Te quiero…pero no tanto

Te quiero, pero no te amo.
Así como el rocío impregna suavemente a las hojas en una cálida noche de verano y no las moja del todo.
Igual que un destello apenas visible en el firmamento cuando buscas consuelo.
Tan solo como un recuerdo, cuando me invade el olvido.
Puedo volar solo, más no te llevo conmigo.
Debes entender algo, algo que ahora te digo.
Tengo un ala abierta y cargarte no puedo.
Puede que la otra la extienda algún día, o tal vez no. Tal vez nunca.
Aunque puede ser hoy, mañana o tal vez en mi lecho de muerte.
Puede ser que lo haga al dar mi último suspiro en esta vida.
Puede ser que en ese instante te abrace con el fulgor del fin del aliento y puede que en ese instante, tan solo en este instante, ya no te quiera, sino que te ame.
Cuando pase, de una cosa debes de estar segura, de que extenderé mi manto bajo tu figura, de que te cubriré y no te dejaré y de que por fin, solo por fin, le diga adios a la amargura.

Curso de hombría

-¿De qué te sirve un abogado durante el Apocalipsis? ¿O un contador? ¿Un programador? ¿O incluso una persona de recursos humanos? -comenzó a decir el orador.

El curso era gratís, brindado por un hombre, uno de esos hombres de antaño que saben hacer de todo lo que la sociedad moderna nos acostumbró a tener. En el mundo de antes  él era un nadie, luchando día a día por la comida, pero ahora ese hombre era lo más cercano que teníamos a un Dios.

-Aprenderán a sobrevivir, aprenderán sobre plomería, reparaciones básicas del hogar, mecánica automotríz. Les enseñaré a afilar cuchillos y a faenar a los animales que tengamos, para que de esta forma estemos todos unidos para darle batalla a este nuevo mundo.

Estaba en su salsa, eso era indudable. Engreido en sus conocimientos, pero debíamos escucharlo. La tecnología ya no existe, murió al desaparecer casi la totalidad de la vida sobre el planeta. Internet y lo que representaba ya no era de importancia.
No somos ni 20 personas en el curso, sin embargo, somos todos los que quedamos en la ciudad y en las ciudades cercanas.  Teníamos que escucharlo a él, a nuestro rey sin corona.

-Sus profesiones ya no sirven, sus conocimientos en computación son inútiles. Ser negro, gay, trans o distinto no nos ayuda a sobrevivir. Debemos pensar como uno y actuar como uno. Escúchenme, sigan mis consejos y les prometo que no solo sobreviviremos, sino que tendremos una vida con las comodidades del pasado.

Todos vitorearon. Todos, incluso yo. Un oficinista común y corriente, empleado de una firma de abogados que nunca supo esto de ser hombre. Si el auto se estropeaba llamaba al auxilio, si las canillas perdían al plomero, si tenía hambre al restaurante. Mi vida era una vida normal, sencilla se podría decir, sin darme cuenta de las comodidades en las que vivía. Se ve que estabamos todos, salvo nuestro salvador, en una situación similar. Obtusos, miopes y hasta torpes en las labores más sencillas. La vida moderna nos había relajado y el rato libre era para los pasatiempos.

-Luchar por un sueldo no tiene sentido cuando el dinero no sirve. Ser un abogaducho que solo repite ‘daños y perjuicios’, ‘daños y perjuicios’ y ‘daños y perjuicios’ una y otra vez es inútil.

Se ve que nuestro heroe estaba descargando conflictos internos del pasado. Algo que todos nosotros hicimos al recordar a nuestras familias y al no tenerlas, los descarga con sus frustraciones económicas. Lamentablemente tenemos que sorportar esos comentarios, esa publicidad antes del video, porque necesitamos de sus conocimientos.
Estaba ansioso por aprender, quería poder aprender para luego tomar el problema con mis manos y resolverlo, pero sus discursos eran eternos a veces.

-En el día de hoy aprenderemos sobre plomería, como arreglar canillas para que no pierdan. Recuerden, el agua que tenemos es limitada y cada gota vale.

-SI- grité emocionado.

Todos me miraron y bajé la cabeza. Al fin podría aprender aquello que tanta frustración me dio en la vida anterior.
Nos encaminamos al lugar de prueba, yo en primera plana, ansioso por aprender.

-Comencemos. ¿Algún voluntario?

Inmediatamente avancé y me coloqué entre nuestro salvador y la canilla de pruebas.

-Abrela con cuidado y te mostraré exactamente y con mucho detalle que debes hacer.

La abrí de un tirón a causa de mi emoción y el agua salió disparada, mojándome por completo.

-¡Éres un imbecil!- fue lo último que escuché decirle antes de recibir su golpe.

Desperté con dolor de cabeza y con la sábana mojada.

«Otra vez no» lamenté mientras escuchaba a la maldita gotera de la canilla del baño.

Todos los plomeros me rechazaron. Tenían trabajos más importantes que mi pequeño problema, pero para mi aquello era lo más parecido al fin del mundo que podía imaginar.

-¡Maldición!- exclamé. -¿Por qué rayos no sucede el fin del mundo de una vez?

Hasta acá y ni un paso más, que vida difícil

Dios mío, hace cuanto no escribo.
Perdí la consistencia, me siento flojo.
Tunante al escribir, bizarro al imaginar, más ahora soy solo uno más.
La situación, la lucha permanente en esta vida, en el sitio que me vio nacer me alcanzó finalmente.
Este es mi corazón abierto, mi mente que ya no piensa. Historias y proyectos pausados y cancelados, no puedo completarlos. Oh, mi ansiada novela, trilogía inconclusa por si las hubiera. Deseo poder completarte, pero si lo hago ahora será nada, polvo, sombra de lo que pudo haber sido. Que dilema. La falta de esmero me hace caer en el olvido. Historias que no llegarán a su bicentenario. Tenía pensada una historia delirante para el festejo, una reunión de mi pasado y presente, desde mi pésima escritura y magnífica imaginación pasando por el punto caramelo de la cuestión y llegando a estos días de mejora al escribir pero con pensamientos lineales. ¿Habré llegado al cúlmine de mi inventiva? ¿Será acaso que por fin necesite ayuda externa? No me atraen y eso que probé un buen surtido del menú tanto de cantina como de restaurante gourmet. Siempre tuve la cabeza despejada y creía que era especial, pero se ve que se necesita un vicio y la vida y los vicios no van de la mano.
La economía es el principal obstáculo. Si tuviera el dinero de mi vecino podría dejar mis obligaciones, mi trabajo y mi vida para dedicarme a mi pasión. Pero no lo tengo. No soy pobre aunque tampoco me puedo dar el placer de la jubilación prematura.
La familia le sigue. Si no tuviera hijos tendría más tiempo libre. Incluso si tuviera el dinero suficiente contrataría cuidadoras para ellos. Pero esa es otra historia.
La pareja en un tercer lugar. El tiempo agotó la relación. Palos tras palos, discusión tras discusión, concurso para saber quién tiene la razón.
El trabajo, el maldito trabajo que aborrezco y desearía haberme marchado hace tiempo. Obligación que me consume de tiempo y alma y me regresa a mi hogar, cansado y sin ánimos, solamente para tener que confrontar a mi pareja y cuidar de mis hijos mientras que mi cabeza piensa como sobrevivir el mes hasta que me quede dormido mirando la televisión o algún video con el móvil. Repetir al infinito.
Rutina agotadora que solo me despierta en los eventos importantes. Cruel es porque desea que vea en el espejo el efecto del paso del tiempo. Mi cabello negro posee brillantes cuentas plateadas. Mi oscura barba dejó de serlo, el blanco ocupa mayor terreno y poco a poco va ganando la batalla. Mis ojos están arrugados y mis manos están marcadas con infinidad de líneas. Mi barriga aumenta y mi cuerpo decae. Te maldigo vidrio con dinero reconvertido en espejo.
Dejo aquí este escrito, mi última balada antes de cerrar el boliche. Buenas noches a todos….

— o —

-¿Dinero? ¿Oblicaciones con los hijos? ¿Rutina? ¿Buenas noches a todos? ¿Qué es esto?. Lean, ¿podés venir por favor?

-Ya voy, papá. Esperá un poco.

-Vení ahora. Dejá todo lo que estás haciendo.

-Uff…¿qué querés?

-Encontré esta nota, vení y sentate, quiero que hablemos.

-Esa nota la escribí para mi, no necesito tu opinión.

-Solo quiero hablar con vos, hijo. Esto me preocupa y quiero que charlemos, quiero que me cuentes por qué te sentís así.

-En la nota lo pongo todo, no hace falta mayor explicación y la verdad es que no estoy de humor ni con ganas de hablar.

-Esperame un segundo que cierro la puerta…ahora sí. Lean, estás equivocado en lo que escribís.

-¿Siempre estoy equivocado?

-No hijo, no siempre. Pero ahora, con esto, si.  Y lamento que hayamos tardado tanto en hablar.

-No tengo ganas, pa. Mi vida es mala y no estoy feliz.

-¿Por dónde comenzamos? ‘La economía es el principal obstáculo’. ¿Desde cuando te importa la plata?

-Desde que no la tengo y lo sabés. Desde que me sacaron todo el esfuerzo. Lo perdí todo, años de sacrificio para que en segundos se pierda.

-No me gustan las comparaciones, pero por ahí te ayudan a ver la felicidad. Yo nunca tuve nada. Mis papás, tus abuelos, no tenían para comer y desde muy chico, mucho antes de lo que vos te imaginás, yo trabajé y todo iba para alimentos, no me quedé con nada. Entre lo poco que juntábamos los tres, podiamos comprar comida y ropa para para ellos, para mi y para tus tíos. De grande perdí a mi mamá, de golpe y sin previo aviso me la quitaron. La extraño cada día, no sabés cuanto, al igual que a mi papá, pero perderla a ella tan joven fue un duro golpe. Debí trabajar aún más y lo sigo haciendo al día de hoy. Sufriste un duro golpe, pero lo que perdiste se recupera. Yo no conocí lo que era la comida de un restaurante hasta que fui mayor de edad y ahora a tus hijos y a tus sobrinos los llevo desde que pueden comer. Vos nos tenés a nosotros que te damos una mano en todo. Yo no conté con nadie.

-Conozco tu vida, pa. Se lo que hiciste y todo lo que lograste, pero yo no soy como vos. Yo no tengo tu garra ni tu fuerza de voluntad. Pensé que la tenía hasta que pasó lo que pasó y ahora no me queda nada. Soy ya viejo.

-¿Viejo por unas canas?  Dale che. Las canas y las arrugas muestran que estuviste viviendo, que cumplís tu vida. Tenés a tus hijos que están enormes y felices. Miralos a ellos, ellos te demuestran que estuviste haciendo las cosas bien. Como yo los miro a ustedes, a tus hermanos y a vos. Veo como formaron sus familias y como cuidan a sus hijos con amor. Eso,  hijo, te demuestra que el paso del tiempo es beneficioso.

La puerta se abrió y mi hijo mayor entró.

-Papá, ¿vamos a comer? La abuela nos está llamando.

-Si bebé, vamos.

-¿Por qué llorás?

-Es que el abuelo me contó un chiste tan malo que me hizo llorar de la risa.

Mi papá me dio un beso en la frente y luego salió del cuarto caminando de la mano con mi bebé, con su nieto. Que gran hombre es, como lo quiero. Optimismo serás bienvenido.

Unas cartas mágicas

Y así la encontré. Como sospechaba, en la llanura se encontraba aquella joya.
La perla amarilla esperaba a quien la deseaba, pero las trampas no fueron fáciles.
Soldados, caballeros, humanos, perros, gatos y hasta halcones formaban el ejército defensor del tesoro.
Pero nada de eso es rival frente a mi, frente a un ser superior a un dios.
Mi nombre lo perdí, recuerdos de mi vida mortal.
El ejército me rodea, pero sigo sin temor. Sus vidas son meros suspiros de mi existencia. No pueden lastimarme, ¿cómo van a hacerlo si no tengo un cuerpo?
Mi cuerpo, mi propia imagen es un diseño de mi mente y puedo modificarla a gusto. Solamente basta una orden de mi cerebro incorporeo.
Espadas, lanzas, ballestas, garras y uñas pretenden matarme. Sus filos derrotan a mi cuerpo inventado y lo hacen caer rodeado de un charco de sangre.
Súbitamente aparezco detrás de ellos, con una nueva coraza. Todos quedan sorprendidos y me vuelven a atacar. Aún quiero jugar con ellos. No quiero lastimarlos, no soy malvado. Busco salvarlos, a ellos y a todos los mundos pero no lo entienden. Necesito su joya, su perla amarilla y no comprenden mi plan, ni siquiera saben quien soy. Me estoy cansando.
Ya dejé atrás más de diez cuerpos y mi paciencia llegó a su fin. Si no retroceden, atacaré.
Debí pronunciar un fuerte hechizo para hacer aparecer al sol. Todo el ejército se evaporó con el calor del astro y yo lamenté las pérdidas. Quería contar con su ayuda para la batalla final que se avecina, pero la joya de la perla es de suma importancia. Una de las cinco joyas necesarias para recolectar el artefacto más poderoso de la historia.
Aún me quedan cuatro joyas y debo ir por la siguiente.

Que distinto que soy ahora. Todo lo que deseo se vuelve realidad. Los milagros son opciones de distintos desenlaces de acuerdo a mis ganas y voluntad. Los ríos dejan de fluir, las montañas me abren el paso, el sol envidia mi calor y el brillo de la luna es tenue frente a mi cabellera plateada. El mundo se rinde a mis pies. ¡NO! Todos los mundos se rinden a mis pies. Los mundos, planos habitados que nunca han visto a un ser superior a sus dioses me adoran. Un humano, un mortal, ascendido a un ente eterno, a algo que solo puede morir si así lo desea. Para matarme, me deben convencer de querer morir y eso es algo que aún no deseo.
Mi hermano, todo comenzó con mi hermano y su afán de querer superarme. Viviendo a mi sombra buscaba día y noche la forma de mejorar mis creaciones, mis máquinas, mis artefactos. Pero yo era superior, siempre lo fui y él nunca lo aceptó. Desde que nuestros padres murieron que me convertí en su protector aunque sin descuidar mi vida y finalmente, cuando fue maduro de sesos, le permití abrir sus alas. Que error cometí, hermano mío. Tu partida es culpa mía en su totalidad. No, en casi su totalidad. Caiste, te sedujeron y te secuestraron. Te hicieron perder la cabeza, enfrentarte a mi. Todo por abandonarte y no ser el padre que necesitabas. No temas mi hermano, descansa en el cielo y yo tomaré venganza por tu sufrimiento. Encontraré las joyas y al poderoso artefacto ancestral y por fin, solo por fin, no desearé más vivir. Por tí, hermano mío, aunque me tome siglos y milenios.

La joya azabache se encuentra en el milenario pantano de los muertos. Un nombre que no hace justicia a su verdadero terror. Nunca me hubiese acercado a aquel lugar, pero las joyas me llaman. Saben que las necesito par combatir al mal que destruyó a mi hermano.
Son importantes, las 5 hermanas, juntas pueden invocar al arma definitiva contra el mal.
El pantano es inmensamente profundo, todo lo que no flota en él se hunde durante siglos hasta que no quede nada de su cuerpo. La joya se encuentra en el centro de la cueva que flota en la parte más alejada. Imposible de llegar hasta allá, ni caminando por aquellas aguas negras ni volando a través de la impenetrable maleza, pero, si algún aventurero pudiera buscar la forma de flotar sobre el pantano, el mero hecho de tocar la cueva provocaría su hundimiento y la pérdida de la joya azabache.
Trampas imposibles para el común de la gente, pero yo no soy ni común ni humano. Soy un ser de energía pura y no tengo cuerpo. No camino, ni siquiera floto en el aire. Me muevo por mis pensamientos, basta con pensar en el lugar o con solamente verlo para llegar.
Tomar la joya me costó poco trabajo y me demoré solamente en apreciar al milenario pantano de los muertos. Una verdadera trampa mortal, para los mortales por lo menos.

Maldito señor de las máquinas, vas a pagar con tu vida el daño que le hiciste a mi hermano. Juro destruirte, pero a la vez te deseo. Tu mundo, tu plano, tu propia creación me dejó asombrado. Lleno de vida artificial creada por ti. El sueño que no puedo crear, ni cuando era mortal ni ahora que soy más que eso. Tus creaciones son otra cosa. Lograste infusionar la vida en el metal y quedé enamorado. Destruirte es destruir mi sueño y mi sueño vale más que mi hermano. Las dudas me llenan.

La joya rubí se encuentra en la cima de la montaña ermitaña. Allí el viento es abrasador, capaz de desgarrar la piel de cualquiera que se acerque a su base. Relámpagos y bolas de rayos recubren la primera de las 3 postas. El viento abrasador no me afecta, pero los relámpagos pueden dañar mi cerebro. Debo proceder con cuidado. El maná rojo de la montaña me debilita. No debo permitir que me toquen. Por primera vez debo usar mi armadura, pero para eso debo poseer un cuerpo mortal. Es arriesgado, pero sino no puedo avanzar.
Finalmente llegué a la segunda posta, guarida de infinidad de dragones. Ya no necesito la armadura, los dragones son menos que ratones para mi. Menos incluso, aquellas terribles criaturas me representan mero polvo, con solo un soplido puedo hacerlas desaparecer.
Pero un mortal… Pensé .
Incluso el más poderoso de los mortales se las vería negras frente a estos seres alados incluso luego de haber superado el viento de la base y los rayos de la primera posta.
La tercera posta era tomar la joya en si. No habían dragones, tampoco bolas de rayos, nada de nada. La calma del ambiente helaría la sangre de cualquier. La joya se encontraba en la cima de la montaña, una cima fácil de alcanzar desde la tercera posta. El aire fortalecía el cuerpo desgastado, era un placer, más bien, era un premio a la gallardía.
Al acercarme a la joya, el calor comenzó a crecer exponencialmente. Al instante supe que tomarla significaría la calcinación de mi mano y no estaba errado. Mi brazo entero desapareció a escasos centímetros del rubí. Lo reconstruí más fuerte, sustituyendo la carne por metal duro y pude llegar a tocarla, pero nuevamente mi brazo entero desapareció a causa del calor.
Perdía valioso tiempo mientras me preguntaba quién pudo haber diseñado tan majestuosa trampa y como la misma joya no era derretida por el calor.
Nuevamente endurecí mi brazo, ahora una capa de magia protegía al metal y con eso bastó para tener la tercera de las cinco joyas.

Tan solo me faltan la esmeralda y el zafiro. Aguanta hermano mío, pensaba mientras ponía a resguardo a la tercera de las joyas.
A cada una la trasladé a otro mundo, a otro plano, lugares bajo mi protección, donde puedan estar seguras hasta que las cinco hermanas sean reunidas.
Te extraño. ¿Hace cuanto no te veo? No lo sé. El paso del tiempo no me afecta. Muchos amigos han muerto hace siglos y tu, hermano, probablemente hace milenios. No tengo referencia, estoy perdido, solo, nadie más comparte mis pensamientos, pero si comparten la existencia. No soy el único. Hay otros como yo, bueno, como yo ninguno, nadie posee mi inteligencia ni comparten el miedo que le tengo a la guerra que se avecina.
Ellos viven su inmortalidad, cada uno de acuerdo a su forma de pensar, tan importales y poderosos como yo, pero a la vez inferiores a mi. No solo mi inteligencia es superior, sino que tengo mis ojos, mis ojos son una fuente de poder, fuente que todos envidian y a causa de eso me temen. No solo soy inmortal como ellos, sino que tengo a mis ojos que me pone un escalón encima de cualquiera. De cualquiera salvo el señor de las máquinas, él realmente es distinto. Omnipotente y omnipresente en su mundo, algo que ni siquiera yo puedo lograr.

La joya esmeralda se encontraba oculta en alguna parte del bosque viviente.
Sus árboles poseían vida y desplazaban la joya de un lugar a otro bajo tierra ante el más leve movimiento.
Imposible seguir el movimiento de algo que ni siquiera es visible a los ojos, pero la joya me llama y me revela su posición. Puedo perseguirla hasta el infinito y los pueblos arbóreos no lo entienden. Me atacan junto a los lobos y a los osos pardos. Los elfos bloquean mi cuerpo con su magia.
Es la primera vez que siento dolor. Los elfos son seres poderosos y no puedo bajar la guardia. Debo ocuparme de ellos primero. Intenté el diálogo, pero no me escuchan, siguen a su dios, a su diosa mejor dicho. Un ser como yo, un ser superior que los elfos llaman dios pero que su naturaleza es superior. Hablé con ella, le conté todo. Sobre mi hermano, sobre el místico «Loto Negro» y sobre la inminente guerra.
Me creyó, ella atestiguó la destrucción de parte de su reino por parte de la plaga del «señor de las máquinas», sin embargo, me creía a mi más demente y peligroso.
La infección de la plaga es ya conocida y temida en muchos mundos, muchos planos pero yo provoco aún más temor. Me costó convencerla, sin su ayuda no podría obtener la joya esmeralda y no quería luchar, la necesitaba viva y como una aliada a mi coalición.
Aceptó bajo la promesa de que ella estaría presente en el momento de dar el golpe y que después de que todo haya terminado yo me marche del bosque y de su mundo para siempre. Ella conservaría la joya hasta que reuna las otras cuatro, le advertí que estar presente frente a las cinco podría destruirla y por eso las mantenía separadas en otros planos, pero confiaba en su magia. Acepté y partí.

Ya solo me falta una, el zafiro, oculta en un cofre en las profundidades de la isla perdida, una isla que solo es visible durante unos pocos minutos cada una docena de lustros.
Poseía una escasa hora, pero recuperarla no fue dificil.  Simples piratas, ballenas, tritones y cuanto animal acuático existía velaban por ella, pero la más grande trampa era el corto plazo de existencia de la isla.
En segundos la tuve, la más fácil para el final, la última de las joyas y ahora podía dirigirme al erial. Ya falta poco, hermano.

El inmenso erial, aquí se encuentra el todopoderoso «Loto Negro», el artefacto más valioso de toda la creación.
El nombre de quien diseño aquel artefacto me es desconocido, sospecho que fue obra del mismísimo «creador de las máquinas» que tanto admiro y que odio a la par.
Junté las cinco joyas, acompañado de mi nueva compañera y la explosión que provocó fue devastadora, aniquilando a la diosa élfica y dejándome a mi al borde la la desaparición. Mis ojos me salvaron y con ellos me pude reconstruir.
Al esparcirse el polvo, el mítico artefacto apareció. Flotando, me llamaba con un fuerte grito. Mi nombre mortal me ensordecía los oídos. El mundo comenzó a temblar, mi mente se iba. ¿Acaso era mi fin?

-o-

-¿Otra vez delirando? Es tu turno, ¿podés jugar de una puta vez?

Tuve que volver a la realidad luego de la zarandeada de Richard.

-Si, bueno, perdón. «Loto negro», «montaña», «canalizar» y por último «bola de fuego». Gané.

Richard se fue de mi casa y no me volvió a hablar en varios meses. Perdí al amigo que era como mi hermano, pero por lo menos ya nadie me va a molestar en mis sueños.

Un mundo de locura

-Joder que resulta complicado esto.
-Venga ya, sin mariconadas que esto es sencillo.
-Mejor juguemos con el balón plano de toda la vida.
-Pero no, te digo que es mejor jugar con un balón esférico, como la tierra.
-¿Otra vez con esas tonterías? La tierra no es una esfera, métetelo en la cabeza, colega.
-La tierra es esférica, es un globo, una bola de boliche.
-¿Qué la tierra es como una bola de boliche?
-Si, bueno, algo así. Es una circunferencia.
-Ya me tienes podrido con estos temas, me piro.

Uno de los dos jóvenes se fue, dejando al otro en el campo, con su extraño balón esférico bajo su pie derecho.
El capitán era el mejor jugador del equipo, por lejos, pero sus discursos conspiranoicos saturaban a sus compañeros, discursos que muchas veces se daban en medio de los partidos.

-Por algo se llama planeta y no redondeta, porque es plano, que va- le dijo el defensor luego de haber dejado pasar al rival sin darle mucha pelea durante el penúltimo partido del equipo antes de finalizar la liga.
-Te han lavado el cerrebro.
-El lavado éres tú, tío. Deja ya y echa a correr que perdemos cuatro a cero.

El partido finalizó con un contundente siete a tres y los equipos se retiraron a los vestuarios.

-Si lo ponemos en perspectiva y no contamos los primeros cuatro goles, hemos empatado- opinó el 9.

El equipo completo echó a reir.

-Un resultado muy redondo- dijo el arquero automáticamente poniendo sus manos en su boca, intentando tapar sus dichos.
-Claro, redondo como la tierra- dijo el capitán y mejor jugador del peor equipo de la liga.

Todos lo miraron y el arquero exclamó: -¿Una tierra esférica? ¡Este es un mundo de locura!

—- o —-

-Pero no. Por supuesto que no. Es completamente inmoral y no estoy de acuerdo.
-Yo tampoco lo estoy.
-Es inadmisible.
-De tan solo pensarlo me dan ganas de vomitar.

El revuelo generado en el recinto fue tan grande que nada se podía entender de los gritos que hacían eco.
De los más de cuarenta miembros de la sala, un hombre en solitario propuso aumentarse el sueldo, no solo el suyo sino el de todos los allí presentes, generando un caos que casi termina en linchamiento.
Finalmente la decisión fue unánime y a aquel hombre se le dio una oportunidad de continuar en el resinto firmando un escrito de renuncia y que nunca más propondría semejante barbaridad o claudicar. Optó por la segunda al considerar a todos locos.

-¡Nosotros ayudamos al pueblo, tomamos las decisiónes para mejorar sus vidas! -exclamó el hombre que debió ser sacado a rastras.
-¿Pedir más plata?- ironizó el presidente del lugar. -Les advertí que este trabajo les traería locuras, pero aquel hombre se pasó.

Los restantes miembros del congreso echaron en risas. La sola idea de cobrar más que el mínimo les era ridícula.

-Esto es tan absurdo como la idea de tu hijo de que la tierra es esférica- rió uno de los miembros más antiguos al hablarle al presidente del recinto y actual vicepresidente del país.

-Ja ja- respondió -Creo que este loco y mi hijo se llevarían bien.
-¿Una tierra esférica y unos diputados que ganen más que el mínimo?
-Realmente este es un mundo de locura.

—- o —-

-Entre tu hijo que insiste en viajar a la Antártida para comprobar que no existe el fin del mundo y el nuevo diputado que pretende que cobremos más que el mínimo por nuestro trabajo, esto se está convirtiendo en un mundo de locura.

El vice presidente hablaba con su esposa durante la cena. Comían solos, su hijo pasaba día y noche encerrado, planeando los detalles del viaje -¿postre?

La mujer asintió sonriente. -Era una sorpresa. Preparé un budín relleno de licor.

Al hombre se le hizo agua la boca. Se les había terminado el vino y no quería gastar en una nueva botella, pero no se iba a negar al placer de un buen postre embebido en ambrosía, sin embargo, al recibirlo, su cara cambió. El clásico budín rectangular había sido reemplazado por uno redondo.

-No me digas que caiste en las garras de tu hijo y su discurso de círculos por favor.

-Hablé con él, si, como hago cada día, pero esta resultó una muy buena idea. El relleno lo coloqué en el centro y se distribuyó mejor por toda la superficie. ¿Acaso te molesta la forma?

El hombre negó con la cabeza. -La forma es lo de menos, mujer. Seguramente está delicioso, pero no quiero que te llene la cabeza con sus locuras.

-¿Locuras? -repreguntó la mujer. -Locura es lo que pasó hoy en el banco. Un hombre que estaba en el medio de la fila, comenzó a gritar para que dejen pasar primero a una mujer que estaba en silla de ruedas.

-Dios mío, otro loco más- respondió el otro mientras se zampaba el postre.

-Ni te imaginas el escándalo que armó. Encima lo peor fue que al momento en que la mujer en silla de ruedas terminó el trámite, apareció un viejo en bastón y comenzó con el mismo griterío para dejarlo pasar y lo mismo hizo para una mujer embarazada. Como consecuencia, al hombre lo echaron del banco luego de habenos hecho perder casi una hora de nuestro tiempo.
-Hay cada loco. Pareciera que quien que más grita es quien más merece ser escuchado.
-Pero nos hicieron perder el tiempo, ¿no merecen alguna condena?
-La mejor condena es la social, mi vida.
-¿Darle prioridad a otras personas?. Realmente este es un mundo de locura.

¿Quién se salva?

-¡Inmoral!
-¡Hipócrita!
-¡Embustero!
-¡Judas!
-¡Desleal!

Las palabras no parecían tener efecto en quien debiera ser su receptor.
El hombre a quien intentaban persuadir se había enriquecido de forma ilegal a costa del ingreso, del esfuerzo y de la sangre de quienes debía ayudar que ahora debían luchar por subsistir.
Pruebas no tenían, pero la evidencia era irreprochable. Aquella persona hacía gala de sus flamantes y brillantes bienes sin ningún tipo de reparo. Lamentablemente nuestro sistema no funciona sin pruebas y si estuvieran, no podrían hacer funcionar a la tuerta justicia.
Cambiar alas destrozadas de cartílagos débiles por otras de Titanio y poder alcanzar alturas imposibles para las aves comunes y corrientes fue lo que logró a cambio de vender su alma.

-¡Hijo de puta!
-¡Nos morimos de hambre!
-¡Morite!
-¡Basura, sos la dictadura!

Paralelamente, otra figura pública era agredida tanto física como verbalmente. No se conocían casos de negociados ni defraudación al estado, pero se le acusaba del mal resultado de sus políticas y principalmente de ser un opositor al partido reinante.
La justicia no era tuerta de su lado y aquella persona debió dimitir para conservar su integridad física y su alma intacta.

Dos casos comunes y corrientes, dos situaciones que lamentablemente son normales y dos maneras de tratar al alma: el cuidado y la distancia.
Que gran invento aquel, el alma, la buena voluntad de las personas, aquello que los vuelve inmortal. Veintiun gramos de existencia que revelan la automática existencia de Dios.
Un método creado para controlar a toda la humanidad, sin importar religión ni procedencia.
Hay que ser una buena persona, hacer buenas acciones para que tu alma las almacene y se las presente a Dios (cualquiera que fuera) y de esta forma, poner en marcha el mayor método de adoctrinamiento de la historia de la humanidad.
De esta forma, cada ser humano se autoregula y se suma al bando de los buenos.
Padres que transmiten a hijos, hijos que profesan las mentiras que sus padres tomaron por ciertas. El alma es la mayor mentira y la más mortífera arma jamás creada.

Así, quien abandona su alma puede disfrutar de los placeres que existen sin el maldito sentimiento de culpa.
La culpa nos detiene, incluso nos hace retroceder.
«Tengo pareja, no puedo hacerle esto»
«Me gustaría ir pero ya me comprometí con otra cosa»
«No quiero esto si se que los demás lo perdieron»
Decenas de ejemplos almacenados en cada alma y aunque no iguales, cada uno los habrá experimentado a lo largo de su vida.
Maldita culpa que nos acosa a quienes fuimos buenos de alma.

 

Estando en el Hádes o frente a los arcángeles o frente a Osiris o incluso frente a los sabios judíos, nuestra alma será juzgada por los pecados de nuestras vidas. Pecados creados y escritos por los hombres pero aceptados por los dioses.
Frente a todos ellos se van a juzgar a ambos hombres, al que vendió su alma y al que la fortaleció y una sola pregunta me surge:

¿Quién se salvará?
La respuesta es muy sencilla: NADIE.

Disfruta tu vida.

Ser un parásito (el juego)

Comienzas el juego con 17 años. Te queda un año de clases para terminar el secundario. Provienes de una familia de clase media que sobrevive haciendo malabares, pero que a veces tiene un golpe de suerte y se puede dar algún lujo. En muchas palabras, eres un chico común y corriente.

Comienzas las clases del último año escolar y un chico se te acerca. Te invita un porro.
Aceptas y la vida nunca te pareció tan relajante. Días después, el mismo chico te pregunta si querés salir del colegio para probar otros tipos de drogas.

Tu:
a) Aceptas
b): No aceptas

Opción a): Comienzas a escaparte de las clases para experimentar con las drogas. Tus notas bajan y tus padres son alertados. Tus ausencias son notadas y te conviertes en un fantasma en el aula:

¡Felicidades! Te has convertido en un yonki.

Necesitas plata para tus suministros. La diosa narcótica te tiene atado y de sus garras uno no escapa tan fácil.
Tu mente no estaba preparada para el robo, pero tu cerebro está siendo rápidamente consumido:

Tu:
1) Decides salir a robar.
2) Decides conseguir dinero por otro lado.

Opción 1): El camino que tomaste ha destruido tu vida. Eres un malandra y a menos que un milagro suceda, tu vida será corta y desgraciada.

Opción 2):  Mendigar no sirve. Pedir no sirve. Aún no estás en condiciones de recibir ayuda social. No te queda otra opción que salir a robar. Vuelves a opción 1).

Opción b): No aceptas. Decides que un porro cada tanto está bien, pero no te interesa abusar de la droga.

¡Felicidades! Te has recibido del secundario.

Al cumplir los 18 años, piensas si debes estudiar, trabajar o descansar por un año de todo. Sin embargo, no puedes descansar sin dinero, por lo que decides suspender el estudio universitario por un par de años para juntar algo de dinero y poder disfrutar. Viajes y vacaciones.

Comienzas a buscar trabajo y lo encuentras rápidamente en un pequeño negocio familiar. Tus pintas dan buena sensación y el dueño te dice que pareces ser un chico serio. Te informan el horario de trabajo y el sueldo que te pagarían. Recibís la noticia con tristeza. No era ni por asomo lo que esperabas ganar:

Tu:
a) Aceptas el trabajo, ocultando tu disgusto por el sueldo.
b) No aceptas el trabajo, informándoles que gratis no trabajas.

Opción b): Intentas otros trabajos, pero la paga va de mal en peor. Finalmente alguien te explica que siendo joven y sin experiencia es normal que te paguen así y que siempre se debe comenzar por abajo. Te arrepientes de no haber tomado la otra opción.

Opción a):  Un trabajo no era como te lo imaginabas. Cumplir un horario, acatar órdenes y pedidos y hacer todo tipo de cosas era algo para lo que no estabas preparado. Sin embargo, el dueño siempre estuvo allí para ayudarte. Por algún motivo, te tenía en tu estima.

¡Felicidades! Has logrado tu primer trabajo.

El tiempo pasó y se cumplió el primer mes.

¡Felicidades! Recibiste tu primera paga.

Tienes una sensación extraña en el cuerpo. Tu primera paga era poca si, pero era fruto de tu esfuerzo y con esto comenzaban tus lujos y autonomía.
Fueron pasando los meses y mejoras constantemente tu ritmo de trabajo.

¡Felicidades! Tus esfuerzos son tenídos en cuenta por el dueño.

El dueño sabe que no te puede pagar más, aunque te lo merezcas y por eso te pone en contacto con un conocido que es gerente de una empresa importante.
Tienes una reunión y las condiciones de trabajo que te pasan son increíbles. Gracias a las referencias del dueño del negocio en donde trabajas, ofrecen ponerte a prueba por un mes.

Tu:
a) Aceptas la oferta.
b) Rechazas la oferta.

Opción b): El dueño agradece la confianza, pero considera que tu tiempo en el negocio familiar ya finalizó. Tu insistes en quedarte, a pesar de saber que nunca vas a tener una buena ganancia. Piensas que se lo debes.

Al poco tiempo, el dueño falleció y el negocio se cerró. Ahora debes buscar un nuevo trabajo y las puertas de la empresa que rechazaste se han cerrado.

Opción a): Aceptas la oferta. Le cuentas al dueño del negocio, le das un abrazo y le agradeces por todo.

¡Felicidades! Has renunciado a tu trabajo.

Comienzas el nuevo trabajo y como entraste en una posición más elevada, algunos empleados te miran mal y las quejas se hacen sentir.

Tu:
a) Hablas con ellos.
b) Te concentras en tu trabajo y los ignoras.

Opción b): Comienzas a trabajar arduamente. Te cuesta muy poco entrar en ritmo gracias al aprendizaje que recibiste en tu antiguo trabajo. Día a día sufres acosos por parte de otros empleados pero lo ignoras. Tus días son a veces solitarios, tus comidas también. Pero sabes que no les hiciste nada e intentas ignorarlos.

¡Felicidades! Comenzaste a trabajar en una empresa de renombre. Si cuidas el trabajo podrás crecer como nunca.

Opción a): Hablar con ellos y con recursos humanos no sirvió de mucho. Cuando alguien tiene en la cabeza algo metido, es muy difícil hacerle cambiar de opinión. Lo intentaste pero no te queda otra más que seguir tu trabajo.

Poco a poco comienzas a ganarte el afecto de la gente. Ayudas a todos sin pedir nada a cambio. Te enfocas en mejorar, en crecer, en aprender y en no decaer. Esta es una gran posibilidad que tienes y estás consciente de ello. Harás lo posible para hacer crecer el lugar que trabajo te dio.

¡Felicidades! Tus esfuerzos y logros son tenídos en cuenta por tu jefe. Muy bien.

No solo tu jefe te ve como te desempeñas, sino que otras personas ven tu tacto y tu forma de comunicación. Esas personas se acercan, quieren hablarte. Te ofrecen un puesto con ellos. Dicen que necesitan a gente como tu en su gremio y te prometen una paga muy superior a la que recibes ahora además de trabajar la mitad de horas.

Tu:
a) Aceptas. La tentación de ganar más y trabajar menos horas es muy difícil de resistir.
b) No aceptas. Recién comienzas en este trabajo y sabes que nada bueno llega con aquella tentadora oferta.

Opción b): Rechazas la oferta gentilmente y continúas con lo tuyo. Los hombres no te vuelven a molestar, entendieron que no te interesa vivir como rey.
Pasan los días y tu trabajo no es para nada olvidado. Tanto esfuerzo es reconocido.

¡Felicidades! Lograste el ascenso. Nueva oficina y mejor sueldo te esperan.

Entiendes que a grandes esfuerzos, grandes recompensas. Sabes bien que estás en un lugar donde el crecimiento es posible.
Pasan los años y tu productividad no decae.

¡Felicidades! Tu rendimiento sigue mejorando, el directorio pone sus ojos en ti.

La vida no podría ir mejor. Tus gustos y placeres son constantes, por fin disfrutas de la vida.
Sin embargo, tu compromiso con la empresa es aún muy importante. Valoras mucho tu trabajo, aún más ahora que conoces los beneficios del esfuerzo.

¡Felicidades! Luego de años de esfuerzo finalmente te ascendieron. Ahora tienes empleados a tu cargo. El nuevo cargo representa una gran responsabilidad.

Nuevo cargo, nueva vida. Hace rato que eres un adulto y te comportas como tal. Es hora de dejar los caprichos de lado y enfocarte en algo más importante.

¡Felicidades! Has logrado comprar tu primera casa. El crédito no se ve tan difícil de pagar.

Conoces a una chica que te atrae. Ella ve en ti a una persona responsable, con vivienda propia y con metas reales en la vida. Se siente segura contigo y el amor comienza a surgir.

¡Felicidades! Casa, auto y familia. La vida nunca supo más agradable.

Estás feliz. Vas feliz a trabajar y eso genera un buen humor en el ambiente. Tus días son hermosos y los disfrutas a pleno. Tu trabajo nunca fue tan productivo.

¡Felicidades! Tus acciones en la empresa te permiten mejorar en tu vida. Lamentablemente los malandras también lo notaron y planean el golpe.

Los días son grises. Tu productividad bajó. Las peleas constantes en casa te ponen de mal humor. Ya no quieren acercarte a ti para hablar. Tu mal humor es contagioso. Sin embargo, tu trabajo es tu trabajo y sabes que con tiempo todo se arreglará.

¡Felicidades! Has logrado tu primer ahorro luego del violento episodio sufrido. La vida ha pasado del negro al gris. Por las noches lloras a escondidas el esfuerzo perdido, pero no estás dispuesto a bajar los brazos.

La vida te dio un duro golpe, pero nunca te rendiste. No recibiste mayor ascenso pero tu posición era ya de privilegio. Más de 50 años trabajando en el mismo lugar. Meritorio por donde se lo mire.

¡Felicidades! Luego de años de trabajo duro te puedes retirar. La amargura quedó atrás y ya siendo anciano disfrutas del descanso con tu mísera jubilación. Nada te falta ni nada te sobra.

FIN DEL JUEGO ¿Te has convertido en parásito?

Opción b): Vas con ellos y escuchas el trabajo que te ofrecen. Parece un trabajo de ensueño. Primero necesitas afiliarte.

¡Felicidades! Te has adherido a un gremio.

Tu vocación para la parla es fenomenal, con tus palabras logras cerrar disputas y la gente comienza a tenerte en cuenta.

¡Felicidades! Has ascendido a gremialista.

Comienzas a interiorizarte en los trabajos. Diriges protestas y consigues la mayor cantidad de afiliados en la historia. Las cosas te están yendo bien.

¡Felicidades! Has ascendido dentro del gremio. Los peces gordos han puesto sus ojos en ti.

La gente confía en ti. Crees que contigo pueden mejorar las cosas. En tu cabeza comienzas a creer en el poder del gremio y en lo opresor que resulta el trabajo para muchos. Te consideras un gremialista distinto, un gremialista honesto y tus actos así lo reflejan. Tu eres distinto y en tu cabeza sabes que puedes ayudar.

Un hombre se te acerca, cree en tu honestidad y te ofrece pertenecer al gobierno, ser parte de su lista de diputados en las próximas elecciones. Quiere que utilices tu carisma para la verdadera política y para ayudar al país.

Tu:
1) No aceptas. El gremio es lo más importante para ti.
2) Aceptas. Ser parte del gobierno te es interesante.

Opción 1): Continúas en el gremio. Sabes que tienes todo para crecer y decides dar el salto.

¡Felicidades! Te has postulado para la presidencia del gremio.

Nada pueden hacer frente a ti. Los otros candidatos se bajan misteriosamente de las elecciones y el presidente actual te da su apoyo y te considera su mano derecha.
La gente te aplaude y tu barriga crece a la par que tu popularidad.

¡Felicidades! Te has convertido en el presidente del gremio. Tus palabras y tus acciones son temidas. Cuida ese nuevo poder.

Lo lograste. Eres el líder. Tu mandas, tu decides. Tu responsabilidad, los empleos y las mejores condiciones para el empleado. Posees mano dura y no tus condiciones son rígidas. Indomable comienzas a ser noticia en todos los medios. Tu poder crece y el gobierno te quiere de aliado.

¡Felicidades! Has comenzado tratos con el estado. ¡Cuidado! Tus casas y bienes están siendo investigados por la oficina anticorrupción.

No puedes creer que siendo un honesto trabajador y que con su esfuerzo pudo adquirir ciertos bienes que te traten así. Te consideras el primer gremialista honesto, sin embargo, el nuevo gobierno te está traicionando. No te queda otra que recurrir a tus recursos.

¡Felicidades! Gracias a los abogados, estás libre de cargo y culpa. Puedes disfrutar del fruto de tus propiedades. Mucho esfuerzo, pero Bali te espera.

Vacaciones y libertad. Todo sirvió. Tus abogados y tus «hacedores de justicia», como los llamas, han hecho bien su trabajo y merecen ser recompensados. Tienes vía libre.

¡Felicidades! Luego de años al frente del gremio, te retiras de la política y decides disfrutar a pleno de la buena vida.

FIN DEL JUEGO ¿Te has convertido en parásito?

Opción 2): Aceptas formar parte de la lista del candidato a presidente.

Aquel hombre tomó mucha popularidad en pocos días y se fijó en ti y en tu desempeño dentro del gremio. Quiere tenerte cerca.

¡Felicidades! Te has convertido en político.

Pareces haber sido construido para la política. Te mueves con agudeza y agilidad. Eres valiente y gallardo. Ayudas a la gente. Tienes el camino marcado.

¡Felicidades! Usted ascendió a diputado. Comienza la buena vida.

Lujos por poco esfuerzo. Te crees merecedor de tal privilegio. Sin embargo, algo dentro tuyo aún piensa que puedes ofrecer más a la gente a cambio de todo lo que recibes. Aún no has caído en el ansia de poder. Te propones mejorar y que el dinero no sea tu techo.

¡Felicidades! Usted ascendió a senador. Ahora tus palabras son mayores.

Nada frena tu camino al éxito. En tu cabeza sigue vigente la idea de ayudar a la población de todo el país. Tienes todo lo necesario y tu popularidad crece. Decides esperar a postularte para presidente, quieres actuar con cautela y durante 4 años te conviertes en un referente de la oposición. Todo el mundo apoya tus ideas. Nada ni nadie te puede detener. Decides postularte ahora si, sabiendo que cuentas con el apoyo popular.

¡Felicidades! Ahora eres el presidente de la nación. Lo lograste.

Presidente, el sueño máximo de cualquier ciudadano con ansia de poder. De ti depende sucumbir ante el mismo o realmente ayudar a la gente. Solo el tiempo lo dirá.

FIN DEL JUEGO ¿Te has convertido en parásito?

 

 

 

 

 

 

 

Nueva entrevista al creador de estas historias

-Bueno, pasaron, veamos…casi tres años desde la última entrevista que nos hicimos.
-¿Otra vez con esto?
-Si, así que colabora por favor.
-Bueno, está bien. Hagámoslo rápido que no estoy de ganas.
-Colabora por favor, que esto también lo hago a mi pesar y fue recomendación del psicólogo.
-¿Ese psicólogo que nos dijo que estábamos locos? Por favor, era un mediocre.
-Puede ser, sin embargo fuimos nosotros quienes acudimos a él.
-Y él quien quiso dejar de atendernos.
-Eh, estoy mareado,  ¿quién hace de entrevistador?
-Yo.
-Okey, comencemos. Pasaron tres años de la última entrevista y nada cambió. Continúo en el mismo tedioso trabajo, sigo escribiendo sin ideas previas, sigo sin poder dedicarme a tiempo completo a esto, sigo sin corregir los escritos y sigo sin ser un escritor reconocido, todos los puntos de la anterior entrevista completos y respondidos. Listo. Ahora preparemos la comida para tú ya sabes.
-Bueno, vayamos por partes. Yo creo que es meritorio que puedas seguir escribiendo sin importar tu situación actual.
-Si si si, es muy aburrido esto. ¿Terminamos?
-Estás sin ganas, hablemos de eso.
-¿De qué querés hablar? En tres años solamente pude publicar un libro más. Eso fue todo mi logro.
-Pero por lo menos llegó a las librerías, yo lo vi en varias y eso es muy meritorio.
-Si, yo que sé. Fue lindo verlo, por lo menos al principio. Ver una tapa verde agua apoyada sobre un anaquel en lugares de poco reconocimiento junto a un libro olvidado de una mujer muerta hace medio siglo no es un gran logro.
-Bueno, no te conformás con nada.
-Es que ES nada.
-Pero publicaron cuentos tuyos en la radio, en varias incluso. Gente famosa leyó tu nombre al aire.
-Y no sabés como explotó la página. Miles y miles de visitas inmediatas. Entrevistas, llamados, notas, toda una celebridad.
-Dale, no seas exagerado. Estás muy enfocado en lo negativo.
-Y vos en lo positivo. Deberíamos cambiar los roles, entrevistado y entrevistador ya no sirve, mejor pesimista y optimista, siendo yo lo primero y tú lo segundo.
-Entonces, ¿haber publicado un nuevo libro, el cuarto de tu autoría, haber sido leído en radio nacional y haber sido premiado en concursos literarios no te alcanza?
-¿Por qué alcanzaría si no me trajo ningún beneficio? Sigo en el mismo lugar que hace tres años atrás.
-Bueno, eso es en parte porque te dedicaste más a tu vida que a la escritura en este tiempo.
-Si, puede ser.
-Digamos, la cuarta y quinta entrega de «Relatos de humor pensante» ya las tenés completas, al igual que la segunda parte de la novela.
-Pero no tengo ni un solo centavo como para publicar todo eso. Ya sabés el por qué, ya sabés la terrible situación que vivimos.
-Si, lo sé, pero eso ya pasó y ya vas a encontrar la forma de publicarlos. La vida da misteriosas vueltas y nunca vas a poder predecirla, nunca olvides que la realidad supera a la ficción.
-La realidad realmente nos superó. Nos superó y nos puso chinches en el camino para que nos fuéramos a la mierda.
-Me refiero a que la inventiva está intacta. Algunos de tus cuentos, de nuestros cuentos, son realmente muy buenos y además, ya estamos llegando a las doscientas historias escritas.
-No tantas. Estás contando borradores aún no publicados e historias de más de una entrada. Creo que en total serían unas ciento cincuenta historias distintas.
-ES UN MONTÓN.
-Si, yo que sé.
-Dale, mirá todo lo que lograste. Mantenés tu capacidad de inventiva, a pesar de los golpes de la vida seguís siempre con una sonrisa y con buen humor.
-Los golpes de la vida. Eso si fue duro.
-Ya está, lo que pasó, pasó.
-Y me cuesta superarlo. Nos cuesta superarlo. Esfuerzo, esfuerzo de una vida, perdido, todo perdido. Injusto ser noble en esta vida, injusto ser justo.
-Lo sé y te entiendo. Creo que somos los únicos que nos entendemos. Pero hay que ser bizarro, por tu sabés.
-Bizarro, valiente, gallardo, valeroso. Un hombre bizarro es un príncipe de cuentos, que desafía al mal.
-¿Entonces?
-Nada, que estoy fastidiado que destruyan su significado en todos lados y que para el mundo hispano parlante solamente signifique raro y extraño en lugar de valiente y gallardo.
-¿Por qué te molesta tanto que usen el significado anglosajón?
-No sé. Será que me estoy volviendo viejo. Recordá que en estos tres años pasaron muchas cosas.
-Si, motivo por el cual deberías cambiar tu pesimismo. Recordá el flor de viaje que hiciste en tu luna de miel. Pocas personas son las afortunadas para eso.
-Viaje que nunca más podré hacer.
-Nunca digas nunca.
-Pero si ya lo dije. Nunca es nunca. Nos conocemos bien. Un viaje como ese es irrepetible.
-Mejor entonces. Fue un viaje único, recordalo con buenos momentos.
-Me angustia pensarlo.
-¿También te angustia pensar lo que considerás que es lo que mejor te pasó en la vida?
-¿Te refieres a…?
-Si. Así es. Me refiero a él. Por él el pesimismo no debería existir.
-Tienes razón. Hazme un lugar que me sumo a tu optimismo. Por él lo vale todo.

Mi bebé gateaba por la sala, había agarrado uno de mis libros y me miraba. Sabía que yo lo había escrito y quería mi autorización para chuparlo. Asentí con la cabeza y me sonrió. Ya lo dijo el pediatra, mi bebé es especial, dueño de un cerebro en rápido desarrollo y así lo demostraba cada día. Por suerte esa parte la sacó de tú ya sabes quien.

Cuidarse el culo

-Si no venís conmigo no me lo llevo
-No voy a ir
-Entonces se queda
-¿Y eso por qué?
-¿No vés que se puede llegar a tirar?

El médico y el policía discutían en la calle. Frente a ellos, un joven estaba sentado, un individuo perdido en esta vida con un cerebro consumido y calcinado por el alcohol y otras drogas.

-¿¡Está claramente drogado o borracho y no lo pueden ni siquiera detener!?-exaltó el vecino.
-No, no se puede.
-¿¡Y por qué!?-la indignación de transeúnte era mayor.
-Porque no cometió ningún delito, señor.
-Está borracho o drogado.
-Eso no es un delito, caballero.

No contento con la situación, el peatón sacó su móvil y buscó en Internet, abriendo la primera noticia que encontró y leyó parte de ella:

«Transitar o presentarse en lugares accesibles al público en estado de ebriedad, en la medida en que no ocasione molestias a los demás -situación que debe ser probada- y que no afecte los bienes jurídicos de terceros.»

Esto en referencia a un juez que liberó a un hombre detenido por andar borracho en la vía pública y que ordenó su liberación al no afectar a terceros.

-Este pelotudo sí afectó a terceros, mirá a esa pobre gente. Los conozco hace años y son honestos y trabajadores y ahora ustedes están dejando en libertad a un loco sin cerebro.

-Señor, le sugiero que se calme y se tranquilice.

-¿Qué yo me calme y me tranquilice? ¿Es usted tarado, oficial?

El hombre había caído en la triste y patética trampa que hacen los uniformados. Cortar una discusión obligando a la otra parte a calmarse y tranquilizarse. Su caballito de escape de todas las batallas es castigar al pobre inocente en lugar de asistirlo.
El hombre había entendido y cayó.

-Muy bien, señor. Ahora déjeme que le explique, usted puede pensar y razonar, pero las leyes son así. ¿Son una mierda? Si, pero así son y hay que respetarlas. El hombre es mayor de edad y puede negarse a recibir ayuda médica y estar borracho no es una falta ni podemos detenerlo.

-¿Y para que están ustedes?-preguntó el hombre, ya indignado y con ganas de terminar la conversación con la pared.

-A nosotros nos llamaron y acudimos a la llamada.

-¿Y entonces?

-¿Entonces qué?-repreguntó el oficial.

-¿Cuál es su función?

-Señor, entiendo que esto le indigne, pero esto es así. Usted lo ve ahora, pero nosotros pasamos todo el día, todos los días, acudiendo a llamadas de este estilo y esto -dijo, señalando la escena- fue bastante leve y los damnificados tienen suerte de que el pibe está perdido en la vida y no le haga juicio por daños.

-¿De qué está hablando?

-De eso mismo.

-Entonces, el pelotudo ese le causa todo ese lío a esas personas de bien y encima pueden salir perdiendo.

-Así es. A ese pibe no le vas a sacar ni un peso por la reparación que hay que hacer. Y le repito, usted lo ve ahora, en este caso. Nosotros lo vemos todo el tiempo.

-Entonces ya tienen todo resuleto-dijo el hombre, con una falsa sonrisa, dando por concluida la conversación y volviendo a cargar las bolsas con las compras del supermercado.

El sol bajaba y los uniformados completaron sus formalidades de actas y partieron, para ellos un trámite, para el dueño del negocio un costo que podía ocasionar el cierre.
El triste dueño dedicó sus últimas fuerzas del día a limpiar y barrer los vidrios, procurando cerrarlos bajo una protección muy detallada del contenido así nadie se lastimaba. A pesar de lo ocurrido, su cabeza se enfocaba en que nadie sea lastimado por fragmentos y astillas remanentes.
Luego colocó un cartel visible anunciando un lamentable cierre temporal por arreglos.

-o-

¿En qué nos convertimos? ¿Qué somos? Cada uno vela por su trasero, no existe la ayuda al prójimo ni el interés por el otro. Los médicos de la ambulancia no trasladan al herido porque si se tira de la unidad es responsabilidad de ellos. Los policías no lo ponen en cautiverio y ni siquiera le toman los datos porque si lo hacen se involucran y ya son responsables, solo vienen labran el acta y ordenan a las víctimas que se tranquilicen.
¿En qué lugar vivimos para que no podamos vivir en paz?

¿Acaso hemos perdido la empatía?