Adán: El primer hombre volador

-¿Qué es lo que haces, Adán?- Preguntó Dios.

El hombre saltaba en su posición.

-Quiero volar, como las aves- Respondió.

Dios se sorprendió, pensando en si la pregunta era por mucha inteligencia o falta de la misma.

-Tú no fuiste creado para volar- Respondió su Dios.

Adán, conociendo la respuesta de su creador, continuó intentando su imposible hazaña.

-Eso lo se. Sin embargo,  me has dotado con inteligencia y razonamiento y pretendo usarlos para dominar todas las habilidades de los otros animales.

-¿Es por eso que debí rescatarte de las profundidades del mar?

Adán asintió con la cabeza. Recordaba bien la situación. Luego de ver a los peces en el agua, se sumergió en el líquido. Fue su primer intento nadando y no resultó nada bien.
Al no saber como mantenerse a flote, se fue hundiendo cada vez más en las profundidades del mar. Todo era nuevo para él y no poder respirar bajo el agua era algo que ignoraba completamente.
Dios, atento a las andadas de su creación, ordenó al delfín que lo rescatase.

-Sin el suelo que sostenga tus pies, tu cuerpo está sometido a la gravedad- Le explicó Dios luego de rescatarlo.

Adán lo escuchaba atentamente.

-La gravedad es lo que hace que te mantengas en el suelo y puedas caminar y correr sobre él. La gravedad impide que te muevas como los peces en el agua y que vueles como las aves en el cielo. No conoces la muerte y no la conocerás porque sois mi primera creación y hasta que no haya más como tú poblando esta fértil tierra, cuidaré de tí. Pero cuando haya creado más personas parecidas a tí, ya no gozarás de mi cuidado y tu deber será protegerlos de todos los peligros a los que estás inmune, porque ellos no lo estarán.

Al terminar el discurso de su creador, Adán se rascó la cabeza intentando comprender su significado. No conocía el significado del peligro y de la muerte, pero recordaba la sensación que tuvo al no poder respirar bajo el agua.

«Si así se siente el peligro y la muerte, entonces no debe ser sentido nunca jamas.»

Pero luego de pensar, a Adán se le había ocurrido un plan.

-Dios dice que mis pies están unidos a la tierra y al saltar puedo comprobar sus palabras. Pero, ¿y si salto desde un lugar más alto? o incluso ¿sigo caminando desde el pico de una montaña?-

Sabiendo el infortunio que le esperaba, Dios no puedo más que sentir lástima por su creación.

«Le dí razonamiento y libre albedrío para que experimentara, pero esto es algo que no esperaba.» Pensó, lamentándose.

-Adán- Le interrumpió. -¿Estás seguro de esto?

-Por supuesto- Le respondió al ascender por la pequeña montaña.

-Si es lo que deseas, está bien, pero advierte mis palabras. Si realizas el salto, conocerás el dolor y sufrimiento.

-No se lo que es eso- Respondió Adán, sin prestarle atención a su creador.

Dios se frustró. -Pero acabo de decir que lo conocerás si lo haces…- Dijo para sí, comenzando a dudar sobre la inteligencia del primer hombre creado.

Pocos minutos después, Adán llegó a la cima y se arrojó al vacío.

-LO LOGRÉ- Gritó al caer.

-No quiero ver- Dijo Dios.

Y menos mal que no lo hizo porque el golpe que se dio fue sentido hasta en los confines del Edén.

-Sabes- Comenzó Dios. -Este es el Edén, o paraiso, y tú fuiste nombrado en su honor. Tú nombre, Adán, o cuidador del paraiso, fue uno de los regalos que te brindé. Pero al verte así, llorando y lamentándote por tus heridas luego de realizar semejante estupidez, me hace querer cambiarte el nombre.

Adán seguía en el suelo, sufriendo las heridas de su tonto intento de volar y Dios lo miraba entristecido por la imprudente forma de actuar de su creación.

-Lo había dejado como sorpresa, pero creo que ahora es de vital importancia.- Dijo Dios.

Una fuerte luz blanca apareció y dentro, una hermosa y semi desnuda joven caminaba hacía el herido.

-Adán, te presento a la primer mujer, Evantedentrospadantrescotero, pero puedes llamarla simplemente Eva.

El herido hombre la miró y quedó maravillado. Una nueva sensación le invadió el cuerpo, superando por un instante al horrible dolor.

-Eva- Suspiró -Que lindo nombre. Significa sanadora.

-Ejem…

Dios le interrumpió.

-En realidad significa «la sanadora del paraiso y del cuidador del paraiso, de mi tonta creación».

Adán se ruborizó.

-Me creaste a ímagen y semejanza, entonces, TÚ eres el tonto.- Le reprochó el hombre.

-Estás equivocado. Te creé como dices, pero tuve la suficiente inteligencia para crearte. ¡Tú no pudiste crear ni siquiera un par de alas para intentar volar!.

-¿Dijiste crear alas?- Preguntó Adán.

Al entender la situación, Dios se dio cuenta de que debía elegir sus palabras con cuidado si quería que su creación continuara con vida.

-Eva, ahora te lo dejo a tu cuidado. No permitas que se vuelva a lastimar.

Eva asintió con la cabeza.

-¡Ponte esto!- Ordenó la mujer, lanzándole unas ropas al otro ser humano.

-¿Qué es esto, Eva?- Preguntó.

-Se llama ropa y sirve para cubrir tu cuerpo, el cual, en mi presencia debe estar cubierto en ciertas partes.

-No quiero- Adán se negó.

-Dios dijo que a mi me tienes que hacer caso en todo- Le reprochó.

Adán se quedó pensando unos instantes antes de responder.

-Mmm… No recuerdo que haya dicho eso.

Eva, enojada por la situación, llamó a su creador.

-Adán, debes obedecerla EN TODO y si no lo haces, sufrirás mil veces el dolor que te abruma en este momento.

El hombre sintió el miedo y no le quedó más opción que obedecer.
La desnudez había quedado erradicada para los humanos y la mujer había dominado al hombre, sin embargo, no lo podía controlar.
Los días pasaron y Adán, ya recuperado, comenzó a construir unas álas artificiales.

-¿Qué haces?- Le preguntó Eva.

Adán interrumpió su trabajo y levantó la vista.

-Estoy construyendo alas para volar, tal como Dios me lo sugirió.- Dijo, bajando la vista.

«Es un tonto» Pensó el creador. «Tonto pero persistente.»

Pocos días después, las alas ya estaba listas para probarse y Adán se dirigió hacía la montaña donde había realizado su primer salto.

Como la primera vez, no dudó en saltar y con un fuerte viento, envíado por Dios, Adán logró planear por unos largos segundos.
La vista desde arriba era fenomenal, hasta que algo le llamó la atención.

-ES EL FIN DEL PARAISO, LO VEO.- Gritó emocionado, mientras caía al suelo.

El aterrizaje fue perfecto, digo de honores.

-¿Has visto el fin del paraiso?- Preguntó Eva.

-SI- Respondió, enérgico. -Y llegar hasta allí será mi próximo objetivo.

2 comentarios en “Adán: El primer hombre volador

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.