayor. Por algún motivo, sentía que todo eso ya lo había escuchado, en los cuentos que su padre le contaba antes de dormir.

-Lucas- Continuó -Yo soy amigo de tu padre y se lo que te ha dicho. Ambos creemos que es momento de comenzar nuestro plan, pero no podemos hacerlo solo. Necesitamos tu ayuda.

-¿Mi ayuda?- Preguntó Lucas, dudoso.

-Tú nos vas a ayudar a transmitir el mensaje entre tus compañeros de clase, en el colegio. ¿Qué dices?

El joven, pensativo, dudó por unos instantes antes de responder. Debía tomar una decisión. Si hacía lo que le proponía su director, sería ridiculizado. Probablemente sería humillado y apartado, pero si lo conseguía, si lograba su cometido, entonces se convertiría en un héroe. Y ser aquello representaba su más grande sueño.
Finalmente levantó la mirada. Sus mirada era penetrante. Sus ojos serios ya no tenían duda.

-Cuente conmigo- Le respondió. -¿Qué debo hacer?

CONTINUARÁ…

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