Ingenuo amor (final)

-Prometeme que esto- le dije, señalando a sus muñecas en recuperación -no va a pasar más.

-Te lo prometo- me respondió, pero no le creí.

-En serio te hablo. No sos una loca demente, no necesitás esto ni tampoco drogarte.

-No me jodas, en serio. Dejame hacer lo que se me cante el ogete.

Sabía que no iba a ser fácil.

-¿Querés el cuchillo? No te das cuenta lo mierda que estás ahora. Cortándote, drogándote, sin estudiar, sin trabajar…

Parecía que mis palabras empezaban a tener efecto.

-¿Estudiar? Si lo intenté y no aprobé.  No sirvo para nada, soy tonta.

No me animaba a hacerle daño. Era verdad, no era buena para las ciencias duras y estaba empecinada en estudiar esas carreras.

-Intentalo de nuevo. Seguro que te va a ir bien -mentí. -Yo te ayudo.

Ella me sonrió y trajo los ejercicios de matemática del examen. En mi cabeza eran sencillos, pero para ella eran como escalar una montaña sin llevar un tanque de oxígeno.

-Es una mierda todo, soy una tarada- lloró.

-Vamos. No son tan complicados, un poco de paciencia solamente.

-No. No los entiendo, no quiero más.

-Bueno. No te queda otra que elegir otra carrera.

-Ni loca.

Caminar por el campus universitario con sus apuntes de ecuaciones, sentarse en la biblioteca llena de gente lista y aspirar el aire de una de las carreras más difíciles que se puedan hacer le llenaba intelectualmente y no quería perder esa sensación.

-¿No te das cuenta que no sos buena en matemáticas?- exploté.

Me acurruqué a su lado. Tenía miedo de su respuesta, pero quedé gratamente sorprendido por la reacción, como si lo único que necesitara era que alguien le hablase de esa forma.

-Tenés razón. Tenéz toda la razón. No sirve que lo siga haciendo. ¿Qué carrera puedo hacer?

La respuesta era tan obvia para mi como para ella.

-Arte- le dije, levantando un brazo.

Sus dibujos eran muy buenos. Su trazo limpio y prolijo y era creativa en sus diseños. Sin embargo, en su cabeza era una carrera de poco prestigio. Debía hacer el cambio de mentalidad antes de comenzar.

A la mañana siguiente me llamó para decirme que lo va a hacer y me pidió que la acompañe para anotarse. Se la veía contenta y más aún lo iba a estar con la noticia que yo tenía para darle.

-Te conseguí trabajo. Medio tiempo como asistente en un pequeño negocio de ventas. Un trabajo sencillo y que te va a dar un poco de dinero.

Aquel fue el principio de la nueva vida que le ayudé a que tenga y noté como poco a poco ella fue madurando.
Había hecho un cambio tan grande que ni siquiera los padres, que se habían reconciliado, lo podían creer, pero nadie, absolutamente nadie, me dio crédito por ello.
Lejos habían quedado las drogas y las mutilaciones y, al parecer, también yo.
Me evitaba, no me hablaba y casi no nos veíamos. Menos que menos hacíamos el amor, una práctica que quedó en desuso en nuestra relación.
Con el paso del tiempo, ella ya había logrado una nueva vida, muy distinta a la anterior y en sus planes no estaba yo.
Pensé erroneamente que haberle salvado la vida fuese suficiente como para que se quede a mi lado, pero fue todo lo contrario y fue el punto del fin para mi estadía en su corazón.

Después de 4 años de relación, me llegó el rumor que ella estaba en una relación formal con otro, mientras que estaba «oficialmente» conmigo. En las fotos de las redes sociales los describía como un amigo, un amigo que luego pasó a tener derechos y que finalmente se convirtió en su pareja y todo esto a mis espaldas porque las fotos que subía eran privadas y además yo no era miembro de aquella flamante red social.
A pesar de todo yo seguía feliz. Tenía novia que por fin era feliz y aunque la veía poco, me imaginaba un futuro más serio, juntos. Yo estaba seguro que me amaba tanto como yo a ella, pero como dice la canción, todo tiene un final y todo termina.

A punto de entrar a rendir un examen parcial, me suena el móvil. Era ella pidiéndome que nos veamos de forma urgente.
Acudí al lugar de encuentro, una casa de comidas rápidas y apenas nos sentamos a comer me dijo que ya no quería continuar juntos y me confesó que estaba saliendo con otro y que estaba enamorada de él.
Después de incontables engaños, despues de haberle salvado la vida, después de ayudarla a crecer, después de tratarla durante años como una reina, me pisotea y me deja tirado en al arcén, dejando mi corazón destruido frente a la mirada de varios comensales.
Quedé mal. Me costó regresar a mi casa. Mi caminar era lento y desganado. Lloré, lloré mucho encerrado en mi habitación y no quise salir en varios días. Mis padres se preocupaban por mi pero yo fingía que estaba bien y que estaba estudiando. Les mentía todos los días para que me dejaran solo, solo con mis lágrimas.
Desde aquel primer día la llamé una y mil veces. No atendió ninguna de las llamadas.
Agoté todo el saldo del móvil en mensajes de amor y no recibí ninguno.
Fui a buscarla a la salida del trabajo pero nunca la encontraba.
Había desaparecido y en un mes de que me hayan dejado, solamente recibí un mensaje de texto de su teléfono diciendo que no la busque más.
Mi cabeza no lograba entender como había llegado a esta situación y qué es lo que había hecho mal. Le mandé varios mensajes pidiéndole disculpas por todo y que quería estar con ella. Tenía miedo a quedarme solo por el resto de mi vida, a pesar de que por dentro sabía que iba a estar mejor sin ella.

Y así los días fueron pasado, luego las semanas y los meses y yo pensaba cada día en ella. Veía las fotos y añoraba volver a aquellos tiempos de felicidad.
Ya no le mandaba mensajes, pero revisaba las fotos que colgaba en Internet examinando que tenía el otro que no tenga yo. Más dinero era lo obvio. Mientras que yo apenas podía pagar unas cenas en restaurantes y algunas salidas y regalos, con el otro ostentaba una buena vida de viajes, autos y departamentos propios.

Pasado un año me permití olvidarla y comenzar a sonreir nuevamente.
Había conocido a una chica, quien sabe como, que poseía una mirada tierna.
Ella realmente me quería, se le notaba en el rostro.  Se trataba de una persona totalmente distinta a mi primer amor.
Tiernos abrazos, dulces besos y dueña de un corazón noble. Más de una vez me sorprendió planificando salidas según mis gustos. Que se interesaran en mi era una nueva sensación.
Geacias a ella pude comenzar a olvidar, pero la herida dentro mío no estaba cerrada y los puntos se abrieron cuando recibí su llamada.

-Necesito verte urgente- me dijo sin posibilidad de negarme.

Mi cabeza fue una nube de pensamientos y tenía miedo a caer nuevamente en sus encantos.
Mis miedos y temores se hicieron realidad. Ella estaba exactamente igual que la última vez que la vi. Me saludó con un beso en los labios, que no esperaba y no pude evitar, y me habló incongruencias sobre llamados que podía recibir y posibles amenazas. No entendía nada de nada pero tampoco prestaba atención a lo que decía. Estaba inmerso en su ser, nuevamente había quedado cautivado por sus encantos.
Pocos minutos después, se despidió y yo volví a ser quien era un año atrás.
Me separé de la pareja que tenía y me enfoqué en volver a conquistar a aquella misteriosa mujer.

Regresé a mi amargura y soledad, incrementada ahora por el enojo de otra mujer a la cual dejé cruelmente.
Volvieron a pasar los días, las semanas y los meses y yo seguía estando triste.
Casi un año después, luego de un esfuerzo sobrehumano mío de evitar a toda costa ver sus fotos en Internet, decidí volver a verla para poder encararla y cerrar esta historia. La cité en una pizzería y le obligué a que fuera, me lo debía. Quería terminar con todo esto.

Quería terminar con el ingenuo amor.

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